Escribiendo Hojas En Un Libro
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Escribiendo Hojas En Un Libro

“Escribir es como mostrar una huella digital del alma” Mario Bellatín,
 
ÍndiceÍndice  GaleríaGalería  Últimas imágenesÚltimas imágenes  BuscarBuscar  RegistrarseRegistrarse  ConectarseConectarse  

 

 En el fondo...

Ir abajo 
4 participantes
AutorMensaje
NOENDLALITER
Admin
NOENDLALITER


Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 31
Localización : Uruguay

En el fondo... Empty
MensajeTema: En el fondo...   En el fondo... Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 8:26 pm

Capítulo 1

– ¿Y bien? ¿Rojo o negro?

Ansiosa, miré al gato que descansaba sobre mi cama, esperando algo, un gesto, una señal, cualquier tipo de respuesta clara.

Sin embargo, él me ignoró olímpicamente. Frustrada, pasé una mano por mi largo cabello negro.

– ¡Nyx! ¡Es importante! ¿Rojo? –levanté mi brazo derecho, del que colgaba uno de mis vestidos favoritos. ¿O negro? –repetí el gesto con mi brazo izquierdo, pero mostrando otro vestido.

Nuevamente, el maldito felino ni se inmutó. Suspiré.

– No sirves para nada... Bueno, será el rojo. Pero después no vengas a contradecirme, ¿eh?

Solté una risita, negando con mi cabeza. Sólo yo le pedía consejos a un gato, ¡a un gato!

Aunque... ¿podía recurrir a alguien más? No realmente.

Empecemos a contar con los dedos, ¿sí?

María, mi madre... una mujer recién casada, que sólo tenía ojos y oídos para su nuevo marido. Éste, por supuesto, tampoco era una opción porque, en primer lugar, es hombre y, en segundo lugar, no lo soportaba. Siempre haciéndose el padre de familia, aún sabiendo que yo nunca lo aceptaría como tal. No, mi padre había muerto dos años atrás, pero seguiría siendo mi único padre y nunca sería reemplazable. Claro que, al parecer, María no estaba de acuerdo conmigo.

Por último, Mía. Aunque sólo tenía cinco años y yo la adoraba con locura, no la dejaban pasar mucho tiempo conmigo porque, según El Usurpador (como me gustaba llamar a mi padrastro), yo era una mala influencia para ella.

"Eres demasiado negativa y problemática", "¿a quién saliste tan complicada?", bla, bla, bla...

No era tan mala, en realidad.

Suspirando, guardé el vestido negro y dejé el rojo sobre la silla de mi escritorio, para luego caminar hasta mi cama, empujar a Nyx de un manotazo y acostarme.

– Espero que la situación no se te vaya de las manos esta noche, Mariana... –me susurré, conteniendo otro suspiro.

Divagué un rato, repasando el atuendo que usaría unas horas más tarde, hasta que un grito me sobresaltó.

– ¡MARIANA, BAJA A CENAR! –la "dulce" voz de María llegó a mis oídos, provocándome un leve escalofrío.

Insultando en voz baja, me levanté y bajé por las escaleras, llegando a la cocina y sentándome en la primera silla que encontré.

Ellos ni me miraron. Aprovechando que estaban distraídos, sondeé el sitio en busca de mi hermana menor. No la encontré por ningún lado.

– ¿Mía ya está…?

– Durmiendo –la cortante respuesta de mi madre confirmó lo que yo ya sabía: no sería una cena tranquila.

Una vez que los tres estuvimos sentados a la mesa, empezamos a comer en medio de un asfixiante silencio.

Al rato, El Usurpador levantó su cabeza para mirarme fijamente y preguntar:
– ¿Vas a salir?

– No lo sé.

– ¿Y cuándo vas a saberlo?

Bebí de mi vaso de Coca-Cola antes de contestar.

– Tampoco lo sé.

Él me dedicó una de sus sonrisas falsas.

– Bien, ahora sí estamos tranquilos.

Puse mis ojos en blanco. Siempre era lo mismo, siempre: sábado, hora de cenar, inútil interrogatorio, inevitable discusión.

– Bueno, nadie les está pidiendo permiso –contesté, sin levantar mi tono de voz, como si estuviera hablando del clima. Sabía que se enojarían –. Así que, sinceramente, no me importa si están tranquilos o no –para finalizar, me encogí de hombros y les guiñé un ojo.

– ¿Ya vas a empezar? –mi madre me dedicó una mirada llena de desafío y reproche.

