Tomar de la mano

Tema: Tomar de la mano Vie Sep 02, 2011 12:46 am

Tomar de la mano

'Acción de jurar que vas a estar siempre.'- Victoria, 15. Chile.
'Un pequeño detalle.'- Lucero, 16. México.

Prólogo

Y tal vez, si en ese momento me hubieran dado a elegir, habría elegido vivir. Solo talvéz, hubiera preferido que ese no fuera mi último exalar. Quizás hubiera preferido mantener mis ojos abiertos y ver el amanecer de un nuevo día. Tal vez, podríamos haber continuado la vida juntos. Pero eso no sucede, nadie te pregunta nada.
Es por eso que me conformo con que en esos últimos latidos, esos últimos respiros, hayas sido tu quien haya tomado mi mano.

¡Hola! Vuelvo con esta nueva idea, una historia muy linda que va tomando forma en mi cabeza. No es taaan dramatica como parece, las que me conocen saben que ni yo soporto mucho el dolor. Pero les prometo que les gustará. Todas las citas que hay antes de cada capitulo son reales, no las invento yo. Se las pido a la gente vía twitter jaja.
Primer capitulo si hay comentarios, si no, fue un gustaso.
Las ama, as always.
Sofía.

Tema: Re: Tomar de la mano Vie Sep 02, 2011 1:35 am

Se ve interesante, quiero leer el primer capitulo, aunque aqui hay muchas lectoras fantasmas Sad

Ojala la subas Smile

Tema: Re: Tomar de la mano Sáb Sep 03, 2011 3:24 pm

yo la voy a leer Smile

Tema: Re: Tomar de la mano Dom Sep 04, 2011 12:02 pm

I

Casualidad.
'Las casualidades no existen, son todas señales que nos da el destino. Nunca se deben desperdiciar esas "casualidades" de la vida.'- Tamara, 14. Argentina.

