Escribiendo Hojas En Un Libro
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“Escribir es como mostrar una huella digital del alma” Mario Bellatín,
 
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 ¿Quien soñó en tu almohada?

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Carlita
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Carlita


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MensajeTema: ¿Quien soñó en tu almohada?   ¿Quien soñó en tu almohada? Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 12:53 pm

-Hasta mañana muchachos-saludaste como todos los días a las nueve de la noche a tus compañeros del local de electrodomésticos para el cual trabajabas.

Aspiraste el aire de la calle sintiendo como poco a poco desaparecía la presión que se te ejercía en el laburo, todos los días era entrar a las nueve de la mañana colocarse el uniforme e inventar la mejor sonrisa que uno tenía para esperar que alguna persona ingresara y hacer lo mejor que podías para convencerla de que debía comprar algo.

Había días en los cuales no se lograba vender nada y ahí aparecía lo que más odiabas de tu trabajo, el reproche del gerente por no hacer lo imposible para obtener ventas y un discurso interminable.

Pero te olvidaste de eso al recordar que estabas a tan solo quince minutos de estar con la persona que más te llenaba en tu vida, volviste a aspirar un poco de aire y cuando sentiste que tus pulmones estaban llenos de eso lo fuiste liberando todo, cinco minutos después ibas tarareando una canción hasta llegar a tu auto y ponerlo en marcha. Ella te esperaba y vos la extrañabas.

Abrí la puerta y te abrace…
Y supe que jodiste todo…
En tu cuello está delatándote,
El perfume de un extraño…


-¡Elu llegue!-gritaste luego de dejar las llaves sobre un cenicero que reposaba sobre una banqueta al lado de la puerta.

-¿Eli?-preguntaste al escuchar unos ruidos extraños provenientes de la habitación que compartían, te quitaste la chaqueta que te cubría del frío cuando andabas por la calle y comenzaste a caminar hacía el lugar.

Golpeaste tres veces para hacer notar tu presencia, volviste a preguntar por ella y lo acompañaste con un ¿estas bien? ¿Necesitas ayuda? Estiraste tu mano para tomar el pomo de la puerta pero fue innecesario porque la mujer por la que reclamabas ya se encontraba enfrente tuyo.

-¿Estás bien?-le volviste a preguntar al notarla rara-¿Estas agitada?

-Na…Nada que ver…-te respondió Eliana con dificultad-Lo que pasa es que estaba haciendo ejercicio-y causo mucho tu risa al verla como te representaba los ejercicios que estuvo realizando.

Sonreíste tiernamente tomando sus manos para que rodearan tu cintura y tus brazos rodearon el cuello de ella-Esta bien Peti, no tienes por que demostrármelo…-sentiste la risa nerviosa de ella y más ternura te causo, le diste un beso sobre su cabello y notaste un olor diferente.

-¿Cambiaste de perfume?

De golpe la petisa se separo de vos-¡¿Qué decís?!-te pregunto a la defensiva y vos no entendiste porque-¡Nada que ver Mariano!

-Esta bien-respondiste riéndote-No te dije nada de otro mundo y menos para que te pongas así-acariciaste su rostro, gesto que a ella la tranquilizaba por completo-Ve a preparar la cena mientras me cambio.

Ella sonrió por primera vez en todo ese rato y de dio un casto beso en tus labios para luego desaparecer por el pequeño pasillito, vos te quedaste en tu lugar frunciendo el ceño al reflexionar el extraño comportamiento que estaba teniendo Eliana, tu chica de toda la vida.
Hay ropa que no es la mía,
La radio en otra sintonía…
Es mi corazón desarmándose,
El que ahora se pregunta…

Te sentaste sobre la cama para quitarte los zapatos y las medias que fueron a parar a un rincón de la habitación, luego te paraste para sacarte el pantalón de vestir y la camisa para quedarte solamente en tus boxer azules con rayas amarillas, te lo había regalado la petiza que te contaba a los gritos su día desde la cocina.

Sonreías al escucharla, todo lo relacionada a ella te alegraba la vida y no nada hacía cambiar esa perspectiva, una vez que llegabas a su lado nada importaba. ¡Nada!

