Escribiendo Hojas En Un Libro “Escribir es como mostrar una huella digital del alma” Mario Bellatín, |
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| Destino (Lalipittense) | |
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Autor | Mensaje |
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Florr Miembro nuevo
Mensajes : 18 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 30
| Tema: Destino (Lalipittense) Vie Ago 19, 2011 3:34 pm | |
| Introducción
Cuando el destino te juega mala pasadas solo tenés que cerrar los ojos con fuerzas y pelearla. A ustedes, con dieciocho años, les tocó aprender a saltar muchas piedras y lo hicieron, siempre tomados de la mano, y lucharon contra viento y marea para al final, ser felices.
Capítulo uno - Egresados
Con una sonrisa te levantaste de esa larga siesta que habías decidido darte, necesitabas estar bien descansada porque esa noche iba a ser muy larga, esa noche iba a estar recargada de alegría y melancolía, esa noche era la noche de tu graduación. Después de ducharte, peinarte y maquillarte te enfundaste en ese vestido negro que habías elegido junto a tu madre, colocaste tus zapatos también negros y te miraste varias veces en el espejo, te encantó el resultado. Conforme con tu imagen bajaste las escaleras y allí te encontraste a tus padres, tu hermana y tu novio, sonreíste tontamente al ver a éste último y con esa misma sonrisa te acercaste a él. -Hola – dijiste susurrando mientras lo abrazabas por el cuello -Hola mi amor – te saludó y besó tus labios, con todo el amor que te merecías, con todo el amor que se tenían – Estás muy linda vos, ¿me tengo que poner celoso? – dijo separándote solo un poco para poder verte mejor -Mmm no, solo estoy así para vos – le dijiste con una sonrisa tonta, él te respondió de igual manera, para después besar cortamente tus labios -Ay, basta empalagosos – se quejó tu hermana y vos reíste en sus labios para después separarse -¿Pueden dejar de hacer eso? – preguntó tu padre con el mentón duro, vos reíste, él era celoso por naturaleza, y vos amabas que tu padre sea tan cuida con vos -Perdón papi – le pediste mientras te tirabas a sus brazos y lo llenabas de besos, él feliz de que lo hagas, siempre tuvo ese miedo de que lo dejes abandonado por tu novio. -¿Vamos? – preguntaste después de dejar en paz a tu padre -No, primero fotos – y era obvio que tu mamá iba a querer retratar el momento en que su hija mayor se graduaba del colegio, vos eras su gran orgullo.
Llegaste al gran salón donde se festejaría tu graduación, el de tus amigos, y el del resto de los chicos que cursaban sexto en tu colegio. Saludaste a todos los presentes con un beso en la mejilla y con un efusivo abrazo a tus amigos. -¿Están nerviosos? – preguntaste con una sonrisa nerviosa e histérica, querías que llegue ya ese lindo momento de ser una graduada, aunque alguna parte de tu corazón no lo quería, amaste cada uno de tus años en ese colegio, los disfrutaste a todos, y te llevabas el mejor de los recuerdos, y también las mejores personas. -No, quiero que termine todo esto y FIESTA – y claro que Nicolás era el que hacía semejante comentario, a pesar de tener novia, a él le encantaban las fiestas -Podrías ser un poco más sensible ¿no? ¡Terminas el secundario! Nos vamos a separar todos, sos un tarado Nicolás – dijiste molesta -Ay Mariana, no dramatices, nos vamos a seguir viendo -Pero con menos frecuencia – retrucaste -Ay mi queridos amigos – intervino Candela posando un brazo en tu hombro y otro en el de Nicolás – Si hay algo que no voy a extrañar, es escucharlos todas las mañanas discutir – porque a pesar de que Nicolás era tu mejor amigo, siempre peleaban por cosas insignificantes -Nadie lo va a extrañar flaqui – dijo tu novio negando con la cabeza al tiempo que se mordía el labio inferior, vos y Nicolás solo hicieron hombritos y miraron para otro lado. Cuando la organizadora de todo les anunció que era el momento en que ustedes entren, se acomodaron cada uno con su respectiva pareja, esa que habían pactado meses antes. Tomaste el brazo de tu novio quien te regaló una sonrisa, y así posaron para un par de fotos y entraron al gran local, para sentarse en unas sillas que había en un escenario, allí presenciarían la ceremonia y allí les entregarían sus diplomas más tarde.
Todo sexto año de la generación dos mil diez ya era egresada, cada uno había recibido su diploma y ya habían sido besuqueados por toda su familia. La fiesta ya había comenzado y los padres habían sido desalojados, esa fiesta era solo para adolescentes en busca de descontrol, no querían para nada que sus padres los estén vigilando. Con un vaso de vodka con naranja te dirigiste hacia donde tus amigas bailaban en algún lugar de la pista, llegaste a ella y te moviste al ritmo de la música, haciendo esos movimientos tan tuyos, esos movimientos que volvían loco a cualquier hombre, pero en especial a uno, a tu hombre. -No podes bailar así – se quejó en tu oído mientras te tomaba de la cintura, vos diste un pequeño salto por el susto y después reíste. -Puedo si, porque logro lo que quiero, mira, vas a bailar conmigo – dijiste después de girarte y poner tus brazos alrededor de su cuello. Bailaron un buen rato mientras reían de algún compañero que ya su cuerpo no toleraba más alcohol, también mientras se robaban un par de besos y se mimaban. Amabas estar con él porque lo amabas a él, era una de las personas que más feliz te hacía y eso te encantaba, porque veías que él se esmeraba en hacerte sentir feliz, en cuidarte y en hacerte sentir cuanto te amaba. -Amor, vamos con los chicos – pediste y él negó - ¿porqué no? – le preguntaste con una sonrisa tierna mientras le acariciabas la mejilla, aún sin dejar de bailar. -Porque no, quiero estar solo con vos – y te apretó más a su cuerpo -¿Sabes que te amo mucho mucho muchísimo? – le preguntaste acariciando su nuca y despeinando esos poquitos pelos -¿Tanto? -Eso y mucho más -Mmm yo también chiquita – te susurró sobre tus labios para después besarlos con todo el amor del mundo
-Perdón tortolitos que los separe, pero me mandaron a llamarlos, estamos todos afuera – los interrumpió la morocha de hermosos ojos claros, Daniela. -Dani deciles que no nos encontraste – pidió tu novio abrazándote más fuerte, si eso se podía. -Vamos gordo, dale, es nuestra fiesta de graduación, tenemos que pasar con ellos – le dijiste abrazándolo. -Dale Pedro, después te la llevas a un telo y hacen todo lo que quieras -¡Daniela! – gritaste alarmada -¿Qué te quejas? Tiene razón – dijo tu novio con una pícara sonrisa y vos solo mordiste tu labio mientras negabas con la cabeza. Tomaste la mano de tu amiga y la de tu novio y juntos caminaron hacia el patio, donde estaban todos tus amigos tal como Daniela había dicho. -Hasta que aparecen, chicles parecen – se quejó Nicolás -Dejate de criticarlos y aprendé un poco de ellos – dijo Candela abrazada de la cintura de su novio -¡Vos estas loca! Dejanos así que estamos bien – dijo Rocío defendiendo su pareja -Yo no entiendo como pueden estar juntos, ¡ni se abrazan casi! – se siguió quejando la flaquita -Cande, amor, cada uno se demuestra el amor a su manera ¿si? Deja que ellos hagan de su pareja lo que quieran – dijo Pablo acariciando todo el largo pelo de la flaquita. -Okey, ¿y cual era la necesidad de venir acá? – preguntó tu novio quien nunca se despegó de tu cintura -Compartir el momento amor, no seas malo – le pediste mirándolo severamente, el solo bufó e hizo hombritos -Sos tan pollerudo – dijo entre risas Agustín y el resto le siguió, inclusive vos, que te ligaste una mirada no muy linda de su parte. -Basta, no peleemos – dijiste intentando reprimir una risa - ¿Qué vamos a hacer en las vacaciones? Con esto de la graduación no hemos pensado nada -Verdad, ¿les parece Mar del? – propuso el cachetón del grupo, Agustín -Tendríamos que alquilar casa – dijo Dani mirando un punto fijo -Carpa, es mucho más económico – dijo Victorio con simpleza -¿Carpa? – preguntaron todas las mujeres, era sabido que ustedes se iban a oponer -¿Qué les va a hacer una carpa pequeñas saltamontes? No las come – dijo Nicolás riéndose -Ni loca, es super incómodo. Soña – Candela habló por todas -María, vos también estás invitada, así que opina – le dijiste a tu amiga de largas piernas, lo cierto era que María de a poco iba entrando en tu grupo, inicialmente era solo tu amiga, sus padres y los tuyos también lo eran. -¿Bahía Blanca? – Dijo Peter quien tenía su mentón apoyado en tu hombro – Allá está mi casa, no hay las camas suficientes, pero al menos hay baño, cocina y desparramamos colchones -Esa me gusto – dijiste vos con una sonrisa, siempre te gustó Bahía Blanca -Entonces, Bahía Blanca Arreglaron cada uno de los detalles del viaje que harían enseguida de las fiestas y después comenzaron a separarse de nuevo, algunos se quedaron en parejas, otros buscaron con quine pasar la noche. Vos y Pedro, hicieron lo que antes él le había dicho a Daniela que iban a hacer. Caminaron un par de cuadras por las calles de Pergamino y llegaron a ese telo que iban de vez en cuando, se sonrieron y entraron, para después de un montón de besos y caricias terminar rendidos en la cama.
-Amor, ya nos tenemos que ir – dijiste mirando la hora en su muñeca -No, pagamos un ratito más, no me quiero separar de vos – te dijo abrazándote con fuerza -Pero nos tenemos que ir gordo, papá te va a matar si no me llevas a casa -Ay Francisco, Francisco – dijo en un suspiro – Vamos – dijo desganado y vos largaste una risita, pero ninguno de los dos se movió, sino hasta que sentiste tu celular vibrar -¡María! – gritaste, te habías olvidado por completo que tu amiga, se iba a quedar a dormir en tu casa, tu novio te miró y ambos largaron una fuerte carcajada. Hablaste unos minutos con ella por teléfono y te indicó donde tenías que pasar a buscarla, estaba en un bar cerca de tu casa en compañía de Victorio.
-Perdón, perdón, perdón – pediste intentando ocultar tu risa cuando llegaron al bar donde los únicos desayunando eran Victorio y María. -Yo no puedo creer, sos una calentona Mariana ¡me dejaste olvidada! – te dijo escandalizada y los cuatro rieron -Perdón, perdón, no va a volver a pasar – dijiste aún riendo -No, para la próxima busco otro alojamiento -No fue tan grave jirafa, mira la compañía que ganaste – le dijo Peter sonriéndole cancheramente -Si, el único buen amigo, porque entre ustedes y los otros no se con cuales quedarme -Se, buen amigo – dijeron con Peter al unísono, no era nada raro decir que Victorio le tenía muchas ganas a María -Bueno, bueno, ya terminé esto. ¿Nos vamos yendo? – dijo María fulminando con la mirada a los morochos María y vos se despidieron de los morochos, dejándolos solos y hablando de ustedes, como era de esperarse.
Buenooo cambiamos de topic ajaja, ya les dejo el primer capi tambien, espero que les gusteeeee. Lily ya te trajimos a Mais también jajajaja Un beso grandee Flor | |
| | | Ani Miembro nuevo
Mensajes : 4 Fecha de inscripción : 19/08/2011 Edad : 32 Localización : Rosario
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Vie Ago 19, 2011 4:19 pm | |
| me encnato el primer cap! | |
| | | lillyana Miembro junior
Mensajes : 138 Fecha de inscripción : 18/08/2011
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Vie Ago 19, 2011 9:27 pm | |
| WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII asi me gusta todas acá conmigo.jajajjaja para vos tambien va, me la podes adelantar? mi ansiedad me juega pasadas malas.jajajajjaj | |
| | | Florr Miembro nuevo
Mensajes : 18 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 30
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Dom Ago 21, 2011 4:08 pm | |
| Capítulo Dos – Dos rayitas
Tu rostro estaba bañado en lágrimas, no podías ni querías dejar de llorar, el miedo azotaba tu cuerpo, tu alma y tu mente. Caminabas de un lado a otro, sacabas cuentas, recordabas, intentabas recordar bien donde habías fallado y aún no encontrabas la falla. Mirabas el reloj cada cinco segundos y las malditas agujas se negaban a moverse, te sentaste frustrada en tu cama y tomaste tu cabeza entre tus manos, tiraste de tus pelos y lanzaste un grito de frustración, ira y miedo. -¿Qué hiciste Mariana? ¿Qué hicieron? – preguntaste mirando al techo sin dejar que tus lágrimas desciendan de tus ojos. Tomaste tu celular en tus manos y escribiste una y otra vez distintos mensajes, dedicado a distintos destinatarios, pero ninguno lograste mandar, borrabas y escribías y no podías enviarlos. Te acostaste en tu cama hecha un bollito, en posición fetal y miraste una vez más ese reloj, esos cinco minutos que tanto habías ansiado que pasen, pasaron. Pasaron y vos te estremeciste, tu piel se erizó y todos tus sentidos se alarmaron, lloraste con más fuerza y te incorporaste lentamente en la cama, apoyaste tus pies descalzos en el frío piso de tu cuarto y sentiste un escalofrío y nunca supiste si fue por el frío del piso o por el miedo. Caminaste a pasos lentos hacia el baño y estiraste tu mano con cuidado y con miedo hacia ese aparatito, lo tomaste entre tus manos y cerraste los ojos con fuerzas, para después abrirlos lentamente, dos rayitas, positivo, el miedo que tenías minutos antes se incrementó, la esperanza de que diera negativo se había esfumado, estabas embarazada. Caíste de rodillas al piso y tapaste tu cara mientras dejabas salir todo eso que tenías adentro, llorabas intentando largar todos tus sentimientos, llorabas sin parar, llorabas con congoja, llorabas a gritos, llorabas y llorabas.
Estabas embarazada y tenías dieciocho años, tenías dieciocho años y un hermoso futuro por delante, te mudarías a Buenos Aires y compartirías un apartamento con Candela y Rocío, cerca de ustedes viviría tu novio al cual verías siempre, estudiarías medicina y varios años después ibas a ser una pediatra conocida, te casarías después de recibirte y tendrías hijos, claro que con Peter. Pero ¿y ahora? ¿Y ese futuro planeado? ¿Qué ibas a hacer con un bebé con a penas dieciocho años? ¿Cómo lo ibas a cuidar si aún no te sabías cuidar a vos misma? Diste un fuerte grito más y largaste otro llanto desgarrador. No solo te asustaba el hecho de ser mamá con apenas dieciocho años, detrás de eso había un montón de cosas más. Tus padres, ¿Qué te iban a decir sobre tu embarazo? ¿Te iban a apoyar o te iban a despreciar? ¿Se iban a sentir desilusionados? Pedro, ¿Qué iba a pensar él? ¿Vos estabas dispuesta a terminar con el futuro que él se había planeado? ¿Y si te dejaba sola? ¿Si él no quería ser papá? Tu hijo, ¿Qué iba a ser de él? ¿Cómo harías para criarlo? ¿Cómo lo cuidarías? ¿Sería lo correcto tenerlo? Por un segundo pasó por tu cabeza la idea de abortar sin que nadie se entere, esa sería la mejor solución a todos tus problemas, tus padres no se desilusionarían ni se enojarían, tu novio tampoco lo haría, ambos tendrían su futuro soñado y ese niño, ya no iba a sufrir en esa vida tan cruel, con padres inexperimentados como lo eran Pedro y vos. Rápidamente sacudiste tu cabeza, siempre habías odiado a esas mujeres que acababan con la vida de bebés indefensos, y vos no ibas a ser una de ellas, pensaba que si tenías la madurez posible para acostarte con tu novio, ibas a tener la madurez posible para criar a un bebé, vos no ibas a ser la que le ibas a prohibir vivir, vos no ibas a ser la que le ibas a prohibir que sepa de su padre. Después de todo él no se lo merecía, no había sido la culpa de él el estar desarrollándose dentro de tu pequeño cuerpo, eso le correspondía a Pedro y a vos, por lo que le ibas a contar todo, le ibas a contar la situación por la que debían de atravesar y juntos iban a decidir que hacer.