Juan Pedro volvió a tomar una de las pesadas cajas, y haciendo caso omiso al dolor de su espalda, la arrastró hasta la entrada trasera del hospital, donde otro de los chicos esperaba para transportarla adentro. Se limpió la transpiracion de la frente con el dorso de la mano y por doceava vez esa tarde se preguntó que demonios hacía allí parado.
Por el dinero, lo haces por el dinero. Se repitió a sí mismo mientras se apuraba con las últimas dos cajas. Se imaginó en su próximamente nuevo Volvo recién comprado, sacando a pasear chicas y saliendo con sus amigos. Pero para llegar a eso, tendría que pasar el resto del verano trabajando en el hospital de su tío. Quiza, con un poco de suerte, le fueran asignados trabajos faciles, como pasear abuelitos por los pasillos, o jugar con algún par de niños, algo que él considerara sencillo.
Pero casualmente esa vez la suerte no estaba de su lado, no cuando su tío lo llamó a su despacho.
-Tengo su tarea de los próximos dos meses.- Anunció Darío Lanzani, dueño de una de las cadenas de hospitales más reconocidas del pais. Peter se encogió automaticamente ante el anuncio, por más que el tono de su tío no fuera distinto al que se usa cuando se refiere al clima.
-Lanzani.- Pronunció luego de una larga lista de nombres.- Trabajaras en la zona C. Junto al señor Sierra y al señor Dalmau.- Completó entregandoles a los tres hojas llenas de cuadros que parecían ser sus horarios. Por casualidad te tocó con Agustín, tu mejor amigo desde que tenías memoría. Chocaron manos, satisfechos con saber que como mínimo no estarían solos.
- Ahora, vayan. Busquen a Daniela Aitta. Ella les dará la bienvenida y algunos útiles que les ayudarán con la limpieza.- Completó Darío, hundiendose en el gran libro de cuentas que tenía frente a él, como si hubiera terminado con un tramite cualquiera.
¿Limpieza? Se preguntó Peter, claramente desanimado.
Introduciendose entre ellos, nuestro morocho y sus dos compañeros de trabajo salieron de la oficina camino a donde se les había indicado, y al llegar ya sabías lo basico del nuevo, ademas de lo de tu amigo. Agustín Sierra, 22 años. Estaba allí por lo mismo que tú, aunque eso ya lo sabías, el dinero que sacarían de esto. Gastón Dalmau, 27. Era su quinto verano allí, pero como voluntario. Habías escuchado que había un grupo de jovenes que iban de voluntarios, pero no lo habías creido. No te imaginabas a alguien que por gusto trapeara los pasillos de un hospital.
-Yo lo hago porque es una buena experiencia. La verdad, siempre me había tocado trabajar con niños, hasta ahora que me trasladaron a la zona C. Igual, siempre lo paso bien. Ya verán que el verano se les pasará rapido.- Aclaro su nuevo compañero cuando le preguntaron, hundiendose de hombros y con una sonrisa que, descubriste mas adelante, pocas veces abandonaba su rostro.
Daniela Aitta era una chica mayor que Peter, seguramente de la edad de Gastón. Los saludo como si los conociera de toda la vida y les dio una pequeña charla de bienvenida a los no mas de 10 chicos ahí reunidos.
-Y ahora, tomen todos un trapo de allí. Ese trapo sera su mejor amigo este verano, espero que lo cuiden eh.-
Todos rieron menos Peter, que cada vez menos contento con la tarea asignada tomó con apuro el primer trapo que encontró y se dispuso a buscar por su cuenta la famosa sección C. Deambuló por largo rato intentando orientarse, sin que su orgullo admitiera que se había perdido.
Desde afuera el hospital no se veía tan grande pensó con amargura mientras seguía uno de los largos pasillos.
Levantó la vista para intentar guiarse por los carteles que colgaban del techo cuando impactó de casualidad con algo.
-¡Ay!- Escucho un agudo gemido seguido de un par de impactos. Bajó la cabeza y se encontró con una joven bastante más pequeña que él, ocupada en recoger el par de cosas que se le habían caído al piso producto del choque. Inmediatamente Juan Pedro se arodilló a su lado.
-No te preocupes.- Dijo ella sin mirarlo, terminando de apilar un par de papeles.
-Perdón, no te ví.- Se disculpó él, como buen caballero que era. Se levantó y le extendió una mano, la que ella aceptó sin pensarlo. Y cuando levantó el rostro -porque él le sacaba como mínimo una cabeza- Peter pensó que la chica era bastante bonita, aunque no de su gusto. Igual, podría llevarla a dar un paseo en su auto, se dijo.
-¿Trabajas aquí?- Preguntó rompiendo el incómodo silencio ella, fijandose en que llevaba la polera con la insignia del hospital y en el trapo que sostenía en la mano derecha.
-Solo por el verano...- Sintió la imperiosa necesidad de aclararlo, para no sentirse menos.
-Oh.- Una extraña sonrisa cruzó el rostro de la chica, una sonrisa que él no llegó a entender.- Esta bien. Entonces nos vemos, Juan Pedro.- Dijo mientras se giraba y continuaba su camino.
-¿Como sabes mi nombre?- Le dijo mientras se alejaba. Ella se limitó a girarse y soltar una carcajada, antes de seguir caminando.