-¡¿Y que te dijo Rocío?!-le preguntaste al escuchar un relato donde Rocío se había enojado porque su amiga le había preparado una cita a ciegas, mientras seguías en la conversación. (Léase: si hablar a los gritos se puede llamar conversación).

Dirigiste tus pies hacía una silla que comúnmente siempre descansaba tu ropa de entre casa, tomaste los primeros pantalones que divisaste pero te extrañaron porque no eran tuyos ni de algunos de tus amigos, tenías la virtud de recordar el ropero entero de todos tus amigos.

-Así que le dije: Rocío o vas a la cita o te saco en pelotas en plena calle-sentiste que la voz de ella se acercaba a vos-Y no…. ¿Qué pasa?-se interrumpió sola al ver tu cara de confusión al tener entre tus manos un pantalón y una remera totalmente desconocidas para vos.

-¿De quien es esta ropa?-le preguntaste al colocársela frente a su rostro-Y quiero la verdad.

Eli, como la llamaban todos sus conocidos, comenzó a morderse el labio, señal: de que se había puesto nerviosa, una de sus manos jugueteaba con su pelo, señal: de que no sabía que decir, sus labios comenzaron a balbucear incoherencias, señal: no encontraba explicación perfecta que te convenciera y por último sus ojos se llenaron de lágrimas, señal: te callo la ficha.

-¡¿Eliana de quien es esta ropa?!-le preguntaste ya exaltado al ver todas sus reacciones.

-Perdón…-dijo en un susurro que te saco de orbita-Perdóname de verdad…

-¡¿Qué?! ¡¿Qué me quieres decir con que te perdone?!
¿Quién estuvo acá?
¿Quién soñó en tu almohada?
¿Quién estuvo acá?
¿Quién durmió en tu cama?

La morocha no pudo más y un fuerte gemido escapo de su garganta junto a las lágrimas que se liberaban, tu rostro estaba totalmente desfigurado, tus ojos se abrían lo más que podían, tu boca la abrías y cerrabas sin poder saber que decir.

De golpe recordaste que tenías la ropa de algún sujeto entre tus manos y con un grito que asusto a Eliana, notaste que se asusto porque apretó sus ojos al cerrarlos y con sus manos se cubrió los oídos para no escuchar la santidad de insultos que largabas al aire mientras buscabas tu ropa para cubrir tu cuerpo.

-¡No lo puedo creer! ¡No me cabe en la cabeza! ¡Terminaste siendo una zorra!-gritabas intentando calmar tu dolor-¡¿Por qué Eliana?! ¡¿Decime por que?! ¡Dame una explicación maldita sea!

-¡Perdón! ¡Perdón! ¡Y mil veces perdón!-comenzó a gritarte ella-¿Qué haces?-pregunto despacito al verte ir y venir con tu ropa hasta guardarla en un bolso-¡¿Qué mierda haces Nano?!-grito para que le prestaras atención.

-¡¿Qué pensas que hago?!-tomaste fuertemente sus hombros provocando mas fuerte el llanto de ella.

-Me estas lastimando-e inconscientemente la apretaste más-¡Me estas lastimando!-y al escucharla, al dejar que tus oídos escuchen su voz quebrada por la angustia entendiste que la estabas zamarreando sin importante lastimarla.

-No te vallas-te pidió unos segundos después interrumpiendo tu paso-¡Por favor no me dejes!

La corrí de un empujón haciéndola caer sobre la cama, la mire unos instante y continué con mi camino hasta que por fin había terminado de preparar todo el bolso.

-Antes de irme te pido que por favor me digas-te sentaste en una punta alejada de ella y te intentaste calmar-¿Por qué mandaste al carajo todos estos años de relación?

De reojo notaste como intentaba inútilmente secarse las lágrimas para intentar calmarse y poder hablar sin que se le cortara la voz, la amabas que te dolía verla llorar y en ese momento estuviste a punto de flaquear para correr a su lado a consolarla pero una voz en tu interior te recordo que te había engañado, que había destruido seis años de relación.

-Sinceramente no se por que lo hice…-todavía tenía la mirada gacha y sus manos jugueteaban con su remera-Lo conocí en el gimnasio y él todos los días que me veía sola se me acercaba para tirarme onda…-tus ojos se cerraron ante el odio que te genero escuchar eso-Yo siempre le recordaba que tenía novio y que estaba locamente enamorada.