Le mandaste un mensaje a tu novio donde pedías de verlo urgente, él te respondió que en unos minutos estaba en tu casa, y vos te tomaste esos minutos para intentar calmarte, respiraste profundo varias veces hasta que conseguiste calmar tu llanto, te paraste del piso y fuiste hasta el lavatorio, lavaste tu cara y caminaste hasta la cocina, donde después de tomar un vaso de agua sentiste como el timbre sonó, y el miedo una vez más se alojó en tu cuerpo, aunque nunca se había ido. -Hola hermosa mía – te saludó como siempre y besó tus labios con amor, pero vos, vos no pudiste responder de la misma manera, tenías un montón de cosas en tu mente como para responderle al beso – Ey, ¿Qué te pasa? ¿Estuviste llorando vos? – te preguntó luego de tomar tu mentón y mirarte a los ojos -Si – respondiste sincera, como siempre, porque a él nunca le podías mentir. Él solo te abrazó con fuerzas y te acarició el pelo, vos temiste desarmarte allí, quisiste llorar pero intentaste controlarte, suspiraste un par de veces y luego te separaste de él, si seguías allí ibas a llorar. -¿Qué pasa gorda? -Veni, sentémonos – pediste tomándolo de la mano. Ambos se sentaron en el sillón de tu living y él te miró expectante, vos bajaste la mirada hacia tus manos y jugaste con ellas sin saber como decirle todo aquello, ¿Por qué eras vos la que tenía que pasar por eso? ¿Por qué tenían que ser las mujeres las que siempre tenían que dar la noticia? -Amor, me pones nervioso – te dijo tomándote de las manos, y supiste que de verdad estaba nervioso por su mirada -Es que no es fácil Peter, no entiendo porque soy yo la que tengo que dar la noticia – y tus ojos se empañaron nuevamente -Amor, ey, mirame – te pidió intentando que lo mires a los ojos - ¿Qué pasa? ¿Me queres dejar? -No, yo no, solo espero que vos no me dejes después de todo – dijiste casi en un susurro -Lali, solo decimelo ¿si? – te pidió mirándote fijamente, mirándote con esos ojos verdes tan penetrantes, con esos ojos verdes que rogaban que le digas todo, con esos ojos verdes que te daban seguridad. Suspiraste y miraste para otro lado, buscaste las palabras correctas para decirle que iban a ser papás pero no las encontraste, volviste a suspirar y lo miraste, él no había despegado sus ojos de los tuyos. -Peter… Estoy embarazada – dijiste sin poder contener tus lágrimas. Él te miró y retiró sus manos de las tuyas, te miró con recelo para después fijar su vista en la ventana. Miró hacia el vacío, intentando procesar tus palabras, estabas embarazada ¿eso significaba que él iba a ser papá? ¿Cuándo olvidaron cuidarse? El mismo pensamiento que vos tenías antes se instaló en su mente, tu y su futuro en las ruinas, tus y sus padres, su hijo, ¿Qué iba a ser de ese nene? ¿Qué iba a pasar con ustedes? Escucho como vos a su lado sollozabas, te miró y vos le sostuviste la mirada, viste como sus ojos de a poco se llenaban de lágrimas y lo abrazaste, lo abrazaste con fuerzas y él te abrazó de la misma forma. Lloraron los dos con ganas, con sentimiento, con miedo, con extrañeza, lloraron por un destino incierto, lloraron por ese bebé que iba a llegar, lloraron por la noticia que no sabían como tomarla.
-Co… Que… ¿Vamos a ser papás? – preguntó cuando se separaron, se miraron a los ojos y vos asentiste, él volvió a abrazarte -¿Qué vamos a hacer? – preguntaste en sus brazos -No se, no se La -Yo… yo lo voy a tener -Y yo me voy a hacer cargo de ustedes – te susurró en tu oído y vos te sentiste aliviada, te alegró saber que Pedro no te iba a abandonar, aunque sabías que él lo iba a hacer. -¿Y nuestro futuro? – preguntaste con miedo -No se La, no… no se nada – dijo aturdido, aún no lograba procesar del todo la noticia, vos… vos tampoco. -Tengo miedo -Yo también – te susurró – pero estamos juntos amor, y vamos a poder con esta, es un bebé y lo hayamos buscado o no es fruto de nuestro amor ¿no? – Vos asentiste con la cabeza y ambos se quedaron en silencio, abrazados y mirando hacia la nada misma. -¿Qué sentís? – preguntaste después de un largo silencio -No se La, es… raro. Tenemos dieciocho años, todo un futuro planeado y el destino nos sorprendió con un bebé. No me acostumbro a la idea, pero supongo que después le voy a tomar el gustito y me va a gustar – otro silencio y él se animó a preguntarte sobre tus sentimientos. -No siento nada, lo mismo que vos – dijiste y el silencio volvió a hacerse presente -¿Cómo te diste cuenta? -No me venía, estaba más cansada que de costumbre y como más, no se, Cande me hizo un comentario sobre si estaba embarazada pero en chiste y eso me quedó resonando, y hoy decidí hacerme el test después de noches de no dormir por miedo, por saber porque no me venía. -¿Pero te sentís bien? – te preguntó con preocupación y sentiste su mirada en vos, por lo que giraste y lo miraste -Si – dijiste y le regalaste una media sonrisa -Vamos a estar bien La, te lo prometo – te dijo acariciando tu mejilla con amor -Tenemos dieciocho años – y por más que intentabas ser positiva no podías, no podías evitar pensar en tu edad y en su edad, sabías que no estaban preparados para ser papás - ¿Qué va a pasar con mi carrera de medicina? ¿Y con la tuya de abogado? -La postergaremos unos años, mientras vos te cuidas y cuidas esa pancita – pero no la tocó, solo la miró – yo trabajo. Cuando ya haya nacido y estemos más o menos establecidos, ahí comenzaremos nuestras carreras, mientras el pequeño se queda en el jardín. -Es injusto que mientras vos trabajes yo no haga nada -No es que no hagas nadas, vas a cuidar de nuestro hijo, y me parece que eso es mucho – dijo acariciándote con amor la mejilla derecha, vos solo le regalaste una sonrisa -¿Me besas con un abrazo? – pediste como una nena y él te sonrió, para después buscar tu boca y apretarte con fuerza a su cuerpo, él también lo necesitaba, necesitaban saber que se tenían el uno al otro. -Le vamos a tener que decir a nuestras familias. -Va a ser duro – dijiste con una mueca de tristeza -¿Quién te dijo que la vida era fácil amor? – te preguntó mientras te acariciaba la cabeza -Nadie – dijiste vos, él siempre te preguntaba lo mismo -Entonces ahora solo preocupate por cuidarte ¿si? Ya hablaremos con nuestros padres y veremos como nos pueden ayudar ellos, en esta los necesitamos amor -Más que nunca – susurraste para abrazarte más al torso de Pedro.
Capítulo Tres - Realidad
Cinco días habían pasado desde que ambos se enteraron de que iban a ser padres, días donde solo ustedes dos sabían la noticia, necesitaban primero asumirlo ustedes para después contarlo. A escondida de tus padres habías llamado a un ginecólogo para que te de fecha, con Pedro habían decidido estar completamente seguros de tu embarazo, y de paso saber si vos y el bebé estaban en buen estado. A las cinco de la tarde tenían médico, y vos ya llevabas tus nervios a flor de piel, ibas a reconfirmar tu embarazo, tal vez también ibas a conocer a tu hijo y a saber sobre su estado de salud. Tu novio te pasó a buscar a las cuatro de la tarde, habían decidido ir más temprano para así calmarse mutuamente, después de la consulta seguramente les iban a contar a sus padres ya que iban a estar cien por cientos seguros del embarazo.
-Hola amor – te saludó con una sonrisa de lado -Hola – susurraste y lo abrazaste, para después separarte un poquito y besar cortamente sus labios -¿Cómo estás? – te preguntó acariciando suavemente tu mejilla, y su conversación era toda en susurros -Acá andamos, ¿vos? -Sin caer – dijo sonriendo de lado y vos solo asentiste - ¿Vamos? -Si Decidieron caminar esas quince cuadras que los separaba del consultorio médico, caminaban en un completo silencio tomados de la mano, mirando al frente. Sus cabezas que no dejaban de pensar en un millón de cosas, que daban vueltas y vueltas buscando una solución, buscando como solucionar el problema de su futuro, buscando las palabras exactas para contar sobre tu embarazo.
Llegaron al hospital y se sentaron en la sala de espera, ambos con sus manos entrelazadas. Miraron a su alrededor y vieron unas cuantas mujeres con sus enormes panzas, algunas con sus parejas, otras con sus madres o amigas, vos y Peter eran claramente los menores de la sala y ambos se miraron al notar eso. -Espósito – llamó tu ginecólogo y después de unos segundos vos y tu novio se pararon. Caminaron de la manos hasta atravesar la puerta, donde después que tu ginecólogo la cerró te saludó con amabilidad, él había asistido en el parto de tu nacimiento, y desde que te convertiste en señorita él te atendió. -Contame Marianita, ¿Qué te trae por acá? -Marcos, creo que estoy embarazada – dijiste con miedo y tu novio apretó más tu mano. Marcos sonrió con ternura y después se dispuso a hablar -¿Porqué lo crees? ¿Cuáles son tus síntomas? ¬-Hace más de tres semanas que no me viene y sabes que soy muy regular con mis períodos. Me hice una prueba de embarazo y dio positiva -Mmm muy bien, casi siempre esas pruebas dan con el resultado correcto. Te podría hacer un análisis de sangre, pero eso duraría un poco, ¿te parece si hacemos una ecografía? – vos solo asentiste.
Te recostaste en la camilla que había en su consultorio y levantaste tu remera, sentiste un frío líquido sobre tu panza y Marcos te miró con una sonrisa. -¿Están preparados? -Si – contestó tu novio y apretó más tu mano Sentiste una leve presión sobre tu panza y enseguida en una pantalla aparecieron manchas en blanco y negro que no llegaste a distinguir. Tu corazón comenzó a latir más fuerte que lo normal y un nudo se instaló en tu garganta, sentías muchas ganas de llorar y de salir corriendo de ese lugar, siempre te cuidaste, siempre tomaste tus pastillas ¿porqué te tenía que pasar eso? No estabas preparada para tener un bebé, no lo querías en ese momento, no cuando aún no habías madurado, no cuando sabías que no lo ibas a poder cuidar bien. No querías ser madre con apenas dieciocho años, no querías atarte ya a Pedro, no lo querías, pero debías, no era que no lo amaras, pero aún preferías vivir con tus amigas y verlo todos los días, dormir algunas noches con él, pero no convivir, no te sentías preparada para todo lo que venía.
-Muy bien chicos, veamos. Si, estás embarazada – te dijo mirándote a los ojos y ustedes dos asintieron, estaban muy seguros, eran concientes que esos test muy poquísimas veces fallaban – Estás de seis semanas, mide diez milímetros y pesa 0,7 gramos, es un poco chico, pero es normal en el primer mes. ¿Quieren escuchar el corazón? Porque no creo que puedan llegar a distinguirlo – dijo ocultando una risita, sabía que las primeras veces los padres no sabían donde estaba el bebé -¿Se puede? – preguntó Pedro y el doctor asintió – Entonces si – dijo con una sonrisa y vos apretaste su mano. Esperaron un par de segundos y después comenzaron a escuchar el latido del corazón de tu bebé y tu corazón comenzó a latir desaforadamente. Tus ojos se llenaron de lágrimas y por primera vez tomaste dimensión de las cosas, un bebé se estaba formando en tu panza, una nueva vida. Y cuando escuchaste su corazón, por primera vez en esa semana, amaste a tu hijo, te prometiste siempre cuidarlo, mimarlo y enseñarle lo poco que sabías de la vida.
Se despidieron de Marcos después que éste te dio un par de recomendaciones. Caminaron tomados de la mano hasta la salida del hospital y separaron en la puerta, vos lo miraste mostrándole una sonrisa radiante y te lanzaste a sus brazos. -Te amo amor, te amo mucho – le dijiste en su oído -Yo también amor – te susurró abrazándote más fuerte – Vamos a ser papás -Vamos a ser papás, del nene más lindo del mundo – dijiste y llevaste una mano a tu panza, por primera vez en esa semana tu bebé recibía una caricia, su primera caricia -Y el más amado – te dijo y apoyó su mano en tu panza, en su panza, esa que a partir de ese día iban a ser de los dos. -Tenemos que decírselos a nuestros padres -¿A los cuatro juntos? -Si, entonces pasamos los nervios una vez sola, que se enojen los cuatro juntos -Técnicamente no se pueden enojar, siempre te cuidaste gorda, y ellos lo saben, comparan las pastillas. -Todavía no puedo creer como puedo pasar, ¿y te digo la verdad? No lo quería, si quería tenerlo, pero no quería al bebé, no hasta hoy. Escuchar su corazoncito hizo que se me mezclen un montón de sentimientos, creo que fue ahí que me di cuenta de todo y ya amo a esta bebé – gritaste y él se rió tuyo -Me pasó lo mismo amor, me paso lo mismo – dijo para después besarte, con una mano en tu mejilla y la otra en tu panza
**************** Tus padres y los de Pedro casualmente (o causalmente) se encontraban reunidos en tu casa, como lo hacían de vez en cuando, digamos que ambas familias se llevaban muy bien, por eso cuando llegaron a tu casa no se sorprendieron de ver el auto del padre de Peter fuera de tu casa, sabían de antemano que ese día se reunirían, por eso era el día perfecto para darles la gran noticia. Después de saludar a los cuatro mayores se sentaron con ellos y comenzaron a charlar de banalidades, aunque vos no estabas cómoda en el lugar y casi ni hablabas, en cambio tu novio estaba lo más relajado y charlaba con ellos animadamente. -Mi amor, ¿Qué te pasa que no hablas? – te preguntó tu padre mirándote preocupado -Emm – vos miraste a tu novio buscando alguna excusa y volviste la vida a tu padre – nada – y forzaste una sonrisa, ganándote cuatro miradas desconfiadas -En realidad, tenemos algo que contarles – y tu novio se sonó todos los dedos de sus manos, claro signo de que estaba nervioso. -¿Qué pasa? – preguntó Claudia, tu suegra -Emm – vos miraste a tu novio y él te estaba mirando a vos, ninguno de los dos sabía como enfrentarse a sus padres, ninguno de los dos se sentía lo suficientemente preparado como para dar semejante noticia – es… es algo complicado -¿Complicado? – preguntó tu madre mirándolos con temor -Si Majo, un tema delicado, un tema que nosotros no buscamos y ustedes dos van a estar seguras de eso – y ahora tu novio miró a tu madre y después a la suya -Chicos hablen de una vez – dijo Pablo, el padre de Peter, la cara de los cuatro mayores era de intriga y también reflejaban algo de miedo. Vos miraste a Peter y sentiste sus ojos en los tuyos, se tomaron de la mano con fuerza y cerraron los ojos, para después mirar a los mayores. Él te dio un apretón de mano que te indicaba que era él el que hablaría. Todo eso pasó en segundos, segundos que para los mayores parecieron minutos, segundos que ustedes casi ni sintieron. -Emm, Lali… nosotros – volvió a sonarse sus dedos contra su pierna y vos le acariciaste la mano, él suspiró y clavó su mirada en los cuatro mayores – Lali está embarazada – largó suavemente – Vamos a ser papás – dijo incluyéndose, él había contribuido en eso, por lo que tenía que agregarse, él también sería papá -¿Qué? – Preguntó tu madre incrédula – Nosotras con Claudia te compramos las pastillas y las tomas siempre -Si, vos me ves – e hiciste hombritos, porque tu madre siempre controlaba eso – pero… -¿Cómo? ¿Vos le dabas pastillas a mi hija María José? ¿Vos sabías que ella tenía sexo con Pedro? -Carlos, es algo que todos los adolescentes hacen, y le estaba enseñando a tu hija a cuidarse, tiene dieciocho años y ya hace más de dos años que está con Pedro ¿Qué pretendías? – Le dijo Majo mirándolo severamente a su esposo – Ahora ese no es el problema. ¿Qué pasó con las pastillas? -No se má – dijiste y tus ojos se inundaron de lágrimas desde que tu padre le gritó a tu madre -Tranquila – te susurró Pedro mientras te abrazaba y te daba un beso en la cabeza -¿Pero están seguros? Hay que ir a un médico -Estamos seguros sí, Lali se hizo un test de embarazo y hoy mismo fuimos al doctor – les contó Peter – él nos confirmó el embarazo y le hizo una ecografía, estamos de seis semanas – y te encantó que haya pluralizado, ese “estamos” te encantó y te enamoraste un poquito más del padre de tu hijo -Les juro que no lo buscamos, pero se dio, se dio y pensamos hacernos cargo – hablaste y cuatro ojos se posaron en vos -Tienen dieciocho años – dijo Pablo y negó con la cabeza – toda una vida por delante -Igual no fue culpa de ustedes, sabemos que Lali se cuida – dijo Claudia y dio un largo suspiro – Y me alegra mucho que se vayan a hacer cargo, eso habla muy bien de ustedes – dijo y sonrió por primera vez – Mi chiquito me va a hacer abuela – dijo y negó con la cabeza, Pedro le regaló una sonrisa -¡Peor yo! – Se quejó Majo – es mi hija menor, lo podía esperar de Ana o de Pato, ¡pero Lali es mi nena! – dijo escandalizada para hacerte sonreír un poco. Después de esto se paró y te acunó en sus brazos, ¡Cuánto necesitabas un abrazo de tu madre! - Ya chiquita – te dijo acariciándote el pelo mientras sentía como sollozabas – No es ni tu culpa ni la de nadie ¿si? – Dijo y te separó un poquito para mirarte, muy a tu pesar – Mamá y papá siempre van a estar con vos ¿sabes? – vos asentiste y miraste a tu padre quien se encontraba aún sentado, miraste a Peter que estaba abrazado de sus padres y volviste tu mirada a tu madre preocupada – Dale un tiempo Lali, sos su bebé – dijo acariciándote la mejilla mientras con eso limpiaba un par de lágrimas -Y siempre lo vas a ser, por más que estés embarazada – dijo tu padre parándose a tu lado, vos lo miraste y él te sonrió, para después envolverte en sus brazos, y con eso sentiste un gran alivio, tanto tu familia como la de Peter los iba a apoyar, y eso era lo que más te importaba en ese momento.