Entonces me di cuenta de que, como siempre, yo quedaría como la mala de la película. "Adolescente rebelde", sólo en cines.

– María, creo que no estás prestando atención. Tendrías que dirigir esa pregunta hacia allá –señalé al Insoportable, o como se llame, con mi tenedor.

Era realmente molesto que, a mis dieciocho años, siguieran tratándome como una niña malcriada. Es cierto que no me consideraba adulta ni responsable, y todavía dependía del dinero de otros, pero tampoco era una inmadura. En fin, ya estaba acostumbrada.

– ¡Eres una irrespetuosa! ¡Siempre te hemos dado todo y, aún así, insistes en comportarte como una-!

– ¡¿Querían saber si iba a salir? –interrumpí a mi madre, levantándome de la silla y golpeando la mesa. Estaba furiosa –. ¡Gracias a ustedes, lo he decidido! ¡Sí, sí voy a salir!

Y, rápidamente, regresé a mi habitación, cerrando la puerta con fuerza (lo sé: no hay nada más cliché que el portazo que finaliza una discusión casera). Esperé unos segundos, atenta a cualquier ruido que proviniera de la planta baja, pero pronto entendí que no subirían a buscarme. Un poco más tranquila, pasé el cerrojo y fui hacia el baño, dispuesta a sumergirme en el jacuzzi y distraerme un rato. Pero me detuve a medio camino, cuando noté que mi iPhone rojo estaba sobre mi escritorio. Volví sobre mis pasos y lo tomé. Tenía que solucionar un pequeño problema.

Me dejé caer en mi cama, haciendo que los numerosos almohadones saltaran y cayeran al suelo. Rápidamente, marqué el único número que sabía de memoria. Unos segundos después, una adormecida voz me atendió.

– Mmm... ¿Hola?

Sin poder evitarlo, sonreí. La voz de Peter, mi mejor amigo, delataba que, efectivamente, yo lo había despertado.

– ¿Se puede saber por qué estabas durmiendo? Sólo Mía se acuesta a esta hora...

– ¿Me estás comparando con una niña de cinco años?

– No, mi vida, para nada...

– Más te vale...

Nos reímos y continuamos hablando por unos minutos, hasta que decidí que ya era el momento de ir al punto de mi llamada.

– Pipi (apodo que utilizaba habitualmente, pero que por supuesto, el odia) necesito que me hagas un favor.

Esperé su respuesta por unos segundos y, cuando iba a preguntarle si todavía me escuchaba, volvió a hablar.

– Lo siento, no presté atención a lo que dijiste después del "Pipi", pensé que me habías confundido con una mujer.

Solté un suspiro, sonriendo.

– PEDRO, cállate y escucha.

– Mandona...

– ¡Peter!

– ¡BUENO, HABLA!

– Hoy es sábado. Eso significa dos cosas, ¿no es así?

Un irritante silencio se hizo presente.

– ¿Pit?

– Ajá...

– ¿Podrías, por favor, responder a mi pregunta retórica?

Él suspiró.

– Si te hace feliz... Sábado: discusión en casa, salida nocturna.

– Exacto. No has perdido tu toque. Como te decía, yo-

– Tú no irás, ¿verdad?

– ¿Te refieres a...?

– Sí.

Dudé un momento antes de contestar. Él sabía todos mis secretos, pero aún me costaba hablar sobre... ciertas cosas.

– No, Mariana no irá... irá Lali.

Se estarán preguntando: "¿Quién mierda es Lali?". Bueno... es una larga historia. Digamos que Lali es Mariana, pero vestida como una prostituta y con una actitud más... desenvuelta. No es necesario que lo entiendan ahora, ya verán a qué me refiero.

– Lo supuse... Bueno, ¿y qué es lo que necesitas?

– Como tú has dicho, he discutido, de nuevo, con María y su esposo de turno. Por lo tanto, no creo que pueda pedirles... um...

– ¿Dinero? ¿Es eso?

– Podría ser...

El silencio volvió, haciéndome pensar que me colgaría la llamada. Por eso, nunca esperé oír la carcajada que Peter dejó escapar.

– ¡Por supuesto! Sabes que no hay problema, Mar.

– ¿E-En serio? –tomé aire, dándome cuenta de que había dejado de respirar por unos segundos –. ¡¿Por qué tardaste tanto?

– Me gusta hacerte sufrir –levanté una ceja ante su simple respuesta.