-No parece-acotaste sin poder evitarlo, ella se giro para verte y se acerco rápidamente hasta quedar detrás de ti, por que vos le dabas la espalda no la podías ver a la cara.

-Te juro que se lo decía siempre pero hace unos días atrás nosotros tuvimos una pelea y yo estaba mal, estaba enceguecida por la bronca que me generaba no tenerte conmigo-porque cada vez que peleaban vos te retirabas a tu departamento de soltero hasta que todo se calmara-Y ese día, Benjamín-y el hijo de su madre obtuvo un nombre-Apareció, hizo lo de siempre se me acerco me tiro onda y yo ese día necesitaba desquitarme de alguna manera…

Al escuchar esa última oración te levantaste de golpe y con más odio en tu mirada y mas dolor en tu corazón la miraste sin entender nada.

-¡Si necesitabas desquitarme me hubieras ido a buscar para gritarme!-tomaste la remera del susodicho para tirarsela a la cara-¡No irte a encamar con otro!

Eliana volvió a decirte que no nunca tuvo la intención, que el dolor que la dejo ciega en aquella pelea fue quien la motivo a que haga lo que hizo durante tres días seguidos, tres días en los cuales mientras vos trabajabas y te matabas extrañándola, pensándola, ella disfrutaba de un sexo que no se lo otorgabas vos sino que un total desconocido.

-No te quiero escuchar más…-tomaste tu bolso y desapareciste de ese departamento con un golpe seco proveniente de la puerta.
Llegue a mi casa y me acosté,
Y todo fue un cuchillo frío.
Es mi corazón desarmándose,
El que ahora se pregunta…

Media hora después ingresabas a aquel departamento que durante sus años de fiestero fue tu fiel compañero, él sabía cuando te divertías de verdad, cuando te sentías realmente mal, cuando no sabías hacia donde ir ni que hacer. Él era el primero en verte en estado de ebriedad y el último en verte en estado coherente, ese lugar te cuido cuando por las noches llorabas por algo que no te hacia bien, te acompaño en las alegrías por obtener las cosas que querías. En pocas palabras, tu departamento era tu mejor amigo.

Tiraste con toda la furia que tenías por dentro al bolso que contenía toda tu ropa y que fue a parar sobre la mesa del living provocando que los portarretratos que había sobre ella, los cuales eran fotos junto a la persona que menos querías ver en ese momento, se destruyeran en pedacitos como le esta pasando a mi corazón agregaste en susurros.

Desconectaste el teléfono de línea, apagaste tu celular y cortaste la luz para que ningún ruido te molestara, entre oscuras fuiste a tu habitación para tirarte sobre tu enorme cama.

No pasaron segundos de todo que tus ojos comenzaron a despegar todas esas lágrimas que te aguantaste estando frente a ella, lloraste todo el dolor que sentías por dentro.

Te preguntabas una y otra vez que habías hecho mal para que ella buscara consuelo en otro hombre, peor en otro cuerpo.

-¿Cómo hago para seguir sin Eliana?-preguntabas al aire buscando una respuestas-La amo tanto que no me entra la idea de no tenerla nunca mas a mi lado.

Eran seis años juntos a ella que ahora se iban por la basura, no podías soportarlo no creías poder hacerlo. Fueron años mágicos junto a ella desde el minuto cero que la cruzaste a la salida de un supermercado y te ofreciste a ayudar con las bolsas que cargaba, diez minutos después intercambiaron número y ahí comenzó toda la historia.

Un viernes la invitaste a cenar, el día siguiente ella te invito al cine, durante la semana ambos se invitaron a tomar unos mates a una plaza, los días siguientes empezaron a compartir noches de fiestas, ahí descubriste que eras celoso al verla bailar seductoramente con un tipo desconocido también descubriste en una de las tantas noches que ella era celosa al interrumpirte haciéndote una escenita cuando estabas a punto de ganarte a una mina.