Capítulo Cuatro – Día familiar
Te encontrabas acostada en tu cama, plácidamente dormida, estabas cansada y tu madre te había dicho que todo era producto del embarazo. Sentiste leves presiones sobre toda tu cara y sonreíste inconciente por las cosquillas que te producía. -Dale dormilona, arriba – escuchaste, pero creíste que todo era producto del sueño – dale amor – sentiste el peso de un cuerpo sobre el tuyo y bufaste molesta. -Sali – dijiste intentando sacar ese cuerpo, sentiste como se acostó a tu lado y sentiste más mimos -¿No te vas a despertar? -No, tengo sueño – dijiste aún con los ojos cerrados mientras te apoyabas sobre el pecho de tu novio, el causante de que te despiertes -Yo que pensaba pasar todo un día con mi novia -¿Qué vamos a hacer? -Sorpresa – y supiste que estabas sonriendo -¿Una sorpresa? – preguntaste sentándote en la cama mientras imprimías una sonrisa en tu cara, pero aún mantenías tus ojos cerrados. -Si, una sorpresa. ¡Que interesada que sos Mariana! -En cinco estoy – dijiste mientras corrías hacia el baño, aún con tus ojos cerrados -¡No corras! Y abrí los ojos que te vas a chocar algo – sentiste que te gritó y sonreíste con ternura, amabas que te cuide tanto Después de ir al baño volviste con una sonrisa a tu cuarto, lo viste a tu novio acostado con las manos en la nuca mirando a la puerta, esperando a que vos llegues, cuando apareciste por la puerta lo miraste con ternura y él hizo un paneo general de tu cuerpo para después morderse el labio, vos lanzaste una risita traviesa y te triaste encima del su cuerpo.
-Buen día mi amor – le dijiste mientras lo besabas y él te tomaba con fuerzas de tu cintura -Hola linda – dijo sonriéndote -¿A dónde me vas a llevar? – preguntaste sonriendo como nena -Te dije que era sorpresa – te dijo mientras te acomodaba el pelo para poder verte la cara -¿Sabías que me encantan tus sorpresas? -Sabía si, por eso me gusta hacerte sorpresas – te dijo sonriéndote totalmente enamorado -¿Vamos a pasar el día los dos solitos? – preguntaste sonriéndole -¿Cómo los dos solitos? – Preguntó escandalizado y vos lo miraste desentendida – Vamos a pasar el día los tres solitos, en familia – te dijo en tono tierno mientras con una mano acariciaba tu pancita, y vos no pudiste más que morderte el labio y besarlo con todo el amor del mundo
Te subiste al auto de la madre de Peter, no sin antes saludar a tu familia, y comenzó el viaje, con música de fondo y tu voz y la de él imitando al cantante. -Gordo, ¿podemos ir a desayunar antes? -¿Desayunar? Amor son casi la una del medio día – dijo riendo y vos abriste grande los ojos, no tenías ni noción de la hora en que te habías levantado – Si vamos a ir a almorzar primero, igual no es una sorpresa lo que te tengo preparado – dijo con una sonrisa traviesa – caí en tu casa de forma sorpresiva que es distinto – y volvió a reír -Malo, me haces ilusionar – e hiciste pucherito y él te lo besó, ya que estaban en un semáforo - ¿Entonces a donde vamos? -Vamos a la casa de la playa que tenemos, comemos en el restaurante de ahí y después nos quedamos en la playa, y si queres sestear vamos un ratito a la cabaña, ¿te gusta la idea? -Me hubiera gustado si me avisabas antes y traía maya Juan Pedro -Me extraña que pienses que me olvido tuyo eh, muy feo. Le dije a tu madre que te apronte una mochila que ya está atrás -¡Ay! Sos perfecto. Te amo, te amo, te amo – gritaste mientras dabas saltitos en el asiento delantero y él reía tuyo.
Un rico almuerzo en un restaurante que daba la vista a la playa atestada de gente, te quejaste de aquellas madres que llevaban a sus pequeños hijitos a la playa a esas horas del mediodía y le prometiste al tuyo que vos no harías eso. -Amor, se lo vamos a tener que decir a los chicos, ni hemos estado con ellos, y yo ya los extraño – dijiste y tu novio te sonrió, mientras acariciaba esa mano que tenían entrelazadas -Obvio mi amor, mañana mismo les contamos ¿si? – y vos asentiste sonriendo -¿Cómo te sentís con todo lo que nos está pasando? – preguntaste con curiosidad, desde que se habían enterado de que iban a ser papás se lo preguntaste solo el día que se enteraron, y eso era muy reciente como para darte una buena respuesta. -¿Cómo me siento? Ahora, en este momento estoy feliz, con vos y con el porotito -¿Porotito? – dijiste y reíste de tu novio -Si, ¿no viste que es re chiquitito, como un poroto? – Vos reíste y después le pediste que continuara – Es extraño ser papá a los dieciocho años, y más nosotros que estábamos seguros que no nos iba a pasar porque te cuidabas, pero nos tocó y ahora tenemos que aprender a vivir con eso. Hoy y acá estoy feliz y me siento lleno, siempre me siento así cuando estás vos, y lo sabes. Y yo creo que me voy a mantener así por el resto de mi vida, siempre y cuando vos y el porotito estén a mi lado. Obviamente que me da miedo lo que va a venir y que no es algo que quería que me pase, pero se que vamos a poder vivir bien y felices los tres, y si va a haber algo que nunca les va a faltar a ustedes va a ser amor, porque yo me voy a encargar de darles amor a toda hora. – a mitad de relato un puchero había copado tu cara y tus ojos se llenaron de lágrimas, para al final no poder contenerlas y las largaste de a poquito. – Pero que mami sensible que sos, veni – te llamó y vos te sentaste en sus piernas para esconder tu cara en su cuello y dejar que él te acaricie y te calme de a poquito con mimos y besos - ¿Listo? – Preguntó cuando no sintió más tus lágrimas -Si, pero no me podes hacer esto cuando estoy sensible – dijiste con un puchero, él rió y después te besó por largo rato, mimándote un poquito más
-¿Y vos como te sentís? – te preguntó tocando tu pelo -¿Cómo me siento? Rara, ¡se está formando una nueva vida acá! – Dijiste mientras apoyabas tu mano en tu panza, él te sonrió con ternura, para después colocar su mano sobre la tuya – Es raro sentir esto, pero a la vez hermoso, no se, siempre supe que si por alguna extraña razón me tocaba esto lo iba a afrontar e iba a ser feliz y a hacer feliz a mi hijo. Me tocó y lo sostengo, pero nunca pensé que iba a sentir tantas cosas a la vez, buenas y malas, pero después de todo ganan las buenas, soy feliz y siento amor por todos lados, eso es lo importante ¿no? – le preguntaste a Peter quien asintió con una sonrisa – Voy a formar una familia con vos y con el porotito, eso es lo que más feliz me hace, a pesar de no saber donde vamos a vivir, ni siquiera si vamos a tener que trabajar o si vamos a poder estudiar, no se nada del futuro, pero hoy y ahora estoy y soy feliz, y todo gracias a vos, te amo mucho mucho – le dijiste pegada a sus labios para después besarlos con amor -Yo mucho más – dijo separándose un poquito para después volver a besarte
El mozo los interrumpió porque venía con la comida y ustedes se separaron con una sonrisa, no sentían vergüenza, solo se estaban demostrando cuanto se amaban. Almorzaron con risas y sonrisas, con palabras de amor, con pucheros tuyos y risas de él porque te comías todo. Cuando al fin terminaron de almorzar vos decidiste que debían ir un rato a la cabaña, para poder descansar un poco y esperar que baje el sol y también la comida, ambos estaban repletos, porque vos lo habías obligado a comer a la par tuya, no ibas a engordar solo vos. -Amor – dijiste mientras estabas acostada con tu cabeza en su pecho, amabas escuchar los pacíficos latidos de su corazón -¿Qué pasa? – vos levantaste la cabeza y le sonreíste traviesa, él rió y negó con la cabeza, vos apoyaste todo tu cuerpo sobre el de él y te acercaste a su boca - ¿Sabías que no se puede hacer mucho el amor durante los tres primeros meses? -Ay es un bolazo eso amor – dijiste quejándote -Lo leí -¿Lo leíste? – preguntaste sin entender -Si, me preocupé por leer en Internet varias cosas del embarazo, y durante los primeros tres meses no es aconsejable hacerlo mucho -No podes ser tan tierno – dijiste mordiéndote el labio inferior para después besarlo con amor, un beso tierno y suave que aumentó de ritmo, un beso que vos estabas disfrutando y tus hormonas aún más. -Amor, no podemos – dijo separándose un poquito -Una vez cada tanto si – dijiste sin dejar de besar su cuello -Soy hombre, sos mi novia y nos voy a poder aguantar mucho -No quiero que aguantes – dijiste – Vos dijiste que no se puede hacer el amor muchas veces durante el primer trimestre, hoy si lo podemos hacer – dijiste para perderte en su boca y su cuerpo, al final él se dejó convencer y se entregó de vos. Necesitaban sentirse, necesitaban saber que se tenían, necesitaban saber que todo eso sí estaba pasando, necesitaban demostrarle a su chiquito cuánto se amaban.
-No Peter – te quejaste y él se rió tuyo en tu cara, vos bufaste molesta -Si, dale que te gusta la idea – te dijo de forma graciosa y vos mordiste tu labio para esconder una risita -No, no me gusta y no tengo ganas – dijiste sin descruzar tus brazos. Estaban en la playa y había pasado un heladero, habías pedido un helado y él te lo había comprado, también comiste papitas chips, palitos chips y tomaste una bebida. Tu novio se había reído casi hasta el cansancio de cómo comías y ahora te estaba tratando de convencer de que comas unas oreos que él había llevado y que cuando las descubriste casi se te hizo agua la boca, lo que provocó la risa de tu novio y que vos te ofendas. -Te encantan, son tus galletitas preferidas, y tenés muchísima ganas, ¡se te caen las babas por las galletitas gorda! – y lanzó una fuerte carcajada lo que hizo que vos tengas que morderte más fuerte el labio, te causaba muchísima gracia tus ganas de comer a toda hora -Si, pero ahora estoy llena y no quiero – dijiste mirando para otro lado -Okey, entonces las como solito – las abrió y se mordió suavemente una, la masticó lentamente, saboreándole – Mmmm, que ricas que están estas galletitas – dijo haciéndote desear, era tan chiquilín cuando quería, y eso a vos te encantaba – Ay crema y chocolate, no pueden ser más ricas, y lo mejor, ¡son solo para mí¡ – dijo exagerando mientras llevaba otro pedazo a su boca -¡No podes ser tan malo! – te quejaste – Dame una -No, son mías, solamente mías, ya me dijiste que no tenías ganas de comer -Dame – gritaste tirándote arriba de él y ambos rieron a carcajadas, eran tan nenes cuando querían, no, cuando querían no, sí eran unos nenes. Al final terminaste comiendo un par de galletitas, pero él era el que tenía el paquete, y para poder comer una galletita vos lo tenías que convencer con besos y mimos. Esa tarde, la guardaste en tu mente como una de las mejores, te reíste, lloraste, te moriste de ternura y peleaste con tu novio, te encantaba que produzca tantas cosas en vos, por algo era tu novio y el amor de tu vida. Y cuando pensaste que ese día no podía ir mejor, te equivocaste, porque esa noche durmieron por primera vez los tres juntos, en posición cucharitas, con sus manos entrelazadas en tu panza, brindándole suaves caricias a tú y su porotito. Lily acá te adelanté bastante jajaja, mañana massss Un beso grande | |
| | | lillyana Miembro junior
Mensajes : 138 Fecha de inscripción : 18/08/2011
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Dom Ago 21, 2011 5:53 pm | |
| ay por diosssssssssssss como las amo, em complacen en lo q quiera.jajajajaja GRACIASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS | |
| | | Florr Miembro nuevo
Mensajes : 18 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 30
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Lun Ago 22, 2011 8:14 pm | |
| Capítulo Cinco – Amigos
Tu casa esta llena de chicos de tu edad y de un par de años más, amigos tuyos y de Pedro habían ido a tu casa, habían decidido hacer una gran reunión para contarles la noticia, los amigos de Pedro, los tuyos y los que siempre tuvieron en común. Rocío, Candela, Daniela, Eugenia, María, Agustín, Pablo, Victorio y Nicolás llegaron todos en patota, como siempre, porque primero decían que iban mujeres por un lado y hombres por otro, para al final terminar yendo todos juntos, porque los hombres pasan por las mujeres. Marya, Mais y Ana eran tus compañeras de danza, y ellas también llegaron juntas, vos eras la menor de ese grupito, Mar (como le decías a Marya) tenía veintidós años, Ana veintiuno y Mais veinte. Los últimos en llegar fueron los amigos de rugby de Pedro, Gastón, Alejandro, Facundo y Diego, vos tenías muy buena relación con ellos, en más de una oportunidad habías salido con ese grupito.
-Pa, semejante reunión hicieron – dijo Gastón al ver tanta gente después de sentarse en su lugar -¿Nos van a contar que se van a casar? – preguntó exagerando Alejandro y todo rieron -Na, pero de verdad, algo nos tienen que contar, para lo único que nos reunimos todos nosotros es para el cumpleaños de algunos de ustedes dos – dijo Cande con toda la razón del mundo, era muy inusual que ustedes hagan este tipo de reuniones -Larguen todo ya – y vos y tu novio se miraron incómodos, ¿porqué los conocían tanto? -No jodan, solo nos dio ganas de hacer una reunión, hacía mucho que no nos reuníamos con algunos de ustedes, entonces en vez de hacer dos reuniones distintas hicimos una sola – se justificó Peter -No jodas Peter, a mi me mata la ansiedad, me conoces, a parte tengo hambre – dijiste y tu novio rió con ganas, cada vez estaba más impresionado de tus ganas de comer -Amo que mi amiga sea tan impaciente, nos ahorra la intriga – dijo Mar y todos rieron, vos solo te limitaste a sacar la lengua -Ustedes saben que yo no tengo tacto para decir las cosas ¿no? – preguntaste y todos rieron, a la hora de decir las cosas vos siempre ibas de frente, sin intentar suavizar las cosas, simplemente las decías -¿Lo puede decir Peter? – preguntó Agustín con cara de terror, claro que sobreactuando -No, dejen que lo diga Lali, Pedro da doscientas vueltas – se quejó Rochi -Pero lo dice con anestesia, cuando Lali lo dice pega fuerte – se opuso Poli -Basta, no discutan, digan lo que digan lo va a decir Lali, no lo va a aguantar – dijo Peter y todos rieron, vos solo hiciste cara de ofendida y te paraste -¿Saben que? No les cuento nada – dijiste y comenzaste a caminar hacia la cocina, era cierto que tenías hambre -No me jodas – dijo Nicolás corriéndote y cargándote en su hombro -¡Bajala Nicolás! – gritó Peter casi desesperado y él te bajó por el susto del grito, todos lo miraron extrañados y a vos te incomodó ese momento, tanto que te dieron ganas de salir corriendo de allí, pero era tus amigos, no les podías ocultar eso. -Estoy embarazada – dijiste en un susurro que solo Nicolás pudo escuchar, por lo que giró su cabeza hacia vos y te miró fijamente sin poder digerir tus palabras -¿El que? – preguntó sin entender -Eso, estoy embarazada – y ahora lo dijiste un poco más fuerte, y ahora sí, todos te escucharon
Un enorme silencio se hizo presente en la sala, todos se miraba entre todos intentando descifrar si era una de tus tontas bromas o si era realmente cierto, más de uno fijó la vista en Pedro o en vos, y ambos asintieron con sus cabezas, la noticia era cierta, vos no estabas bromeando. Le hiciste un puchero a Nicolás que era el único que no sacaba su vista de vos y él solo te envolvió en sus brazos, un largo abrazo, un abrazo que necesitabas, a pesar de haber caído en tu realidad, y a presar de que la aceptabas, necesitabas de tus amigos para realmente vivirla. -¿Cómo pasó esto? – Te preguntó en tu oído, vos solo negaste con la cabeza en señal de que no sabías - ¿Estás bien vos? – pero todo te lo preguntó mientras te tenía abrazada y en suaves susurros -Ahora si, ¿ustedes van a estar conmigo? – preguntaste con miedo, pero también susurrando, por lo que solo te escuchó él -Si mi vida, siempre vamos a estar con ustedes – porque con Peter y tu hijo también iban a estar -Gracias – susurraste y te aferraste más a él. Viste como tus amigos se comenzaron a levantar de a poco y después sentiste un montón de brazos, vos y Peter pasaron por todos los brazos de tus amigos. Algunos los felicitaron con miedo, otros les preguntaron como estaban, otros simplemente los abrazaron sin decir nada, nadie sabía como tomarse esa noticia. Cuando el barullo comenzó a cesar y ya no había más brazos que los abrazaran, todos se sentaron en su lugar y esperaron a que vos y Peter cuenten todo, pero vos tenías la necesidad de comer algo para matar esa ansiedad, por lo que los chicos tuvieron que esperar un par de minutos más para escuchar todo el relato.
