Juego de Amantes

Ella, 30 años, graduada de Medicina, especializada en Cirugía.
Él, 32 años, graduado de Medicina, especializado en Pediatría.
Ella, casada con un bombón morocho de ojos verdes y un lunar particular en su mejilla. Además de tierno y dulce, está enamorado de vos hasta los huesos.
Él, casado con una morochita peticita de metro cincuenta, con cabello lacio y largo como a vos te gusta y una boquita que te tiene loco. Además de perfecta y hermosa, ella te ama tanto como vos a ella.


Ella termina su turno bastante cansada y se va directo a su oficina a recoger sus cosas para llegar a casa; pero, antes decide tomar un cafecito que le brinde un poco de energía. Se dirige hacia la cafetería “4D” y se sienta a la mesa; unos minutos después, se dirige hacia la mesa del costado donde ve de espaldas a un chico que trae consigo la revista que estaba buscando. Espera a que termine de leer y se lo pide; su sonrisa le acelera su corazón y se siente nuevamente una nena. Le devuelve la sonrisa y le agradece.

Él, camina hacia casa ya que el laburo le queda bastante cerca. Entra de frente a la ducha y se sorprende al no ver a su mujer en casa todavía. Se cambia y decide salir a pasear por el parque que está a unas cuadras; es algo que siempre hace con su esposa, les gusta caminar sostenidos de la mano mientras conversan. Se sienta en una banca al lado de una chica bastante guapa que le corta la respiración. Lleva una pollera blanca bastante corta y una remera negra con escote en pico. La saluda educadamente y le muestra su sonrisa compradora; ella lo mira profundamente a los ojos y él se siente como la primera vez que se enamoró.

Ella regresa a su casa realmente agotada, se pone su piyama y se echa en la cama intentando no quedarse dormida para esperar despierta a su esposo; pero el sueño la vence. Siente como acarician su mejilla dulcemente y le dan un beso en la comisura de sus labios. Se despierta y se encuentra con esos ojos verdes que ama. “Hola mi amor” pronuncia con voz somnolienta y recibe la misma respuesta por parte de él, mientras se acurruca con ella dentro de la cama y la aferra a su pecho. Ella recuerda esa sonrisa en el café y eso forma parte de su sueño.

Él, se despierta temprano para ir al laburo al igual que su mujer; juntos se duchan mientras hacen el amor sintiendo todo ese amor entre los dos. En el hospital, tiene varias consultas, algunas con nenas tiernas y otras con nenes malcriados por lo que se permite un descanso. Cierra los ojos para relajarse y siente que alguien toca y entra. Se sorprende al ver a la chica del parque en su oficina, le sonríe nerviosa y se sonroja cuando él nuevamente le muestra su sonrisita compradora. Conversan de todo en general mientras ella le hace masajes en los hombros y en la sien. Intercambian chistes y ríen sintiendo como los pechos se llenan de felicidad. Él se ha dado cuenta que ama esa risa contagiosa de ella.


Ella sale temprano porque hoy empiezan sus vacaciones, le provoca ir de compras y le avisa a sus amigas para que la acompañen, pero tienen otros compromisos así que se ve yendo sola. Camina con una sonrisa en el rostro recordando a ese chico que la hizo sentir nena de nuevo y sonríe aún más cuando lo vuelve a ver en la heladería del centro comercial. Esta vez se saludan y se presentan para luego conversar animadamente mientras comen un helado. “Eres muy hermosa” le dice al oído, “Y, vos también” le responde decidida. “Veo que sos casada, qué afortunado tu pareja” le dice y ella le pregunta “Y vos, también sos casado?”, saca su mano que estaba debajo de la mesa y le muestra su anillo dorado. Sonríen sin saber por qué y continúan charlando.

Él, siente como su cuerpo le responde ante las caricias de ella, mientras van subiendo las escaleras hacia su cuarto. “Tu esposa está?” le pregunta y él niega con la cabeza para seguir despojándola de su ropa mientras deja besos en todo su rostro y disfruta cuando se apodera de su boca. La mira a los ojos con profundidad y siente como recorre electricidad por su cuerpo; sin dudar un segundo más le quita su última prenda y ella hace lo mismo con él. Se hacen uno y sienten que pueden tocar el cielo con la punta de los dedos.

Ella, no quiere dejar esos labios que siente que son su adicción; lo besa con pasión entrelazando su lengua con la suya. No es la primera vez que están en esta situación por lo que de frente van a su cuarto para seguir besándose y quitándose las prendas hasta quedar como Dios los trajo al mundo. Se separa unos milímetros de su boca, roza su nariz con la suya y deja un beso dulce en su mejilla algo que hace que ambos sonrían. Hacen el amor y caen exhaustos, ella abrazada a su pecho.

Él llega a casa después de hacer las compras de la casa y la ve a ella desnuda y enredada entre las sábanas de su cama. Se acerca a ella y deja un beso dulce en su cabello, suelta una risita y se dirige hacia la cocina para guardar las cosas. Prende la televisión para ver su deporte favorito, rugby, mientras espera que ella despierte. A los pocos minutos alguien tapa sus ojos y deja un beso en su mejilla. Él pregunta: “Sos mi amante o mi mujer?”, “Adiviná” le susurra ella en su oído.

lo amé literalmente