Y como no tardaron en descubrir el sentimiento posesivo que tenían hacia ambos, no paso mucho cuando descubrieron el sentimiento de dolor al verse con otras personas y gracias a esas personas descubrieron que se amaban. Eso sucedió otoño del dos mil seis, ella corrió a vos llorando porque no soportaba verte con la hueca con la que salías, según te había dicho entre sollozos y te confeso que te amaba, que te necesitaba a su lado, tu respuesta recíproca no tardo ni segundo en salir de tu boca porque apenas termino de decirte te amo vos ya la estabas besando desaforadamente.

Para ese recuerdo tu llanto era imposible de parar, extrañabas tantos esos labios carnosos que te volvían loco y ese pequeño pero menudito cuerpo que se acoplaba al tuyo a la hora de hacer el amor, la necesitabas y no sabías que hacer para salir de esta, perdonarla no podías.
¿Quién estuvo acá?
¿Quién soñó en tu almohada?
¿Quién estuvo acá?
¿Quién durmió en tu cama?

Estabas profundamente dormido cuando unos ruidos provenientes de la puerta te despertaron, estabas aturdido no entendías nada, tus ojos te ardían debido al llanto, tus manos tomaron tu cabeza al sentir como cien pájaros locos te torturaban con sus picoteos provocándote un dolor agudo e intenso.

Lentamente entre tambaleos llegaste a la pequeña sala donde notaste un cuerpo, un cuerpo por el cual reclamaste toda la noche y por el cual lloraste al saber que ya había sido tocado por otro.

-No me eches por favor…-te dijo al ver tu cara desorbitada cuando la reconociste…

-¿Qué haces acá?

Ella dejo las llaves sobre la mesita sin dejar de notar los cuadros que posaban rotos y esparcidos por toda la mesa, sentiste como suspiro y acomodándose el cabello comenzó a dar lentos y cortos pasos hasta quedar frente a ti.

-Por favor no me eches de tu lado-cerraste los ojos al sentir el rose de sus manos acariciando tus brazos-Se que me odias, que no deseas verme pero necesito que me regales esta noche.

Te apartaste de ella, la cual quedo petrificada en su lugar con la mirada gacha no tenía el orgullo para mantenerte la mirada.

Comenzaste a mirar a todos lados buscando la solución, ella te estaba pidiendo una noche más, solo una noche y al verla tan frágil tu corazón se estrujo por completo.

-Solo una última noche…-le dijiste provocando que te mirara.

Tus pies emprendieron camino hacia la habitación oscura y detrás tuyos se escuchaban los pasos de ella, estabas nervioso y podías notar que ella también, reíste silenciosamente al comparar esta situación con el día que tuvieron su primera vez, aquel momento estuvo lleno de nervios por ambas partes. Esa noche fuiste vos quien la hiciste mujer.
Solo así otra vez,
Perdido conmigo…
Solo así otra vez,
Perdido conmigo…

Poco a poco comenzaste por retirarle su ropa hasta dejarla desnuda como dios la trajo al mundo, luego entre nervios y vergüenza fue ella la que te comenzaba a desvestir, otra sonrisa se te formo porque era exactamente como aquella primera vez.

La tomaste entre tus brazos y la depositaste sobre la cama con cuidado como si se fuera a romper, tus manos acariciaron su cabello luego se tomaron la diversión de delinear cada rasgo de su cara hasta terminaron el recorrido por cada parte de su cuerpo, ella cerraba sus ojos dejando fluir todas las sensaciones que sentía, sonreías por que sabías que ella estaba disfrutando, conocías su cara de placer seguro que Benjamin no, pensamiento que se te cruzo por la mente e hizo que pararas con todo.

-¿Qué…que…Que paso?-pregunto temerosa de tu reacción, tus ojos verdes la vieron tan indefensa, tan linda y tan tuya que no podías no amarla aunque sea una última vez.

-Nada cariño…-ahora ella sonrío al escucharte decirle una palabra de cariño, tiro de tus manos para que tus labios comenzaran con su protocolo.

La besaste en cada rincón dejando tu huella, dejando la marca de su dueño: Nano Gómez, vos eras el dueño de ese cuerpo. Cuando podías le decías todas las palabras hermosas que sabías que ella la hacían sentir segura hasta que de un momento a otro ella te empujo quedando arriba tuyo y comenzó con su jueguito.