-Sabemos hace una semana – contaste después de sentarte a lado de tu novio, y todos abrieron grandes los ojos ¿una semana? – Perdón por no contárselo antes, pero es que primero necesitábamos caer nosotros, al principio estábamos desorientados y no sabíamos como actuar. -Hace dos días les contamos a nuestros padres, y fue como sacarnos un peso de encima. Ayer necesitamos estar los dos solos, por eso no les contamos, y bueno, hoy fue el día elegido, nos tardamos un poco, pero necesitábamos caer en la realidad – concluyó Peter y nadie tuvo ganas de reprochar -¿Y como se sienten? – Preguntó Cande con miedo -Pasamos por un montón de sentimientos – contaste, la atención de todos estaba centrada solo en ustedes dos – Al principio no caíamos, o no lo queríamos ver, es que ¡vamos a ser papás con solo dieciocho años! Y menos lo podíamos creer porque yo siempre me cuidé – contaste – Al principio estábamos confundidos, no se, tal vez ni siquiera lo queríamos creer. -Pero después fuimos al doctor – ambos querían hablar, ambos querían expresar sus sentimientos – Él nos confirmó el embarazo y nos mostró al bebé, nos hizo escuchar el latido de su corazoncito - dijo sonriendo embobado mientras te abrazaba por la cintura dejando su mano en tu panza, dándole una linda caricia a su bebé -Y ahí fue cuando en realidad caíamos, vamos a ser papás, y ahora, a pesar de todo, y a pesar de que no sabemos que es lo que va a pasar con nuestra vida, estamos felices – terminaste de contar y todos los miraban con una sonrisa. A todos sus amigos les alegraba que a pesar de todo, ustedes se encuentren bien.
-¿Entonces están bien? – preguntó Poli mirándolos con una sonrisa -Sí, estamos bien – dijo Peter apretándote contra su cuerpo -Van a ser tíos carajo, ¡festejen! – gritaste y fue ahí mismo donde se armó un gran revuelo en esa casa. Los chicos saltando y tirando por los aires a Peter, las chicas abrazándote y preguntándote muchas cosas, y vos, Peter y el porotito felices, felices de que sus amigos/tíos estuvieran con ustedes. -No puedo creer, ¡me vas a hacer tía Mariana! – te dijo Candela, tu mejor amiga y vos sonreíste feliz, ella te devolvió la misma sonrisa, si una estaba feliz, la otra también lo estaría. Se abrazaron con fuerzas, ese era el abrazo que vos necesitabas, donde ambas se permitieron largar un par de lágrimas. -Peque, Ana era la que iba a ser la encargada de hacernos tía, no tú – te dijo Marya cuando te separaste de Candela y largaste una fuerte carcajada -Es que Ana ya se estaba tardando mucho -¡Perdón por no conseguir al padre de mi hijo! – exageró Ana y todas rieron -¡Ey! Dejen al padre del porotito, ¡me lo van a matar! – les dijiste a los chicos y éstos pararon de tirarlo por los aires. -¡Que corta mambos que sos Mariana! – se quejó Alejandro y vos solo le sacaste la lengua, para después recibir un abrazo de ese morocho de ojos verdes. -¿Qué abrazas vos a mi novia? ¿No te das cuenta que está embarazada? – porque Ale siempre molestaba a tu novio con vos, y Pedro siempre fingía celos, aunque de vez en cuando los sentía de verdad, y más cuando vos y él se complotaban. -¿Y? ¿Vos estás seguro que ese hijo es tuyo? La ¿no es mío no? -¡Alejandro! Quedamos en que nada a nadie – dijiste fingiendo estar ofendida y él se golpeó en la cabeza como recordándolo -Volá de acá – le dijo tu novio empujándolo y todos rieron por los tontos celos de tu novio, nunca lo dejarías, él era absolutamente todo para vos.
-¿Y van a ir a Buenos Aires o que van a hacer? – y la gran pregunta que tenía una gran incógnita la hizo Rocío, ustedes se miraron y después fijaron la vista en Rocío -No se, aún no hemos hablado de eso – dijo Peter haciendo hombritos -No lo hemos hablado, pero yo creo que a Buenos Aires no me voy, es… es muy grande y no se, creo que me voy a sentir perdida en esa enorme ciudad, y si iría no podría estudiar, pero eso no quiere decir que no quiero que Peter estudie, me parece que sería injusto que diga no, nos quedamos acá porque yo no puedo estudiar. Pero podemos buscar otras alternativas que no sea Buenos Aires – dijiste vos y Peter asintió -Yo ya había pensado en eso, Buenos Aires no lo tengo como opción, pero bueno después veremos. Porque también tenemos que pensar en que tengo que trabajar, así que buscaremos algún lugar donde pueda trabajar -Y estudiar – agregaste, él solo te miró -Yo lo único que digo es que a donde ustedes vayan yo voy, no me quiero perder el crecimiento de mi sobri – dijo Candela y vos le sonreíste -Estoy con Cande, yo me voy con ustedes, a donde vayan -¡No pueden ser más tiernas! – gritaste -Fue, yo también me voy – dijo Euge -¡Nos vamos todos! – gritó Nico y todos rieron por el susto que te pegó su grito -Así que piensen bien las cosas, nuestro futuro está en sus manos – dijo Vico y ustedes fingieron cara de miedo -¡Que presión! – se quejó tu novio -Bastante tenemos con nuestro futuro como para pensar en el de ustedes – dijiste revoleando tus ojos y todos rieron.
Esa noche se la pasaron especulando sobre tu hijo, también sobre el futuro y sobre lo incierto del destino. Varios chistes y bromas, varias risas, varios mimos hacia vos. Esa noche la disfrutaste muchísimo, amabas a tus amigos, amabas a esas personas que siempre estaban con vos, en las buenas y en las malas. | |
| | | lillyana Miembro junior
Mensajes : 138 Fecha de inscripción : 18/08/2011
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Lun Ago 22, 2011 9:57 pm | |
| yo tambien me voy con ellos. me avisas y empaco.jajajaj | |
| | | Florr Miembro nuevo
Mensajes : 18 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 30
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Mar Ago 23, 2011 4:37 pm | |
| Capítulo Seis – Tíos
Decidir donde irían era algo que había costado, en especial a sus padres, quienes no querían dejarlos ir, era muchísima la responsabilidad que ustedes iban a tener que tomar, pero ustedes hablaron y vieron posibilidades, hablaron y llegaron a un acuerdo. Rosario era una ciudad linda para ir a vivir, tenía un lugar donde Pedro podría estudiar, y también allí vivían unos tíos tuyos, por lo que si pasaba algo tenían algún mayor que los pueda socorrer. Así que tras charlarlo entre todos, tras varias discusiones llegaron a ese acuerdo, vivirían en Rosario. Y con ustedes, también se irían Candela, Rocío, Nicolás, Pablo y María, esta última porque sus padres también se mudarían a esa ciudad.
Llevabas cuatro meses de embarazo en el mes de abril, y vos seguías con tu panza casi invisible. Con tu novio y tus amigos se encontraban instalados en Rosario, todos estudiaban y se habían repartidos las clases, algunos cursaban de mañana, otros de tarde, así siempre tenías compañía. Juan Pedro cursaba por la mañana y por la tarde trabajaba ayudando a tu tío, y cada vez que estaba con vos se dedicaban a mimarse y a amarse. En Rosario habías tenido que cambiar de ginecólogo, y ahora quien te atendía era un joven doctor de treinta y poquito, para desgracia de Peter era un morocho con hermosos y profundos ojos azules, físicamente era hermoso, y por tus comentarios las chicas se peleaban por acompañarte en la próxima ecografía, que la tendrías justo el próximo día.
Cuando ya no encontraste más nada para mirar en la televisión, ni nada por hacer en tu casa, decidiste ir a visitar a tus amigos, sabías que Nicolás y Pablo esa tarde se dedicarían a jugar a la play, tu novio te lo había comentado. Así que no dudaste mucho, tomaste un abrigo por si refrescaba, tu bolso, y caminaste esas cinco cuadras que te separaba del apartamento que ambos compartían con Victorio. -Hola – gritaste cuando el morocho te abrió -Hola hermosa, ¿Cómo están? – te preguntó mientras te abrazaba -Bien, ¿y vos? – y reíste por las cosquillas que causó su beso en tu panza -Genial -¡Yo juego! – gritaste dando pequeños saltos cuando viste que jugaban a tu juego preferido, ese de carreras de autos -No jodas Lali, estamos en una importantísima competencia – te dijo Nicolás y vos lo miraste con mala cara -¿Qué me importa? Juego igual – y le robaste el joystick que había dejado en la mesa -¡Mariana! – te gritó e intentó sacártelo de las manos -¡Nicolás! No seas bruto, está embarazada – dijo Pablo mirándolo de mala manera – La, hay helado en el freezer, ¿queres? Dejaste el joystick rápidamente y corriste a la cocina, escuchaste de fondo las risas de tus amigos y vos también te reíste de vos misma, el helado y el chocolate siempre habían sido tu debilidad, pero embarazada más que nunca. Tomaste el helado y te sentaste a en el medio de tus dos amigos, que ya habían comenzado a jugar. -Lali, servite, no seas asquerosa, no comas del pote – te retó Poli, odiaba que coman las cosas de los paquetes, y más el helado -No jodas Poli, me lo voy a terminar – dijiste haciendo hombritos y Nico largó una gran carcajada -Vas a salir rodando Lali – dijo Nicolás riendo a carcajadas, vos lo miraste de mala manera y le dejaste un golpe seco en su nuca -No me van a tener todo el día encerrada acá ¿No? – preguntaste mientras saboreabas el helado de dulce de leche -No sos un perrito para que te saquemos a pasear, así que si queres salir tenes la puerta esperándote. -¿Porqué no te callas? -Me preguntaste, yo te contesté -Le hablé a Pablo, no a vos Nicolás – y no hacía falta decir que eran Nicolás y vos lo de la pelea -¿No? Que yo sepa hablaste en plural, así que nos hablaste a los dos -¿La pueden cortar? Terminamos esto y salimos por ahí ¿si? – dijo Pablo mirándote con dulzura, Nicolás soltó un gran bufido -No podes ser tan pollerudo -Sabes que solo la peleas, ibas a salir igual con ella – dijo Pablo y vos le sonreíste con dulzura a Nico, él solo hizo hombritos y no despegó la vista de la pantalla.
Quince minutos después Pablo y Nicolás apagaron el play, vos terminaste el helado y los tres se decidieron a salir a caminar por las calles rosarinas. Caminaron bajo extensas charlas de la vida misma y de sus respectivas parejas, del niño que estabas esperando y de lo mal enseñado que iba a ser. -¿Queres entrar? – te preguntó con dulzura Pablo cuando te paraste frente a una vidriera de una tienda de ropas de embarazadas y bebés. Vos sonreíste con emoción y Pablo te devolvió la sonrisa, tomó tu mano y comenzó a arrastrarte hacia el interior de la tienda, escuchaste el bufido de Nicolás y vos sonreíste con satisfacción. Comenzaste a mirar absolutamente todo de la tienda, mirabas la ropa que en los próximos meses te iba a tocar utilizar, mirabas esa ropa miniatura que iba a vestir tu hijo, mirabas el rosado y el celeste y no podías evitar imaginarte peinando y vistiendo como a una princesa a tu hija, o llenando de mimos y besos a un chiquito que sería exactamente igual a Peter, mordiste tu labio inferior y tomaste en tus manos un body amarillo patito, lo miraste con ternura y decidiste llevarlo. -¿Te gusta este? – preguntó Poli mostrándote un body en miniatura blanco con puntos en diferentes tonos de marrones, llevaba haciendo juego una gorrita -Es hermoso – dijiste con tono dulce, amabas ver esa ropita en miniatura -Se lo voy a regalar a mi sobrinito – te dijo regalándote una caricia en tu panza -Sos un amor Polito – dijiste con amor y él te regló una enorme sonrisa Pasaron por la caja y pagaron los dos body y unos escarpines blancos, también regalo de Poli. Ambos salieron de la tienda con una sonrisa de satisfacción y comentando sobre toda esa ropa que vieron, Poli ya estaba acostumbrado a salir de compras por Candela, por eso no se impacientaba y ya hasta le gustaba eso de salir a mirar ropa. -¿Y Nicolás? – preguntaste cuando te diste cuenta que el rubio faltaba -Acá estoy – dijo detrás de ti, vos giraste y lo viste con un enorme paquete en sus brazos -¿Y eso? ¿Para Rochi? – Preguntaste mordiéndote el labio inferior por la ternura -Si, en una tienda de embarazadas y bebés le compré algo – dijo irónico – Es para mi sobrinito – y ahora te sonrió con ternura -¿Ves que sos un tierno tremendo cuando queres? – dijiste con ternura y le diste un abrazo. Tomaste el paquete entre tus manos y lo abriste, se había tomado el trabajo de pedirles a las chicas de la tienda de que lo envuelvan. Cuando rasgaste el papel viste un enorme oso de peluche marrón, lo miraste con ternura porque ese oso era hermoso y volviste a abrazar a tu rubio.
Después de un par de horas caminando por cualquier parte, de sentarse en algún lado a descansar, y de parar en algún kiosco para comprarte algo para comer o tomar, se hicieron las seis de la tarde, la hora en la que salía Juan Pedro de su trabajo, por lo que decidieron irlo a buscar, ya que andaban cerca del lugar. Se sentaron en un banco que había frente al edificio a esperar a que salga, y cinco minutos después lo viste aparecer con ese traje que tan bien le quedaba y en compañía de un rubio de ojos claros. -Buenas tardes – saludó cuando los vio -Hola – gritaste feliz y saltaste a abrazarlo -Hola, hola hermosa. ¿Cómo están? – y te lo preguntó a vos y a su porotito -Re bien, pasamos toda la tarde con los tíos – porque ahora todos eran tíos y ustedes dos eran padres -Pero que lindo, ¿se portaron bien? – le preguntó a Poli, y eso lo preguntó por vos y Nicolás -Bastante – dijo Poli y rió mientras saludaba a Peter -No para de comer, ¡es un pozo sin fin! – dijo Nicolás ligándose un golpe seco de tu parte -Se tiene que alimentar por dos – te defendió tu novio abrazándote de costado, vos aprovechaste y le sacaste la lengua
-¿Quién sos vos? – le preguntaste al rubio -Él es Benjamín, un compañero de trabajo. Benja ella es Lali, mi novia, y ellos son mis amigos, Pablo y Nicolás -Un gusto – dijo el rubio con una sonrisa y se saludaron entre todos -Amor, mañana van todos a comer a casa – dijiste ocultando una pequeña risita -Como siempre – dijo molesto. El próximo día tendrías una ecografía, y cada vez que tenías una todos cenaban con vos para poder ver a la evolución de tu hijo, y tu novio siempre se molestaba, siempre después de una ecografía quedaba más tierno de lo que era y quería pasar tiempo solo con ustedes dos, y allí estaban todos sus amigos impidiéndolo -Sé que te agrada nuestra compañía – dijo Nico sonriendo cancheramente -Estás invitado para ir mañana Benja – dijiste con una sonrisa, el rubio te la devolvió -Allí estaré – te dijo con la misma sonrisa Con tu novio y tus amigos se despidieron de Benjamín para luego irse hasta tu casa, donde después de dejar lo que compraron, los chicos se fueron dejándolos solos.
[right]Lily te estamos mal acostumbrando !! Es injusto el poder sobre nosotras que tenes, subimos solo para vos ! jajajaa[/right] | |
| | | lillyana Miembro junior
Mensajes : 138 Fecha de inscripción : 18/08/2011
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Mar Ago 23, 2011 5:53 pm | |
| benjamin???????????????????????? WTF no habia otro nombre? porq ese? q perezaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa hastra en la sopa aparece el pibe este.
Por eso las AMO tanto porq son unas diosas q me hacen feliz.jajaja y no te creas q solo suben por mi hay MUCHAS qleen pero no comentan q es idferente, en las visualizaciones se ve. asi q haganme el favor de comentar.
vamos a rosariooooooooooooo wiiiiiiiiiii.al final no se fueron todos manada de torcidos.jajajajaja la lista habia sido mayor cuando dijeron q se iban. | |
| | | Florr Miembro nuevo
Mensajes : 18 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 30
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Jue Ago 25, 2011 4:25 pm | |
| Capítulo Siete – Especulaciones
Abriste un ojo primero y después el otro, sentiste como los brazos de Peter te envolvían fuerte y sonreíste, te dedicaste a mirar su cara pacífica y sonreíste, estabas perdida e irrevocablemente enamorada de él. Te zafaste de los brazos de tu novio intentando no despertarlo, cuando lo lograste buscaste su remera en el piso y mordiste tu labio inferior al recordar la noche anterior, se amaron como hacía algún tiempo no lo hacían. Caminaste sin hacer ruidos hasta el baño y después de higienizarte caminaste hasta la cocina, preparaste en una bandeja un desayuno abundante para dos y pusiste todo en la bandeja, reíste cuando la tomaste en tus manos y casi te caes, eras muy torpe. Caminaste a pasos lentos intentando que no se te caiga nada, mirando hacia todos lados evitando chocarte algo, cuando llegaste suspiraste aliviada y dejaste la bandeja en la cómoda de tu habitación, miraste con una sonrisa pícara y mil formas de despertarlo se te cruzaron por la cabeza. Pero tuviste piedad de él y solo te tiraste suavemente sobre su cuerpo y comenzaste a llenar de besos cada parte de su cuerpo que estaba a tu alcance. Sentiste como se removió un poco debajo de ti y viste esa enorme sonrisa que ocupó sus labios. -Hola – dijo aún de ojos cerrados y con una tierna voz de dormido -Buenos días papito lindo – y hoy te habías levantado toda melosa -Mmm ¿Qué le pasó a mami que se levantó mimosa? ¿Qué me vas a pedir? – te preguntó después de girarse para poder mirar bien tu cara. -Venía con toda la buena intención del mundo, solo para mimarte un poquito, ¡hasta te traje el desayuno a la cama¡, y me decís eso, que mal novio que sos – dijiste formando un puchero, él sonrió dulcemente y besó tu frente, porque ustedes jamás se besaban sin haberse lavado los dientes -Me voy a lavar los diente porque tengo muchas ganas de besarte mami – te dijo y vos mordiste tu labio inferior, cuando quería podía ser muy tierno. Te apartó lenta y suavemente de su cuerpo y se levantó, lo primero que hizo fue ponerse sus bóxer y después si lo viste desaparecer de tu vista.
Diez minutos pasaron y ya lo tenías de nuevo a tu lado y con la bandeja que minutos atrás habías dejado en la cómoda, en sus piernas. Comían, se mimaban y reían, también especulaban sobre el futuro, pero ustedes más que nadie sabían que éste era muy incierto. -Gordo -¿Qué pasa amor? – y te lo contestó con la boca llena de tostada -No seas asqueroso y tragá antes de hablar – lo retaste, él solo rodó los ojos y asintió con la cabeza – Tengo miedo – dijiste y él te miró sin entender -¿Por qué? – preguntó y atinó a dejar la bandeja a un lado, pero vos se lo impediste, querías comer -No me ah crecido casi nada la panza gordo, ¿no se supone que a esta altura tenes que tener algo de pancita? -Capaz que no a todas les crece a los cuatro meses y medio, o tal vez que la tuya sea chiquita simplemente. Igual no te preocupes amor, si algo pasa hoy el doctor nos lo va a decir, pero yo estoy seguro que mi porotito esta sano y salvo, igual que esta mamita hermosa – vos sonreíste y te tiraste a sus labios, lo amabas y mucho. -¿Queres que sea nene o nena? -Mmm nene, así le enseño a jugar al rugby, – dijo con una hermosa sonrisa – a parte si es mujer tengo que andar corriendo a sus pretendientes, demasiado tengo con vos – dijo con tono cansino y vos largaste una carcajada - ¿Y vos? -Cualquiera de los dos, mientras sea feliz, me da igual – dijiste con una sonrisa y él también te sonrió -Es verdad, mientras sea feliz, que sea lo que sea.
Después de varios mimos y caricias decidieron levantarse de la cama, ese día Pedro no cursaba ni trabajaba, ningún viernes lo hacía, ese era el día que se dedicaban a pleno a su relación y a su bebé. -Tenemos que ir pensando en hacerle el cuarto – dijiste, él estaba lavando todo lo utilizado en el desayuno y vos te encontrabas sentada en la mesada, mirándolo atentamente -Deberíamos, igual hoy nos enteramos del sexo, así que después podemos pasar a comprar las cosas ¿no? -Sip -Terminé – dijo secándose las manos y poniéndolas a cada lado de tu cuerpo -Veo – dijiste sonriéndole - ¿Te parece si miramos un rato televisión, después vamos a comer por ahí y después al doctor? – preguntaste mientras lo tomabas por el cuello de su chomba -Mmm me gusta – dijo para después tomarte en sus brazos, vos reíste a carcajadas y lo besaste con ganas.
-¿Cómo pensas que va a ser? – preguntó mientras acariciaba tu panza, vos te encontrabas sentada en una punta del sillón y él estaba acostado con su cabeza en tus piernas -Va a tener tu nariz de poroto, – y le tocaste su nariz – el color de tus ojos, pero la forma de los mío. Y va a tener tus lunares – y tocaste esos lunares que tanto te habían enamorado -Si es nena que no tenga tus labios -¿Porqué? – preguntaste riendo -¿Cómo porqué? ¿Vos te has visto tus labios? Son gruesos y te dan ganas de morderlos todos, no – y sacudió su cabeza – si llega a tener esos labios no sale de la casa hasta los cincuenta – y reíste con ganas, él era el ser más celoso y cuida sobre la faz de la tierra, y vos lo sabías, celaba a sus amigas, a su madre, ¡hasta a tu hermana!, y bueno, de vos mejor ni hablemos. -Espero que sea nene, porque sino… pobresita – y mordiste tu labio inferior -Pobre yo, una mujer y una nena que cuidar, peleas por dos por polleras cortas y escotes, no, voy a morir antes de tiempo – y vos reíste una vez más – Porotito, por favor, compadecete de papi y sé varón ¿si? – Y mordiste tu labio mientras negabas con la cabeza - ¿Vos decís que me escucha? -Yo digo que te escucha sí. Pero eso no depende de él, así que no lo presiones pobresito – y corriste su mano para ser vos quien le de un mimo a tu hijo -Hola chiquitito de papá – le dijo a tu panza y dejó un beso allí – con mamá te estamos esperando acá ¿sabes? Tenemos muchas, pero muchas ganas de conocerte. Vas a ser muy feliz, vos y mamá lo van a ser, papá te lo promete ¿Si? Te amo mucho chiquito – dijo para después dejar otro beso allí. Vos lo mirabas con un puchero formado en tu cara y miles de lágrimas que amenazaban con salir. Él te miró y se rió de vos, no con vos, se incorporó un poco y tomó tus mejillas - ¿Está sensible la mami? – y vos asentiste con un puchero -Es que sos muy tierno – dijiste mientras dejabas escapar una lágrima, el río y te besó lentamente -No llores tontita – te dijo y volvió a besarte, te abrazó con ganas y vos sonreíste -Te amo mucho mucho ¿sabías? -Sabía sí, ¿y vos sabías que yo te amo mucho pero mucho más? -Sabía que me amabas, pero más que yo es casi imposible – se sonrieron una vez más y unieron sus labios, se amaban y se lo demostraban cada vez que podían. Y como se amaban tanto, esa vez se lo demostraron bajo las sábanas, acariciándose cada parte de su cuerpo, con todo ese amor que se tenían.
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-No vamos a salir a comer, quiero comer acá – dijiste y él rió, odiabas levantarte de la cama después de hacer el amor -No seas vaguita -Anda a buscar milanesas a la napolitana con fritas a la rotisería de abajo – pediste con esa sonrisa que vos sabías perfectamente que no se resistía, esa sonrisa de nena que solo sacabas cuando lo querías convencer de que haga algo. -No, dale amor, levantate y vamos a comer a algún restaurante -Pero el porotito tiene ganas de comer acostado – él bufó y comenzó a vestirse, vos sonreíste y mordiste tu labio inferior -¿Qué queres? -Milanesa a la napolitana con fritas – dijiste sonriendo - ¿te enojaste? – le peguntaste luciendo un puchero, tu otra arma persuasiva para con Pedro. Él solo bufó y negó con la cabeza mientras se mordía su labio inferior, eras imposible. -Sos muy mala – te dijo mientras se sentaba en la cama para ponerse los zapatos -No soy mala, soy una mamá que tiene un antojito de comer con el padre de su hijo milanesas a la napolitana con fritas en la cama – e hiciste una sonrisa mientras pestañabas varias veces -Sos una nenita – dijo y vos le sonreíste, si lo eras – Ya vengo – y besó tus labios – Los amo – gritó antes de perderse en el pasillo que lo llevaría a la puerta principal.
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Después de comer y saciar tu antojo, decidiste darte una ducha, para al final ir juntos en un taxi al doctor, ese día te enterarías del sexo de tu hijo, y le preguntarías al doctor todas esas dudas que tenías, y la principal era que no te crecía la panza, para tu escaso conocimiento sabías que a casi cinco meses de embarazo ya debías tener una linda pancita, pero ésta se negaba a salir. -Mariana Espósito – llamó el doctor y vos con una sonrisa caminaste hacia el consultorio de la mano de tu novio – Buenos días chicos, ¿Cómo andan? -Hola Marcos – saludaste simpática y le diste un beso en su mejilla, tu novio le dio la mano con un semblante serio, vos reprimiste una carcajada. -Tomen asiento – les pidió y ambos se sentaron frente a él – Muy bien, antes de empezar con la eco, ¿ay algo que me quieras contar? ¿Algún mareo o algo fuera de lo normal? -No, por ahora todo más que bien. Solo tengo una pregunta, ¿no debería de tener panza? – Marcos sonrió y vos te sonrojaste, sin dudas no tenías ni idea de todo el procedimiento de un embarazo, pero te habías propuesto aprender a medida que iban pasando los meses. -Eso es relativo, algunas mujeres casi ni se les nota las panzas, otras tienen unas panzas enorme, a algunas les demora más en “salir”, a otras se les adelanta, eso depende de cada embarazo Mariana. -Eso le intento decir siempre, pero ella se empecina en que algo le pasa a nuestro hijo -Ahora pasamos a hacer la eco y vemos como esta todo ¿si? De paso ya nos quedamos tranquilos los tres. Marcos sonrió y después te dirigió hacia la camilla, te acostaste y levantaste tu remera, sentiste ese gel helado y después esa leve presión que ejercía el doctor sobre tu panza. Viste una mueca de disgusto de Marcos y su rostro serio, y allí te preocupaste, pero nada se comparó con lo que el doctor te dijo, no estabas preparada para escuchar eso, ¿por qué el destino se empecinaba en hacerte caer una y otra vez? | |
| | | Carlita Admin
Mensajes : 741 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 33 Localización : Rosario, Argentina
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Jue Ago 25, 2011 6:27 pm | |
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| | | lillyana Miembro junior
Mensajes : 138 Fecha de inscripción : 18/08/2011
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Jue Ago 25, 2011 7:14 pm | |
| vos me estas jodiendo? Como la vas a dejar ahi????????? te voy a matar flor, agarrate q ya te caigo a tu casa y no te libras d emi.
Tengo el leve presentimiento de q tuvo un aborto sopresivo y ni se dio cuenta y en esa panza ya no hay NADA de porotito, solo te digo uyna cosa si es eso, esa relacion se empieza a dañar ahi.
Lo q pasa es q las noves las leen muchas, pero son lectoras silenciosas.jajajaja | |
| | | lillyana Miembro junior
Mensajes : 138 Fecha de inscripción : 18/08/2011
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Lun Ago 29, 2011 1:50 pm | |
| FLOR esto está pasando de castaño claro a castaño oscuro, como no me vas a subir y me vas a dejar con esta intriga, a vos te parece justo????????????????, esta bien q yo sea la unica q comente, pero no soy la unica q leo, tenes MUCHAS lectoras silenciosas y eso se ve en las visualizaciones.
asi q haceme el favor y subime cap o me vas a conocer enojada | |
| | | Carlita Admin
Mensajes : 741 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 33 Localización : Rosario, Argentina
| | | | Florr Miembro nuevo
Mensajes : 18 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 30
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Lun Ago 29, 2011 10:10 pm | |
| Capítulo Ocho - ¿Por qué?
¿Por qué? ¿Por qué a tu bebé y no a vos? ¿Por qué tenías que pasar por todo esto? ¿Por qué? ¿Tan mala madre eras que ni siquiera podías cuidar a tu hijo dentro de ti? ¿Por qué tu bebé estaba en peligro? Con el alma destrozada llegaste a tu casa y te tiraste en tu cama a llorar, a llorar abrazada a Pedro, a llorar sin dejar de tocar tu panza, a llorar por tu bebé, a llorar porque ese chiquito no se lo merecía. El doctor te dijo que tu hijo no se estaba alimentando bien, la placenta no estaba haciendo bien su trabajo. Debido a esto estaba sufriendo una malformación en sus pulmones y en su corazoncito. Tu bebé estaba sufriendo dentro de tu panza, y no se sabía si una vez fuera de ella iba a poder sobrevivir. Con cuatro meses y medio de embarazo no podían hacerte una cesárea, si lo hacían tu bebé moriría, tampoco podían esperar hasta los nueve meses porque su desnutrición acabaría con su vida. Por lo pronto habían decidido seguir con el embarazo, y a los siete meses hacer una cesárea, pero ningún médico te había asegurado que tu hijo iba a vivir sin complicaciones.
Llorabas abrazada al pecho de tu novio quien también lloraba, intentaban largar todo ese dolor pero parecía que éste nunca cesaría. Aún no les habían avisado a sus padres ni a sus amigos, a los que les pidieron que ese día no vayan. Necesitaban descargar todo ese dolor juntos. -¿Qué vamos a hacer? – preguntaste entre lágrimas y él suspiró -Lamentablemente no podemos hacer nada amor – te dijo con sus ojos recargados de tristeza, tristeza que evitaba demostrarte -¿Por qué a él? – preguntaste y dejaste derramar un par de lágrimas -Porque él es fuerte y va a poder salir de esta – porque también le habían dicho que estaban esperando un varoncito. Intentaste agarrarte de esa frase pero se te fue imposible, el saber que tu hijo estaba sufriendo dentro de ti te partía el alma, el saber que su vida peligraba te desgarraba el corazón -Es muy chiquitito para pasar por esta -Amor – te dijo y te obligó a que lo mires tomándote de la cara - ¿Te acordas lo que nos dijo el médico? Nos dijo que tengamos fe, que todo va a salir bien. Hay un gran porcentaje de que muera, sí, y eso me aterra, pero hay un pequeño porcentaje de que viva y yo voy a luchar por ese pequeño porcentaje, mi hijo va a salir vivo de esta ¿si? Marcos dijo que el bebé sentía todo, él está sintiendo que su madre está mal, y yo creo que no le gustaría ¿no? – vos asentiste y limpiaste tus lágrimas lentamente, ibas a luchar por que tu hijo salga de ésta, ibas a luchar por tu bebé e ibas a intentar poner lo mejor de vos -Tenemos que hablar con nuestros padres y los chicos – dijiste y él asintió -Voy a llamar a nuestros padres y les voy a decir que se vengan a pasar el fin de semana, los necesitamos – dijo y vos estuviste de acuerdo con él
Cuando Pedro llamó a la familia de ambos y les contó lo que pasaba los cuatro decidieron ir el próximo día a primera hora, los cuatro sabían que sus hijos los necesitaban y allí iban a estar, apoyándolos y alentándolos. Cuando sus padres llegaron a la casa que compartían te tiraste a los brazos de tu madre, la necesitabas más que nunca, necesitabas un abrazo de madre, un abrazo reconfortante, un abrazo de alguien que te entendiera, que entendiera ese dolor de madre, ese dolor de saber que no estas cuidando bien a tu hijo aún estando en tu panza. -Te necesito mamá – le susurraste entre lágrimas y ella te abrazó con fuerzas -Calmate amor, calmate – te susurró acariciándote la espalda. Caminaste abrazada de tu madre hasta tu cuarto y los otros cuatro entendieron que necesitabas estar con tu madre, por lo que las dejaron solas.
-Ya mi amor, deja de llorar – te dijo mientras te abrazaba con fuerzas y acariciaba tu espalda -Mamá tengo mucho miedo, tengo miedo de perderlo -No mi vida, no digas eso ¿si? Ni siquiera lo pienses, yo se que él es fuerte, como lo fuiste y lo sos vos -Mamá es demasiado chiquito, hay muy pocas posibilidades de que viva – dijiste sin dejar de derramar lágrimas -¿Sabes? Cuando yo te tuve a vos hice tres meses de reposo, no me podía casi levantar de la cama y lo hice todo para que vos salgas bien. Y al momento del parto le dijeron a papá que elijan entre vos y yo. Y papá no quiso elegir, eligieron mis padres y me eligieron a mí, como todo padre quisieron que su hija viva. A vos ya te daban por muerta La, y mira, acá estás contándome que vas a ser mamá, que tenes un embarazo que no es común. Yo estoy segura que las mismas fuerzas que vos tuviste en ese momento las va a tener este chiquito – dijo tu madre acariciando tu panza, vos lloraste con más ganas y te abrazaste a ella, haciéndote un bollito como cuando eras chiquita. Y por unos minutos te sentiste como aquella Lali de cinco años que le tenía miedo a los moustros que su hermano le decía que había debajo de la cama, por unos minutos sentiste esas caricias que tu madre te daba a los cinco años para calmarte y explicarte que nada malo te iba a pasar. -Juntas vamos a luchar por ese bebé mi amor, te lo prometo – te susurró tu madre, pero vos ya no la escuchabas, te habías dejado llevar por sus suaves caricias y te quedaste profundamente dormida, entre lágrimas y esperanza, esa que te habías obligado a nunca perder y a trasmitírsela a tu hijo.
-¿Cómo está? – preguntó Peter cuando Majo llegó al living -Se quedó dormida, está como estas vos Pedrito, destruida – dijo tu madre con dulzura, Peter asintió y bajó la cabeza -¿Qué fue lo que les dijo el doctor mi amor? – preguntó con suavidad su madre mientras le acariciaba la espalda -Nos dijo que tiene la mitad del tamaño que debería de tener porque la placenta no lo alimenta bien, y debido a esa mala alimentación tiene problemas en el desarrollo de los pulmones y del corazón. -Qué… ¿Qué probabilidades hay? – preguntó Carlos con miedo, y tu novio no supo si preguntó que probabilidades había de que viva o de que muera. -Nos dijo que hay muy pocas posibilidades de que viva. A los siete meses le van a hacer una cesárea, y si soporta la cesárea le van a hacer una operación, pero los efectos de esa operación son temporales, antes de los seis meses de vida hay que llevarlo a Cuba o Europa – contó y una lágrima se deslizó por su mejilla. Los cuatro mayores tenían ganas de llorar también, pero ese día eran sus hijos los que lo necesitaban. -Va a estar todo bien, algo en mí lo dice – dijo Majo llevándose una mano a su corazón, y esa frase la escucharon durante los próximos meses, pero ninguno de los dos supo descifrar si en realidad lo sentía o si era tan solo algo de aliento.
**************** Vos te encontrabas acostada aún durmiendo, tu madre y tu suegra habían sido las encargadas de ir por un poco de comida, vos necesitabas alimentarte bien, y aún no habías comido nada. Pablo, tu suegro, y tu padre se encontraban mirando un poco de televisión y Pedro estaba en el pequeño balcón de su apartamento. -¿Cómo estás hijo? – preguntó Pablo sentándose junto a Pedro -¿Porqué a nosotros papá? ¿Qué hicimos para que tengamos que pasar por esto? ¿Qué hizo de malo ese chiquitito para que tenga que sufrir así? – preguntó Peter al fin descargando todo lo que tenía dentro, al fin largando esas lágrimas amargas que tenía acumulada, que no quería largar frente a vos. -No es necesario que hagas algo para que te pase esto. Yo creo que les pasó porque los tres son fuertes, porque juntos van a poder superar esto. Si el destino lo quiso así debe ser por algo Peter. Tenes que ser fuerte y pensar en positivo, por él y por ella -¿Y como se hace para ser fuerte cuando tu hijo puede morir y cuando el amor de tu vida sufre tanto? ¿Cómo se puede ser fuerte papá? – preguntó con rabia e impotencia, no había nada al alcance de su mano para poder salvar la vida de su hijo, para poder hacer que su novia deje de llorar, para que su novia no se sienta tan culpable. -Pensando en ellos dos, pensando en que sos vos el sostén de esta familia, pensando en que ellos dos se merecen salir adelante, se merecen que vos los saques adelante – dijo Pablo mirándolo fijamente a los ojos – Sos vos el que los tenes que sacar adelante Peter, en especial a Lali, si ella cae en un pozo depresivo le va a hacer peor al bebé, él está dentro de ella, siente todo lo que ella siente, come gracias a ella, vive gracias a ella. Y ella lo hace por y para vos, así que sos vos el que la tenes que sacar adelante -Es muy difícil papá, muy difícil -¿No sos vos el que siempre le aclaras a Lali que nada en la vida es facil? Yo estoy seguro que vas a poder hijo, amas a esa mujer y a ese bebé, y vas a luchar por ellos, van a luchar los tres para los tres – Peter abrazó con fuerzas a su padre, era a la persona que más necesitaba en ese momento, en el momento en que tenía que juntar fuerzas de donde no las tenía y trasmitírtelas, y trasmitírselas.
-Peter, ¿llamas vos a Lali? – preguntó Claudia interrumpiendo una charla superficial de padre e hijo -Si mamá – dijo y se levantó de su lugar, pasó por a lado de su madre y ésta lo abrazó con ganas, haciendo que sus piernas flaqueen, haciendo que se de cuenta de cuanto los había extrañado, de cuanto los necesitaba en ese momento – Te amo ma – le dijo para después darle un beso en la coronilla e ir por vos.
-¿Qué haces despierta? – te preguntó cuando te vio acostada mirando a la nada misma, con las manos en tu panza y lágrimas que no paraban de dibujar un recorrido sin fin en tus mejillas. -No tenía ganas de levantarme – dijiste con voz casi inaudible. Pedro caminó hasta vos y se sentó en la cama, haciendo que vos dejes tu cabeza en su pecho, para así poder acariciarte un poco. Vos sentiste sus caricias y más ganas de llorar tuviste, no podías más con tu sentimiento de culpabilidad, era por tu culpa que tu y su hijo se estaba muriendo lentamente, eras vos la que no eras capaz de cuidarlo ni siquiera mientras estaba dentro tuyo – Perdoname – dijiste de forma casi inaudible, y sentiste como él se tensó debajo de ti, miraste su rostro desencajado y más lágrimas inundaron tus ojos. -¿Porqué me pedís perdón? – te preguntó haciendo un intento inútil de secar tus lágrimas -Es por mi culpa que él se está muriendo -Lali no digas tonterías, no es por tu culpa que está pasando esto. No es ni tu culpa, ni la mía, ni la de nadie. Pasó porque tenía que pasar, pero no te sientas culpable ¿me escuchaste? – te preguntó mientras te tomaba por las mejillas para que lo mires a los ojos -Soy yo la que no lo puedo alimentar bien – dijiste con la mirada baja -Lali, vos estas haciendo todo lo que está a tu alcance, esto es algo de la naturaleza o no se. No soy médico, pero no es tu culpa, no te quiero volver a escuchar decir eso ¿estamos? – preguntó con tono autoritario pero a la vez tierno. Vos asentiste con la cabeza y él te regaló un pequeño beso -Te amo mucho – le dijiste y lo besaste y él te besó, se dieron ese beso que necesitaban, ese beso reconfortante, ese beso que era capaz de sanar cualquier mal. Jajajajjaa Lily no te me enojes, soy colgada y me colgué, pero acá traigo el capi y mañana subo otro si o si taa ?? jajajaja. Me alegro Carli que vos también leas la novee jaja Un besote enorme Laly, Cali y lectoras silenciosas, quespero que les guste el capii Besoteee | |
| | | Carlita Admin
Mensajes : 741 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 33 Localización : Rosario, Argentina
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Mar Ago 30, 2011 2:47 pm | |
| Escuchar las bellas canciones de Adele mientras leo este capitulo no es recomendable. Pobrecitos ambos, el saber que tu hijo no pueda vivir debe ser una de las peores cosas que puede pasar en la vida. Ojala Flor hagas que todo salga bien ¿me escuchaste? ¬¬ jaja. Gracias por el cap, espero el proximo ♥
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| | | lillyana Miembro junior
Mensajes : 138 Fecha de inscripción : 18/08/2011
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Mar Ago 30, 2011 11:25 pm | |
| y asi me decis q no te mate? pobressssssssssssssssssssssssssssssss, ojala salga sano y salvo ese bebito, porq si no mueren de la tristeza.
yo me agarraria a comer como una ballena, a ver si al menos alguito le llega.jajaja
flor todavia estoy brava y no te he perdonado. jajaja | |
| | | Florr Miembro nuevo
Mensajes : 18 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 30
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Miér Ago 31, 2011 1:05 pm | |
| Capítulo Nueve – Besos y recuerdos
Te encontrabas parada mirándote en el espejo que tenías en tu habitación, tenías tu remera por debajo de tu pecho y acariciabas tu panza, esa que no se dignaba a crecer, esa que no iba a crecer demasiado. La mirabas y la acariciabas, ¿Por qué no podía ser tan solo un embarazo normal? ¿Por qué justo en el primero? Aún no terminabas de caer que estabas embarazada, que dentro de ti se estaba formando una vida, y menos podías creer que la vida de ese nenito que tanto habías aprendido a amar prendía de un hilo. Cuando sentiste que las lágrimas quemaban tus ojos decidiste bajar el buzo y salir de enfrente del espejo, mejor iba a hacer que ocupes tu mente en otra cosa, no querías llorar más para que tu hijo no sienta que sufrías, querías darle todas esa fuerza que sabías que él tiene, esas fuerzas que lo demuestra el nombre que eligieron con Pedro “el de gran fortaleza” ese era su significado. Suspiraste una, dos o tres veces y caminaste hacia el living, no había mucho para hacer, y menos cuando debías de hacer quietud, cosa que ya te fastidiaba y mucho.
-¿Dónde está la mamá más linda del mundo? – Peter entró a las tres de la tarde a tu casa y vos te sorprendiste, él acostumbraba a llegar alrededor de las siete de la tarde -Mal, estoy muy aburrida Peter, encima ahora los chicos están rindiendo y no me dan bola – y el puchero que hiciste hizo que él largara una carcajada – No te rías tarado, encerrate vos las veinticuatro horas del día – dijiste enojada y cruzaste tus brazos, él se mordió el labio inferior para no reírse una vez más y se sentó a tu lado. Evitaste mirarlo porque tu enojo no iba a durar mucho si lo mirabas, su traje negro con camisa blanca y corbata negra te podía muchísimo, y más cuando tenía los ojos verdes como los tenía ese día y esa sonrisa compradora que te hacía -No te enojes polvorita – dijo riéndose suavecito mientras te daba besos sobre toda tu cara -No me enojé – dijiste levantando un hombre y él rió – No entiendo de que te reís Juan Pedro -De que sos muy pero muy hermosa, y más cuando te pones así, toda caprichosa y enojadita – y vos te mordiste el labio para no sonreír - ¿Sabes que día es hoy? – te preguntó meloso y ahí si que sonreíste -Cinco de mayo, ¿por? – preguntaste haciéndote la desentendida y él rió, te conocía a la perfección y sabía que estabas actuando -Porque el cinco de mayo del dos mil siete fue uno de mis días más felices, ¿sabías? Una morochita, peticita me dio un beso muy pero muy lindo – te dijo y vos sonreíste abiertamente, para después terminar en sus labios, como hace cuatro años atrás.
[Flash Back] Vos tenías tus catorce años, y ese cinco de mayo tenías la primera fiesta de quince del año, con todas tus amigas se arreglaron y quedaron en ir todas juntas, por lo que una mini reunión previa en la casa de Candela hizo que todas se amontonen en la camioneta del padre de la flaca para así poder trasladarse al lugar. En esa época vos ya sentías mariposas en la panza cada vez que veías a Pedro, y él también las sentía. Todos sus amigos estaban enterado de eso y en charlas con algunos de ustedes los incentivaban a dar ese primer paso, pero claro, ninguno de los dos se animaban, eran tan nenes. Y fue en el quince de Camila que se animaron a dar ese paso, fue ese día que él se animó a besar por primera vez tus labios, fue ese día que vos te animaste a besar los labios de un chico, y no de cualquiera, sino de Pedro. Vos te encontrabas bailando con tus amigas cuando el llegó con su pantalón negro, la camisa blanca y esa corbata rosada que años después se enteraría que era tu favorita. Interrumpió la vuelta que Candela te estaba haciendo dar y te pidió bailar un rato, y vos con tus mejillas rojas de vergüenza aceptaste. Después de bailar un par de temas y de reírse un ratito te invitó a tomar aire, y vos nerviosa aceptaste. Él tomó tu mano y vos… vos sentiste un huracán en tu panza, pero minutos más tarde ibas a saber que eso no había sido nada comparado con lo que se venía después. -Está linda la noche ¿no? – te preguntó mirando el cielo mientras caminaban buscando algún lugar para sentarse lejos de esos adolescentes escandalosos -Si, está linda – dijiste sonriéndole. Los nervios sacudían el cuerpo de ambos y no sabían de que hablar, por lo que caminaron en silencio hasta que llegaron a un banquito que fue ocupado por el cuerpo de los dos. -Estás muy callada – te dijo, digamos que vos nunca fuiste una chica de pocas palabras -Vos también – dijiste y los dos rieron, era demasiada incómoda la situación. -La – escuchaste que dijo y vos giraste tu cara para mirarlo directamente a los ojos, sabías que en ese momento se venía la declaración, lo sabías porque tus (y sus) amigos te habían anticipado que esa noche algo pasaría entre ustedes. Él carraspeó una vez y se despeinó los pelos, esos que hasta los diecisiete los llevó largos – Emm, vos… Aish ¿porqué estoy tan nervioso? Se supone que debo de estar tranquilo porque sos mi amiga – te dijo molesto consigo mismo y vos reíste suavemente mientras tomabas una de sus manos para darle más fuerza, y él sonrió ante tu gesto – Me gustas mucho La – te dijo y vos sonreíste mientras te sonrojabas – Los chicos me dijeron que tenía que decírtelo, y si, la verdad que ya no lo podía guardar más, me gustas mucho, siento… siento mucha cosas cuando te veo – te dijo y se acercó un poquito a vos – Vos… ¿Vos sentís algo por mí? – te preguntó tímidamente -Siento lo mismo que vos Pitt, me gustas y mucho – dijiste con tus mejillas con un rojo intenso. Él te sonrió con ternura y terminó lentamente con esa distancia que los separaba, para darte tu primer beso, ese que fue suavecito y corto, con todo el amor que dos chicos de catorce años podían trasmitirse, ese beso que descolocó tu mundo, que lo dejó patas para arriba. [Fin del Flash Back]
-Eras más lindo – dijiste mordiéndote el labio inferior – Me acuerdo que cuando no separamos del beso me dijiste que te encantaba cuando me sonrojaba -Es que quedabas hermosa – te dijo y beso otro poquito tus labios – Los primeros meses vivías sonrojada – dijo riéndose de (y con) vos -¿Y cuando te pedí que seamos novios? – y ambos rieron al recordar el momento -Eras una loca, bah en realidad sos, pero una loca hermosa – dijo tras ver tu cara, y te regaló otro beso. Ese día era exclusivo de besos y recuerdos.
[Flash Back] Llevaban dos meses con Peter besándose cada vez que se veían, y vos ya lo sentías de tu propiedad, sentías que él era tu novio, pero vos necesitabas formalizar, necesitabas andar por las calles de Pergamino libremente con él de la mano, que te presente como su novia y que tus padres y los suyos supieran de su relación. Las chicas te decían una y mil veces que no necesitaban un título, que ambos sabían que se querían y mucho y con eso bastaba, pero vos te habías empecinado en que debían ser novios. -¿Qué pasa La? – te preguntó cuando te sentaste a su lado con tus cachetitos rojos por el frío, con un gorro de lana y una bufanda que tapaba parte de tu cara. Le habías pedido de verse en la plaza porque le tenías que decir algo importante. -Emm va de una ¿si? – y él asintió con miedo, en ese momento pensó lo peor, tal vez que lo ibas a dejar - ¿Queres ser mi novio? – y él tuvo que morderse el labio para no largar una carcajada y de esa forma ofenderte -¿Y que es lo que somos La? – te preguntó con una tierna sonrisa -Y no se, por eso te pregunto si queres ser mi novio, hasta ahora no teníamos título – y vos levantaste un hombro -Pero creí que no eran necesarios – vos bufaste molesta porque cuando él dijo eso sentiste a tus amigas también decírtelos -¿Queres o no? – dijiste de brazos cruzados, ese día estabas algo histérica e impaciente, y necesitabas una respuesta, no vueltas y vueltas -¿Vos queres? – te preguntó acariciándote una mejilla -No, lo pregunto por cortesía – dijiste con ironía, haciendo que él largue una pequeña risita -Entonces si quiero ser tu novio loquita – dijo aún riéndose tuyo, para después besarte un poquito, a ver si así se te iba la histeria -Quiero contarle a papá y a mamá – dijiste después del beso y él abrió los ojos de par en par - ¿Porqué abrís los ojos así? ¿No queres? ¿No me queres? -¿Vos estás bien Lali? – te preguntó extrañado, ese día en particular estabas más loca que nunca -Si, respondé a mis preguntas -La, si te quiero y mucho, lo sabes. Y lo de contarle a tus padres claro que quiero, solo que me da un poco de miedo Carlos y Pato – tu padre y tu hermano siempre te sobreprotegieron, eras la más chiquita, por eso el miedo. Y al fin con ese comentario pudo arrancarte una sonrisa -Perdón, hoy si estoy un poquito loca – dijiste tímidamente y ambos rieron, para después besarse hasta el cansancio [Fin del flash back]
-¿Ves? Si sos loquita – dijo y los dos rieron - ¿Qué te pasaba ese día? -Sinceramente no me acuerdo, tal vez estaba con el período – y volvieron a reír para callar sus risas con un beso, otro más. -Te amo amor, mucho te amo – te dijo mirándote fijamente a los ojos -Yo también te amo, los dos te amamos – dijiste apoyando una mano en tu panza. Y después se hundieron en un río de besos y recuerdos, recuerdos como el de su primera vez, esa que solo la recuerdan ustedes dos, esa que reservaron el recuerdo solo para ustedes.
Capítulo Diez – Entre amigos
Era sábado doce de mayo y ese día todos tus amigos que ahora vivían en Buenos Aires viajaron a Rosario, para así pasar un fin de semana todos juntos. Eugenia y Daniela se estaban quedando en el apartamento de Rocío y Candela, Gastón, Victorio y Agustín en el de Pablo y Nicolás. Esa noche todo el mundo iba a comer a tu apartamento, incluyendo a Benjamín, que varias veces había ido a visitarte a vos y a Pedro.
-¡Lali! – gritaron Daniela y Eugenia cuando Peter les abrió la puerta y corrieron a abrazarte, un abrazo largo y duradero, un abrazo que hubieran querido darte el día que te enteraste del problema en tu embarazo. -¿Cómo están hermosas? – preguntaste vos al tiempo que te separabas -Bien ¿Y ustedes? – preguntó Dani acariciando tu panza de cinco meses y medio -Re bien – dijiste con una sonrisa -Yo también estoy bien, por las dudas si les interesa – dijo Pedro mirándolas cruzado de brazos, habían pasado por a lado de él y no lo habían saludado. Después de que Cande y Rochi te saluden a vos y a tu pancita, y que Euge y Dani saluden a tu novio, los seis se sentaron en el living, esperando que llegue el resto. Y cuando todos llegaron el living les quedó chico, por lo que algunos tuvieron que utilizar el piso para sentarse. -Para la próxima una casa más grande – pidió María y todos rieron -Les dije que vayan a algún restaurante o algo así – dijiste vos y negaste con la cabeza -No tenía gracias, vos no estabas y la idea era pasar todos juntos – te respondió Euge y vos le sonreíste -Che Benja, ¿Y vos de donde saliste? – Le preguntó Agus y todos lo restaron por hablarle así – Le pregunté en una buena, no lo conocía – se justificó y el rubio de ojos claros rió -Soy compañero de trabajo de Peter – respondió él sonriendo -¿Y estudias? – le preguntó Dani -Si, estoy estudiando abogacía, ya estoy en mi ultimo año – contestó con una sonrisa -Vamos a ser colegas entonces – le dijo Gastón sonriéndole
Los primeros minutos se trataron de conocer a Benjamín y darse a conocer ellos mismos, acompañados de cervezas para todos menos para vos y Pedro, que quería estar en tu misma condición y tomaba jugo a la par tuya. Amabas cada gesto de él, intentando que vos te sientas mejor a cada momento. Desde que habías quedado embarazada él se había vuelto el ser más tierno del planeta, y admirabas la forma en que intentaba sostener todo, intentaba mantenerlos, intentaba cumplir su sueño de recibirse de contador e intentaba brindarte todo ese amor que te tenía. -La, ¿ya te dieron fecha del parto? – te preguntó Dani y todos te miraron. Digamos que cuando ustedes estaban juntos muy pocas veces se armaban grupitos, casi siempre charlaban entre todos -Si, la cesárea está fijada para el quince de julio, pero eso se va viendo, si todo sigue igual si me la hacen el quince, pero se puede adelantar como atrasar – dijiste haciendo hombritos -¿Y vos sentís algo? No sé, ¿te duele algo? – te preguntó Euge y vos negaste, lo único que te dolía era el alma y el corazón -Va a salir todo bien La – te dijo Vico al ver como tus ojitos se habían entristecidos -Eso espero – dijiste sonriendo de lado -¿Y ya tienen el nombre? – preguntó intentando ponerle alegría al tema Rochi -Si – fijo Peter sonrieron burlonamente, ambos habían decidido que iban a saber el nombre cuando tu hijo nazca -¿Cómo se va a llamar mi ahijado? – preguntó Candela, digamos que a pesar de que sabían quienes iban a ser los padrinos, no lo habían dicho, pero ella le encantaba pelear con el resto y en especial con Rochi -Tu ahijado, nadie sabe, ¿Vas a ser madrina Cande? – preguntó Rochi y todos rieron, siempre que se juntaban tenían la misma pelea -Ya chicas, no empiecen, hoy no tengo ganas de aguantarlas – dijo Nicolás y las dos le sacaron la lengua - ¿Cómo se va a llamar mi sobrinito? – en cambio Nico y el resto de los chicos prefería llamarlo sobrino, para así no ejercer presiones sobre ustedes -Eso lo van a saber el día en que nazca – dijiste con una sonrisa traviesa y escuchaste la queja de todos -Es injusto Mariana, yo queiro saber el nombre de mi sobrino – te dijo Nicolás -¿Y? Es mi hijo y yo decido quien va a saber el nombre y quien no – le retrucaste y él te miró -¿Y mientras para nosotros es el señor anónimo? -No, mientras es porotito – dijiste sonriendo triunfal -No empiecen ustedes – dijo Candela aún ofendida con Nicolás -Igual, digan lo que digan, todos van a saber el nombre del porotito el día en que nazca. Si quieren les contamos el significado – dijo Peter intentando mediar todo -¿Qué significa? – preguntó Mery sonriendo dulcemente -El de gran fortaleza – dijiste y se produjo un gran silencio -Seguro que la va a tener – dijo Benja esperanzado (como todos).
Como casi nunca pasaba los hombres comenzaron a hablar de fútbol, mujeres, fiestas y esas cosas. Mientras que las chicas se sentaron todas juntas para hablar de todo un poco, moda, estudios y en especial de chicos. -Que divino que está el amiguito nuevo que trajeron – dijo Euge mirando al rubio de ojos claros -Muy lindo está – dijo María también mirándolo -¿Benja? – Preguntaste en vano, porque era algo obvio – Y no saben lo divino que es como persona, es un sol – dijiste mirándolo también -Vos calladita que tenes novio y estás esperando un hijo, dejanoslo para nosotras – te pidió Daniela y vos reíste -Solo que nos quieras a dejar a Pedri para nosotras – te dijo Euge y vos dejaste de reír para darle un golpe seco en su nuca -Ey, que agresiva, yo solo decía – y ahí rieron todas juntas -¿Cómo están los chicos de la capi? – preguntó Candela -Lindos, muy pero muy lindos – dijo Daniela y de seguro que si fuera un dibujito animado estarían inundadas de baba -Salimos todos los fines de semana y siempre terminamos en la cama de uno distinto – dijo Euge y las dos rieron cómplices -¿Qué hizo la capital con mis amigas? – dijiste sobreactuando -Potenció lo que no podían hacer en Pergamino – dijo Rocío y volvieron a reír -Ustedes de envidiosas que no lo pueden hacer porque están casadísimas – dijo Euge y Rochi, Cande y vos les sacaron la lengua -Los chicos de acá también están muy lindos – dijo Mery y miró disimuladamente hacia donde se encontraba Benjamín riendo con los chicos, al percatarse de la mirada de la más alta de grupo le hizo una guiñada y giró para seguir hablando con sus nuevos amigos -¿Todos o Benjamín? – preguntaste al notar esas miradas y ese guiño -¿Eh? – te preguntó sin entender María -Dale que entendiste, vi las miraditas y el guiño – dijiste sonriendo mientras la codeabas - ¿Qué pasa ahí? – preguntaste y viste como se mordió el labio inferior, al instante todas las miradas de ustedes estaban fijas en ella -Emm ayer fue a casa – dijo y se sonrojó -¿Cómo? ¿Y no nos dijiste nada? ¡Que yegua! – exclamó indignada Candela y María rió tímidamente -Bueno, es que no me dio el tiempo. Me calló en casa a eso de las ocho, yo no sabía que venía – aclaremos que Benjamín conocía donde quedaba la casa de María porque un fin de semana atrás habían hecho previa en ese apartamento. – Vino, estuvimos charlando, cenamos y charla va, charla viene, terminamos en mi cama – y el grito de todas obligó a que los chicos fijen la vista en ustedes -¿Qué pasó? – preguntó tu novio entre preocupado y divertido -¿Qué puede pasar? Seguro algún chiste – dijo Nicolás -Si, un chiste ¿y? – dijiste vos levantando un hombro, buscando pelea -Y… y que son unas chismosas – dijo Nicolás y vos levantaste una ceja -¿Nosotras? Sí, pero nosotras lo demostramos, pero ustedes que fingen que no les importa nada y seguramente después nos preguntan que pasó y se llaman para chusmeárselo – le dijiste y todas las chicas te dieron la razón -Que hambre que tenes querida – dijo Nicolás al tiempo que giraba para conversar con los chicos -Como amo dejarte sin palabras – le retrucaste y también giraste para pedirle detalles a María. Cuando Nico te fue a contestar todos lo callaron, eran más divertidas las charlas que las peleas entre ustedes dos. Y ese fin de semana le sacaron jugo el estar todos juntos una vez más, porque no sabían cuando lo volverían a hacer.
Para que Lily me perdone subo dos capis jajaja, yo no hice nada Lily, solo soy colgada, no me podes culpar por eso !! Gracias Carli y Lily por leer y firmar, las quiero a ambas Un beso enorme para las que leen y no firman, y otro para las que si Flor | |
| | | lillyana Miembro junior
Mensajes : 138 Fecha de inscripción : 18/08/2011
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Miér Ago 31, 2011 11:45 pm | |
| muy bien maria quitame a benjamin del camino, asi me estorba menos.
como se va a llamar el bebe, yo si es niña la pondría milagros y si es niño mmmmmmm nose.jajajaj salvador.ajjajaja nombres asi bien de haberse salvado de lo q le paso.jajajaja No me vas a salir con un nombre bien pecueca, porq mi obsesion es tal q busq ese significado es internet y tiene nombre bien FEOS.jajajaj perdon si ofendo a alguien, pero es verdad. jajajaj
y no se porq se pelean si YO voy a ser la madrina de ese nene.
100% no te he perdonado, pero vas ganando puntos si seguis asi.jajaja | |
| | | Carlita Admin
Mensajes : 741 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 33 Localización : Rosario, Argentina
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Vie Sep 02, 2011 12:45 am | |
| Pense que habia comentado pero se ve que no.
1ro, mucha intriga con el nombre eh, eso no se vale
2do ¿mas tiernos los capitulos imposibles?
3ro, el recuerdo del primer beso en el cumple de 15, me trajo recuerdos de cuando teniamos las fiestas, eran buenas epocas jajaja
Quiero, quiero, quiero el proximo capitulo ♪
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| | | Florr Miembro nuevo
Mensajes : 18 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 30
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Vie Sep 02, 2011 2:10 pm | |
| Capítulo Once – Viernes
Como era viernes te levantaste con una hermosa sonrisa, como cada viernes desde hacía once meses atrás. Ese día volverías a ver a ese ser diminuto que había creado su casita bajo tu piel, ese ser que peleaba por su vida y que creías que iba a ganar esa batalla. El viernes era tu día preferido porque terminaban las obligaciones de todos y recibías más visitas, por ende pasabas menos tiempo aburrida y sola, también era el único día de la semana desde hacía un poco más de dos meses que salías a la calle, pero claro que lo principal era llevarte contigo una fotito más de él, esa que guardabas en un álbum celestito que le habías comprado.
Como cada viernes Pedro sale antes de la facultad y pasa por vos, comen algo rapidito, vos te aprontas y toman un taxi que los deja justo en la puerta del sanatorio que cuida y controla tu embarazo. Se sientan uno a lado del otro en la sala de esperas y esperan ser llamados por Marcos, la misma rutina de todos los viernes. -Espósito – dice Marcos buscándolos con la mirada y los dos se paran ya tomados de las manos. Dejan un beso en la mejilla del doctor y se sientan tras su escritorio - ¿Sentiste algo nuevo Mariana? – esa pregunta que escuchas cada viernes -Todo normal, como siempre – decís sonriéndole -Muy bien entonces, ¿pasamos a la camilla? – te pregunta y vos asentís. Caminas con apuro hasta la camilla y te acostas, levantas la remera y es Peter el encargado de esparcirte por toda tu pancita ese frío gel – Muy bien, veamos como sigue todo.
Y como una secuencia recordas el día en que te dijeron que tu embarazo no iba a ser normal. Miras la mueca que hace Marcos, como frunce el ceño y mira con atención ese cuadrado que devuelve la imagen de tu hijo. Anota un par de cosas y bufa, mueve por toda tu panza el aparatito, como intentando buscar algo, y eso a vos te preocupa, mucho te preocupa. -¿Pasa algo Marcos? – preguntas y ves como Peter fija la mirada en el doctor -Marcos… - él exige saber que es lo que pasa con su hijo -Chicos, los signos vitales del bebé bajaron considerablemente, vamos a dejarte internada así podemos monitorearlo. Si siguen igual o si disminuyen vamos a tener que hacer la cesárea – dice con el rostro duro e inexpresivo que adoptan todos los doctores al darte una mala noticia. A vos se te llenan los ojos de lágrimas e instintivamente miras la pantalla que aún te muestra a tu hijo, dejas que un par se te escapen y cerras los ojos con fuerzas, deseas con todas tus fuerzas que esto sea solo un mal sueño, pero sos conciente que esa es la realidad, tu realidad. -Es… ¿Es más riesgoso ahora? – pregunta Pedro con su voz temblorosa -Esperemos que no – dice Marcos con su semblante serio – Quedense acá, yo voy a hacer que les preparen una habitación, así podemos monitorearlo mejor. Hace que les traigan un bolso, van a pasar la noche acá – le dice a Pedro antes de retirarse de la sala.
Cuando Marcos abandona la habitación, los deja a ustedes con ese sabor amargo. Pedro limpia lentamente tu panza y la oculta bajo tu remera, vos aún miras la pantalla donde minutos antes veías a tu pequeño bebé, las lágrimas descienden de tus ojos como cataratas y tu mente está perdida en algún lugar. ¿Porqué tu bebé tenía que estar pasando por eso? ¿Qué iba a pasar con vos si el corazoncito de ese bebé dejaba de latir? Cuando esa pregunta inundó tu mente decidiste no hacerle caso, eso nunca iba a pasar, tu hijo era fuerte tal como lo decía su nombre, tu hijo iba a salir adelante, iba a vivir. Ni vos ni Pedro hablaban, solo estaban tomados de la mano, vos aún acostada y él en una silla. Sentiste como se paró lentamente y se acercó a vos, limpió tus lágrimas aunque enseguida tus mejillas volvieron a llenarse de más agua, y te abrazó con fuerzas. -Tengo mucho miedo Peter, mucho – le susurras aferrándote aún más -Yo también mi amor, pero te prometo que todo va a estar bien -¿Cómo sabes que todo va a estar bien? – Le preguntas y te separas del abrazo - ¿Cómo sabes que el bebé va a nacer bien? ¿Cómo sabes que no va a… morir? – Y lo último lo decís en un susurro - ¿Cómo sabes? – y todo se lo preguntas alterada, subiendo un poco la voz, y sin dejar de llorar -No lo se – te dice – No se si va a vivir o no, pero prefiero creer que si. Prefiero pensar en positivo, prefiero resistir y ser fuerte por él, darle ganas de vivir, de luchar por su vida. -Es muy chiquito – decís y negas con la cabeza -La vida se trata de eso La, de pelear y resistir, toda tu vida hiciste eso ¿o no? Él será el fiel reflejo de vos, luchándola desde chiquito, como vos hiciste, luchaste para que vos y tu mamá vivan. Él va a luchar para que él y nosotros vivamos mi amor, confia en él y en los doctores, vamos a salir bien los tres de esta, te lo prometo. -Abrazame fuerte Pitt – le pediste y él cumplió, como le prometió a su padre que haría, cumplió con contenerte y darte fuerzas, cumplió con esa parte del trato. Pero por dentro se estaba cayendo lentamente, por dentro estaba perdiendo las esperanzas, ¿Qué más iba a pasar? ¿Qué más le iba a pasar a su hijo?
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Hacía cuatro horas que te habían trasladado de sala, tu panza estaba llena de cables monitoreando a tu bebé y una enfermera no se movía de tu lado, de vez en cuando la veías hacer un par de anotaciones o tocar algún cable, y eso te ponía sumamente nerviosa. Claro está que todo el mundo había sido avisado, tu madre y tu suegra estaban en camino junto a tus dos hermanos y tu cuñada, el resto de los hombres viajarían esa misma noche si era necesario y tomarían los próximos días libres en el trabajo. Tus amigos estaban todos haciéndote compañía en la sala, todos aquellos que se encontraban en Rosario, el resto te había llamado y te habían dado fuerzas. -¿Te sentís bien vos? – te preguntó Cande y vos la miraste profundamente a los ojos ¿Cómo ibas a sentirte bien si tu hijo estaba sufriendo? – Físicamente – aclaró -Si – decís y volves a quedar en silencio, porque en esa sala nadie hablaba - ¿Está bien mi hijo? – le preguntas a la enfermera cuando ves que vuelve a anotar algo en su planilla -No le puedo dar esa información señorita – te dice y a vos te dan ganas de golpearla -¿No me pueden dar esa información? – Preguntas con tu rostro lleno de ira - ¡Es mi hijo carajo! – gritas y la enfermera te mira de mala gana -Tranquilícese – te ordena y vos estabas a punto de contestarle cuando sentiste una mano en tu hombro -Calmate La, no le hace bien al bebé -Quiero saber como está – le exigís a tu novio y él asiente -Voy a ver si encuentro a Marcos – te dice, se para de su asiento, te besa lentamente la frente y sale de la sala, dejando todo tal cual estaba segundos antes, con un silencio inquebrantable -Va a estar todo bien La – te dice Nico tocándote una pierna y vos solo largas una lágrimas, te duele demasiado que tu hijo esté pasando por esto.
Minutos después llega Peter y te dice que Marcos te visitará en unos minutos, y vos tenes ganas de salir corriendo del lugar para pedir que hagan algo, que salven a tu hijo, que te digan como está, pero solo te quedas acostada, abrazada de tus amigas. Pedro, en cambio, sale de la sala y se sienta en unas sillas de la sala de espera, con su cabeza apoyada en la pared y las lágrimas que en ningún momento dejan de salir, con las lágrimas que le pedían a gritos que al fin las dejara escapar. Nicolás y Agustín se sientan uno a cada lado y lo abrazan fuerte, porque saben que su amigo no sabe para donde salir, saben que su amigo está sufriendo más que ninguno, y saben que él no puede demostrarse débil frente a vos. -Va a salir todo bien Peter, vas a ver que va a estar todo bien – le dice Nico mientras le aprieta una pierna, y es tan raro y preocupante ver a Nicolás serio -Te juro que siento que va a salir todo bien – dice Peter y sus amigos asienten – Pero no puedo dejar de tener miedo, no puedo dejar de pensar en que va a pasar en si no todo sale bien – dice y seguramente te imagina encerrada en vos misma, sin querer hablar con nadie, seguramente se imagina todo el dolor que va a sentir, que van a sentir. -No pienses en esa otra opción mejor – le pide Agustín – Solo pensemos en que va a salir todo bien, las esperanzas es lo último que se pierde ¿no? Tengamos fe en las fuerzas de ese chiquito y en la tecnología – y los tres asienten en silencio -No la puedo ver a Lali así – su otro problema, el no saber que hacer con vos, que hacer para que no bajes los brazos, para que creas en que todo iba a salir bien. -Eso es un poquito más difícil – dice Nico mientras te regala una sonrisa a medias – Seguro que la chicas están haciendo lo suyo para que la peti se sienta bien, no te preocupes Peter – le dice y cuanta razón tiene, porque mientras tus amigas te levantaban un poco más el ánimo, te daban fuerzas y te permitían descargarte al menos un poco. Peter les pide un abrazo a sus amigos y éstos le cumplen el pedido, lo abrazan con fuerzas y ese abrazo lo interrumpe Marcos con un carraspeo.
Ves entrar a los chicos y seguido de éstos a Marcos y lo miras expectante, él cruza un par de palabras con la enfermera que se encargaba de controlar todo y le pide la planilla, después de mirar todas esas anotaciones les pidió a todos que abandonen la sala, quedando solo Peter, vos y él. -Bien, le estuvimos aplicando un par de cosas al bebé para ver si le podíamos subir el pulso -¿Y? – preguntaron con ansias y se tomaron sus manos -El pulso no sube, pero al menos se lo estabilizamos, de ahí no baja. Pero eso igualmente no es bueno – y tus lágrimas se vuelven a hacer presentes, sentís la presión de la mano de Peter y vos también se la presionas – Chicos, no quiero arriesgarme más, si seguimos el embarazo tal vez el bebé pueda llegar a tener cientos de problemas más si es que vive – y ese “si es que vive” hizo que una descarga eléctrica recorra todo tu cuerpo, esas palabras te provocaron un profundo dolor – Por eso es que decidí que hagamos la cesárea mañana mismo. No la podemos hacer ahora porque lleva tiempo, tenemos que preparar un quirófano grande y necesitamos libre al mejor cirujano del sanatorio, yo voy a hablar con él y después vamos a venir a contarles como va a ser todo ¿si? – Ustedes solo asintieron y dejaron derramar lágrimas, Marcos los miró fijamente y les sonrió – Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para que sea un chico sano – les dijo y con esto se retiró.
Mil cosas azotaron tu cuerpo, en menos de veinticuatro horas iban a sacar a tu hijo de su casita, en menos de veinticuatro horas se iba a saber el futuro de tu hijo, se iba a saber que iba a pasar con él. Te sentías ansiosa, necesitabas saber que iba a pasar, pero a la vez tenías muchísimo miedo, miedo a tener que chocarte con una pared, miedo al futuro. Y ese maldito (o bendito) viernes lo ibas a llevar siempre en tu memoria, esas horas antes de que tu hijo nazca siempre las ibas a recordar. Lily es injusto que no me hayas perdonado cheeee, que mala genteee jajaja. A mi no me gusta mucho el nombre, pero lo elegí igual por su significado, igual no me desagrada, pero no le pondría a mi hijo así. Carli ya en el próximo capítulo vas a saber el nombre jaajaja Espero que les esté gustando, a mí particularmente este capítulo no me gusta mucho como está redactado, pero bueno, es lo que hay jajajaa Un beso enorme chicas | |
| | | Carlita Admin
Mensajes : 741 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 33 Localización : Rosario, Argentina
| | | | lillyana Miembro junior
Mensajes : 138 Fecha de inscripción : 18/08/2011
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Sáb Sep 03, 2011 1:48 pm | |
| que me empaquen a esa enfermera del orto, asi o mas malaclase? quien se cree la señora esa, yo la hubiera revolcado.jajajajaja
si me estas diciendo q le pusieron un nombre horrible eso quiere decir q el bebe se salva, o le pusiste ese nombre horrible porq sabias q no duraba ni un dia vivo.jajajajaja nose por cual de las 2 inclinarme. solo te digo q si matas a ese bebe sos una asesina y quedará en tu consiencia.
pobre bebe ha pasado por miles y apenas tiene 5 meses de vida. todo lo q le falta por vivir si es q lo logra.
ya te falta poquito para q te perdone flor.jajajaj todo depende del bebe.jajaja esta en tus manos mi perdon.jajajajajaja | |
| | | Florr Miembro nuevo
Mensajes : 18 Fecha de inscripción : 18/08/2011 Edad : 30
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Lun Sep 05, 2011 6:06 pm | |
| Capítulo Doce - Fortaleza
Es sábado dieciocho de junio y vos no recordas haberte sentido así en algún otro momento. Mil sensaciones atacaban tu cuerpo, un huracán estaba pasando por tu vida y vos no sabías hacia donde correr. Ese mismo día se decidiría el futuro de tu hijo, que era lo que iba a pasar con la vida del pequeño, si vivía o si no, si tendría algún problema o si no, todo eso lo ibas a saber ese día. Y mil y una sensaciones cruzaban tu cuerpo, pero fundamentalmente sentías miedo y ansiedad. Te encontrabas sola en una sala con cientos de médicos rodeándote, viste a tu derecha una camilla muy chiquitita que estaba preparada para tu hijo y miraste a cada una de las personas que estaban a tu alrededor, tratando de memorizar sus caras.
-Muy bien Mariana – te dijo Marcos interrumpiendo todo tipo de pensamiento, viste a su lado a dos médicos mirándote – Yo me voy a encargar de tu cesárea, estoy especializado en esto también – te dijo con una sonrisa tranquila – Cuando saquemos al bebé ellos van a ser los encargados de operarlo, él es el cardiólogo y él es el neonatólogo. El tiempo nos juega en contra, por eso mientras nosotros te estemos cociendo, a él ya lo van a estar abriendo, y seguramente cuando vos despiertes de la anestesia ya vamos a tener los resultados ¿si? – vos solo asentiste con miedo -No tengas miedo – te dijo uno de los cirujanos encargado de operar a tu bebé – Va a salir todo bien, nosotros nos vamos a encargar de eso – y te regaló una sonrisa tranquilizadora -¿No puedo ver a Pedro antes? – preguntaste cuando viste que todos los médicos comenzaron a ocupar sus puestos -No Mariana – te dijo Marcos y tus lágrimas comenzaron a mojar tus mejillas – Quedate tranquila, te prometemos que todo va a salir bien – te dijo mientras te daba un apretón de manos Viste como en un segundo todos los médicos ocuparon sus puestos de trabajo, y de un segundo para el otro todo fue negro para vos, te dormiste profundamente, con el único deseo de que todo salga bien, dejando a tu hijo en manos del destino y de esos doctores.
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Mientras vos estabas dormida, mientras sacaban a tu hijo de tu vientre y lo operaban, Peter, todos tus amigos, tu familia y la de él, esperaban noticias tuyas y del bebé. La mayoría de ellos había donado sangre para tu pequeño hijo. Pedro estaba sentado en una silla, alejado de todos, con su cabeza entre sus manos y un Rosario anudándose entre sus dedos, no era muy católico, pero en ese momento le rezaba a todos los santos por tu salud y en especial por la de su bebé. -¿Queres un café? – preguntó casi en un susurró Juan Martín mientras se sentaba a su lado -No, gracias – negó y sintió como el cuerpo de su hermano descansaba a su lado -Va a salir todo bien Peter -Eso espero – dijo dando un gran suspiro, mientras su hermano frotaba su espalda Pedro sentía su cuerpo temblar, se sentía debilitado, sin fuerzas y con unas inmensas ganas de llorar, pero no se lo permitía. Pensaba en qué estaría pasando detrás de esa blanca a imponente puerta que estaba frente a él. Pensaba en el corazoncito de su hijo, ese que latía tan lentamente, pensaba en los pulmoncitos, esos que aún no estaban preparados para respirar, pensaba en el diminuto cuerpo de su hijo, el que no estaba preparado para salir al mundo exterior, pero el que sí estaba preparado para luchar y pelearla por su vida.
Ninguno de los presentes supo cuánto tiempo pasó, pero todos creyeron que habían pasado demasiadas horas. Cada segundo que pasaba eran horas en las mentes de todos los que esperaban noticias de ustedes, cuando al fin salió Marcos todos se pararon esperando que él diga algo. -Pedro, vamos a mi despacho – dijo parado frente a todos. Él se paró rápidamente y caminó apresurado a lado de tu médico, dejando al resto de la familia y amigos intrigados, con el alma entre sus manos. -¿Cómo están? – preguntó una vez que entró al consultorio y se vio parado frente a tres médicos -Mariana está bien, yo me encargué de ella, ya la trasladamos a su sala, aún está dormida, pero una vez que despierte ya pueden pasar a verla – le dijo Marcos y Pedro al menos un poquito mejor se sintió. -¿Y el bebé? – Vio como los tres se miraron entre sí, uno de ellos suspiró y se acercó a vos -No sabemos como salió la operación, pero sí resistió a ella. Ahora está en una incubadora, en cuidados intensivos con una enfermera permanente. Vamos a ver como pasa los próximos días, pero no le podemos asegurar nada hasta que al menos pase una semana – dijo uno de los doctores y vos sonreíste, al menos su corazoncito latía -¿Pero él está bien? – preguntó preocupado -Al menos respira y su corazón late – dijo el otro y Pedro asintió. No sabía si gritar de felicidad o llorar por el destino incierto de su hijo. -¿Quiere verlo? – le preguntó el primero que le habló. Pedro levantó su vista y sus ojos brillaron de emoción al tiempo que esbozaba una sonrisa -Si, claro que sí – dijo sonriendo -No puede entrar a la sala de neonatología, pero sí lo podes conocer detrás de un vidrio – le dijo el mismo doctor y él solo asintió – Muy bien, entonces seguime – En el camino se enteró que él era el neonatólogo, también le informó de la imagen con la que se iba a encontrar para que no se impresione y lo dejó solo después de indicarle donde tenía que parase.
Con la imagen con la que se encontró Pedro es difícil que algún día pueda borrarla de su mente. El pequeño cuerpo de su hijo se encontraba en una incubadora que le quedaba grandísima, su pequeño pecho estaba completamente cubierto por una venda blanca, su pequeño cuerpo de tan solo un kilo trescientos estaba cubierto por diferentes tipos de cables y tubos. Su carita diminuta era lo único que se podía ver con claridad entre tantos cables. Las lágrimas inundaron los ojos de Peter y las dejó deslizarse sin cuidado alguno, miraba a su hijo y no podía creer que estaba vivo, a pesar de que nada estaba asegurado, él sabía que iba a poder salir de ésta, él sabía que su hijo iba a luchar por su vida, la iba a pelear con uñas y dientes.
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Estabas profundamente dormida cuando de a poco comenzaste a sentir control de tu cuerpo, te moviste un poco y te quejaste, todo tu cuerpo lo sentías adormecido. Estabas pensando en eso cuando caíste en todo lo que había pasado, ya no tenías más a tu hijo dentro de ti y necesitabas saber como se encontraba él, como habían salido sus operaciones, necesitabas verlo, tocarlo, sentirlo. Abriste tus ojos y te encontraste con una enfermera quien te sonrió dulcemente, te pidió que no hables que ya venía Marcos y vos solo asentiste. -Buenas tardes – dijo en un susurro mientras aparecía en la habitación con Juan Pedro -Hola – dijiste en un susurro pesado - ¿mi hijo? – preguntaste mirando directamente a Peter, no te querías cruzar con un rostro endurecido -Respira – te susurró mientras te acariciaba el pelo y vos sonreíste mientras dejabas derramar un par de lágrimas – no llores mi amor – te dijo intentando limpiar tus lágrimas -Vamos a revisarte a ver como estás y después te cuento todo sobre tu hijo, por cierto, no me han dicho su nombre – dijo Marcos sonriendo, vos miraste a Peter y ambos se sonrieron -Brian Lanzani Espósito – dijo Peter sin perder su sonrisa, recibiendo otra de tu parte y de Marcos -Brian – dijo asintiendo -El de gran fortaleza – dijiste vos esperanzada -Estoy seguro que la va a tener – te dijo Marcos sonriéndote
Después de que te revisaron toda y te encontraron perfecta, te contaron entre los dos todo lo que les habían dicho el cardiólogo y el neonatólogo. Vos pediste de ver a tu hijo y te dijeron que debías de ir a verlo para que te ordeñen y así poder pasarle a través de un diminuto cañito la leche materna. Te prepararon toda y una enfermera se encargó de llevarte en una silla de ruedas hasta la sala de neonatología, entraste y viste un par de incubadoras, y te dejaron justo en la que tenía un cartel que rezaba Brian Lanzani.
Cuando viste a tu hijo no pudiste no derramar lágrimas, ver ese cuerpito tan chiquito lleno de cables y con una gran venda en su pecho te destrozó, no estabas preparada para ver a tu hijo así, para ver todo lo que estaba sufriendo. -Va a ponerse bien – te dijo esa enfermera simpática, vos solo le regalaste una sonrisa entre lágrimas – Hablale, él te escucha, y si queres podes tocarlo – vos la miraste con miedo – Meté la mano por acá, sin miedo – te dijo alentándote Vos cuidadosamente metiste la mano por donde la enfermera te había indicado y tomaste una de diminutas manitas de tu hijo, sentiste como tomó uno de tus dedos dentro de sus finos y delgados dedos y lanzaste un gemido de sorpresa, sonreíste con ternura y con la mano que tenías libre secaste tus lágrimas. -Hola mi amor, yo soy tu mamá – y metiste tu otra mano para tocarle los piecitos – con papá te estamos esperando afuera ¿sabes? Queremos que salgas de acá y que seas un nene sanito y feliz, vos tenes que pelear y tener fuerzas ¿si? Todos te estamos esperando mi vida -Señorita Espósito, perdón que la interrumpa, pero tenemos que sacarte la leche para pasársela y ver si la asimila -Decime Mariana – le pediste sonriendo y ella asintió mientras sonreía Estela, tu enfermera, colocó un aparato en tu pecho y conectó una de las puntas a uno de los cañitos que tenía tu hijo. Así comenzaron a ordeñarte y a pasarle leche a tu hijo. Te hubiera encantado tenerlo entre tus brazos y cantarle mientras esté amamantándose, pero la situación era otra muy distinta, tu hijo peleaba por su vida y ahora se estaba alimentando mediante un cañito, pero aún así al fin vos lo estabas alimentando, y esa era una experiencia única, ver a Brian por primera vez y alimentarlo era un recuerdo que jamás se te iba a borrar de tu mente. Jajajaja Lily sos una estorcionadoraaaaaa, ya falta poquito para saber si me perdonas o no entonces jajajajaa, y ambas dejen de amenazarme cheee Espero que les guste, perdon por hacerlas esperar, pero es que no estuve en casa Un beso enooorme para ambas | |
| | | lillyana Miembro junior
Mensajes : 138 Fecha de inscripción : 18/08/2011
| Tema: Re: Destino (Lalipittense) Mar Sep 06, 2011 12:03 am | |
| BRIAN?????????????????????' me estas jodiendo? no habia nombre mas feo? jajajajaj nose al menos hubieras puesto otro y le inventabas el significado.jajajajaj por haberle puesto ese nombre a ese nene ya no te perdono y ya viendolo bien es mejor q se muera.jajajaja a ver si cuando tengan otro mejoran en el nombre.jajajajajajajajajajajajajjaja q hdp resulte ser.ajjajajajajajaj debe ser una ratica moradita q se le ven todas las venitas, eso debe dar mucha impresion ver al hijo de uno asi.
te quitaste puntos flor.jajajaj con otro nombre te hubiera perdonado mas facil.jajaja para mi ese nene se va a llamar de otra manera, asi q no esperes q te mencione a ese q empieza por B. para mi se llama florencio en honor tuyo.jajajaj | |
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| Tema: Re: Destino (Lalipittense) | |
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