Por un segundo el ceño de Peter se frunció, confundido. No la conocía de ni un lado, de eso estaba seguro. No seguro, segurísimo. Se habría acordado de ella. ¿Como podía saber su nombre entonces?
Y fue cuando recordó que esa mañana al le habían entregado una pequeña placa con su nombre, y que el de casualidad la llevaba prendida a la polera a pedido de Daniela. Se sintió bastante estupido, hay que aclarar.
-Eh Peter.- Sintió una voz conocida su espalda y no pudo disimular el alivio.- ¿Donde estabas? Vamos atrasados.- Agustín tomó del brazo y lo obligo a caminar rápido.- Gastón y yo te estabamos buscando.
-Me perdí.- Admitió al fín mientras recorrían otro par de pasillos.
Salieron al jardín y lo cruzaron casi trotando, hasta situarse frente a dos grandes puertas de madera, completamente contrarias al diseño del hospital, pero que quedaban bien situadas entre los frondosos arboles. Sobre ellas, se leía una placa que indicaba que esa era la Zona C. Empujaron una de las puertas y se adentraron en una pequeña recepción, bastante acogedora. Tras el mostrador, una impresionante joven charlaba animadamente con Gastón.
-Al fín llegaron.- Dijo el rubio girandose.- Eugenia, te presentó a los nuevos de limpieza, Agustín y Juan Pedro. Chicos, ella es Euge, la encargada de residencias.
¿Residencias? Se preguntó el joven Lanzani, mientras la rubia se acercaba a ellos para saludarlos.
-Bienvenidos a las residencias.- Dijo con aire de azafata, extendiendo los brazos de forma teatral. Gas soltó una carcajada a su espalda.
-¿Les explicaste las reglas?- Eugenia giró la cabeza hacia su amigo, quien movió la suya negativamente.- Bien. Aprovechen que tienen los trapos y comienzen por trapear el pasillo y las habitaciones. A esta hora casi todos los chicos estan en examenes o talleres, por lo que no tendrán muchos problemas. El ala este- Dijo señalando un largo pasillo.- Es el ala de las chicas, y el oeste, el de los hombres. Les recomiendo que dos se encarguen del de los hombres, estos chicos son un desastre.-
-¿Aquí se aloja gente?- Preguntó Agustín, robandole a Peter las palabras de la boca.
-Sí, aquí se quedan los pacientes con tratamientos indefinidos. También la gente que lleva en coma más de tres meses.- Hiso una pausa para respirar y volvió a su puesto tras el mostrador.- ¿Viste a Pablo, Gas?
-No, no lo he visto. ¿Está aquí?
-Si, vino de voluntario de nuevo.
Juan Pedro se distrajo de la conversación, ya que justo en ese momento las puertas se abrieron, y por ellas apareció una chica alta, delgada y que parecía sacada de un catalogo. Tenía puesto un delantal con la misma insignia de la clínica y traía unas maletas.
-¡María!-
Gastón se adelantó y tomo las pesadas maletas.
-Hola, chicos.- Les dirigió una mirada cariñosa a los dos nuevos.
-Ella es María, es enfermera.- Aclaro Eugenia viendo como los otros dos quedaban embobados frente a su amiga. Novatos pensó con humor para si misma.- Eh, ¿De quien son esas maletas? -Preguntó refiriendose nuevamente a la escultural rubia.
-Son de una nueva chica, es residente.- María volvio a tomar ambas maletas.
Eugenia tecleó un par de cosas en la computadora.
-Eh, si así son todas por aquí este no será tan mal verano...- Susurró a Peter su mejor amigo, sacandole una poco disimulada carcajada.
-Ah, si la tengo. ¿Mariana Espósito, no?- Volvió a hablar Eugenia, haciendose escuchar.
-Aquí.- Se escuchó al tiempo que volvían a abrirse las puertas.
Una morocha bajita apareció entre ellas y a Peter no le tomó mucho reconocer a la chica con la que había chocado apenas unos minutos antes. Paso junto a él sin mirarlo y se instalo frente al mostrador, entregando unos documentos y recibiendo un par de llaves de mano de la rubia recepcionista más algunas indicaciones que los demas no alcanzaron a escuchar. Despues se dirigió a María, quien le indicó que la siguiera. Volvieron a pasar junto a él y esa vez ella si se fijó en la presencia de nuestro morocho y dirigiendole una pequeña sonrisita algo burlona, entró por el pasillo hacia la que sería su alcoba. El tramite no duró mas de cinco minutos, en los cuales a pesar de las conversaciones de sus compañeros Pedro no pudo despegar la mirada de ella. Si lo pensaba bien, no era mucha casualidad que la chica con la que había tropesado resultara ser alguna paciente de la clínica. Lo que sí podía contar como casualidad era que fuera residente justo de la zona a la que el estaría asignado todo el verano.
-Y bueno, ¿Quien se encarga del pasillo de las chicas?- Preguntó Gastón, interrumpiendo sus cavilaciones.
-Yo. - Dijo rapidamente Juan Pedro, tomando su trapo y arrastrandolo hacia allá sin dejar que Agustín, quien seguramente quería el puesto, pudiera refutar.
Si las casualidades los habían llevado al mismo edificio ¿Para que terminar con ellas ahora?

Tema: Re: Tomar de la mano Lun Sep 05, 2011 4:23 pm

carli masssssssss porfis