Los gemidos eran la música favorita de los dos cada noche en las que se amaban y esa no era la excepción, tus manos recorrían todo su pequeño cuerpo sin cansarse ni aburrirse, las de ella se enredaban en tu pelo morocho y terminaban haciendo un camino por tu espalda que por momentos terminaba arañada por el éxtasis que sentía.

En medio de la oscuridad dentro de esas cuatros paredes se olían la pasión que provocaba el verdadero amor, sus piernas entrelazadas eran una sola, la cintura y la espalda de ella estaban encadenadas a tus manos, tu pelo y tu espalda estaban encadenadas a las de ella, sus labios estaban pegados y no pensaban despegarse.

De pronto todo se detuvo, lo único que importaba era la unión de sus cuerpos en aquel momento, los ruidos tan fascinantes que provocaban sus cuerpos al chocarse, las gotas de transpiraciones que se mezclaban al final de cada cuerpo, sus rostros de alegría de pasión. Todo lo que hacer el amor lograba en ustedes era lo único que importaba entre ustedes.
¿Quién estuvo acá?
¿Quién soñó en tu almohada?
¿Quién estuvo acá?
¿Quien estuvo acá?
¿Quién estuvo acá?
¿Quién estuvo acá?

El sol que ingresaba sin permiso por la venta que habías dejado abierta la noche anterior te obligo a que te despertaras, quisiste estirar tu cuerpo pero se te fue imposible al sentir unas piernas enredadas con las tuyas y el resto de un cuerpo enredado con el tuyo.

Abriste tus ojos intentando no importarte la molestia del sol y te concentraste en aclarar la visión hasta reconocer a la persona que estaba a tu lado.

-Fue verdad…-dijiste en un susurro al ver a Eliana-No fue un sueño…

-Mm, claro que no fue un sueño-balbuceo la petiza mientras se aferraba más a tu pecho-Fue la noche mas apasionada de toda nuestra vida.

Vos no le respondiste, solamente te volviste acomodar en la cama y dejaste que te encarcelara con sus pequeños bracitos, no tenías ganas de hablar ni de pedir explicaciones solo querías disfrutar y amarla.

-Elu-y ella sonrío al escucharte llamarla de esa manera-No quiero romper el clima de reconciliación-ella te miro con sus ojitos marrones abiertos a la par-¿Qué esto no fue una reconciliación?-y reíste al ver la carita que hizo al apresurarse a afirmar la respuesta antes de que te arrepintieras.

-¿Qué pasa?-te pregunto temerosa.

-Olvidemos todo, comencemos de cero pero antes una pregunta-te pusiste de costado para poder verla a los ojos-¿Quién soñó en tu almohada por última vez?-ella te regalo una sonrisa.

-El hombre de mis sueños…-te beso dulcemente-Nano Gómez ¿lo conoces?-y para que contarte lo que siguió después, solo te digo: si la noche anterior fue la más apasionada, esa mañana fue la más apasionada de todas sus vidas.


Este corto ya lo conocen también pero aqui llego con los verdaderos personajes.
En el otro foro dijeron que Peter perdonaba, bueno en este caso Nano, muy rapido, la verdad si pero no me pregunten porque, porque me salio escribirlo asi xD
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MensajeTema: Re: ¿Quien soñó en tu almohada?   ¿Quien soñó en tu almohada? Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 3:33 am

Que hija de puta Mariana, ¡perdón! Eliana.
Y más encima con el cara de papa ese, tenía que llamarse "Benjamin".

Un tierno Nano -me recuerda tanto a Peter-.
La perdonó enseguida.
Que hombre más perfecto.
Sobre todo fiel, no como ella.
Me gustó mucho.
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MensajeTema: Re: ¿Quien soñó en tu almohada?   ¿Quien soñó en tu almohada? Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 11:39 am

A mi me hacen acordar a jazmin y tacho.
El pobre tacho super pollerudo y tierno y despues,
Jazmin histerica y en la cama de cualquiera.
La verdad es que muy lindo el corto Smile

verO,
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MensajeTema: Re: ¿Quien soñó en tu almohada?   ¿Quien soñó en tu almohada? Icon_minitime

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