El Poder del Amor

El vestido azul está manchado de suciedad y ciertas partes mojadas, no solo por las lágrimas que ella bota desde sus ojos, sino por el charco que la morocha pisó sin darse cuenta, y que salpicó en su vestido. La esquina es su lugar de desahogo, esa esquina donde lo conoció a él; está sentada con las manos en la cara y los pies extendidos, en una posición que parece relajada, pero está lejos de serla. El maquillaje ya se le ha corrido por todo el rostro y sus labios ya dejaron atrás el color rojo que tenía.

Se recuesta contra el poste que está detrás de ella, donde apoya la cabeza y cierra los ojos, sin dejar de llorar. Los recuerdos vienen a la mente.

- No lo puedo evitar Vale, estoy completamente enamorada de Thiago

- Todos ya lo intuíamos Mar, por eso no entendíamos por qué estabas de novia con Simón

- Porque no quería admitir lo que sentía por mi mejor amigo, hasta que me fue inevitable

- Tranquila Mar, todo va a estar bien

- Jamás pensé eso de ti Mar. Me estuviste engañando todo este tiempo!

- Simón! Espera. No es lo que piensas!

- Cómo que no?! No es suficiente con saber que siempre estuviste enamorada de Thiago?! Me mentiste!

- Simón!

- Te odio Mar!

Demasiado tarde se había dado cuenta que amaba a Thiago y que Simón no era más que un buen amigo. Qué tonta había sido. Su pelo empezó a moverse al compás del viento que ahora arrebataba contra su cuerpo. Se encogió, sosteniendo sus piernas con sus manos, descansando ahora su cabeza entre sus rodillas. Apenas unos minutos después, cuando la fuerza del viento empezó a disminuir, sintió como unos brazos la abrazaban fuerte, atrayéndola. Conocía perfectamente quién era, ese perfume era inconfundible para ella y esa barba de varios días que raspaban su mejilla era imposible de olvidar.

Se acurrucó aun más contra su cuerpo mientras los brazos de Thiago la reconfortaban y sus manos empezaban a dejar caricias en su cuerpo. Recordó una vez más.

- Qué pasa Mar? Por qué estás llorando? Vale, tú sabes algo?

- Creo que… mejor me voy….

- Mar, por favor, dime qué te pasa. No te puedo ver así. Simón te hizo algo?

- Thiago yo….Te amo Thiago. Desde siempre

No pudo soportar el dolor, no quería saber que respondería Thiago. No iba a poder resistir si él se separaba de ella. Así que salió corriendo a esa esquina, que le traía tantos recuerdos; pero, que ahora solo le traía lo más reciente. Thiago, la separó de su cuerpo y la miró profundamente a los ojos, algo que la hizo tiritar y le erizó la piel. Esos ojos la habían enamorado desde un principio. Esos ojos verdes o frises, dependiendo del tiempo.

- Mar – la sostuvo por la barbilla, acariciándola – te amo Mar – le dijo al cabo de un silencio, luego de acariciarle la mejilla y brotado algunas lágrimas

- Qué?? – respondió totalmente sorpresa, observándolo con los ojos rojos por las lágrimas que seguía descargando

- Si, Mar. Yo también te amo desde siempre. Pero, nunca tuve el valor de decírtelo. No quería perder tu amistad, no sabía que sentías lo mismo por mí – Mar sonrió apenas y él se contagió

- Te amo – repitió como lo había hecho hace una hora. Acercó su mano a su rostro, pasando la yema de sus dedos por su mejilla, dibujando el contorno de su rostro – te amo – repitió una vez más haciendo que él sonriera y esta vez, sea ella la que se contagiara. Thiago la estrechó de nuevo entre sus brazos y ella aprovechó ese instante para acercarse a su boca

- No hay más que decir

Fueron sus últimas palabras antes de que él la sostenga por el rostro y se apodere de sus labios carnosos que habían formado un puchero y ahora estaban curvados en una sonrisa. Las primeras gotas de lluvia empezaron a caer, el invierno se acercaba; cuando el beso se intensificó, la lluvia mojaba sus cuerpos y las lágrimas de alegría se mezclaban con los de la lluvia.

Separaron sus bocas y juntaron sus narices para rozarlas suavemente mientras se observaban. Desde ese momento supieron que jamás dejarían de amarse.