– JA-JA, ¡qué simpático! –no estaba enojada, obviamente. Creo que estaba un poco (bastante) embobada por la risa de mi mejor amigo.

– Pero con una condición –aclaró, de repente, haciéndome saltar de la cama –. Yo te llevo.

– ¿Lo qué?

– Que yo te llevo. En serio, ¿crees que podría dormir tranquilo, sabiendo que mi mejor amiga se va por ahí? Especialmente si estás en la "fase Lali". Los hombres son como lobos que-

– Me saltarán a la yugular al menor descuido. Lo sé, lo sé –completé yo, riendo ante la seriedad de Peter –. Bueno, me encantaría seguir hablando contigo, pero tengo que prepararme. Nos vemos dentro de un rato, ¿no?

– Por supuesto, hermosa –y colgó.

Demasiado entusiasmada, me levanté de un salto y fui, ahora sí, hacia mi baño. Era un sitio que me encantaba. Por si todavía no se dieron cuenta: sí, mi familia era adinerada. "Mi familia", dentro de la cual yo no me incluyo. Eso está claro, ¿verdad? Tal vez me digan que soy interesada y, honestamente, lo soy. No puedo negar que aprovecho el dinero que gastaron y gastan en mí, porque... ¿quién no lo haría? ¿María Teresa de Calcuta? Por eso, no tuve problemas en aceptar una de las habitaciones más grandes de la casa (que algunos insisten en llamar "mansión"), con baño privado incluido. Dicho baño era algo así como gigante, decorado muy a mi estilo (es decir, con imágenes de chicas de los '50 por todos lados. No puedo evitarlo, ¡amo a las pin-up!), y poseedor de un hermoso jacuzzi, entre miles de cosas más.

Como no quería demorar mucho, tomé una rápida ducha y salí directo hacia mi vestidor. Prendí la luz y, en menos de cinco minutos, ya había elegido el abrigo, los stilettos y los accesorios que iba a usar.

Una hora después, totalmente lista, me paseaba por la habitación. Al pasar por un gran espejo que me habían traído de no sé dónde, me detuve a observarme con atención. Siempre fui muy perfeccionista.

Primero: vestido rojo, muy corto y apegado a mis curvas, medias de red, altísimos stilettos negros. Bien.

Segundo: tapado negro, diversos collares y pulseras. Muy bien.

Tercero: mi rostro. Siempre me gustó resaltar el color de mis ojos usando sombras realmente oscuras. Labios rojos como la sangre, resaltando los perfectos y blancos dientes que mi madre tanto se había empeñado en arreglar (sí, era dentista, entre otras cosas...).

Cuarto y último (pero no menos importante): mi cabello. Quería lograr una imagen sensual y natural, así que lo alisé, dejándolo suelto. Me gustaba el efecto de cascada y, además, lo tenía larguísimo, cosa que amaba.

Finalmente, sonreí.

Lali estaba lista para atacar...

Volver arriba Ir abajo
http://www.twitter.com/NoTeDigoAdiosCA
verO,
Admin
verO,


Mensajes : 87
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 29
Localización : Vigo - España

En el fondo... Empty
MensajeTema: Re: En el fondo...   En el fondo... Icon_minitimeMiér Ago 24, 2011 7:58 am

Suena vien la nove Smile
Espero el próximo cap!


verO,
Volver arriba Ir abajo
http://twitter.com/vero_goimil
Essponjita
Miembro nuevo
Essponjita


Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 18/08/2011

En el fondo... Empty
MensajeTema: Re: En el fondo...   En el fondo... Icon_minitimeLun Ago 29, 2011 12:08 am

Interesante el primer cap, me gusto.
Espero otro, un beso.
Volver arriba Ir abajo
karengiselem
Miembro nuevo
karengiselem


Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 29
Localización : Buenos aires, Argentina

En el fondo... Empty
MensajeTema: Re: En el fondo...   En el fondo... Icon_minitimeLun Ago 29, 2011 2:12 am

Me gusto mucho el primer cap
espero el proximos
Smile
Volver arriba Ir abajo
Contenido patrocinado





En el fondo... Empty
MensajeTema: Re: En el fondo...   En el fondo... Icon_minitime

Volver arriba Ir abajo
 
En el fondo...
Volver arriba 
Página 1 de 1.

Permisos de este foro:No puedes responder a temas en este foro.
Escribiendo Hojas En Un Libro :: Novelas :: Novelas :: Laliter-
Cambiar a: