Escribiendo Hojas En Un Libro
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“Escribir es como mostrar una huella digital del alma” Mario Bellatín,
 
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 Historia de Amor

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MensajeTema: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 2:56 pm

Adaptacion del libro Love Story de Erich Segal. Lo que hice fue traducirlo al castellano y cambiarle los nombres Smile


Capítulo 1: Te Conocí

Historia de Amor 91483908

Esta es la historia de una chica que murió a los 25 años. Es la historia de Malena Tassone, el amor de mi vida.

Qué se puede decir de ella? Que era hermosa y brillante, que amaba la música; sobre todo a Mozart, a Bach y a mí. Me amaba en mi totalidad, por mi ser y por mi apellido. Y, claro, si me llamaba Joaquín Belgrano, hijo de Matías Belgrano, una de las personas más adineradas de la ciudad.

La conocí en otoño. Se me había hecho costumbre ir a la biblioteca de la Universidad a estudiar para mis exámenes. Confieso que no sólo iba para mirar y buscar chicas bonitas, aunque me gustaba mirar, sino también porque el lugar era muy silencioso, nadie me conocía y no había mucha gente. Un día antes de mi examen de Historia, ingresé a la biblioteca. Me acerqué a la mesa de reserva para obtener uno de los tomos del libro que me podría salvar en el examen. Había dos chicas atendiendo: una era la típica rubia alta, con cuerpo de tenista; y, la otra, era la típica con lentes con cara de ratón. Opté por preguntarle a la “cuatro ojos”, y es algo de lo que no me arrepentiré jamás.

- Tienes el libro “La declinación de la Edad Media”? – le pregunté y ella me miró

- Qué raro que un chico tan adinerado como tú, no tenga su propia biblioteca – me dijo en un tono bastante irritante. Qué histérica era por Dios!

- No, no tengo. Tienes algún problema? – era mentira

- Sí. Me molesta que te hagas el buenito y vengas acá a “estudiar”. Seguro solo vienes a mirar a las chicas, pervertido! – y lo decía en serio.

Yo vestía con una ropa que se puede llamar normal, no sé por qué me trataba así. Qué arrogante! Definitivamente era algo típico de alguien que se cree superior a los demás! Normalmente, yo dejaba esas discusiones ahí, no me gustaba armar problema, pero necesitaba el libro urgente.

- Necesito el libro urgente, maldita sea – ya estaba enojado

- Por favor, podrías medir el tono de tus palabras, Nenito? – me dijo en un tono irónico

- Nenito?

- Sí, nenito. Porque te ves estúpido, rico; todo un nene bien – lo dijo acomodando sus lentes

- Estás equivocada – protesté – en realidad soy inteligente y pobre

- Ya quisieras, nenito – dijo riéndose – Yo soy inteligente y pobre – más adelante lo comprobaría

Me miró fijamente y yo a ella. Sus ojos eran de color celeste como el agua, hermosos. Me perdí en su cabello rubio ondulado, que le llegaba por debajo de los hombros. Recordé que estaba en plena discusión, no iba a permitir que me llamara estúpido.

- Qué mierda te hace tan inteligente – y sí, cuando estaba enojado siempre andaba a los insultos, aunque fuera una chica

- El hecho de que no aceptaría tomar un café contigo – definitivamente tenía una respuesta para todo. Solté una risita

- No te lo pediría querida

- Eso es lo que te hace estúpido

Su respuesta me agarró de sorpresa. Era bastante audaz y respondía al instante. Creo que eso fue lo que me enamoró. Sonreí, pero ella no. Qué dura era! Al final, la llevé a tomar café y déjenme explicarles por qué lo hice: tenía que pretender que sí estaba interesada en ella, era la única forma de conseguir el libro. En realidad, eso pensaba en ese entonces, pero la verdad es que su actitud me atraía.

Así pude absorber todas las frases del libro acerca del cambio de dependencia que se genera desde ser clero hasta abogado en el siglo once. Obtuve un 10 en el examen, y déjenme decirles que justo coincidió con el valor que le asigné a las piernas de Malena, cuando caminó y salió detrás de la mesa de recepción. Pero, no me gustaba del todo su estilo; era bastante hippie y utilizaba una mochila estilo indú que no me gustó para nada. Felizmente no mencioné ese disgusto porque después descubrí que ella misma lo había diseñado.

Estábamos en una cafetería cercana a la biblioteca de la universidad. Pedí dos cafés y un brownie con helado para ella.

- Soy Malena Tassone, argentina con descendencia italiana – y sí, su apellido lo decía todo – y perteneciente al coro de la universidad, es que me encanta la música – sonrió de lado, más tarde me daría cuenta que esa sonrisa sería mi preferida

- Yo soy Joaquín Belgrano – dije algo avergonzado, rogando que no me reconozca, pero era algo bastante difícil

- Eh … Belgrano, cómo Manuel José Belgrano el gran poeta?

- Sí. Pero, no tengo relación alguna

Hubo un silencio y agradecí que no empezara a preguntar cosas como: “Belgrano como el nombre del famoso patio de la universidad?”, siempre me preguntaban acerca de ello. Ese patio había sido construido en nombre de mi familia pues habíamos aportado bastante dinero a la universidad. Se quedó bastante callada, sonreía apenas mientras yo revisaba sus cuadernos; sí, entré en confianza rápido. Su letra era curiosa, a decir verdad, eran pequeñas letras sin mayúsculas. Pero, lo que más me llamó la atención fueron unos apuntes.

- Música 201? Ese no es un curso para los que están próximos a graduarse?

Asintió con la cabeza, definitivamente no era buena disimulando su orgullo.

- La polifonía del Renacimiento

- Qué significa polifonía?

- Nada sexual, nenito. Seguro que siempre piensas en cosas relacionadas a ello – y qué mala fama se había hecho de mí

- Estás loca. Por supuesto que no sabes quién soy yo

- Sí que lo sé – respondió con odio – eres el dueño del patio de la universidad – no sabía quién era yo realmente, en todos los sentidos

- No soy el dueño. Mi tatarabuelo lo es

- Y claro, así conseguía que su no-tan-estúpido nieto ingrese a la universidad – ese fue el límite, no podía dejar que me tratara de esa forma, con tanto desprecio

- A ver Malena, si estás tan convencida de que soy un perdedor, un estúpido, un adinerado sin sentimientos y demás, por qué me insististe en comprarte un café? – me miró fijamente a los ojos y sonrió

- Para empezar no insistí; y segundo, me gusta tu cuerpo por eso acepté – y era tan irónica y sarcástica como yo – mala suerte Belgrano, has jugado un juego intenso – no me iba a quedar con la boca cerrada

- Sabes qué? Realmente estoy contento de que ese patio tenga mi nombre. Esta universidad necesitaba una ayuda urgentemente y quién mejor que nosotros para dársela no? – reímos juntos, nuestra discusión era un tontería

Terminamos de conversar y la acompañé hasta su departamento. Vivía sola, su padre vivía en Entre Ríos, dónde ella nació.

- Escúchame perra arrogante, viernes en la noche es el partido de hockey contra la UBA - estábamos afuera de la puerta de su edificio, la luz de la luna brillaba contra su rostro; su cabello rubio se movía al compás del viento. Era tan linda

- Y? – siempre agresiva

- Y, me gustaría que fueras

- Por qué debería ir a ese horrible juego de hockey? – me dijo con un tono arrogante pero escondiendo una sonrisa, sabía que aceptaría

- Por el simple hecho de que yo estoy jugando – le sonreí de lado, pasé mi mano por mi cabello negro, algo que hacía cuando estaba nervioso. Me mordí el labio inferior, esperando a que me conteste.

- Para qué lado juegas? – preguntó. Solté una risita, sería nuestra primera cita (?)


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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 2:59 pm

Capítulo 2: Partido de hockey

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Joaquín Belgrano

4to año de Universidad
Edad: 20
Altura: 1.75
Peso: 65 kilos
Carrera: Derecho

Eso era lo primero que aparecía en mi biografía. Me había asegurado completamente que Nicolás, mi manager, compruebe que Male obtenga mi biografía. Ella ya la había leído y me sentía orgulloso de ello.

- Por Dios, Joaco! Acaso es tu primera cita? Estás más nervioso que nene en su primer día de colegio!

- Cállate Nico si no quieres que te golpee! – me estaba avergonzando a sobremanera.

Por supuesto que no era mi primera cita, había salido con muchas chicas. Pero, Male era diferente; ella no se comportaba como las demás, que solo me buscaban por dinero y prácticamente se lanzaban a mi cuerpo. Male era muy dura conmigo, tenía que medir mis palabras y me sentía muy nervioso cuando estaba con ella.

Despejé mis pensamientos cuando tuve que salir a la pista de hielo a calentar antes de que empiece el partido. Male estaba ahí, entre el público. No la saludé, ni siquiera la miré fijamente, solo de reojo, me sentía demasiado nervioso; quería jugar perfecto para ella, quería demostrarle lo que sabía. Por la mitad del segundo periodo del partido, le estábamos ganando a la UBA 1-0. Mi compañero Fede y yo estábamos a punto de meter otro gol; pero, el equipo contrario se dio cuenta de esto y empezaron a jugar más brusco. Nosotros empezamos a tener más cuidado pues nos podían romper alguno que otro hueso antes que nosotros lo hagamos: todo se valía en este deporte. Las fans gritaban histéricas.

Pedro, el que ocupaba el lugar central en el equipo de la UBA, se acercó a nuestro territorio y yo aproveché el momento. Lo golpeé, le robé el disco y empecé a deslizarme rápidamente por el hielo. Las fans empezaron a rugir, gritaban mi nombre. Pude ver a Fede a mi izquierda que me pedía el disco, pero pensé que podía hacerlo hasta el final así que continué. Antes de que pueda meter gol, dos chicos del otro equipo estaban encima de mí. Así que éramos tres personas, peleándonos por el disco, nos empujábamos contra las paredes. Unos minutos después, sonó el silbato

- Belgrano, dos minutos a la banca de la penalidad – era el árbitro que se dirigía hacia mí. Pero, qué había hecho?

- Qué he hecho? – le pregunté con sinceridad. Él hizo como si yo nunca hubiera preguntado

- Número 7, dos minutos – y señaló con los brazos el banco

Bufé y murmuré insultos enojado; pero, no podía hacer nada, esas eran las reglas. El público esperaba alguna protesta mía, pero debía hacerle caso al árbitro. Ardiendo en frustración, patiné hacia la bendita banca. Me dieron dos minutos de penalidad.

- Por qué estás sentado acá cuando todos tus amigos están jugando – la voz era de Male, que se había sentado a mi lado. Me miraba, buscando mis ojos. Pero, yo la ignoré, estaba demasiado enojado. Preferí alentar a mi equipo

- Vamos equipo!! Consigan el disco!!

- Qué fue lo que hiciste mal? – me preguntó con total dulzura. Me volteé y le respondí, era mi cita después de todo

- Hice lo que pude – le dije con pena, ella acarició mi mejilla algo que me erizó la piel. Soltó su mano avergonzada, lo noté porque sus mejillas pronto se pusieron coloradas. Eso me encantaba de ella, por un lado era totalmente arisca y arrogante, y por el otro, totalmente dulce. Sonreí y seguí mirando a mis compañeros que intentaban resistir a los intentos de Pedro de meter gol.

- Es esta un gran desgracia? – me preguntó luego de un momento

- Male, por favor. Intento concentrarme! – seguro pensarán que soy bipolar, pero no es así. Pasa que cuando me concentro demasiado, no pienso bien en mis palabras

- En qué? – me sorprendí, pensé que mi respuesta tan fría la molestaría, pero ella ni se dio cuenta de ello

- En cómo voy a ganarle a ese pendejo de Pedro! – miré a la pista de hielo para seguir brindándoles soporte moral a mis amigos

- Te gusta jugar sucio? Pareciera que sí, digo por tu cara de odio hacia Pedro – mis ojos estaban concentrados en la meta, no podía esperar más, quería salir a jugar de nuevo. La verdad es que no quería seguir escuchando a Male. Me comporté como un egoísta, pero el hockey para mí era mi pasión – alguna vez me matarías? – me preguntó de pronto. Y qué preguntas sin sentido hacia a veces!

- Lo haría ahorita mismo si no te callas – y lo dije en serio. Aunque después me arrepentí. Siempre me dejaba llevar por mis impulsos.

Como me imaginé, Male desapareció. Cuando me puse de pie para buscarla algo culpable, me avisaron que mi sentencia había terminado. Volví a la pista y el público celebró mi regreso. Estaba preocupado por Male, dónde se había metido? Un golpecito en el hombro por parte de Fede hizo que me concentrara de nuevo en el juego.

Pedro golpeó mal el disco, lo que hizo que yo corra inmediatamente detrás de él; como pensé que de hecho lo conseguía, levanté la mirada hacia los asientos en busca de Male (la verdad es que seguía preocupado por ella). Y la vi, ahí estaba, tan linda, mirándome también. Lo único que sé que pasó después es que terminé cayéndome de poto en el hielo. Qué vergüenza! No pude evitar sonrojarme. Podía escuchar a las fans gruñendo por lo que acababa de pasar; las fans del equipo contrario gritaban que me golpeen de nuevo. Pero, a mi no me importaba, solo me importaba lo que pensaría Male de mí, seguro que era un completo idiota.

Tuve que hacer un esfuerzo para dejar de lado esos pensamientos. Ahora, la UBA tenía el disco cerca de nuestra net de nuevo, pero se la quitamos. Pato se la pasó a Fede y él me lo pasó a mí; ahora sí tenía que hacer el punto. Tomé el disco y corrí con él atravesando a todos los del equipo contrario. Dos defensores del UBA me perseguían.

- Vamos Joaco!! Tú puedes!! Elimínales sus cabezas!!

Escuché el grito de Male entre el público, era exquisitamente violento. Sonreí como un tonto, sintiendo cómo el corazón me latía alocadamente y no precisamente porque había corrido. Me sentí un ganador y me deshice de los dos que me perseguían. En lugar de lanzar el disco, se lo pasé a Fede quién venía por el lado derecho. Él fue el que anotó el gol. De pronto, estábamos besándonos y abrazándonos entre todos los chicos. Luego, empezamos a aplaudirnos y a saltar de alegría. El público estaba gritando. Ganamos 2-0.

Le sonreí a Male tontamente, ella también lo hacía pero con menor obviedad. Me sentía feliz.

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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:01 pm

Capítulo 3: Primer beso

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Siempre que necesitaba pensar o relajarme, iba a la Casa Universitaria. Era mi casa espiritual. Cada tarde, después de mi vida universitaria, caminaba hacia ese lugar, saludaba a mis amigos con amigables obscenidades y me convertía en un jugador de hockey. Qué bien se sentía el ponerme el uniforme, mi remera con el número 7 y mis patines. E ingresar a esa cada después del partido era aún mejor, siempre caminaba semi desnudo a la mesa central para conseguir una toalla. Me sentía en total libertad.

Y luego, me metía a la ducha. Qué privilegiado era disfrutar de un lugar privado para meditar o descansar. Siendo santificado con una mala rodilla, tenía que hacer ciertos hidromasajes en esa zona, luego de jugar. Me sentaba y vendaba mi rodilla, mientras catalogaba mis cortes y contusiones (parece de locos, pero lo disfrutaba de alguna manera) y pensaba en algo o en nada.

Ese día, luego del partido fui a la Casa. Mientras me duchaba entró Lucas De Benito, nuestro entrenador.

- Hidromasajeando, Joaco?

- Dime, qué es lo que te parece que estoy haciendo, De Benito? Golpeándome? – sarcástico siempre. Se ríe y me mira con una sonrisa idiota

- Solo quería saber qué pasa con tu rodilla, porqué no mejora?

- No estoy comiendo bien – le respondí cualquier cosa, la verdad es que no estaba interesado en hablarle

- No estás comiendo suficiente sal – y qué ganas de hablar de lo que sea

- Ok, Lucas. Empezaré a comer más sal

Ay! Qué pesado, yo que intentaba relajarme. Y, se fue con su imagen de creído y su cara de idiota. Por fin estaba solo de nuevo. Dejé que todo mi cuerpo adolorido se resbale por el agua, cerré mis ojos y me quedé ahí, disfrutando de la comodidad. El agua estaba caliente, que placer.

De pronto recordé a Male. Dios! Seguro que me estaba esperando afuera. Ojala!! Por Dios! Cuánto tiempo había estado totalmente cómodo, mientras que ella estaba que se congelaba de frío afuera? Ese día, establecí un nuevo record al cambiarme. Ni siquiera estaba totalmente seco cuando abrí la puerta del lugar. El aire helado me golpeó la cara, estaba congelado y oscuro. Todavía había un grupo de fans. Empecé a buscar a Male por todos lados. Se habrá ido y caminado sola hasta su casa?

- Male??

Caminé dos o tres pasos lejos de las fans, la buscaba desesperadamente, como si mi vida dependiera de ello. De pronto apareció entre la gente, su rostro estaba envuelto en una bufanda, solo se veían sus ojos.

- Hey, nenito! Está congelando como mierda! – amaba cuando insultaba, se veía tan ruda y dulce a la vez. Me sentía tan feliz de verla

- Male! – por instinto, la besé dulcemente en la cabeza

- Hey! Acaso te dije que podías?

- Qué? – la miré confundido

- Acaso te dije que podías besarme?

- Perdoname. Me dejé llevar – dije bastante avergonzado. Pero, era cierto.

- Pues, no deberías – me dijo, ocultando una sonrisa

Estábamos casi solos allá afuera, estaba oscuro, era tarde y hacía frío. La miré a los ojos, me perdí en ellos. Acaricié su mejilla dulcemente y acerqué mi rostro al suyo. La volví a besar, pero esta vez no en la cabeza; sino en sus labios, en esos labios pequeños que me devolvieron el beso con dulzura. Cuando nos terminamos de besar, ella me sostenía por las mangas de la campera.

- No me gusta – me dijo

- Qué cosa?

- El hecho de que me guste – me reí ante su comentario y le di otro beso cortito

Mientras caminábamos de regreso (tenía auto, pero ella insistió en caminar), Male entrelazó su mano con la mía. Se sintió cálido y me sentí muy a gusto. Sonreí tontamente, pensando en lo mucho que había pasado en el poco tiempo que la conocía. Llegamos a la puerta de su edificio, pero no le di el beso de las buenas noches.

- Male, tengo algo que decirte – ella asintió con la cabeza, esperando a que hablara – tal vez no te llame por un par de meses – su cara estaba para una foto. Nos quedamos en silencio, yo resistía las ganas de soltar una carcajada

- Por qué? – me preguntó algo triste

- Es que – sonreí – lo más probable es que te llame apenas llegue a mi casa – me volteé triunfante y empecé a caminar, reprimiendo la carcajada

- Pendejo! – gritó y yo me carcajeé

---

Vivía en un departamento bastante cerca al de Male, junto con mi mejor amigo Francisco Escobar. Cuando llegué a casa, estaba él jugando poker con dos amigos más.

- Hola animales – siempre nos tratábamos así

- Qué tenemos para esta noche, Joaco? – me preguntó Fran

- Una penalidad y un gol

- Dirás, una salida con Tassone no?

- Eso no te incumbe – me daba algo de vergüenza que supieran que estaba saliendo con Male; sabía que empezarían a decir cosas sobre ella y a molestarla

- Quién es ella – preguntó uno de los chicos

- Malena Tassone – respondió Fran – una con excelente culo – qué les dije? Siempre eran groseros y se ponían hablar de esas cosas, algo que no me gustaba para nada, y menos si se trataba de mi chica. Por qué Male era mi chica no?

Así que los ignoré y me fui a mi habitación, mientras tomaba el teléfono. Cerré mi puerta y me recosté en mi cama. Marqué el número de Male, me lo había dado el día después del café. Hablábamos en susurros, no sé porqué.

- Hola Male

- Hola Jo – por primera vez me llamó así y me encantó el apodo. Sonreí por millonésima vez desde que la conocí y me armé de valor para decirle lo que sentía

- Male, qué dirías si te dijera que… - dudé, ella esperó – Male, creo que… estoy enamorado de ti – hubo una pausa

- Diría que…. Estás loco y estás lleno de mierda – me lo dijo divertida. Ella no era esa clase de persona empalagosa. Nuestra relación se basaba en eso, quién nos veía pensaría que nos odiábamos, pero era nuestra forma de relacionarlos. Me reí a carcajadas y ella también. Me dijo buenas noches y me colgó el teléfono. Esa noche dormí soñando con Male.

“Yo también te quiero, nenito”. Leí el mensaje al día siguiente; era su forma de decirme que también estaba enamorada de mí.

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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:04 pm

Capítulo 4: Novios

Historia de Amor 72669205

Aquel día jugábamos contra la Universidad de Palermo, los contrincantes nos estaban buscando pelea desde que empezó el juego. Mi personalidad impulsiva hizo que empezara a discutir con un grupo de ellos. Y así fue como empezamos con los golpes y terminé bastante herido. Por supuesto que me dieron penalidad y me echaron la culpa por armar pelea en medio del juego: cinco minutos en la banca.

Mientras estaba sentado en la banca bufando y renegando por lo que había pasado, Lucas vino corriendo, estaba realmente preocupado. Todo el lado derecho de mi cara era un desastre, lleno de sangre. Repitió una y mil veces la palabra “Dios, Joaco”, mientras me curaba las heridas. Lo hizo con total delicadeza. Cuando terminó, me quedé mirando hacia ningún lugar, la verdad es que estaba avergonzado de mirar hacia la pista de hielo porque el equipo contrario nos estaba ganando. Sentía tanta impotencia de no estar ahí; recién había pasado la mitad del tiempo de mi penalidad y ya estábamos empate.

Me di cuenta que las fans ya se habían olvidado de mí, sólo un espectador tenía sus ojos puestos en mí: Matías Belgrano, mi padre. “Si la conferencia termina a tiempo, intentaré llegar al partido”, fue lo que me dijo, en realidad es lo que siempre me decía cada vez que yo jugaba; su trabajo siempre estaba primero. El viejo Cara de Piedra, apodo que se me ocurrió un día, observaba sin expresión y en completo silencio como la sangre recorría el rostro de su único hijo. Me hizo recordar una conversación que tuvimos:

- Joaquín, si te gusta pelear tanto, por qué no te metes al equipo de box?

- No existe equipo de box, papá

- Bueno, entonces tal vez no debería venir a ver tus juegos de hockey, siempre te peleas y terminas en la banca

- Sí, es que mi sueño es ser boxeador, no sabías? – siempre manteniendo la ironía y la arrogancia con él

Despejé mi mente del recuerdo y me puse a pensar en qué podría estar pasando por la cabeza de mi padre, seguro algo como: “Mírenme, a pesar de que hay muy pocos espectadores, yo soy uno de ellos. Yo, Matías Belgrano, un hombre completamente ocupado con bancos que administrar y mucho trabajo por hacer, me he tomado el tiempo de venir acá para ver un malísimo juego de hockey”. Sí, estaba completamente seguro que eso era lo que pensaba.

El rugido de las fans hizo que me concentrara de nuevo en el partido. Otro gol para la UP. Tomás estaba furioso, con la cara totalmente roja; me parece que noté lágrimas en sus ojos; nos peleábamos por un título, pero no era para tanto. Lo siento, soy bastante insensible. Y, maldita sea, terminó el partido, perdimos 6-3.

Después del juego, me hice un examen de rayos X que determinó que no tenía ningún hueso roto, por suerte. Pero, si me tuvieron que coser 12 puntos en mi mejilla. El médico me advirtió que debía de tener cuidado con dañar mi cabeza, así que me prohibió jugar por una semana. Le agradecí y me fui.

Me duché lentamente, teniendo cuidado en no mojar mucho mi cara. El remedio que tomé, aliviaba un poco el dolor pero no lo suficiente. Aunque, por mi personalidad bastante masoquista, estaba feliz de sentir dolor. Digo no, yo solito metí la pata y por eso terminé totalmente golpeado. Perdimos el título y tal vez no había sido culpa totalmente mía, pero en ese entonces yo sentía que así era. Terminé de ducharme, empaqué mis cosas y caminé afuera de la Casa Universitaria. No había muchas fans allá afuera, algo que me sorprendió.

- Cómo está la mejilla, Belgrano?

- Bien. Gracias Fede

- Hola hijo, probablemente se te antoje una carne? – apareció de pronto mi padre

- Gracias padre

Nos fuimos a un restaurante por la zona, uno de los preferidos de papá. En la cena, empezamos con nuestra series de no-conversaciones pues todas comenzaban con: “Cómo has estado?”, y terminaban con un: “Hay algo que pueda hacer?”

- Cómo has estado hijo?

- Bien

- Te duele la herida?

- No – empezaba a doler como mierda, pero no iba a admitirlo, no delante de él. Tenía que parecer fuerte

- Me gustaría que Jorge Suller te vea el Lunes – siempre se hacía el preocupado y buenito conmigo, pero yo sabía que lo hacía por pura cortesía

- No es necesario

- Pero, es un especialista, puede tratarte mejor

- El médico me trató muy bien e hizo un buen trabajo. Aunque hubiera sido mejor que vaya a un veterinario no? – lo primero lo dije esperando suavizar el entusiasmo obsesivo de mi padre por los especialistas y toda esa gente “top”; lo segundo, para que se diera cuenta que yo sentía que él me trataba como un animal

- Sí, hubiera sido mejor – continuó con el sarcasmo – te cortaste muy feo

- Es que acaso no soy un animal? Los animales se comportan de esa manera, con violencia y terminan así de heridos o no? – le dije bastante enojado. Seguía el sarcasmo y las metáforas por doquier

- Yo nunca dije que fueras un animal, tu empezaste con el tema de los veterinarios – me dijo fijamente

La verdad es que no quería seguir discutiendo así que empecé a estudiar el menú, a ver que podía pedir. Pedimos y esperamos en silencio hasta que trajeran los platos. Mientras los primeros platos fueron servidos, el viejo Cara de Piedra lanzó otro de sus sermones. Notó que habíamos perdido el título (muy brillante de tu parte, padre; gracias por recordármelo), pero que después de todo, en el deporte lo que verdaderamente importa y cuenta no es el ganar sino el jugar. Después hicimos la conversación usual, que se centraba en el “sin tema” de mi padre, es decir, mis planes.

- Y, Joaquín, has escuchado acerca de la Escuela de Abogados? – después de graduarme, tenía la posibilidad de hacer un estudio superior de mi carrera. La Escuela de Abogados, que se encontraba dentro de la universidad, seleccionaba a los alumnos que ingresarían

- En realidad, todavía no me he decidido

- Lo que me preguntaba es que si la Escuela te había escogido. Ya te mandaron la Carta de Aceptación? – para ingresar debías mandar una solicitud junto con el motivo por el cual querías estudiar ahí; además de tu biografía. Lo revisaban y luego te respondían

- No

- Si quieres, le puedo dar al director de la Escuela un anillo como regalo – sabía perfectamente a dónde quería llegar

- No! – lo interrumpí – no, por favor!

- Sin motivo de influenciar, solo para averiguar qué ha sido de la Carta, cuál es el tiempo límite para que te la manden – acaso no entendía que yo detestaba ser adinerado?? Que las cosas no se resolvían de esa manera?

- Papá, yo quiero recibir la carta junto y al igual que los demás. Así que por favor deja de insistir y no te metas

- Ok. Está bien. Pero ten en cuenta que mi oferta sigue en pie – no cambiaba más – igual, lo más seguro es que ingreses

- No es tan fácil ingresar

Ahí terminó el tema. Seguimos cenando en silencio, intercambiando una que otra palabra. Hasta que mi padre trajo otro tema.

- Y, no dejes de tomar en cuenta a grupo InsightArgentina (un grupo de voluntarios que ayudan a sectores sociales en riesgo) – remarcó mi padre, totalmente fuera de contexto

- Perdón?

- Creo que el grupo InsightArgentina es una buena causa, no lo crees? – asentí con la cabeza, esas cosas no me llamaban mucho la atención; menos cuando mi padre toda mi vida solo habló de dinero – sabes qué? Realmente no tendría ningún problema en que te unas a ese grupo Joaquín

- Ya veré que es lo que decido papá – trataba de mantener la calma, pero me estaba enojando el hecho de que él siempre quería mantener el control sobre mi vida

- Y, entre tus compañeros de clase, cuál es la actitud? – a dónde quería llegar? Por qué hacía esas preguntas?

- Qué?

- Que piensan ellos, piensan que ese grupo es algo importante para el país? – parecía que estuviera hablando con el presidente, no con mi padre. No entendía a qué venía el tema, mi padre hablaba cosas sin sentido

- Sí – respondí porque sabía que mi padre necesitaba escuchar esa afirmación tanto como un pez necesitaba agua. Y, así fue. Sonrió y por fin dejó el tema.

A eso de las 11:30 de la noche, caminé con él hasta su auto. Caminábamos en silencio como siempre, nunca teníamos mucho que hablar o qué decir.

- Hay algo que pueda hacer por ti hijo?

- No, gracias. Chau papá – su actitud me molestaba, me molestaba su presencia, su hipocresía, él nunca estaba preocupado por mí. Nunca lo estuvo y nunca lo estará, eso era lo que yo sentía.

Volví a mi casa y fui directamente al teléfono para llamar a Male. Era lo único bueno de la tarde, hablar con ella, escuchar su voz, sentirme realmente acompañado. Le conté acerca de la pelea y puedo decir que lo disfrutó; cómo dije, era diferente a las demás chicas, más ruda.

- Pero, al menos eliminaste al chico que te golpeó no? – me preguntó, totalmente emocionada por la situación

- Sí, totalmente. Lo hice mierda – le dije orgulloso

- Cómo me hubiera gustado verlo – no había podido ir al partido, tenía que estudiar para un examen – tal vez golpees a alguien en el próximo juego, así lo puedo ver. Que dices? – soltó una risita al igual que yo

- Sí, definitivamente. Diré: “Recibe este golpe a nombre de Malena Tassone, mi novia” – se formó un silencio, hasta ahora no habíamos hablado de lo que éramos; yo lo sentía tan obvio por eso no lo mencioné. Porque ella era mi novia no?

- Se puede saber quién te dijo que yo era tu novia – sabía que quería jugar

- Viste que si quieres lo dejamos así nomás, yo soy libre de hacer lo que quiera y tu también. Que dices? – se quedó pensando

- Creo que me copa más la idea de ser tu novia – soltó una risita – pero, aún no me lo pides

- Bueno, está bien, futura novia – realmente me divertía con eso – Malena Tassone, quieres ser mi novia? – sabía que se estaba mordiendo el labio, siempre hacía eso cuando le decía cosas tiernas

- Obvio que sí Jo

Abrí los ojos como platos. Malena empezaba a ser tierna, algo que me encantaba. Sonreí tontamente; me encantaba que ella amara las cosas simples de la vida.

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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:07 pm

Capítulo 5: Celos

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- Malena está en el teléfono de abajo – me lo dijo la chica tenista que trabajaba con Male en la biblioteca. Ya le habíamos comentado a nuestros amigos que éramos novios.

- Gracias. Esperaré aquí

- Qué mal juego no?

- Sí. Obtuve una penalidad de 5 minutos

- Sí me enteré. Qué lástima – esa es la diferencia entre una amiga y una fan. Con una fan, como ella, rápidamente se termina la conversación

- Male seguirá en el teléfono? – estaba impaciente, la extrañaba mucho, quería verla. Se fue para verificar y regresó

- Sí, sigue hablando

Con quién podría estar hablando Male, que deja de lado nuestra cita? Seguro que alguno de sus amiguitos estudiosos del grupo de música. Sabía que Facundo Mendez, conductor de la orquesta, estaba enamorado de ella y el muy estúpido creía que podía tener toda su atención todo el tiempo. Siempre la miraba y le hablaba de cualquier cosa. Sí, estaba celoso.

- Dónde está el teléfono? – le pregunté a la chica que me miraba como si yo fuera un Dios o algo por el estilo

- Bajando las escaleras a la izquierda

- Gracias

Llegué a la planta baja y la vi a lo lejos. Caminé despacio, casualmente, esperando a que ella se diera cuenta de mi presencia, de mis heridas, de mis vendajes y cuelgue el teléfono para recibirme y correr hacia mis brazos. Sí, me había armado la película romántica, y es que ella me ponía así. Encima que estaba hirviendo de celos porque seguía al teléfono con quién sabe quién. Mientras me acercaba podía escuchar fragmentos de la conversación. Una parte de mí, me decía que me aleje, pero la otra, quería quedarse. Le hice caso a la 2da.

- Sí. Obvio! Yo también Luciano. Yo también te quiero Lu.

Me quedé estático, sintiendo punzadas en el corazón, sentía como si
alguien me acababa de incrustar un puñal en la espalda. A quién miércoles le hablaba?? No podía ser Facundo, no había ningún Luciano en ninguna parte de su nombre. Ya había chequeado en el registro: Facundo Sebastián Mendez, Carrera de Música y Arte. Su foto sugería sensibilidad, inteligencia y alrededor de 70 kilos. Pero, por qué me preocupaba por él. Claramente, ambos estábamos siendo heridos por Malena Tassone, por alguien a quien ella en estos momentos le mandaba besos volados por el teléfono (que asco!). Me había ido solo por 48 horas y algún pendejo llamado Luciano ya estaba coqueteando con mi novia!!

- Sí, Lu. Yo también te amo. Chau – te amoooo?? En cualquier momento explotaría

Mientras colgaba, me vio, me sonrió y me mandó un beso a lo lejos. Cómo podía ser tan hipócrita?? Me besó suavemente en la mejilla.

- Hey! Te ves terrible

- Estoy herido, Malena. Qué esperas? – le hablé totalmente enojado. La llamaba por su nombre de pila cuando lo estaba

- El otro chico se ve peor? – hizo como si nada

- Sí, bastante. Sabes que cualquiera que me haga molestar, termina en mal estado

Lo dije de la manera más desafiante que pude, con la idea de darle a entender que golpearía a cualquier rival que quisiera meterse con ella a la cama, mientras que yo esté lejos y sin poder ver nada. Entrelazó su mano con la mía y me robó un beso; sabía que quería que aflojara. Cuando estuvimos afuera, oxigené mis pulmones para relajar mis celos e hice la pregunta de la manera más casual posible.

- Decime Male – mi tono de voz ya no era tan frío

- Sí? – estábamos de pie al lado de un árbol, ella acariciaba mi cabello y eso me tranquilizaba. Algo me decía que todo era un malentendido

- Quién es Luciano? – lo dije rápido sin pensarlo dos veces, ella se carcajeó – de que te ríes?

- Ay Jo! No me digas que estas celoso? – se mordió el labio con dulzura y negó con la cabeza como si yo fuera un nene

- Nahh! Nada que ver! Pasa que te escuché hablando con él y nada, me dio curiosidad – alcé los hombros como si no me interesara para nada. Me robó un beso cortito

- Ay nenito! Es mi papá – no había forma que me crea algo como eso

- Yaaa Male. Acaso llamas a tu papá Lu?

- Es su apodo, siempre lo he llamado así. Cómo llamas al tuyo? – me preguntó al tiempo que íbamos caminando hacia el auto

Empecé a recordar que Male una vez me había contado que ella había sido criada por su papá. Cuando era muy pequeña, su madre falleció en un accidente de auto; por eso es que su padre, que cree en las supersticiones y es demasiado cuida, no la dejó aprender a manejar.

- Cómo llamas al tuyo? – me volvió a preguntar – había estado tan desconcentrado que no escuché la pregunta

- A quién?

- Qué término utilizas para llamar a tu padre? – le respondí con el término que siempre había querido usar

- Hijo de puta

- Se lo dices en su cara?? – su cara estaba para una foto

- Nunca veo su cara – empezábamos con las metáforas, como nos gustaba

- Veo, veo. Le gusta usar máscaras?

- Sí, máscaras de piedra – rió conmigo

- Bah, pero igual debe estar totalmente orgulloso de ti, si eres un gran jugador de hockey – la miré, ya me había olvidado de Luciano

- Él también lo fue Male

- Fue un grande en la historia?

- Sí. Fue a las olimpiadas

- Increíble! – sonrió ampliamente, emocionada. Yo seguía con la misma cara, sin sentimiento – y, ganó?

- No. Ese es el problema

Hubo un pequeño silencio. Quizás ahora Male comprendería que ser Joaquín Belgrano no significaba tener todo lo que uno quisiera, ni vivir con lujos. Era un reto grande: implicaba mi imagen ante los demás, del mejor atleta, de los logros que obtenga; mi padre, quería que cumpliera el sueño que él no pudo lograr.

- Pero, qué cosa es lo que te hizo para que lo califiques como hijo de puta? – me preguntó, bastante preocupada, ya estábamos en el auto

- Crearme

- Perdón?

- Crearme – repetí. Lo dije en serio. Sus ojos se abrieron como platos

- No entiendo Jo. Qué es lo que te hace hacer que haga que lo odies?

- Las cosas “correctas”

- Qué problema hay con las cosas “correctas” – me preguntó, esta vez sostuvo fuerte mi brazo para que la mirara a los ojos. Aproveché que estábamos en luz roja para poder voltear

Le conté cómo detestaba ser programado y controlado para seguir la tradición de la familia Belgrano. Detestaba ser lo que era; le conté que detestaba que me obligaran a ser el mejor de la facultad.

- Sí claro. He notado como odias sacarte 9 – me dijo con sarcasmo

- Lo que odio es que él no espera menos! Espera demasiado de mi! – con tan solo decirle lo que siempre había sentido (nunca antes lo había dicho) me hizo sentir a la vez mal y bien. Mal porque me hacía recordar lo mucho que odiaba a mi padre, y bien porque me descargaba. Necesitaba que Male entienda todo, que me comprenda, pero la estaba poniendo difícil – y, él es increíblemente pesado cuando viene a verme a los juegos de hockey; él siempre asume todo acerca de mí

- Pero, entiéndelo Joaco, él es un hombre ocupado. Acaso no administra un montón de bancos y demás cosas? – me estaba alterando, necesitaba que estuviera de mi lado

- Dios, Malena! De qué lado estás?!

- De ningún lado Joaquín! – empezó a gritar – acaso es esta una guerra?!

- Definitivamente!! – repliqué, gritando también

- Esto es ridículo – se cruzó de brazos, realmente enojada

No se veía para nada convencida. Ahí me di cuenta de la primera diferencia cultural entre nosotros; teníamos diferentes pensamientos. Sobre todo en cuanto al amor de un padre hacia un hijo: ella creía en la idea de que los papás aman a sus hijos y que no había discusión o duda alguna ante eso. Seguía manejando en silencio, pero al cabo de un rato, continuó.

- Y no te basta con el simple hecho de que haya ido desde Londres (estaba de viaje ahí por negocios) a verte jugar hockey? – ya no quería seguir discutiendo, iba a pelearme con Male por culpa de mi padre. Me odiaría si pasaba eso

- Male, podemos simplemente olvidarlo?

- Gracias a Dios que odias a tu padre – la miré confundido, ella sonrió – eso quiere decir que no eres perfecto – me hizo sonreír, siempre me sacaba una sonrisa

- Acaso tu lo eres? – le dije desafiante

- Ni hablar, nenito. Si fuera perfecta, acaso estaría contigo? – no tenía respuesta a esa pregunta, solo alguien como ella podía fijarse en alguien como yo.

- Sigues celoso?

Me mordí el labio con seducción para terminar la discusión con un beso apasionado.

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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:09 pm

Capítulo 6: Te Amo

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Nuestra relación física se basaba en besos y caricias, pero nunca más allá de eso. Por alguna razón que no logro entender, no tocamos el tema del sexo por largo tiempo. Llevábamos algunos meses saliendo y no pasaba nada todavía. Y es que, yo era conocido por ser una persona impaciente e impulsiva que tenía onda con cualquier chica; todos sabían que chica con la que salía, era chica con la que tenía sexo. Pero, había cambiado todo eso, ya no era el mismo de antes, no desde que conocí a Male. Con ella era totalmente diferente, quería tomar las cosas con calma y esperar a dar el siguiente paso.

En realidad, no sabía qué hacer. Yo sabía todos los movimientos y los pasos para llegar a aquello. Es solo que Male era tan inteligente y viva que tenía miedo de que se ría de lo que yo consideraba tradicionalmente cómo romántico. Sí, tenía miedo de ser rechazado y de ser aceptado por las razones erróneas; tenía miedo que ella pensara que solo la quería para un propósito. Sentía algo diferente por Male, no sabía qué decir o siquiera a quién preguntarle acerca del tema (“Debiste haberme preguntado Jo”, me diría después). Solo sabía que tenía esos sentimientos fuertes por ella, por todo su ser.

- Vas a reprobar el examen Joaquín – estábamos sentados en mi habitación leyendo, era un domingo por la tarde – Joaquín, vas a reprobar si me miras mientras estudio

- No te estoy viendo estudiar. Yo estoy estudiando – le dije con voz de niño inocente

- Yaaa Jo. Si estás mirando mis piernas

- Ay! Solo de vez en cuando. Entre cada capítulo de la lectura – le dije divertido

- Por lo visto – me miró, arqueando una ceja – ese libro tiene capítulos extremadamente muy cortos

- Ah bueno! Tampoco es que eres tan guapa como crees eh!

- Lo sé – me dijo desafiante – pero, por lo visto tu sí piensas que lo soy o no? – siempre sabía cómo callarme la boca. Dejé el libro y crucé hacia donde ella estaba sentada

- Male, por Dios! Cómo puedo leer cuando a cada segundo me muero por hacer el amor contigo? – agachó la mirada avergonzada, sus mejillas se tornaron de un color carmesí – Male … mírame – cerró suavemente su libro y puso sus manos a los lados de mi cuello, algo que hizo que me estremeciera

- Joaco, por favor…

No la dejé hablar ni un segundo más, así fue como todo sucedió en un instante. Todo. Nuestro primer encuentro físico, fue el polo opuesto a nuestro primer encuentro verbal. Sucedió todo sin prisa, de una manera muy tierna, gentil. Nunca me imaginé que esa sería la verdadera Malena, tan tierna, dulce, con caricias tan suaves y llenas de amor. Y, lo que verdaderamente me sorprendió fue mi respuesta: jamás había sido así de dulce con ninguna chica, jamás. Era ese el verdadero Joaquín? El momento fue mágico y me sentí completo, feliz.
Su piel ardía contra la mía, proporcionándome calor. Enredé mi mano entre su cabello mientras ella me besaba el hueco debajo de la oreja; su lengua recorría esa línea invisible que existe entre la oreja y el hombro y sus labios saboreaban mi cuello. Su boca recorrió cada rincón de mi cuerpo y sus manos deseosas acariciaron mi espalda y parte trasera con total delicadeza. Mis labios recorrieron cada rincón de su cuerpo, sentí cómo a cada beso ella me amaba más. Nuestros cuerpos se volvieron uno en apenas un instante.

Estuve algo sorprendido al ver que llevaba puesta una pequeña cruz dorada, mientras hicimos el amor ella no se la quitó. Y, en un momento en el que estuvimos recostados, en esa maravillosa tarde, toqué la pequeña cruz e indagué sobre lo que posiblemente diría su sacerdote acerca de nosotros dos en la cama juntos (cuando eras una persona muy católica, contabas con un sacerdote que te guiaba y te educaba). Ella me respondió diciendo que no había ningún sacerdote.

- Pero, acaso no eres una chica muy católica?

- Bueno, soy una chica. Y, soy buena – me miró para que lo confirme y yo sonreí. Me devolvió la sonrisa con la misma intensidad

- Pero, porque no hay un sacerdote?

- Porque – rozó su nariz con la mía. Amaba esas facetas tiernas de ella – mi padre es totalmente católico, pero yo prefiero no creer en nada. Soy atea, al igual que tú no? – asentí con la cabeza
Luego le pregunté el por qué de la cruz. Me explicó que había sido de su mamá, la usaba por razones sentimentales, no religiosas. El tema terminó ahí y empezamos a hablar sobre nosotros, mientras nos hacíamos caricias en cualquier parte del cuerpo.

- Jo?

- Mmm? – sus caricias en mi cabello me estaban relajando demasiado, tanto que me estaba quedando dormido

- Te dije que te amo? – abrí los ojos rápidamente para perderme en los suyos, era tan dulce cuando quería

- No, Male

- Por qué no me lo preguntaste? – me dijo curiosa

- Porque tenía miedo – sonreí tiernamente y dejé un beso en la comisura de sus labios

- Y, por qué no me lo preguntas ahora? – me dijo sonriendo

- Me amas, Male?

- Qué piensas?

- Sí, supongo, tal vez – me gustaba hacerme el tonto. Besé su cuello, mi perdición

- Jo?

- Sí?

- No sólo te amo .. – la miré indignado

- Te amo demasiado Joaquín – le sonreí tontamente, como siempre que ella me decía algo tierno

- Yo también te amo demasiado Malena

Fue lo último que dijimos antes de volver a ser uno.

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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:12 pm

Capítulo 7: Contigo o nada

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Y cómo quiero a Francisco Escobar. Tal vez no sea un genio o un gran jugador de futbol, pero siempre fue un gran compañero y un amigo fiel. Y cómo sufrió en casi todo nuestro último año de universidad. A dónde se iba a estudiar cuando veía la corbata colgada en la manija de la puerta de nuestro departamento (la tradicional señal de “Acción adentro”)? Hay que admitirlo, mucho no estudiaba, pero a veces si lo hacía. Supongo que se iba a la biblioteca de la universidad u a otros lugares. Pero, lo que si no sé, es donde dormía esos Sábados en la noche cuando Male y yo decidíamos desobedecer las reglas y nos quedábamos todo el día juntos en el departamento. Fran tenía que buscar lugares en donde dormir – vecinos, entrenadores – asumiendo que no tenían nada que hacer y le podían dar un espacio.

Y bueno, él siempre me decía que debía obtener algún beneficio; por ejemplo, contarle acerca de mis salidas con Male. En tiempos pasados, yo compartía con él los detalles mínimos de mis triunfos amorosos. Ahora, no sólo le negaba esos derechos de compañero, sino que tampoco nunca le confesé que Male y yo nos habíamos entregado en cuerpo y alma. Sólo le decía cuándo necesitaba el departamento. Él podía sacar las conclusiones que quisiera. Y, es que no quería compartir con nadie lo que hacía con Male.

- Dalee Joaco!! Lo haces o no? – me preguntaba siempre

- Fran, como amigo te pido que no me preguntes

- Pero Joaco!! Tardes, viernes y sábado por la noche. De hecho debes tener sexo con ella!

- Para empezar no es sexo, sino se llama hacer el amor. Y, segundo, si crees saber la respuesta, porque te molestas en preguntármelo?

- Porque no es saludable

- Qué no es saludable?

- Toda la situación Joaco! Nunca has sido de esta manera, ya no me cuentas ningún detalle. Esto es injusto, no es saludable. Qué es lo que hace ella que la convierte en diferente

- Todo Fran, todo. Mira Fran, en un amor tan maduro..

- Amor? – lo dijo con desprecio

- No lo digas como si fuera una palabra sucia o algo malo

- Perdón, pero, a tu edad? Amor? Dios! De verdad tengo miedo amigo

- De qué? Mi sanidad?

- De tu graduación. De tu libertad. De tu vida! – pobre Fran, él pensaba totalmente diferente, aunque yo antes pensaba así

- En realidad, tienes miedo de perderme como compañero de vivienda no??

- Bueno sí – me confesó, yo le palmeé la espalda en señal que estaba todo más que bien – aunque, de alguna manera, he ganado una. Ella pasa demasiado tiempo aquí – me dijo riéndose. Me estaba alistando para un concierto, así que pronto acabaría el diálogo

- No te preocupes Fran. Ya conseguiremos un departamento para nosotros solos. Diferentes bebés cada noche. Lo haremos todo – dije divertido

- No me digas que no me preocupe, Belgrano. Estás hasta las manos con esta chica

- Está todo bajo control. Tranquilo – estaba ajustándome la corbata y dirigiéndome hacia la puerta. Pero, Fran insistió

- Joaco?

- Sí?

- Estás teniendo sexo con ella no?

- Dios Fran!! – le lancé una almohada directo a su cara mientras él se carcajeaba

---

No iba a llevar a Male a ese concierto, la iba a ver en él. Su grupo de música estaba realizando el quinto concierto y Male tocaba el piano. La había escuchado muchas veces, pero nunca en un grupo o en público. Estaba tan orgulloso; ella nunca cometía ningún error, al menos ninguno que yo pudiera notar. Me emocioné mucho, parecía una nena, pero es que ella tocaba realmente hermoso. Terminó el concierto y me encontré con ella en la salida. La felicité con un beso bastante fogoso y la abracé fuertemente.

- No puedo creer lo maravillosa que estuviste

- Eso demuestra lo poco que sabes de música, nenito

- Sé lo suficiente – le dije antes de robarle otro beso

Ya estábamos en el patio del lugar del concierto. Eran una de esas tardes de Abril. Sus amigos del equipo de música se encontraban por ahí cerca, incluyendo a Facundo quién me mandaba miradas de odio invisibles. Cruzamos la avenida y caminamos al lado de un río.

- Entérate Belgrano, por favor. Toco normal, no increíble. Solo normal. Está bien? – cómo podía discutir cuando ella se subestimaba?

- Está bien, tontita. Solo decía que nunca dejes de hacerlo

- Quién dijo que dejaría de hacerlo? Voy a estudiar con Nadia Boulanger no? – de qué estaba hablando? Se calló inmediatamente, pude notar que no había tenido la intención de mencionar aquello

- Quién?

- Nadia Boulanger. Una profesora de música muy famosa en París – dijo esas dos últimas palabras un poco rápido

- En París? – pregunté lentamente, sintiendo que me faltaba el aire

- Ella acepta gente de otros países. Tuve suerte, conseguí una beca

- Espera. Malena, te vas a París?

- Nunca he conocido Europa, no puedo esperar más. Es mi
oportunidad – su acto me pareció demasiado egoísta, que había de nosotros? La sostuve por los hombros, tal ver fui muy brusco, no sé

- Hey! Por cuánto tiempo has sabido esto? – por primera vez en su vida, no me pudo mirar a los ojos

- Jo, no seas estúpido. Es inevitable

- Qué cosa es inevitable?

- Nos graduamos y nos vamos por caminos distintos. Tu seguirás en la Escuela de Abogados..

- Espera un minuto, de qué estás hablando? – ahora me miraba a los ojos, estaba triste. Un mechón de cabello se soltó de su cola de caballo. Mi instinto me llevó a ponerlo por detrás de la oreja

- Jo, eres un millonario y yo soy una antisocial – seguía sosteniéndola por los hombros

- Y, eso que tiene que ver con tomar caminos distintos? Ahora estamos juntos, somos felices

- Jo, no seas estúpido – repitió – La universidad es como una bolsa de navidad. Puedes llenarla con cualquier locura. Pero cuando la navidad termina, te hace reaccionar y tienes que volver a tu lugar de origen

- Quieres decir que volverás a la casa de tu infancia a cocinar galletas? – estaba diciendo cosas desesperadas

- No te burles de mi padre – su padre era el cocinero del pueblo, así se ganaba la vida

- Perdón. Pero, es que no quiero que me dejes Male – dije con un nudo en la garganta – por favor

- Y qué hay de mi beca para ir a París? Qué hay de París, un lugar que nunca he visto en toda mi vida?

- Y, qué hay de nuestro casamiento? – por un segundo, no estuve seguro de haber sido el que había dicho aquellas palabras

- Quién habló de matrimonio? – recorrí su cuerpo con la mirada, me perdí en sus labios, en sus ojos y supe que quería estar con ella
para siempre

- Yo. Lo estoy diciendo ahora

- Te quieres casar conmigo? – me dijo totalmente sorprendida.

Entrelacé mi mano con la suya y la apreté fuertemente

- Sí – sonrió

- Por qué? – la miré fijamente a los ojos

- Porque sí – no necesitaba de ninguna explicación para que sepa que la amaba lo suficiente como para pasar el resto de mi vida con ella

- Esa es una buena razón – me dijo antes de ponerse colorada y besarme con dulzura, cómo solo ella sabía hacerlo

- Solo para que quede claro, sí quiero – no necesitaba que me lo dijera para saberlo y ella lo sabía

Caminamos abrazados al lado del río, con muchas cosas en la mente, pero sin llegarlas a decir. No creo haber sido más feliz que ese día, mi camino era junto a ella. Male dejaría su sueño de ir a París para casarme conmigo, algo bastante sacrificado pero que valió la pena.

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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:17 pm

Capítulo 8: Mis padres

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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:22 pm

Capítulo 9: Por mi cuenta

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- Dale Male! Ni que fuera el Presidente del país! – estábamos regresando a casa, por fin!
- Igual Jo, podrías haber mostrado mayor entusiasmo!
- Pero, lo felicité – trataba de excusarme, me miró de reojo
- Joaquín eso no cuenta! Fue algo muy poco generoso de tu parte – de verdad se había enojado
- Pero, qué cosa esperabas? – le respondí algo enojado también. Sus ganas de reconciliarme con mi padre me volvían loco
- Olvídalo. Todo esto me enferma – dijo mordiéndose el labio inferior; esta vez no en forma seductora sino de impotencia
- A mí también – suspiramos y nos quedamos en silencio bastante tiempo – qué es lo que te enferma Male?
- La forma tan horrible con la que tratas a tu papá
- Y qué hay con la forma tan horrible con la que me trata él? – siempre traía el tema acerca del amor paternal
- Y obvio, si lo jodías, lo jodías y lo jodías
- Es mutuo. O acaso no te diste cuenta de eso? – me miró fijamente a los ojos
- Creo que deberías llegar hasta él, entenderlo y amistarse – me dijo sinceramente
- Es imposible llegar hasta él Male – dije bastante resignado. Hubo otro silencio
- A menos que, tal vez si te casaras con Malena Tassone….. – a dónde quería llegar?? Bastante enojado, estacioné en un restaurante cualquiera. Miré a Male con mis ojos echando fuego
- Eso es lo que crees?? – le pregunté, alzando la voz
- Solo creo que esa es una manera de llegar hasta él – dijo muy bajito, con la cabeza gacha y bastante avergonzada. Me daban ganas de abrazarla porque era muy tierna en ese estado, pero estaba realmente molesto. Ella creía que le había pedido matrimonio para que mi padre esté contento de que este formalizando mi vida y así mi relación con él mejore; pero Male estaba totalmente equivocada.
- Acaso no crees que yo te amo? – grité, realmente molesto y dolido
- Sí – replicó muy bajito, continuó con la cabeza gacha – pero de una manera muy loca, tal como amas mi status social negativo – me miró con algunas lágrimas en los ojos, mi corazón se estrujó, realmente lo sentía. Ya le había dicho miles de veces y en diferentes tonos de voz que no me importaba su status social; yo la amaba de verdad. Limpié las lágrimas de su mejilla – No puedo pasar la prueba, Jo. Creo que ese es el problema. Yo sé que te amo no sólo por ser como eres sino que también amo tu apellido – sabía a qué se refería con eso. Miró hacia otro lado – después de todo, es parte de lo que eres
Me quedé mirando el letrero donde salía el nombre del restaurante: “Segundo muelle” y me quedé pensando. Lo que amaba tanto de Male era su habilidad para ver dentro de mí, comprender cosas que yo nunca las había dicho o pensando. Ella sabía que yo detestaba mi apellido, detestaba mi dinero y el haber nacido junto a ello; pero, al fin y al cabo esa era mi vida, y como me dijo ella: es parte de lo que soy. No podía soportar el no ser perfecto y eso era producto tanto de mi actitud como de la de mi padre, que me exigía siempre ser el mejor. Ella ya había superado su imperfección (yo la veía perfecta, pero ella no se veía a sí misma así) y la mía, yo no podía superarla. Qué despreciable me sentía; no sabía qué decir.
- Quieres algo de comer? – intenté decir cualquier cosa, me sentía fatal
- Quieres que te de un golpe en la cara, nenito? – esa combinación de palabras rudas y tiernas me mató de amor. Sabía que se le había pasado el enojo y la tristeza. Su carita aún seguía algo roja, pero ya estaba mejor. Le sonreí dulcemente
- Sí – le dije sonriendo de costado, sabía que le podía. Hizo un puño y luego golpeó suavemente mi mejilla. Besé su mano tiernamente y la abracé – te amo – la miré a los ojos y nos besamos con amor
- Yo también nenito, yo también
Continué manejando, mientras conversábamos de temas triviales.
---
Había pasado una semana desde que presenté a Male a mis padres. Era otro Domingo donde fui con mi padre a almorzar a un Club. Hablábamos acerca de lo que él consideraba exceso de velocidad; decía que debía tener mucho cuidado porque últimamente habían muchos accidentes de auto. Yo le contesté que yo ya era un hombre grande, que no debería corregirme o incluso comentar acerca de mi comportamiento. Él se defendió diciendo que incluso los líderes mundiales necesitan de las críticas para mejorar como personas. Yo solo me callé. Después de un momento, empezamos con nuestras típicas no-conversaciones.
- Papá, no has dicho nada acerca de Malena
- Qué tengo que decir? Ya nos presentaste por cumplir, o no?
- Pero, qué piensas de ella? – se quedó pensando por un momento
- Creo que Malena es admirable. Para una chica de su clase, haber conseguido llegar hasta donde está … - con esa mierda psicoanalítica estaba evitando el tema
- Anda al grano! – lo interrumpí
- El tema no tiene nada que con ella, tiene que ver contigo
- Qué?
- Tu rebeldía, eres un rebelde hijo
- Qué tiene que ver eso en el tema?
- Mucho tiene que ver
- No veo porque el casarme con una hermosa y brillante chica implica rebeldía. No es ninguna hippie loca.
- Ella no es muchas cosas – lo miré fulminándolo con la mirada. Male era todo para mí
- Qué es lo que te molesta? Que no sea católica o que sea pobre? – le pregunté desafiante
- Qué es lo que más te atrae de ella? – replicó en un susurro. Quería levantarme e irme, no iba a permitir que hable así de ella
- Lo siento, pero yo me voy – intenté levantarme, pero me retuvo
- Quédate aquí y compórtate como un hombre – y así lo hice. Sé que sintió una enorme satisfacción por mi actitud al quedarme. Puedo asegurar que era otra de sus victorias sobre mí
- Joaquín, piensa bien las cosas. Solo te pido que esperes un tiempo
- Define ese tiempo, por favor
- Termina la universidad y la Escuela de Abogados. Si lo que sientes por ella es real, podrás esperar ese tiempo
- Es real, la amo – le dije sinceramente – pero, porque debo someterme a un test del tiempo? – me estaba oponiendo a él, a su dominio y control de mi vida
- Joaquín, eres menor
- Menor en qué? – empezaba a perder mi compostura
- Todavía no tienes 21 años, aún no eres legalmente un adulto
- A la mierda con le legalidad, maldita sea – ya estaba gritando
- Si te casas con ella, no te daré ni la hora del día – me dijo en un susurro. Me reí
- Padre, tu nunca sabes qué hora es – demasiado cierto, desde cuando estaba pendiente de mí, si no era para exigirme y recriminarme cosas?
Me fui de su vida y empecé la mía por mi cuenta, junto a Male.

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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:23 pm

Capítulo 10: Luciano

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Después de la desastrosa introducción de Male a mis padres, perdí la confianza y las ganas de conocer a su padre. Seguramente, él estaba lleno de ese síndrome de amor hacia un padre, sumado al hecho de que Male era hija única, sumado al hecho de que ella no tenía madre lo que implicaba un vínculo muy afectuoso entre ellos dos. Bah! Pensaba que su padre me echaría de su casa apenas me vea. Y por supuesto, estaba el hecho que estaba en quiebra.
Por un momento, imagínense a Joaquincito Belgrancito, un lindo chico italiano de Entre Ríos, pero pobre. Él va a visitar al señor Luciano Tassone, un cocinero muy rico de la ciudad, y le dice: “Me gustaría casarme con su única hija, Malena”. Cuál sería la primera pregunta de ese hombre? Definitivamente, no se preguntará acerca del amor del chico hacia su hija, pues conocer a Malena significa amarla; es una verdad universal. No, el señor Tassone diría algo como: “Belgrancito, cómo vas a mantenerla?”
Ahora, imagínense que Belgrancito le informa que podría mantenerla al menos por tres años, eso significaría, que después de eso, su hija tendría que mantener a su esposo. Acaso no creen que el señor Tassone le enseñaría de frente la puerta de salida, o incluso lo botaría a patadas de su casa? Apuesto a que sí lo haría.
Esa historia fue creada por mi mente, yo me sentía como Joaquincito Belgrancito. Y, eso puede servir para explicar porque ese día domingo del mes de Mayo, estaba obedeciendo todas las señales de tránsito, sobre todo las de límites de velocidad, mientras nos dirigíamos a Entre Ríos. Male, quién disfrutaba de la paz y la tranquilidad con la que yo manejaba, se quejó que estaba yendo demasiado lento. Le respondí que el auto necesitaba una revisión, cosa que no me creyó para nada.
- Perdoname amor, pero necesito que me lo repitas – la paciencia no era una de las virtudes de Male – una vez más amor, por favor
- Lo llamé. Le dije, y me respondió que estaba bien. Todo en español, porque como te dije y parece que no me crees, él no sabe ni una maldita palabra en italiano, salvo ciertas cosas sencillas
- Pero, que significa que “está bien”?
- En serio crees que la Escuela de Abogados ha aceptado a un chico que ni siquiera puede definir “está bien”? – hace un tiempo me habían mandado la carta de aceptación, Male estaba realmente orgullosa de mí
- Es que no es un término legal amor – le dije divertido, intentaba controlar mis nervios. Acarició mi brazo para que me relajara y sí que lo hizo. Y, claro que sabía que significaba la palabra, es solo que necesitaba que me lo aclaren, necesitaba saber qué era lo que me esperaba – “está bien”, puede significar también, sufriré por esa decisión
Me miró, entrecerrando los ojos, como diciendo: “Eres imposible”. Le robé un beso corto y repitió por novena vez los detalles de su conversación con su padre. Él estaba feliz; nunca se imaginó, cuando mandó a Male a Buenos Aires, que regresaría a su ciudad natal para casarse con un chico rico (que por cierto, le pidió matrimonio justo antes que ella se vaya al exterior). También me contó que dentro de la conversación, su padre le advirtió que no violara el onceavo mandamiento.
- Cuál es el onceavo mandamiento? – pregunté divertido, no era católico, pero sabía que solo habían diez
- No hagas mierda a tu padre – me dijo riendo, era tan linda cuando reía
- Qué linda que eres – le dije antes de robarle otro beso
- Ya, ya, ya, no te me pongas mimoso amor – me empujó despacito por el pecho. Yo solo reí - Y bueno, eso es todo amor. De verdad
- Y, él sabe que soy pobre?
- Sí – me dijo encogiéndose de hombros
- Y no le importa? – negó con la cabeza
- Al menos, ahora él y tu tienen algo en común
- Pero, sería más feliz si tuviera algo de dinero, verdad?
- Y tú no? – me miró. Me quedé mudo el resto del viaje
El papá de Male vivía en un calle llena de casas de madera con muchos niños y algunos árboles descuidados. Mientras manejaba por ahí, buscando algún lugar para estacionar, me sentí en otro país. Empezando porque había demasiada gente. Aparte de niños jugando, había demasiadas familias sentadas en los garajes, aparentemente sin nada mejor que hacer un domingo por la tarde, más que ver cómo estacionaba mi auto.
Male salió primero del auto. Se formó un organizado grupo de gente que gritaba emocionado cuando vio quién salía del auto. Nada más y nada menos que la grandiosa Malena Tassone! Cuando escuché todos los saludos y recibimientos para ella, estaba casi avergonzado de salir. No había forma de pasar desapercibido como Joaquincito Belgrancito, alguien de clase social baja.
- Ey Male! – escuché a alguien gritar con emoción
- Hola señor Mogli – escuché que Mar le respondía. Salí del auto, pude sentir todos los ojos puestos sobre mí
- Quién es el chico?
- No es nadie!
- Quizás – gritó el señor Mogli en mi dirección – pero la chica con la que está él, si es alguien! Desde ese momento supe que si le hacía daño a Male, tendría a un grupo enorme buscando mi muerte
- Él sabe – Male me guiñó el ojo y se acercó a mí para abrazarme y dejar un beso dulce en mi mejilla
Luego de saludar a los demás, entrelazamos nuestras manos y me llevó por las escaleras hacia su casa. Fue un momento incómodo cuando su padre nos abrió la puerta.
- Este es mi padre – Luciano Tassone me ofreció la mano. Nos dimos un apretón fuerte
- Cómo anda señor?
- Luciano, dime Luciano
Entramos a la casa, era bastante pequeña pero acogedora. Una vez adentro, Luciano se dirigió a su hija y dio un grito.
- Malena!
Se abrazaron muy fuerte. No se veían hace tiempo. Por un momento, sentí envidia, en algún rincón de mi corazón, yo también quería tener esa relación con mi padre. Se seguían acunando y abrazando, mientras Male dejaba besos cortos en su mejilla y el reía de felicidad. Me sentía el chico extraño y raro ahí; pero, me sentí feliz de verla a Male feliz.
Conversamos un poco y nos sentamos a la mesa a cenar. Male y su padre se aseguraron que no deje de comer, me hicieron probar los distintos tipos de pasta; me sentí aliviado al recordar mi refinada educación: me habían enseñado a no hablar con la boca llena, así que eso fue lo que hice. Solo hablé cuando me preguntaron qué pastas me habían gustado más.
Después de conversar acerca de cualquier tema, Luciano miró a Male y le sonrió.
- Está bien – algo tenía con esa palabra, no?
Una vez más me puse a pensar qué quería decir con esas palabras. Osea, no necesitaba el significado de “está bien”, pero quería saber cuáles de mis acciones o actitudes habían logrado que merezca esa aceptación. Me gustaron las pastas correctas? Mi saludo fue lo suficientemente fuerte? Qué hice? Estaba acostumbrado al rechazo de mi padre, por lo que a veces no me sentía lo suficientemente bueno para Male.
- Te dije que él era maravilloso, Lu – no pude evitar sonrojarme. Por qué justo hoy día Male tenía que estar mimosa? Dónde quedó su rudeza?
- Lo sé, pero igual tenía que comprobarlo; y, ya lo hice – sonrió paternalmente – Joaquín?
- Sí?
- Estás más que bienvenido a esta casa. Veo que eres una buena persona, y que eres el indicado para Male. Solo te pido que la cuides mucho sí? – yo asentí con la cabeza – ven acá hijo – obedecí y me acerqué a él, me dio un abrazo de machos. Me sentí muy a gusto, hace tiempo que papá no hacía eso
- Gracias. Aprecio sus palabras … en serio. Sabe lo que siento por Male … y jamás le haré daño
- Joaco! – Male interrumpió – puedes dejar de balbucear como un estúpido, y .. – volvió mi vampiresa, la ruda. A pesar de sus palabras, sonreí; me encantaban todas sus facetas
- Malena! Podrías obviar las malas palabras?? El hijo de puta es un invitado! – nos echamos a reír a carcajadas
Las pastas que probé, resultaron ser unos aperitivos. Así que empezamos a cenar “de verdad”. Luciano empezó a conversar conmigo acerca de mi relación con mi padre; al igual que Male, él pensaba que podía lograr un acercamiento entre los dos.
- Dejame hablar con él por teléfono, padre a padre – me pidió
- No se preocupe, en serio. Es una pérdida de tiempo
- Pero Joaquín, no puedo quedarme sentado aquí y permitir que un padre rechace así a su hijo. No puedo
- Lo sé, lo entiendo. Pero, el rechazo es mutuo
- Jamás vuelvas a decir algo así – me dijo algo molesto – el amor de un padre se debe respetar y agradecer – yo solo suspiré – comunícate con él por teléfono. Yo me encargo de hablar
- Gracias, pero no. Mi padre y yo hemos establecido una barra de hielo
- Pero, con el tiempo él se deshielará y esa barra también. Créeme cuando te digo que lo hará. Solo es cuestión de ir a la Iglesia … - en ese momento entró Male, que había estado en la cocina buscando el postre
- Lu…?
- Sí, Male?
- Acerca del tema de la Iglesia… - me miró buscando aprobación, yo asentí
- Sí? – la miró preocupado
- No estoy de acuerdo
- Qué? – el papá de Male era muy devoto a la religión católica, pero también consideraba que en algo debíamos creer
- Yo..eh…no me refería exactamente a la Iglesia Católica Joaquín… me refería a tu Iglesia. Dios bendecirá su unión en cualquier Iglesia y.. – miré a Male, quién obviamente se olvidó de hacer esa pequeña aclaración por teléfono
- Papá, Joaquín y yo somos ateos – sentí como en cualquier momento los ojos de Luciano se saldrían de su rostro, claro que eso era biológicamente imposible
- Qué me acabas de decir? No puedo creerlo!! – hubo un silencio largo e incómodo
- Lo sentimos Luciano, pero no queremos ser hipócritas y preferimos celebrar nuestro matrimonio a nuestra manera – se lo dije mirando a la nada, no podía mirarlo a los ojos, no cuando veía que en cualquier momento me golpearía
- Está bien, los entiendo – Male y yo abrimos los ojos como platos – es su decisión, ustedes ya están grandes para tomar esas decisiones. Pero, solo les pido que me informen quién se ocupará de la ceremonia – Male abrazó a su padre y le susurró un Gracias
- Lo haremos Luciano, no se preocupe
Luciano miró a Male para confirmar lo que dije. Después de otro largo silencio me preguntó qué tipo de matrimonio sería el mío con Male. Ehm… legal??
- La novia habla? – preguntó, como si eso de todas las cosas, fuera lo más importante
- Ay Lu! Acaso podrías imaginarte alguna situación en la que yo me mantenga callada? – le dijo divertida. Definitivamente no, pensé; y, sonreí
- No, bebé – replicó, mostrando una pequeña sonrisa – cualquier cosa dices tú, siempre – y nos reímos
Conversamos un rato más acerca de lo que teníamos planeado para nuestra boda y decidimos regresar a casa. Le pregunté a Male cómo pensaba ella que había salido todo y me respondió con un “Bien”.
- Sólo bien?
- Sí, amor. Viste que la parte en que papá casi sufre de un infarto, cuando se enteró que éramos ateos, no fue muy bonita
- Bah.. bueno, pero después se compuso
- Bueno, sí – me dijo algo desganada
- Qué pasa amor? – estábamos en semáforo rojo
- Nada, Jo, nada
- Amor… - volteé su mentón para que me mire a los ojos
- Pasa que todo esto parece un sueño, no puedo creer que me vaya a casar con el nenito concheto!! – me reí con ganas
- Dirás, el ex concheto! Ahora soy un chico pobre y humilde, que ama a su futura esposa
Me sonrió con ganas y nos besamos dulcemente. Las bocinas de los autos nos obligaron a dejar de besarnos, pero continuamos con nuestros besos cuando llegamos a mi departamento. Nos declaramos nuestro amor, una vez más, bajo las sábanas.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:24 pm

Capítulo 11: Beca

Historia de Amor 19511308


Como ya no contaba con ayuda financiera de mi padre, tenía que buscar la forma de pagar mis estudios en la universidad. Decidí ir a conversar con el señor Santiago Pereira, Director del área financiera de la Facultad de Abogados, donde me encontraba cursando en esos momentos. Le expliqué que necesitaba una beca, pero él no podía entender y menos creer lo que estaba escuchando. Joaquín Belgrano, hijo de Matías Belgrano, una de las personas más adineradas de Argentina, necesita ayuda financiera?
- No sé si lo entendí bien señor Belgrano. Podría repetirlo?
- Sí claro – no había sido fácil decirlo la primera vez, aún más difícil era repetirlo – necesito una beca para el próximo año
- En serio? – a veces la gente parece ser tan idiota. Acaso no había escuchado bien?
- Sí, por eso estoy aquí. Cómo usted es el encargado de esta área, pensé que me podía ayudar.
- Pasa que… sigo sin entender – tenía ganas de ahorcarlo, pero me dije que debía tranquilizarme, si lo mataba no tendría la chance de recibir la beca – si su padre tiene el dinero suficiente para…
- Él no está más involucrado en esto – lo interrumpí
- Perdón? – se quitó los lentes y empezó a limpiarlos con su corbata. Suspiré
- Él y yo tuvimos una discusión – se puso de nuevo sus lentes y me miró curioso
- Lo siento, eso es muy desafortunado
- Sí, muy desafortunado. Por ese motivo es que he venido aquí. Me caso el próximo mes; mi novia y yo estaremos trabajando para ahorrar dinero, pero no nos será suficiente para cubrir todos los gastos; especialmente los de educación. Usted sabe que la educación es algo importante, básico en esta vida – agregué para ver si se compadecía, ya que parecía más interesado en el motivo de mi discusión con mi padre que en mi futuro – espero me entienda
- Claro que sí – y eso fue todo. Se quedó mirando a la nada, realmente me estaba enojando
- Señor Santiago Pereira – dije alzando un poco la voz - me gustaría tener una beca por favor – era la tercera vez que se lo decía – no tengo absolutamente nada en el banco, no tengo como pagar mis estudios
- Claro que sí. A ver, la fecha final para la aplicación de la beca ya pasó – sentí que en cualquier momento le tiraría algo a su cabeza, pero debía dejar la violencia de lado. No entiendo que quería, qué lo satisfacía? Los detalles sangrientos? Quería que haga escándalo?
- Lo siento, pero no tenía conocimiento acerca de eso. Y, cuando decidí matricularme en la universidad, pensé que aún tenía tiempo de solicitarla. Necesito que me ayude por favor. Usted sabe que soy un buen estudiante, estoy dentro del tercio superior. Por favor – lo solté con una mezcla de angustia y enojo, necesitaba que me ayude
- Eso es cierto, usted tiene una excelente reputación. Pero, debo decirle que no podemos ayudarlo, y menos si se trata acerca de una disputa familiar. Creo que lo mejor será que converse con su padre y arreglen las cosas – me miró a los ojos mientras se volvía a quitar los lentes. Realmente existían personas estúpidas como él
- Ok – dije, levantándome – gracias por nada – le di la espalda y me dirigí hacia la puerta, antes de irme le dije – pero, aunque no me haya ayudado, no voy a lanzarme a los pies de mi padre. Encontraré la forma de solucionar mi problema – lo miré desafiante – y, otra cosa – me acerqué de nuevo a su mesa – tenga en cuenta que mi familia no volverá a donar ni ayudar a esta universidad
Me fui echando humos. Había perdido mi tiempo. Desde ese momento empecé a buscar la forma de conseguir el dinero suficiente para poder solventar los gastos. Y lo conseguiría.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:25 pm

Capítulo 12: Sí, Acepto

Historia de Amor 19602324


El tiempo se pasó volando. Male se graduó un día miércoles. Todo tipo de familiares llegaron a Buenos Aires para atender a la ceremonia; muchos de ellos se vieron sorprendidos al verme, no sabían de mi existencia. Y es que, como habíamos decidido hacer una boda pequeña y a nuestro estilo, con Male decidimos no invitar a todos los familiares. Eso implicaba que recién en la graduación me presentase como su novio, pero sin mencionar que nos casaríamos. Eso implicaba también, que no usáramos los anillos de compromiso; todo esto lo hacíamos para que nadie se sienta ofendido de no ser invitado a la boda. Por cierto, nuestros anillos tenían grabados nuestros nombres con un corazón al lado; además de una frase: “Nuestro amor es eterno”, habíamos escogido esa insignia nosotros.
- Tía Clara, él es Joaquín. Mi novio. Estudia Derecho, dentro de poco se gradúa también – siempre añadía ese detalle, le encantaba sacarme cachita de que ella se graduaba primero que yo. Lo decía y cuando nos encontrábamos solos, me sacaba la lengua y se reía de mi cara de: “Cómo te gusta joderme!”
Por supuesto que muchos especularon, susurraron y hablaron demás acerca de nuestra relación. El hecho de que no hayamos comentado que éramos novios, era una especie de “crimen” para todos. Algunos tíos de Male, llegaron a sospechar que nos casaríamos pues nos veían muy unidos.
- Hijita, te veo muy contenta con ese chico
- Sí tía. Estoy muy enamorada de él – me apretaba la mano con fuerza y se sonrojaba. Cómo adoraba esa faceta de ella. Bah, adoraba todas sus facetas
- Parece que se van a casar..?
- No, todavía no – Male odiaba mentir – porqué lo dices?
- No, por nada hijita. Viste que los veo muy enamorados y juntos, y nada, me pareció
Esas fueron las típicas conversaciones con las viejitas y viejitos.
Y, yo me gradué un día jueves; y, no quiero ser creído, pero me gradué con honores. Estaba realmente orgulloso; por supuesto que Male también. Siempre la jodía con que era el futuro esposo más codiciado e inteligente de Buenos Aires; fue ahí cuando conocí su faceta de celosa.
- Ah bueno! Entérate de una cosa, yo con creídos no estoy eh! – siempre me carcajeaba
- Qué importa! Si tengo a millones de chicas haciendo cola por estar conmigo. Ellas aún creen que tengo dinero. Imagínate, millonario, inteligente y encima guapísimo! – bufaba y se cruzaba de brazos. Era tan nena cuando quería
- Bueno, entonces ándate con ellas!
Siempre terminaba en una escena donde yo la abrazaba y la llenaba de besos mientras le susurraba: “A mí solo me importas tú”. Desde que nos habíamos comprometido, estábamos más mimosos que nunca; sobre todo ella, que usualmente era arisca o fría. Más tarde me confesó que le nacía ser así cuando estaba junto a mí.
El día de mi graduación, me quedé pensando si mi padre iría a la ceremonia. Había más de 700 personas presentes, así que no había forma de buscarlo; igual, lo mejor era que no estuviese. Me dieron dos invitaciones, que se las di a Male y a su padre. Salió todo mejor de lo que me esperaba; me emocioné bastante al darme cuenta que ya era todo un hombre, con título oficial. Esa noche celebramos en un restaurante con lo que ahora era mi familia: Male, Luciano y Fran.
La boda fue un día domingo. La realizamos en una casa de alquiler cercana a la universidad. Estuvo Fran, Gastón Mirela, un buen amigo de la infancia, dos amigas de Male y, por supuesto, Luciano. Como dije, fue algo bastante pequeño, íntimo; lo que importaba es que Male y yo nos comprometíamos al amor eterno. Fran y Luciano estaban más nerviosos que Male y yo, ellos eran fieles a la religión católica y todavía no se acostumbraban al hecho de que nuestro casamiento sería diferente. Según Fran, mi boda sería un “increíble show de terror”, y solo porque Male y yo nos íbamos a dirigir pequeñas palabras. En realidad, ya habíamos visto ese tipo de ceremonia, fue en la boda de una de las amigas de Male; nos pareció algo hermoso y fue ahí donde obtuvimos la idea. No nos parecía del otro mundo.
- Están listos? – nos preguntó el capellán
- Sí – dije por ambos. Asintió con una sonrisa
- Amigos. Estamos aquí reunidos, para presenciar la unión de dos vidas en matrimonio. Escuchemos las palabras que ellos han escogido leer en esta sagrada ocasión.
La novia primero. Male se puse de pie en frente de mí y recitó el poema que había elegido. Fue lindo, especialmente para mí, porque era un soneto de Elizabeth Barrett, una poeta inglesa; Male y yo éramos amantes de sus poemas y escritos.
Cuando nuestras dos almas se alzan firmes,
Cara a cara, silenciosas, dibujando intimidades,
Hasta que la extensión de nuestras alas se quiebra,
Lacerando cada recodo, quemando cada curva.

Me enamoré una vez más de Malena. Su cabello rubio estaba sostenido en un moño, y dos mechones de cabello estaban sueltos, bailaban al compás del viento. Sus ojos celestes como el agua brillaban mientras se concentraban en el papel con el escrito. Su vestido color crema debajo de la rodilla la hacía ver perfecta esa tarde. Mi corazón latía desbocado ante cada pronunciación de palabra; aún no comprendía del todo como es que ella y yo, tan diferentes, estábamos uniéndonos para siempre.
Entonces, ¿Qué amargura de la tierra puede opacarnos
Sin que en el otro encontremos eterno consuelo?
Piensa que, escalando alto, los ángeles nos contemplan;
Deseando derramar una dorada, una perfecta melodía
Sobre nuestro abismal y querido silencio.

Por el rabillo del ojo pude ver a Luciano Tassone, estaba pálido, con la boca abierta, sus ojos como platos, pero llenos de admiración y asombro. Estaba orgulloso, lo sé.
Demoremos nuestros pasos por el mundo, amado mío;
Huyendo del humor inestable de la humanidad
Que aísla cruelmente a los espíritus puros.
Hagamos juntos un sitio donde permanecer de pie,
Donde la felicidad de las horas sea amarnos por un día,
Rodeados por la Oscuridad como única compañía.

Terminó el soneto y tenía unas locas ganas de abrazarla y besarla, pero debía esperar. Nos miramos a los ojos sonriendo, estábamos muy emocionados. Me sacó poquito la lengua y no pude evitar soltar una risita, me daba paso a leer. Fue difícil encontrar un poema que pueda leer sin sonrojarme; no podía simplemente estar ahí y recitar esas dulces frases. No podía. Así que escogí parte de una canción de Walt Whitman, un poeta americano. Aunque era pequeña, expresaba todo por mí.
Te extiendo la mano,
Te doy mi amor, que es más preciado que el dinero;
Me entrego yo a ti, antes que entregarte el sermón o la ley.
¿Te entregarás a mí? ¿Viajarás conmigo?
¿Nos adherimos el uno al otro toda nuestra vida?

Cuando terminé, hubo un hermoso silencio en el lugar. Le sonreí tontamente a Male quién me devolvió la sonrisa. Luego, Fran me tendió los anillos, y Male y yo, nosotros, recitamos los votos, prometiéndonos el uno al otro, desde ese día hacia adelante, amarnos y respetarnos hasta que la muerte nos separe. Por la autoridad que le brindó la comunidad, el capellán nos declaró marido y mujer. Nos besamos con dulzura y todos nos aplaudieron; Luciano lloraba de alegría.

Después de la pequeña fiesta que realizamos en la misma casa, nos fuimos a un bar todos los presentes. Tomamos cerveza, nuestro pasatiempo favorito. Gastón Mirela nos regaló una ronda de tragos como tributo a “el mejor jugador de hockey desde los hermanos Lanzani, los mejores jugadores en su tiempo”.

- Al diablo! – discutió mi suegro – él es mejor que todos los Lanzani juntos!

Se refería a que, no importaba qué tan buenos jugadores eran los Lanzani, sin duda alguna, yo era mejor porque me había casado con su hija. Qué orgulloso se sentía. Después de celebrar, y de una serie de bendiciones, mi suegro se fue a casa. Nos despedimos con la mano mientras desaparecía de nuestra vista. Fue ahí cuando recién me di cuenta del suceso increíble que acaba de pasar.

- Mi amor!! Estamos legalmente casados!! – la abracé y la alcé por los aires. Ella golpeaba suavemente mi pecho, no le gustaba que fuera tan tierno en medio de la calle
- Sí!! – dijo, luego que la dejé en el suelo – ahora si puedo ser una perra!!

Nos reímos a carcajadas antes de terminar en una guerra de cosquillas. No faltaron todas las miradas de los vecinos. Qué loco era nuestro amor.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:26 pm

Capítulo 13: Vida de casado

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Durante esos 3 años en los que estuvimos casados, nos pasamos los días prestándonos dinero; siempre estábamos pensando en la manera de ahorrar dinero y conseguirlo para poder sobrevivir y hacer lo que quisiéramos hacer. Las deudas nos atormentaban, y algunas veces, nos quedábamos en quiebra. Se venían tiempos difíciles. La vida te cambia, incluso la decisión más sencilla debe ser analizada por la mente; uno debe pensar bien cuál será el costo económico de esa decisión y sus consecuencias.

- Amor! – me gritó desde la cocina, yo estaba en la sala viendo un partido de hockey – vamos al cine esta noche, te parece?
- Pero, está 40 pesos
- Que tiene que ver eso – se acercó a la sala
- Eso significa que tu pagas 20 pesos y yo otros 20 – le dije en un tono obvio
- Te estás burlando de mí Joaquín? – me dijo indignada – ya sé cuánto cuesta, pero quería saber si vamos a ir o no
- No sé. Solo te decía que está 40 pesos – era mi manera de decirle que estaba caro. Sí, cuando quería me gustaba complicar las cosas
- Con eso quieres decir que es mucha plata? – me dijo algo apenada. Cómo me conocía
- Sí amor. Pero, si tienes muchas ganas de ir, igual vamos
- No, ya no quiero. Quédate mirando tu partido de hockey mejor – se había enojado de verdad

Nuestros días eran así, discutíamos por tonterías; siempre yo era el que ponía el límite del dinero. Empezamos a dejar de salir mucho a eventos sociales, al cine, a cenar en restaurantes y otras comodidades que antes si me podía dar. Quería ahorrar lo suficiente para después poder vivir mejor; siempre se lo decía a Male, pero ella no entendía. Me refutaba que la vida es una y hay que vivirla, hay que vivir el presente; ese era su lema. Pero, yo era bastante duro y no daba mi brazo a torcer.

Nuestra luna de miel la celebramos en un yate con 21 niños. Nosotros que habíamos soñando con irnos a Europa a recorrer las ciudades, nos dimos cuenta que debíamos aterrizar en el presente: no contábamos con dinero. Male era profesora de niños en un colegio privado; el colegio había organizado un paseo por un Club al lado del mar y Male tenía que ir. Aprovechamos ese viaje para disfrutar de nuestra luna de miel; puesto que nuestro presupuesto no nos alcanzaba para irnos a otro lado, se nos ocurrió la idea. A pesar de estar todo el día ocupados con los niños (yo también la ayudaba a Male), la pasamos de maravilla.

A la noche regresábamos a nuestra pequeña casa de alquiler (que nos había brindado el colegio), bastante cansados, pero con las energías suficientes para enredarnos entre las sábanas. Durante esos momentos, no había reproches ni preocupaciones por nuestra situación económica; nos dedicábamos a sentirnos el uno al otro y a demostrarnos todo el amor que sentíamos. Male se mostraba de una manera totalmente tierna y dulce, dejaba de lado su actitud ruda conmigo; aunque me encantaba esa faceta también. Desde nuestra primera vez, amaba verla desnuda, sentirla transpirar, escuchar como susurraba mi nombre ante cada caricia, cada beso; amaba ser uno con ella.

Y durante esa estadía, me imaginé poniendo una placa donde dijera: “Joaquín y Malena durmieron aquí .. donde NO hicieron el amor”. Cuando se lo comenté a Male, me parece que se rió a carcajadas durante 10 minutos; a veces se me ocurrían cosas locas. Es que, no existe palabra suficiente para describir lo que Malena causaba en mí y menos para describir lo que significa amar y ser amado por Mariana Tassone; perdón, Malena Belgrano, mi mujer, mi nena, mi todo.

Antes de volver cada uno a su casa (aún no encontrábamos departamento para los dos), encontramos un departamento cerca al lugar donde nos encontrábamos. Había sido una casa para dos familias, pero lo habían reducido a 4 edificios con varios departamentos bastante pequeños y económicos. Era lo que necesitábamos pues, éramos dos recientes graduados y no contábamos con el sustento suficiente para tener algo muy caro.

- Jo?
- Mmm? – estábamos caminando hacia la que sería nuestra casa (qué lindo sonaba decirlo en voz alta)
- Sigo sin entender cómo nos han permitido vivir aquí, en este lugar tan pequeño. Digo, si revisamos la ley, esto está fuera de lo aceptado
- Y bueno, seguro que las autoridades tienen miedo de entrar para comprobarlo – solté una risita
- Y quién no Jo! Yo también tengo miedo. Creo que va a ser muy chiquito, no crees?
- Desde cuando eres tan miedosa amor? – la miré sonriéndole a los ojos
- No sé. Pregúntale a mi esposo – me dijo divertida, yo me mordí el labio – hablando como mujer casada, considero que este lugar es realmente inseguro – me dijo imitando la voz de una mujer mayor
- Ah sí? Y qué pretendes hacer con eso? – le seguí el juego. Alzó sus hombros
- Simple – cerró sus ojos y los volvió a abrir – hablar con mi esposo. Él se encargará de arreglar la situación – intentaba sonar seria, pero sabía que estaba reprimiendo una sonrisa – viste que él es de esos rubios, altos, con bastante músculo, ojos que te llevan a la perdición, y es tan lindo que siempre me consiente en todo – todo lo dijo moviendo sus manos, como le gustaba a ella cuando explicaba algo
- Rubio?
- Siiii! No lo conoces? Se llama Facundo Arana! – me dijo divertida, sabía que yo moría de celos por él. No resistí más
- Oyee! Yo soy tu esposo! – le dije indignado. Por supuesto que se carcajeó hasta más no poder; y, claro, siguió con el juego
- En verdad??? Pruébalo – me dijo desafiante. Había amanecido divertida
- Cómo? – me quede pensando para mis adentros
- Mm… llévame en brazos hasta la entrada! – cuando yo le proponía cosas cursis y románticas para hacer ella me cargaba; y, ahora me venía con semejante cursilería
- Ay amor! Y después dices que no te gustan las cursilerías!
- No me jodas Jo! – siempre con la agresividad, pero en tono dulce – llévame – me dijo sonriendo. Y por supuesto, la llevé en brazos hasta la entrada.
- Por qué te detuviste? – me preguntó cuando ya habíamos llegado a lo que yo consideraba entrada
- Acaso no es esta la entrada? – estábamos a la entrada del edificio, resulta que ella quería a la entrada de nuestro departamento
- No, no – me dijo fingiendo ser una nena – esta no es la entrada oficial. Así que, arriba, subiendo las escaleras. No seas flojito!! – no había ascensor, así que tuve que subir las 24 escaleras hasta la entrada “oficial”. Tuve que parar en la mitad del camino para poder respirar
- Por qué pesas tanto amor? – le dije agitado
- Alguna vez te preguntaste si podía estar embarazada? – casi me quedo sin aliento
- Lo estás? – creo que mi corazón se detuvo. Moría por tener un hijo con Male, pero no era el momento
- Jaaa!!! – me dijo en mi cara – te asusté no?
- A mí?? Nahhh – sabía que mentía
- No me jodas, nenito
- Bueno sí, un poco. Por un segundo lo creí – le confesé. Sonrió y me beso tiernamente

La cargué el resto del camino. Tan pollerudo era?

--

El día en que Male consiguió el trabajo en el colegio, en lugar de estar contenta, estaba indignada; pero no podíamos hacer nada. Cuando me contó, me dolió en el alma pues su trabajo consistía en enseñar unas tontas palabras de música; “tanto estudio y dedicación a la música para terminar haciendo eso, fue lo que le dije”. Pero, ella me contestó con un “por algo se empieza Jo; además, necesitamos ese dinero”. Luego, de unos días de iniciado su trabajo tuvimos una conversación que empezó a cambiar nuestra forma de vida.

- Amor … - me preguntó nerviosa. Estábamos cenando comida que había quedado del día anterior
- Sí?
- Habría la posibilidad de que dejes la Escuela de Abogados? – realmente lo decía – viste que así podríamos tener más dinero y yo podría llevar algunos cursos necesarios para poder enseñar en un colegio más prestigioso donde me paguen más – me quedé pensando por unos minutos, ella no decía nada, sabía que yo estaba viendo que podíamos hacer
- Mierda! – fue todo lo que pude decir. Sentía que estábamos en problemas
- Qué expresivo – sonrió por primera vez durante el día, había estado realmente preocupada por el tema
- Qué quieres que diga? No sé qué hacer – sostuvo mi mano entre las suyas
- Solo te pido que te adaptes a lo que estamos viviendo. Y que sepas que estamos juntos en esto

Y así fue. No dejé la Escuela de Abogados, pero sí llevé menos cursos para que Male pudiera estudiar las materias que necesitaba para conseguir un mejor trabajo. Estuvimos mucho mejor de esa manera, apoyándonos mutuamente; a pesar de la falta de dinero, éramos felices. Con nuestros ahorros del verano, su sueldo y algunos trabajitos de última hora, estábamos bien. Por supuesto que nuestra vida cambió por completo: no había tiempo para los amigos ni para comodidades. Ella regresaba del trabajo cansada y todavía tenía que cocinar la cena; y, yo, me esforzaba al máximo, estudiando bastante para poder recibirme con honores. Nuestros amigos ya no nos invitan a salir pues sabían que no había tiempo ni dinero; ellos no nos invitaban para no comprometernos a tener que invitarlos nosotros también. Incluso, dejamos de ir a los partidos de fútbol que tanto nos gustaba ver a los dos; bueno, en realidad a Male solo le gustaba verme sonreír.

- Pero Jo! Puedes ir sin mí. No sé nada de fútbol, excepto que son gente que todo el tiempo grita: “Quítale el balón! Pendejo de mierda, qué te pasa!”. Y, eso es lo que te encanta, por eso quiero que vayas, que disfrutes. No me voy a molestar amor.
- No hay discusión amor – no iba a irme a disfrutar mientras ella se quedaba en casa viendo qué hacer. Además, no estábamos para gastar la plata, si la gastábamos era para compartir la diversión juntos – no voy a ir. Aparte, puedo usar ese tiempo para estudiar

Se quedaba cruzada de brazos, pero al final terminaba abrazándose a mi cuerpo mientras yo le susurraba un “te amo”.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:27 pm

Adoro las adaptaciones y prometo que la voy a leer Smile
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:28 pm

Capítulo 14: Errores


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Señor y Señora Belgrano
El señor Matías Belgrano los invita cordialmente a la cena de cumpleaños número 60 de la señora Claudia López de Belgrano.
La fiesta se celebrará el Sábado 6 de Marzo a las 7 de la tarde.
Esperamos su confirmación
Gracias

- Y, bien?
- Acaso tienes que preguntar? – le contesté enojado, no quería saber nada con mi padre
- Yo creo que es cuestión de tiempo, Jo
- Tiempo para qué?
- Tú sabes bien de que hablo. La invitación es una manera de intentar solucionar las cosas amor; él quiere arreglar las cosas contigo. O, acaso tiene que venir hasta acá, arrodillarse y pedirte que vayas? – hice oídos sordos y seguí estudiando, al menos eso intentaba – Jo.. escúchame – cerró el libro
- Él no quiere arreglar las cosas Male, para él es más fácil así, estar peleados. Qué más quiere ya no me tiene que mantener – le dije indignado, Male me miró con una expresión de “estás totalmente equivocado” – además, mi madre fue la que envió la invitación, no él
- Ah bueno! Pensé que no la habías leído! – alzó la voz. Bueno, un poco la curioseé – Jo, piensa – ya me estaba rogando – 60 malditos años; quizás ya no esté él aquí cuando decidas perdonarlo

Sus ojos me miraban con tristeza, ella también sentía mi dolor. La diferencia era que Male adoraba a mi padre y yo no. Por más que ella me miraba con esos ojitos, suplicándome que lo perdone, no podía. Así que le informé de la forma más simple que nunca lo perdonaría. Bufó, se cruzó de brazos (siempre lo hacía cuando se enojaba) y se sentó en el sillón mirándome fijamente. Yo continué estudiando y pude notar cómo me observaba duramente, totalmente enojada.

- Se puede saber qué ejemplo le vas a dar a Agustín, nuestro hijo? – el tema me sacaba de mis casillas, pero que pensara en hijos me mataba de ternura
- No se va a llamar Agustín, estate segura de eso – le respondí entre divertido y enojado. Habíamos tenido una discusión acerca de qué nombre ponerle a nuestro hijo, cuando pensáramos en tener uno. Ella insistía en ponerle Agustín, pero no era para nada de mi agrado.
- Amor – suspiró – incluso si lo llamáramos Frankestein – no pude evitar soltar una risita – ese niño va a tener resentimiento hacia ti porque estás siendo un verdadero estúpido con todo esto. Compórtate como la edad que tienes Joaquín!
- A ver, a ver, a ver – dije cerrando el libro – mi hijo definitivamente me va a querer y no me va a tener ningún rencor; estate segura de eso
- Qué te hace tan seguro de eso?
- Simplemente lo siento, lo sé. Sé que me amará como yo lo amaré a él. Simple – sonreí poquito
- Tu padre también te ama Jo – y de nuevo a lo mismo – él te ama de la misma forma en que tú amarás a Agustín – ya daba por hecho que ese sería el nombre – pero, ustedes, los Belgrano, son demasiado orgullosos y competitivos. Irán por la vida pensando cuánto se odian, en lugar de darse cuenta que están perdiendo el tiempo
- Male..ya..déjalo ahí – me cansaba toda la situación
- Está bien – se levantó del sillón algo resignada – pero, aún queda el tema de la respuesta. Tenemos que confirmar si iremos o no. Amor – se acercó a mí y acarició mi cabello – piénsalo, sabes que no quiero decir que no
- Responde de la manera que quieras amor – intenté ser lo más dulce y suave que pude – pero, muestra un trato frío, para que sepa que no está perdonado
- Cuál es el número – me preguntó suavemente, ya estaba en el teléfono
- Pensé que responderías a través de una carta
- Joaquín, en cualquier momento pierdo la paciencia. Así que, cuál es el número?

Nunca la había visto tan enojada. Suspiré y le di el número. Volví a mi lectura, y eso significa que intentaba no escucharla. Pero, obvio que escuché.

- Buenas Tardes señor – dijo con voz educada y nerviosa – amor? – me llamó – amor, en serio tengo que decir que no iremos? – asentí con la cabeza – lo siento mucho, lo sentimos de verdad – me empecé a enojar, “lo sentimos”? Porqué me involucraba? Porqué no colgaba de una vez? – Jo!! – me llamaba otra vez – Jo!! Está herido Jo! No puedes quedarte ahí y dejarlo sangrar! – ella siempre con las metáforas – mi amor – me rogó – dile algo! – a él? Está bromeando? – aunque sea un “Hola”. Jo, dale, Jo! – me ofrecía el teléfono mientras se resistía las ganas de llorar
- Nunca le voy a hablar. Nunca – fue la gota que colmó el vaso, se puso a llorar. Nada exagerado, pero si con lágrimas en los ojos. Y luego, luego me rogó y ahí morí
- Por mí, Joaquín. Nunca te he pedido nada. Por favor

Por más que me partía el corazón verla así, no podía hacerlo. Me podía pedir cualquier cosa, y lo haría; pero, eso no. Era algo imposible para mí. Mi orgullo y mi egoísmo me llevaron a cometer un gran error. Miré hacia el suelo y negué con la cabeza, detestaba hacerla sufrir pero no podía. Male se dirigió a mí furiosa.

- Eres un pendejo sin corazón – sus palabras me dolieron, pero eran ciertas. Luego, se dirigió a mi padre – Señor Belgrano, Joaquín no quiere que usted sepa que de alguna manera – dudó. Paró para respirar, estaba sollozando – Joaquín lo quiere mucho – colgó rápidamente

Déjenme decirles que no hay ninguna explicación racional para mi actitud después de escuchar eso. Requería de un loquero. Jamás debo ser perdonado por lo que hice, jamás. Le quité brutalmente el teléfono de la mano y lo lancé al otro lado de la habitación.
- Maldita sea Malena! Lárgate de mi vida!

Luego de escuchar mis palabras, me quedé estático sudando como el animal en el que me había convertido. Por Dios! Qué me había pasado? Volteé para mirar a Male, seguro estaba bastante dolida. Pero no estaba, se había ido, ni siquiera escuché sus pasos en las escaleras. Incluso su campera y su bufanda estaban ahí; seguramente salió corriendo cuando lancé el teléfono. Sentía pánico y dolor por no saber qué hacer y por no saber qué había hecho. Male, perdóname.

La busqué por todos lados. En las bodegas cerca a nuestra casa, en las tiendas, pregunté a la gente de la calle, a los vecinos, a los policías. Busqué en la universidad, en la biblioteca, entre los alumnos, preguntaba por ella, pero nada. Arriba, abajo por toda la universidad. La busqué por los demás lugares de la universidad, en la cafetería, en los salones, en el jardín, con desesperación. Empecé a correr por todos lados, mis piernas me dolían, sudaba como si hubiera corrido la maratón, mi corazón latía a mil por hora. No podía perderla.

La busqué en el primer piso, donde había salones de piano. Sabía que cuando estaba molesta, se ponía a tocar piano; así que seguramente estaba ahí. Empecé a correr hacia el lugar y cuando me acerqué a uno de los salones más grandes empecé a escuchar música de Mozart, Bach y Brahms. Ella tenía que estar ahí!

Mi instinto me dijo que me detuviera en la puerta cuando escuché ese sonido del piano que reflejaba cuando alguien estaba molesto. Estaban tocando malísimo, muy fuerte con errores, con paradas. En una de las pausas escuché la voz de una mujer, pero no sabía si era Male; me arriesgué. Abrí la puerta y me decepcioné al ver a otra chica en el piano. Me miró, qué fea era!

- Qué sucede?
- Nada, nada – cerré la puerta con frustración

Sentí un nudo en la garganta, no podía perderla. Fui un completo imbécil. Probé en otros lados, pero nada. A dónde se había metido? Empecé a sudar de nuevo, pero de nervios. Me moría si algo le había pasado. El nudo cada vez se sentía más. Decidí llamar por teléfono, pero no a Male porque había dejado su teléfono en casa.

- Aló Luciano?
- Aló? – por supuesto me contestó con voz de sueño, ya era bastante tarde – quién es?
- Soy yo…Joaquín – dije con un hilo de voz, sentía ganas de llorar
- Joaquín! – sonaba preocupado – Male está bien? – eso significaba que Male no estaba con él
- Eh…sí, sí – me quería morir
- Gracias a Dios! Y, cómo estás Joaco? – estaba destrozado, pero debía mantener la calma
- Bien. Estoy perfecto – qué mentiroso e hipócrita fui – eh…qué sabes de Male?
- No mucho, la verdad – no entendió mi pregunta claramente
- Qué quieres decir?
- Es que, debería llamar más seguido. No soy un extraño, soy su padre. Me estoy poniendo un poco celoso eh! – soltó una risita – está ahí contigo? Quisiera saludarla, la extraño mucho
- Eh..no puedo Luciano
- Porqué? Está durmiendo? Si lo está, entonces no la molestes
- Sí, está durmiendo
- Esa es mi nena hermosa. Ey, escúchame. Qué tan lejos están de mi casa que no me vienen a visitar eh? O puedo ir yo a visitarlos?
- Eh no… Nosotros iremos
- Cuando?
- Algún domingo, a almorzar
- No me digas así Joaco. Se dice: Este domingo iremos por la mañana, no “algún domingo”
- Lo siento. Este domingo será – Malena, donde mierda estás?!
- Perfecto – sentí que sonrió – a las 11 de la mañana entonces. Pero, maneja con cuidado, ok?
- Ok

Colgó. Me quedé de pie, perdido en una isla negra, sin saber a dónde ir o qué hacer. Me sentía fatal, vacío y realmente sorprendido por mi actitud. Puta madre, por qué fui tan imbécil. Empecé a caminar lento de regreso a casa, perdí las esperanzas de encontrar a Male; no tenía idea de dónde podía estar, pero sentía pánico al pensar que algo malo había pasado. Me sentía mareado, con ganas de echarme en un jardín, dormirme y olvidarme de todo. Cuando llegué a casa, pensé que estaba alucinando, Male estaba ahí. Seguramente tenía algún instrumento u objeto con qué pegarme. Pero, me equivoqué.

- Mi amor
- Jo? – los dos hablábamos muy despacio, suave, bajito
- Me olvidé mi llave – nuestra conversación era estúpida, pero no sabíamos qué decir. Hubo un silencio, hasta que dejé de lado mi orgullo
- Male, lo siento. Yo…
- Para! – me interrumpió – amar a alguien significa jamás tener que pedir perdón - dos lágrimas traviesas se asomaron por su rostro, me acerqué a ella. Quería acunarla y pedirle perdón una y mil veces más. Quería demostrarle que había sido un completo idiota pero que la amaba con locura – me gustaría irme a dormir está bien? – me dijo algo fría, entendía su reacción
- Está bien

Subimos a nuestro departamento. Mientras nos desvestíamos, me perdí en lo sensual de su cuerpo. Me acerqué a ella, la necesitaba tanto, sentía un dolor profundo en el corazón

- Lo que dije fue en serio Joaquín. Quiero dormir
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:28 pm

Capítulo 15: Logros

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El enojo de Male duró una semana. Poco a poco iba aflojando. No podía pedirle perdón, pues su frase no me lo permitía; así que tuve que buscar una manera de solucionar las cosas. Empecé a gastar un poquito más de dinero para poder irnos juntos a cenar o a disfrutar de alguna actividad social; y, eso, la ponía más que feliz. Por las noches, era bastante cariñoso y dulce con ella; mientras ella era arisca y fría. Le robaba besos, le cantaba canciones (tengo una voz horrible!) e hice cualquier cosa que a ella le resultara romántica. Me terminó de perdonar cuando me vestí de Shakespeare y recité unas palabras de uno de sus poemas. Se las dediqué y le regalé una rosa roja. Por supuesto que ella se carcajeó y fue ahí cuando me di cuenta que todo ya estaba bien.

- Te prometo que nunca volverá a suceder amor – y, cumplí con mi promesa
- Es tu última chance. Te amo

El tiempo siguió pasando como si alguien lo llamara a apurarse y llegó Julio. A partir de esa fecha, arrancaríamos con más suerte.

- Vámonos – estábamos al frente de un lago, cuidando a los niños del colegio donde trabajaba Male. Me había llegado una Carta de la Universidad
- Qué?
- Ven conmigo amor – y me siguió
- Qué pasa Jo? Me puedes decir? Me estas asustando – nos dirigíamos hacia el lago
- Subamos al bote – con cara de no entender nada me tendió la mano para ayudarla a subir al bote
- Joaquín, hay niños a los que tengo que cuidar – le puse cara de enfado – Bueno, entonces dime de una maldita vez qué es lo que pasa! – ya estábamos a unos cuantos metros de la orilla. Mientras ella hablaba yo había remado
- Tengo algo que decirte – me miró con cara de obviedad
- Jo..sabes que no tengo paciencia
- Bueno, bueno, bueno … está bien! Mira lo que tengo – le enseñé el sobre
- Es de la Escuela de Abogados no? Qué pasó? Te botaron?? – lo dijo divertida, intentando sonar preocupada
- Ah bueno! Qué optimista qué eres! - soltó una carcajada
- Mmmm.. eres el primero de la escuela?! – negué con la cabeza
- Estuviste cerca. Tercero – le dije con algo de vergüenza, sabía lo que se venía
- Tercero? – noté su decepción, ella siempre quiso que yo fuera el mejor
- Sí..qué piensas?
- Pues, no pensaré nada hasta que me digas que eres segundo o primero – la miré esperando a que sonría como siempre hacía cada vez que decía algo sarcástico. Pero no lo hizo, estaba algo enojada
- Ay amor! No te enojes!
- Pendejo! Me voy. Adiós – saltó de inmediato al agua. Por qué era tan loca cuando quería? Me lancé yo también y nadé hacia su dirección. La abracé por detrás mientras ella intentaba zafarse de mí. Terminamos al lado del bote riéndonos.
- Sabes algo? – negó con la cabeza – fuiste muy dulce y tierna al saltar al agua por mí! – soltó una carcajada
- Nenito, acaso crees que porque te pones todo tiernito me vas a convencer? Tercero es tercero. Tú das para ser primero o segundo Joaquín
- Bueno, bueno, bueno. Pero, tercero no es tan grave amor – sonrió de lado, sabía que ya no estaba enojada
- Espero que nuestro hijo saque la inteligencia de mamá – me sacó la lengua. Nos hicimos cosquillas y terminamos besándonos
- Amor
- Qué, pendejo? – le golpeé suavemente en su hombro, ella rió suave
- Te debo demasiado. Te amo
- Puff. No es verdad
- Cómo que no es verdad? – le dije algo sorprendido
- Me debes todo Joaquín – rió ante mi cara de angustia – tranquilo, yo también te amo – me dijo antes de robarme un beso

Esa noche gastamos mucho dinero en una cena en un lugar rico y caro. Celebramos mi mérito y por nuestra vida. Esa noche también, Male me dijo que había visto a dos chicos que me habían “vencido”; que estaban más guapos y qué eran más educados que yo. Por supuesto que yo sabía que lo hacía al propósito, para sacarme celos. Y, lo conseguía pues no podía pensar en Male con otro chico, no podía imaginármela con otro chico que no sea yo.

Y, por más estúpido que suene, estaba tan enamorado de ella que en el momento en que regresamos a casa, inmediatamente fui a averiguar quiénes eran esos dos chicos que me habían “ganado”. Me sentí aliviado al descubrir que el primero era demasiado estudioso, con gafas, no atlético y definitivamente no de su tipo; y, el segundo, parecía una mujer y se creía lo máximo.

---

Unas semanas después, conseguí un trabajo en la Revista de Abogados de la Universidad; éramos varios chicos de la Escuela de Abogados que escribíamos ahí. Por ese motivo, empecé a llegar tarde a casa, normalmente llegaba a eso de las 2 o 3 de la mañana. Llegaba realmente cansado, porque también tenía que rendir los 6 cursos que me exigía la Escuela de Abogados. Andaba algo deprimido con lo que hacía, el director de la Revista me había pedido que le haga un escrito sobre una ley nueva y se lo presente. Pero, todo lo que me pudo decir fue un “está bueno, está bueno”. Realmente esperaba más, que me dijera algo más. Yo sentía esperanzas de que estuviera bien, Male lo había calificado como “directo, inteligente y realmente muy bien escrito”.

- El director lo consideró una buena pieza, algo que estaba bueno – le dije a Male cuando llegué a casa
- Cómo? Esperé hasta tan tarde para escuchar eso? No hizo ningún comentario sobre tu búsqueda de información, sobre tu estilo o algo?
- No amor. Solo lo llamó “bueno”
- No le hagas caso, no sabe nada él – me sonrió – y, entonces, se puede saber por qué te demoraste tanto? – le guiñé el ojo, era el momento perfecto
- Viste que tenía que hacer cosas con María – era una compañera de trabajo
- Qué cosas?
- Ja! Estás celosa no?
- No. Por qué estaría celosa si yo tengo mejores piernas que ella – me reí a carcajadas. Reventaba en celos
- Mmmm.. puede ser. Pero, acaso puedes escribir algún expediente como ella?
- Acaso ella puede hacer lasagna como yo?
- Te cuento que sí – me fui acercando poco a poco a ella – de hecho hoy día trajo un poco. Todos dijeron que estaba tan buena como tus piernas – seguía con el ceño fruncido. Amaba molestarla, verla celosa – qué respondes a eso?
- Acaso María paga la renta de la casa? – por qué era tan audaz?
- Mierda! Por qué siempre continuo cuando estoy ganando la discusión – fue ella la que ahora se acercó más a mí
- Porque, nenito – dijo mi amada esposa – tú nunca ganas

Y sellamos la discusión un beso apasionado que nos llevó a hacer el amor en el sillón de la sala, con apuro, con deseo, con amor.

---
En ese mes, también terminé la Escuela de Abogados, quedé tercero como ya me habían avisado. Así que se vinieron tiempos de conseguir entrevistas de trabajo, ofertas, buscar qué podía hacer. Igual, siempre había alguien que me llamaba para que trabajara con él o ella.

Empecé eliminando los trabajos prestigiosos, como trabajos como juez, o trabajos en servicios públicos, cómo el Departamento de Justicia o cualquiera que estuviera relacionado a la política. Cualquiera que se relacionara con la palabra dinero de una manera vulgar.

Después de un tiempo, hubo una oferta especial e intrigante de una empresa en Córdoba. Me llamaron para una entrevista y quedé para el puesto. El gerente se portó bastante bien con nosotros, nos llevó a cenar y nos regaló un adorno para nuestra casa. Male estuvo cantando por toda una semana: “González, Riquelme y Belgrano”, representaban a los dos gerentes de la empresa y yo. Cuando le decía que deje de cantar me decía que me vaya a la mierda porque seguramente yo también cantaba esa canción en mi cabeza. Cómo me conocía, era totalmente cierto.

No puedo dejar de mencionar que González y Riquelme me pagaron un montón de dinero, una cantidad jamás pagada a ningún miembro de mi facultad. Y ojo, que no era el primero, sino el tercero de la promoción. Male estaba re orgullosa.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:29 pm

Capítulo 16: Agustín o Agustina

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Finalmente, el primero de Julio, nos mudamos a nuestro nuevo departamento en Córdoba. Quedaba a 15 minutos de mi trabajo y a 10 del de Male; ella trabajaría en un colegio como profesora de música y le pagarían más de lo esperado. Nuestro departamento no era muy grande pero bastante acogedor. Contaba con tres habitaciones: una para los dos y las otras para invitados. Tenía una terraza, con un par de sillones, que daban vista a un parque. La decoración y los muebles eran bastante ostentosos; habíamos pasado de la pobreza a “ricos”. Ganábamos lo suficiente como para darnos los lujos que no nos habíamos permitido cuando recién nos casamos. La suerte iba de nuestro lado.
- Es todo tan ostentoso Jo, somos los nuevos ricos – se quejaba Male cuando recién nos mudamos
- Pero es la verdad amor. Somos los Belgrano, los “ricos de la ciudad”
Se sentía tan bien poder disfrutar de ciertas comodidades que no me había podido dar. Me sentía así, totalmente triunfador. Lo que pagué por mi nuevo carro, fue lo que pagué por el departamento en Buenos Aires. González y Riquelme, mis gerentes, pagaban muy bien y eso me permitía ir a tiendas caras. Incluso le insistí a Male que vaya a esas tiendas, que disfrute, que aproveche que teníamos dinero; y, la perra, inmediatamente abrió cuentas en el banco y empezó a gastar. Si le dabas la mano se iba hasta el codo, un dicho algo conocido.
Así, me hice socio de un Club bastante prestigioso y conocido, Fran fue el que me había insistido en que lo haga y él que finalmente me convenció. Aunque, por supuesto, yo también quería, pero necesitaba ese empujoncito. Fran había conseguido un trabajo también en Córdoba, pero en otra empresa; yo ya me había hecho la idea de que lo vería poco y que lo extrañaría. Pero, el destino siempre nos quiso juntos y se compró un departamento cerca al nuestro. Empecé a jugar squash o paleta junto con Fran, íbamos tres veces por semana al Club. Nos relajábamos después del trabajo y conversábamos sobre cualquier banalidad. De esa manera, empecé a tener mayor contacto social e invitaciones.
- Que se vayan a la mierda Joaquín! – Malena no se cansaba de hablar con insultos, parece que formaba parte de su vocabulario – yo no quiero perder dos días de mi tiempo con ellos, haciendo nada. Son un par de vagos y pendejos – y bueno, algo tenía de razón
- Está bien Male – lo sé, era pollerudo al 100% - pero qué quieres que les diga?
- Ay no sé Jo! Qué estoy embarazada! – su forma tan natural de decirlo me ponía los vellos de punta
- Lo estás? – siempre me sorprendía cuando lo decía. Me imaginaba teniendo un hijo con ella, porque sabía que íbamos a ser feliz. Pero, al mismo tiempo no me sentía preparado
- No – soltó una risotada, le encantaba cuando me ponía nervioso – pero si nos quedamos este fin de semana en casa – ya empezaba con su faceta seductora – puede que quede embarazada – me guiñó el ojo y se mordió el labio sensualmente
Ese fin de semana que nos habían invitado a pasar el tiempo en el campo, nos quedamos en casa. La verdad es que yo tampoco quería salir con ellos, sabía que me buscaban por mi dinero y no por mí. Nos dedicamos a hacer algo distinto como alguna vez escuché en algún programa. También nos dedicamos a hablar acerca de nuestro futuro hijo; si, estábamos hasta el fondo con eso. Ya habíamos escogido el nombre, bueno, Male lo escogió y yo acepté. Insistió tanto que tuve que aceptar.
- Te digo pero no te rías! – yo estaba en la sala y ella en la cocina
- Qué cosa? - me preguntó mientras cortaba tomates
- La verdad es que no estaría mal llamar a nuestro hijo Agustín. Cada vez me gusta más el nombre
- Lo dices en serio?
- Sí, señora Belgrano – sabía que estaba sonriendo como yo lo hacía. Amaba llamarla así – de verdad lo he estado pensando
- Mmm.. Agustín Belgrano Tassone, me encanta
- Dios, qué orgulloso voy a estar de mi hijo. Agustín Belgrano Tassone, el gran jugador de hockey
- A ver, a ver – se acercó a la sala – supongamos, solo supongamos. Qué pasa si nuestro hijo no sale con tus dotes deportivos?
- Imposible Male. Mis genes son perfectos, de verdad – ella ya se estaba carcajeando. Pero, yo lo decía en serio, me había obsesionado con el tema, pensar que mi hijo podría ser un excelente jugador
- Por cierto amor, qué te hace tan seguro de que va a ser hombre? Qué pasa si es mujer?
- Y, bueno. Si es mujer será una gran deportista también. Obvio, mi vida. Aunque, tiene que ser un deporte donde no utilicen falditas cortas ni remeritas ni nada de eso. Ella tiene que ir bien tapadita, porque con los padres guapísimos que tiene seguro …
No terminé de hablar, Male ya me estaba acorralando de besos. Volvimos a hablar del tema en la cena; habíamos comprado comida china y mientras cenábamos conversábamos.
- Si es nena, se podría llamar Agustina, así seguimos con ese nombre
- Qué original eres eh! Aparte, yo creo que va a ser nene y no nena.
- Por qué?
- Porque sí amor, lo presiento. No tengo instinto maternal, pero lo sé – lo decía en serio – Agustín será un gran jugador de hockey. De hecho, si saca tus manos podría ser un gran arquero
Male empezaba a verme con esa sonrisa burlona, dándose cuenta que estaba hablando en serio y que me había ilusionado del todo. Cortó un pedazo de torta mientras yo seguía hablando.
- Piénsalo amor – continué, incluso con mi boca llena – 90 kilos de puro músculo
- 90 kilos?? No hay nada en tus genes que diga que tu hijo pueda tener 90 kilos de puro músculo – lo sé, estaba delirando
- Bueno, entonces haremos que coma bien, que se nutra bien. Pura proteína, nutrientes, la dieta completa – ahora mi tono era divertido, me gustaba fantasear con ello
- Ah sí?? Y si no come?? – sabía que Male se estaba resistiendo una carcajada
- Si va a comer! Comerá o si no le rompo la cara! – Male soltó la carcajada que se había estado aguantando
- Pero, si pesar 90 kilos no lo vas a poder hacer. Él te va a golpear a ti – me dijo burlona
- Buen punto – se rió de nuevo – pero, pero – rodó los ojos – esos 90 kilos los va a ganar con el tiempo, así que primero va a estar flaco y ahí le podré pegar
- Ay nenito! – estiró su cuerpo a través de la mesa para darme un beso cortito – eres tan tontito – ahí si nos reímos los dos – una cosita
- Sí? – ya estaba sonriendo de nuevo
- Cuando pese esos 90 kilos, te recomiendo que corras – se rió a carcajadas. Cómo me gustaba esa risa, tan sincera
Mientras nos reíamos, me imaginaba a nuestro hijo de 90 kilos en pañales, persiguiéndome por el parque y gritando: “Sé bueno con mi mami, nenito! O si no te pego eh!”. Dios mío, felizmente Male se encargaría de mantener a Agus tranquilo, evitando que me mate. Las cosas que se me ocurrían.
Lo que no sabíamos era que Male y yo nunca tendríamos hijos.

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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:30 pm

Capítulo 17: Noticia Inesperada

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Desde que tuvimos esa conversación con Male acerca de tener hijos, lo tomamos en serio y empezamos a buscar uno. Lo había pensado bastante y la verdad es que sí me sentía preparado; por supuesto que sería difícil al principio, pero uno no nace siendo padre.

Y, no es tan fácil, como muchos piensan o creen, crear un bebé. Realmente, si lo piensan, existe una ironía al respecto. Muchos enamorados, en sus primeros años teniendo sexo, siempre están preocupados de no dejar embarazada a la novia; siempre buscan cualquier medio de protección. Y luego, más adelante, piensan totalmente al revés; se vuelven obsesivos con el tema de concebir un hijo. Algo que me empezó a pasar a mí.

Se vuelve una obsesión. Y, eso a veces es malo pues puede malograr un matrimonio, dejando de lado la espontaneidad y naturalidad del mismo. Digo, empiezas a programarte, a poner ciertas reglas y un orden para hacer el amor, con la idea y el objetivo de que tu novia o esposa (en mi caso) quede embarazada. Muchas veces le proponía a Male hacer el amor con la idea de que quede embarazada y ella me respondía con un “No es mejor hacerlo mañana por la mañana?”. Eso me producía disgusto, incomodidad y terror.

Lo peor de todo estaba por venir. A pesar que lo intentábamos muchas veces, Male no quedaba embarazada. Male hace algún tiempo empezó a sentirse mal, tenía mareos, nauseas, se sentía decaída; pensamos que serían los síntomas del embarazo, esperamos un tiempo y no fui así. Decidimos ir al doctor a ver qué sucedía.

- Espero que entiendas Joaquín. “Esterilidad” no tiene nada que ver con “Virilidad” – me dijo el doctor, le habíamos hablado acerca del tema del embarazo
- Él entiende doctor – fue Male la que respondió por mí. Yo nunca le había hablado del tema, pero ella me conocía lo suficiente como para saber que la idea de que fuera estéril me estaba aterrando por completo

Lo que Male y yo no sabíamos es que la que tenía el problema era ella. El doctor nos mandó a hacernos ciertos exámenes físicos para determinar exactamente qué sucedía. Un día Lunes como cualquier otro, nos hicimos los exámenes. Male durante el día, y, yo, después del trabajo. Nos informaron que mis resultados habían salido bien, no había problema con ello; pero, que Male debía volver el Viernes pues la enfermera no había hecho bien los análisis y que había que volver a hacer el examen. Por supuesto, que lo de la enfermera me pareció cuento chino.

Pasó el fin de semana y el doctor me llamó al trabajo, quería que pasara por su consultorio. Ahí fue cuando confirmé que algo sucedía con Male; ella no podía tener hijos. Pensaba ver al doctor luego del trabajo, pero no quería esperar a saber qué era lo que pasaba; suponía que Male era estéril pero no podía confirmarlo si el doctor no me lo decía. Así que lo llamé y le pregunté si podía ir más temprano; él aceptó.

- Usted sabe de quién es la culpa? – le pregunté una vez en el consultorio
- Yo no lo llamaría culpa, Joaquín – por supuesto que no pensaba que era “culpa” de alguien, no odiaba a Male, ni nada por estilo. Pero, no sabía cómo expresarme
- Bueno, sabe quién de los dos es el que no está funcionando bien?
- Sí, Male

Tal y como lo suponía; no me molestaba en absoluto. Había otros medios para tener hijos, como adoptar. Ya lo habíamos conversado con Male, ella tampoco tenía problema en optar por esa opción. Por supuesto que le dolería el ser estéril, pues es algo maravilloso llevar en tu vientre a tu futuro hijo, pero no podíamos cambiar el destino.

- Vaya. Entonces adoptaremos niños. Digo, lo importante es que nos amemos no? – me miró fijamente a los ojos. Suspiró y pensó antes de decirme la verdad
- Joaquín, el problema es más serio que eso. Malena está muy enferma – no entendía qué sucedía
- Podría definir enferma, por favor? – sentí un nudo en la garganta
- Se está muriendo – hubo un silencio. No lo podía creer
- Eso es imposible – dije, con el corazón en la garganta. Esperé a que el doctor me dijera que todo era un mal chiste
- No lo es. Lo siento mucho – acarició mi hombro para tranquilizarme, pero fue imposible – Malena tiene Leucemia, o cáncer de sangre. Por eso el decaimiento y demás síntomas

Le insistí en que tenía que haber alguna equivocación. Quizás la estúpida enfermera se había equivocado de nuevo y le dio los resultados equivocados. Me respondió con total compasión que el examen de sangre de Male se había hecho tres veces, no había error alguno. Me recomendó que la lleve donde un Hematólogo, doctor especialista en sangre. Seguía sin entender, creía que todo era un mal sueño. Le dije que no hable más, necesitaba silencio. Silencio para pensar, para poder entender lo que estaba sucediendo. Las lágrimas no tardarían en salir; cómo era posible que el amor de mi vida se iba a morir?

- Qué le dijo a Male – pregunté después de unos largos minutos. La voz me salía como podía
- Que los dos estaban bien y que tome una pastilla para evitar esos mareos
- Y, le creyó?
- Eso creo
- Pero, cuando le diremos la verdad?
- Eso depende de ti Joaquín

Dependía de mí? Cómo iba a ser capaz de decirle? Si sentía que todo el mundo se me venía abajo. Casi ni podía respirar. El doctor me explicó que había una terapia que podía ayudar a Male pero que no la curaría, solo la aliviaría. No entendía cómo no nos habíamos dado cuenta que algo andaba mal, me culpaba por no haber ido antes al doctor a hacerle chequearse. En esos momentos solo podía pensar en que todo era realmente muy doloroso.

- Ella solo tiene 24 años!!
Le grité al doctor, las lágrimas cayeron en picada, no podía resistir más el dolor. Él asintió, paciente, entendiendo lo difícil de la situación. Entendiendo la agonía que sentía. Estuve unos minutos sentado, frente a él, sin poder parar de llorar. Luego, me di cuenta que no podía seguir ahí sentado y le pregunté qué era lo que podía hacer. Me dijo que actuara normal, como si nada hubiera sucedido, hasta donde me den las fuerzas. Le agradecí y me fui. Cómo iba a actuar normal después de haberme enterado de semejante noticia?! Sin Male mi vida sería inerte, no tendría sentido.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:31 pm

Capítulo 18: Agonía

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Empecé a pensar en Dios, a pensar que existía algo parecido a un Ser Supremo que empezaba a meterse en mis pensamientos más privados. No lo odiaba ni tenía ganas de matarlo (si es que eso era posible) por lo que estaba a punto de hacerme a mí, a Male. En realidad, los pensamientos que tenía eran todo lo contrario. Agradecía ver a Male cada vez que me levantaba por las mañanas, agradecía que aún estuviera ahí, viva. Agradecía verla durmiendo, recostada en mi pecho, con esa trompita que siempre hacía cuando dormía. Agradecía haberla conocido. Tenía la esperanza de que hubiera un Dios al que pudiera agradecerle que Male haya llegado a mi vida.

Después de la noticia, estaba intentando actuar normal, pero era un poco difícil, por no decir bastante doloroso.

- Te vas a encontrar con Fran? – me preguntó, mientras yo comía un plato de cereales
- A quién?
- A Francisco Escobar, tu mejor amigo Joaquín
- Ah sí, se supone que iremos a jugar paleta al club, pero creo que le cancelaré
- Pendejo!
- Qué pasa amor?
- Por qué lo vas a cancelar? Anda, no quiero un esposo aburrido y flojo!
- Está bien amor. Pero, con la condición de que vayamos a cenar esta noche – le sonreí tiernamente, ella no me la devolvió
- Por qué?
- Por qué, qué Malena?! Acaso no puedo sacar a mi esposa a cenar, si es que así me provoca? – alcé un poco mi voz, quería pasar la mayor cantidad de tiempo con ella
- Espera! Me puedes decir quién es ella, Belgrano?? Dime!! Cómo se llama, maldita sea?
- Qué? De qué hablas? – estaba realmente confundido
- No te hagas el idiota Joaquín. Cuando uno tiene ganas de llevar a su esposa a cenar un día de semana, es porque seguramente le está metiendo los cuernos. Estás con otra no?? – y qué histérica que se ponía a veces
- Malena!! – le grité, molesto. Cómo podía desconfiar así de mí? Acaso no sabía que la amaba con locura? – yo solo te amo a ti amor, acaricié su mejilla; no tengo otra, solo quiero llevarte a cenar, mimarte, eso es todo
- Ya ya ya. Ok. Pero, para que te quede claro, me metes los cuernos y te mato, me escuchaste??

Tan solo me reí a carcajadas por su ocurrencia, por un momento me olvidé por completo lo que nos depararía el futuro. Desde ese momento, le dije a Dios, dónde quisiera que este y si es que está, que actuaría normal, como si nada sucediera, como si no me estuviera muriendo por dentro de a poquitos. No importaba la agonía, no me importaba el saber que el amor de mi vida se iba a morir, mientras ella no supiera la verdad.

- Joaquín?
- Sí, señor González? – mi jefe me había llamado a su oficina
- Por casualidad eres pariente de la familia Fernández?

Por supuesto que lo era. Carlos Fernández, fotógrafo de la revista Caras, había sido capturado por la policía de Mendoza al intentar fotografiar una huelga, algo que le habían prohibido. González consideraba esto como uno de los casos claves para la firma, algo que nos daría bastante prestigio y dinero.

- Sé que los policías lo golpearon más de lo debido
- Muy cierto. Me gustaría, Joaquín, que tomes el caso
- Yo?
- Sí. Puedes pedirle ayuda a uno de los chicos si quieres. A los recién llegados me refiero
- Gracias
- En cuánto tiempo podrás irte a Mendoza a ver el caso?

Me había prometido no contarle a nadie acerca de la salud de Male, así que le mentí a mi jefe; le inventé cualquier excusa de por qué no podía salir de Buenos Aires. Esperaba que entendiese. Sé que se desilusionó y decepcionó ante mi actitud y respuesta, pero la salud de Male estaba primero. Quería estar con ella lo máximo que pueda antes que … ella ya no esté más.

Ese día ocurrió una paradoja: Joaquín Belgrano, salía temprano de la oficina, y caminaba lentamente a casa. Cómo se podía explicar eso? Simple: los pensamientos acerca de no estar nunca más con Male eran imposibles de dejar de lado. La amaba tanto.

Se me había hecho costumbre, mientras caminaba, el ir mirando por las ventanas de las tiendas cosas extravagantes y bonitas que le podría haber comprado a Male si es que no me hubiera puesto en ese plan estúpido de ahorrar y no gastar en nada. Seguía caminando lentamente, creyendo mirar los trajes de novia, los trajes de salida, trajes de mamá embarazada, algo que Male nunca usaría.

Me moría de miedo de ir a casa, porque ya habían pasado semanas desde que me enteré de la enfermedad de Male, y ella empezó a perder peso rápidamente. Quizás ella no se daba cuenta, pero yo que sí sabía lo que estaba sucediendo, me di cuenta de ello. En esos días me puse a pensar que me hubiera encantado llevarla de viaje a Brasil, o al Caribe, o a Hawaii. Ese mismo día, tenía ganas de ir a Londres o París porque era un sitio romántico y que Male moría por conocer. Por un momento me arrepentí de haberle hecho dejar su sueño de irse a París, ya había pasado bastante tiempo desde aquella conversación:

- Y qué hay de mi beca para ir a París? Qué hay de París, un lugar que nunca he visto en toda mi vida?
- Y, qué hay de nuestro casamiento?
- Quién habló de matrimonio?
- Yo. Lo estoy diciendo ahora
- Te quieres casar conmigo?
- Sí
- Por qué?
Una lágrima traviesa rodó por mi mejilla, era demasiado el dolor. Fue ahí cuando decidí que no podía perder más tiempo, Male tenía que ser feliz antes de morir. Estuve realmente orgulloso cuando compré dos pasajes, en primera clase por supuesto, a la Ciudad de los Amantes: París. Llegué a casa totalmente emocionado, Male se veía un poco pálida, pero esperaba que sus mejillas tuvieran un poco de color cuando le diera la noticia.
- Adivine qué, señora Belgrano
- Te despidieron – adivinó mi esposa tan optimista. Le saqué la lengua cual nene
- Mala suerte, no – sonrió – en realidad, lo que sucede es que… - le ensené los pasajes desbordando de alegría – arriba, arriba y lejos!! – como decía la propaganda que te incitaba a un viaje por Europa – Mañana en la noche nos vamos a París!!
- Deja de joder Joaquín! – me dijo bajito, sin agresividad. Podía notar algo de emoción, o al menos eso creía
- Yo sé que estás emocionada, no lo ocultes más!! – me reí y la abracé. Ella se separó de mi
- Amor, así no – me dijo suavemente
- Así no qué?
- No quiero ir a París, no necesito París Joaquín. Solo te necesito a ti – en ese momento sentí que me derretía, estaba siendo tan dulce y linda. Tenía ganas de abrazarla, besarla y decirle que todo iba a estar bien. Pero no entendía por qué no quería ir
- Y aquí me tienes mi amor!
- Lo sé – su voz se quebró – necesito tiempo Jo, tiempo que no me puedes dar
Nos miramos a los ojos fijamente, miles de lágrimas caían por sus mejillas. Sus ojos me pedían perdón. Nos quedamos ahí de pie, entrelazando nuestras manos. Hubo un silencio largo, creía saber lo que sucedía pero no lo confirmé hasta que me lo dijo. Male me explicó que había empezado a sentirse rara y peor que antes; había vuelto donde el doctor, pero no para consultarle que sucedía sino para que le explique que tenía: “Dígame lo que tengo, maldita sea”. Y así lo hizo. Male sabía, sabía que tenía Leucemia y que no había cura. Me sentí culpable al no haber sido yo el que le dijera la verdad. Ella se dio cuenta de eso e intentó calmar la situación. No entendía de dónde sacaba tantas fuerzas.
- Es un amante de la UBA
- Quién?
- El doctor. Totalmente fiel. Es que estudió ahí
- Vaya. Al menos sabe leer y escribir? – intenté continuar con la no-conversación, agregando un poco de alegría al asunto
- Eso está por verse, todavía – hizo un intento de sonrisa tierna, esa sonrisa que amaba, que me hacía suspirar y volverme a enamorar – pero sé que puede hablar
- Bueno, entonces, hurra por el doctor!
Sonrió un poquito más, mordiéndose el labio inferior para resistir las lágrimas que se asomaban. La abracé fuerte, aferrándola a mi pecho, rogando que se congele el tiempo.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:32 pm

Capítulo 19: El comienzo

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Pasaron unos días desde que me enteré que Male sabía la verdad; desde ese momento ya no tenía miedo de ir a casa, porque ya no tenía que seguir mintiendo y fingir que nada sucedía. Empezamos a compartir más cosas, compartíamos la tristeza y el dolor al saber que nuestros días juntos se podían contar con los dedos. Intentaba animar a Male para salir, le decía para ir al cine u a otros lugares, pero ella muchas veces se negaba pues decía que no le gustaba dar pena. Siempre discutíamos acerca de lo mismo, no la sacaba porque me daba pena sino porque la amaba y quería disfrutar todo lo posible con mi esposa. Poco a poco fue entendiendo. Hubo cosas que tuvimos que discutir, cosas que normalmente una pareja de 24 años no lo hace.

- Espero que seas fuerte, mi gran jugador de hockey – me dijo aquella vez. Su tono de voz era dulce, pero mezclada con el cansancio
- Lo seré, lo seré – le respondí, preguntándome si ella sabía que me moría de miedo, no sabía cómo haría para estar sin ella
- Espero que seas fuerte por mi papá. Va a ser muy difícil para él – sabía que en el fondo me pedía ser fuerte por ella, en nombre de ella
- Lo seré – fue todo lo que pude decir

Un mes después, durante la cena empezó todo. Male estaba cocinando, insistió en hacerlo; me convenció cuando me dijo que lo haría pensando en mí. Ravioles en salsa Ricotta era mi plato favorito desde que conocí a Luciano – siempre que íbamos a visitarlo cocinaba pastas – y fue eso lo que andaba haciendo. Cómo ella cocinaba yo la convencí de que me deje limpiar la casa, luego de resondrarme que eso no era trabajo de un hombre – feminista también era?

Cenamos y apenas terminamos yo me puse a lavar los platos ya que ella estaba algo cansada y decidió tocar una pieza de Chopin en el piano. Mientras yo sonreía orgulloso porque era realmente buena en ello, ella dejó de tocar y me asusté. Todo mi cuerpo se tensó y sentí altas pulsaciones en mi sien. Reaccioné y fui directo a la sala. Mi corazón se detuvo por unos segundos cuando la vi, estaba sentada con la mirada perdida.

- Mi amor, estás bien?
- Eres lo suficientemente rico como para pagar un taxi? – y la amé en esos momentos, intentando calmar la situación
- Obvio que sí. A dónde quieres ir?
- Al hospital
Una vez más se me paralizó el corazón, miles de emociones recorrían mi cuerpo. Sabía que ese era el día: Male saldría de nuestro departamento y nunca más volvería; no sabía si podría soportarlo. Sostuvo mi mano entre las suyas para que reaccione, depositó un beso suave en mis labios y reaccioné. Empecé a recolectar alguna de sus cosas que podría servirle en el hospital mientras pensaba qué estaría pasando por su cabeza. Me preguntaba, qué imágenes y qué lugares del departamento le gustaría recordar para siempre. Pero, su mirada estaba fija en ningún punto, estaba más asustada que yo.

- Amor, algo en especial que quieras llevar?
- No – me miró fijamente a los ojos y después de un momento dijo – a ti

Dejé todo en la sala, me acerqué a ella y la abracé fuerte, estrechándola contra mi cuerpo; no sabía qué decirle. Mi beso en su frente le explicó que yo siempre estaría con ella. Nos quedamos unos minutos rozando nuestras narices, hasta que me susurró que debíamos irnos. Salimos a la calle en busca de un taxi. El portero nos ayudó, movía sus manos y silbaba cuando pasaban los taxis, pero nadie paraba. Male se abrazó a mi cintura y recostó su cabeza en mi hombro; en ese momento deseé con todas mis fuerzas que Dios – si es que existía uno – detenga el tiempo y nos deje así para toda la vida. Pero, finalmente, conseguimos uno.

- No se preocupen chicos, están con una persona con bastante experiencia – en el asiento de atrás, Male estaba acurrucada a mi cuerpo. Yo besaba su cabello, intentando aspirar su perfume para no olvidarme jamás de ello – es su primer hijo? – definitivamente pensó otra cosa y eso me enojó, me dio impotencia; jamás tendría hijos con Male. Ella se dio cuenta que en cualquier momento le rompería la cara al taxista, sin que él tuviera la culpa de nada, así que me susurró
- Sé bueno, Jo. Él lo está siendo con nosotros – fueron suficiente sus palabras para que me tranquilice
- Sí señor. Es nuestro primer hijo y mi esposa no se siente del todo bien, así que podríamos ir más rápido por favor? – no podía darle la verdadera explicación, me derrumbaría ahí mismo

Llegamos en tan solo unos minutos. El taxista fue realmente muy bueno, nos abrió la puerta y nos trató muy bien. Nos deseó mucha suerte y deseos para nuestro (no) futuro. Male la agradeció, pues yo no pude omitir palabra. Cuando entramos, noté que Male no se podía quedar de pie por mucho tiempo, le insistí y le dije que podía cargarla en brazos, pero ella se rehusaba.

- Ahora no, amor – así que seguimos caminando hasta llegar donde la recepcionista
- Cuenta con algún seguro médico?
- No

Quién pensaría qué algún día llegaríamos a esto? Estábamos más preocupados por ver quién lavaba los platos que por conseguir un seguro médico. Nos miró bastante apenada, notó que éramos apenas unos nenes. Nos llevó hacia el doctor que ya nos conocía. La revisó durante unos minutos y después la derivó con una enfermera para que le hagan otros chequeos. Yo me quede con el doctor.

- Tiene células blancas – me comentó el doctor – es lo que necesito por el momento. No necesita el antimetabolismo todavía
- Qué significa eso?
- Es un tratamiento que reduce la destrucción de las células blancas, que son las que Malena necesita para estar bien. Pero, cómo Malena sabe, puede haber efectos secundarios
- Escúcheme doctor, Malena es la jefa aquí. Lo que ella diga se hará. Ustedes solo hagan lo que sea necesario para que ella no sufra – y sí, eso era algo muy importante para mí, no podría soportar verla sufrir más de la cuenta
- Puede estar seguro de eso. Cuente conmigo
- No me importa el costo, doctor – creo que empecé a alzar la voz. Agradecí que Male no estuviera conmigo porque ella no hubiera aceptado semejante discusión
- Pueden ser semanas o meses
- No me importa el costo, no entiende? – le dije algo molesto
- Solo le intentaba decir que no hay manera de saber cuánto tiempo estará viva – sentí una punzada en el corazón
- Solo recuerde, doctor – la voz se me empezaba a quebrar – solo recuerde, que quiero que ella tenga la mejor habitación, las mejores enfermeras, todo. Por favor, tengo el dinero.

Y con eso entendió que Male era todo en mi vida.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:33 pm

Capítulo 20: Reencuentro

Historia de Amor 94122953

Lo que le dije al doctor era totalmente cierto, no importaba el costo del tratamiento y cuidado que le darían a Male en el hospital, yo tendría ese dinero. Realmente no contaba con tanta suma de plata, pero lo conseguiría como sea, no importaba si para eso tendría que rebajarme y pedirle a mi padre ese dinero.

Y, así fue: ese mismo día, manejé lo más rápido posible hacia la oficina de mi padre. En el auto me afeité y me cambié de ropa, me puse algo más formal y limpio. Recordando que todo lo estaba haciendo por ella, ingresé al edificio; la secretaria que ya me conocía, ni lo pensó dos veces y llamó a mi padre por el intercomunicador. Mi padre abrió la puerta de su oficina y salió a saludarme.

- Joaquín – se notaba totalmente sorprendido y con motivos; después de 3 años lo veía. Estaba algo pálido, con el cabello de color gris y había envejecido bastante en ese tiempo sin verlo – qué sorpresa hijo!, pasa, por favor, pasa – le hice caso y me senté en la silla de “clientes”

Nos miramos el uno al otro, cómo dos extraños. Me puse a mirar alrededor, toda la oficina; no sabía qué decir, cómo empezar. Empecé a observar los objetos que había en su mesa: tijeras, una carta abierta, una foto de mi madre bastante antigua y lo que más me sorprendió, una foto mía en mi graduación. Mi padre había asistido.

- Cómo has estado hijo?
- Bien
- Y cómo está Malena? – a punto de morir, pensé; obvié la pregunta
- Papá, necesito que me prestes 20 millones de pesos. Es por una buena razón – por supuesto que me miró sorprendido, pensando que yo había ido a arreglar las cosas entre los dos. Pero, se equivocaba, y qué equivocado estaba yo también
- Y se puede saber para que lo necesitas?
- No puedo decirte nada. Sólo préstame el dinero, por favor – casi le supliqué, no quería que supiera lo de Male, no quería que sintiera pena y menos quería quebrarme en esos momentos
- Acaso no te pagan bien en tu trabajo? – sabía que me prestaría el dinero, él quería conversar conmigo. Lo que yo no sabía en ese entonces es que Matías Belgrano me extrañaba y mucho
- Claro que sí, pero igual lo necesito – quería gritarle en su cara lo bien que me pagaban, decirle que me gradué con honores, pero no era el momento
- Y acaso Malena no enseña en una escuela para niños?
- Sí. Pero, déjala de lado a ella. Esto es un tema personal, uno importante
- Personal? Acaso le estás sacando la vuelta?
- Sí, sí, eso es. Ahora, préstame el dinero, por favor

Y no me importaba si tenía que caer tan bajo. Quería que me diera el dinero y punto, no quería explicarle lo que realmente estaba sucediendo. Creo que sí creyó mi motivo, él nunca estuvo seguro de cuánto yo amaba a Male, siempre pensó que era un pasatiempo.

Finalmente, sacó un cheque de su cajón; se demoró en hacerlo, en escribir el monto, en firmar. Me imagino que lo hizo para saber qué decir, para estar más tiempo conmigo. Me tendió el cheque y yo me demoré en reaccionar y darme cuenta que tenía que estirar la mano para sostenerlo. Me había quedado pensando en Male, en cómo estaría en esos momentos, y a la vez pensaba en la decisión que había tomado: el buscar a mi padre, jamás pensé que lo volvería a ver.

Cogí el cheque y me sentí raro. Éramos como dos extraños, cómo si yo no fuera su hijo y él mi padre. Efectivamente el cheque decía 20 millones de pesos, firmado por Matías Belgrano. Lo doblé cuidadosamente y lo guardé en mi bolsillo del pantalón mientras me dirigía hacia la puerta. No quería despedirme, pero agarré el suficiente coraje, voltee, lo miré y le dije:

- Gracias, padre. Gracias

Me sonrió como nunca lo había hecho, quizás orgulloso, quizás feliz de volverme a ver. No importaba, lo único que valía la pena era que si no fuera por Malena yo nunca, jamás, hubiera hecho lo que hice. Pero, enterarme de su enfermedad, me hizo ponerme a pensar mucho las cosas.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:34 pm

Capítulo 21: El final

Historia de Amor 50205077


Fui yo el que tuvo que informarle a Luciano acerca de la enfermedad de su hija. Y quién más sino? Ella solo me tenía a mí, era el único – aparte del doctor – que sabia acerca de su salud. Pensé que se caería en pedazos, intentando asumir lo que sucedía, pero eso no sucedió. Más bien decidió mudarse a nuestro departamento mientras Male estuviera en el hospital; quería estar lo más cerca posible en caso se pongan las cosas graves. Tuve que aguantar las manías de Luciano: tenía la obsesión de limpiar la casa todo el tiempo, lavar los platos, refregarlos, limpiar el piso, barrerlo, etc. Al principio me abrumaba pero después me acostumbré, era una excelente persona.

No sé si él tenía la esperanza de que Male regrese a casa, porque sí, ella se quedó en el hospital desde el día en que me lo pidió; estaba tan delicada que tenía que estar siempre monitoreada. Y, ahora que lo pienso, Luciano si tenía esa esperanza, era su sueño; por eso es que limpiaba siempre la casa, porque no podía aceptar las cosas como eran. Luciano quería que el departamento estuviera resplandeciente para cuando Male volviera. Nunca me lo admitió, pero yo sé que lo pensaba; saben por qué lo sé? Porque yo también pensaba en ello, pensaba que Male volvería.

Mis días se volvieron monótonos, visitaba a Male y después hacia todo lo demás. Y todo lo demás era nada: comer sin tener hambre, viendo como Luciano limpiaba una y otra vez el departamento; dormir sin tomar la pastilla para los nervios (recetada por el doctor), hablar con Fran sin escucharlo. Había dejado el trabajo, el mismo día que internaron a Male, llamé al señor González y le conté la verdad. Le dije que no podía trabajar por un tiempo y le colgué porque sabía que él se sentía mal y me quería decir algunas palabras de aliento o algo que me hiciera sentir mejor. Cómo si pudiera sentirme bien.

Uno de los días en casa escuché a Luciano murmurar para sí mismo: “No puedo soportarlo más”. No le respondí, pero sí pensé para mis adentros: “Yo sí puedo resistir por Male”. Esa misma tarde, en el hospital, Malena me botó de la habitación con la excusa de que quería hablar con su papá.

- Está conversación está restringida solo para descendientes de italianos, como Lu y yo – su rostro estaba blanco como la almohada, sus mejillas tuvieron algo de color cuando le sonreí de lado – así que vete Belgrano – y me sacó la lengua – amaba que aún conservara su humor
- Ok, vida
- Pero no muy lejos – me dijo dulcemente, sabía que quería estar conmigo tanto como yo con ella, solo que necesitaba un momento a solas con su padre. Dejé un beso tierno en su frente y fui a sentarme en los asientos de afuera. Pasaron unos minutos y apareció Luciano
- Male dice que muevas tu culo y vayas adentro de la habitación – me susurró, pues sentía que estaba diciendo malas palabras – yo iré a comprar cigarros
- Cierra la puerta, por favor – me dijo mi esposa, apenas entré

Le obedecí, cerré la puerta despacio y fui a sentarme en la cama, al lado de ella, podía verla en su totalidad; podía ver los tubos en su brazo que normalmente estaban debajo de la sábana. Siempre me gustó sentarme muy cerca de ella y tan solo admirar su rostro; no me importaba lo pálida que estaba, porque sus ojos siempre brillaban. Así que rápidamente me senté muy cerca de ella, empecé a acariciar su mano.

- No me duele Jo, de verdad. Es como caer de un precipicio lentamente, sabías?

Sentí un nudo en la garganta, algo lo presionaba y haría que en cualquier momento me ponga a llorar. Pero no lo haría, se lo prometí a Male. Pero si no iba a llorar eso implicaba que no hablaría porque si abría la boca todas mis fuerzas se irían a la mierda y ahí si lloraría sin parar. La miré a los ojos, me perdí en ellos. En esos ojos que me conquistaron, en esa boca que tanto ansiaba besar, en esa Malena que quería tenerla para siempre. Después de unos segundos, asentí con la cabeza ante su pregunta.

- Pendejadas
- Qué? – fue más un murmuro que una palabra
- Tú no sabes nada de lo que significa caer de un precipicio, nenito. Tú nunca te caíste de uno en toda tu maldita vida – sabía que en cualquier momento ella también se echaría a llorar, pero ella también estaba siendo fuerte para mí
- Sí – poco a poco empezaba a aliviar ese nudo y dolor en el pecho que tenía – cuando te conocí
- Sí? – sonrió, era una sonrisa apagada pero sus ojos aún brillaban – “Oh, qué gran caída fue esa”, quién dijo eso?
- No sé, creo que Shakespeare
- No puedo recordar quién lo dijo, ni siquiera en qué obra lo dijeron. Yo sabía todas esas cosas, debería recordarlas! Quién tocó el Piano Concerto?
- Lo buscaré – sabía dónde encontrar la respuesta, lo buscaría en el departamento, estaba encima del piano. Lo buscaría y le diría quién tocó esa música al día siguiente
- Yo sabía Jo, yo sabía – hubo un silencio
- Escúchame amor, quieres hablar de música?
- Acaso prefieres hablar de funerales?
- No – entrelazó su mano con la mía y la apretó fuerte
- Lo discutí con Lu. Me estás escuchando Jo? – había volteado mi cara, una lágrima quería escaparse
- Sí, te escucho amor
- Le dije que podrían hacer una ceremonia religiosa en el funeral. Le dije que tú estabas de acuerdo, ok? – era increíble como Male podía hablar esas cosas, era más fuerte de lo que pensaba, era demasiado hermosa en todos los sentidos
- Ok, mi amor – mi promesa se rompió, una lágrima rodó por mi mejilla. Volteé el rostro para limpiarla, pero Male lo notó
- Amor – me dijo en un tono enojado – Joaquín, tienes que dejar de estar enfermo. Debes dejar de preocuparte tanto por mí, debes seguir adelante – la miré, estaba tan triste como yo – esa mirada culposa que tienes Joaquín, me enferma. No es la culpa de nadie que este enferma! Deja de culparte!

Cómo podía ser tan fuerte? Cómo podía soportar tanto dolor? Quería seguir mirándola porque no quería quitar jamás mis ojos de ella, pero tuve que bajar mi mirada; estaba muy avergonzado, Male tenía la capacidad de saber lo que estaba pensando. Me conocía demasiado como para saber qué pasaba por mi mente. Sabía que no era mi culpa, pero el pensar que pude hacer más cosas con ella o haber hecho otras como disfrutar más de nuestro dinero, me hacía sentir culpable de alguna forma.

- Amor, es lo único que te pido. Es la única manera de saber que vas a estar bien – de nuevo sentí el nudo en la garganta, me quedé mirándola en silencio de nuevo. Solo acaricié su mejilla y cerré mis ojos – a la mierda París – me dijo luego de un momento
- Qué? - susurré
- A la mierda París y toda la música y todas las estupideces que quitaste de mi vida. No me importa, pendejo de mierda. Sabes por qué? – negué con la cabeza – porque te amo, porque eres lo mejor que me pasó en la vida, porque el haberme casado contigo fue la mejor decisión de mi vida, porque no me arrepiento de haber dejado mi sueño por ti. Te amo Joaquín
- Yo también te amo Malena – fue todo lo que pude decir, las lágrimas se asomaban peligrosas. Tenía que ser fuerte por ella
- Jo, me harías un favor? – no la pude mirar a los ojos, no cuando sabía que faltaba poco. Así que asentí con la cabeza, dándole a entender que sería feliz de hacerle cualquier favor – podrías abrazarme fuertemente?

Sin pensarlo dos veces la abracé, estrechándola fuertemente contra mi cuerpo. Sintiendo su aroma, acariciando su cabello, respirando juntos, al compás, transmitiéndole todo el amor que sentía por ella. Ahora sí la miré a los ojos, unas lágrimas se asomaban; nos contemplamos por mucho tiempo, pusimos nuestras manos en nuestros corazones y nos dimos nuestro último beso. Jamás habíamos sido tan tiernos.

Su corazón poco a poco empezó a disminuir los latidos, entrelazó su mano con la mía, recostó su cabeza en mi hombro y me susurró al oído:

- Gracias Joaquín. Gracias

Esas fueron sus últimas palabras.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 3:35 pm

Capítulo 22: Epílogo

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A partir de ese momento todo sucedía sin que yo le prestara atención, era como si mi alma estuviera en otro lugar y tan solo mi cuerpo estuviera ahí, en el hospital. Me sentía vacío, sin saber qué hacer, cómo seguir, sin poder creer cómo en un abrir y cerrar de ojos Malena había desaparecido para siempre. Desapareció físicamente, pero siempre la tendría en mi corazón, entre mi piel, dentro de mí. Con pasos pausados, acomodé tranquilamente a Male en la camilla, la contemplé una vez más, dejé un beso dulce en su frente y salí de la habitación. Luciano Tassone estaba en los sillones de espera, fumando su cigarrillo cuando yo aparecí.

- Luciano? – dije suavemente
- Sí? – me miró y supo inmediatamente lo que había sucedido

Caminé hacia él y puse mi mano en su hombro. Él puso una mano en la mía. Necesitamos compadecernos uno al otro.

- Quisiera – murmuró – me arrepiento de.. – paró ahí y yo esperé. No había prisa – me arrepiento de haberle dicho a Male que sería fuerte por ti

Acarició mi mano gentilmente, él también evitaba llorar por las mismas razones que yo lo estaba haciendo. Necesitaba consolación, pero también necesitaba estar solo. Necesitaba aire fresco, o caminar tal vez. Bajé al primer piso, tan solo estaba la recepcionista; estaba todo tan callado, que solo podía escuchar mis pasos.

- Joaquín

Me detuve, era la voz de mi padre. No podía ni quería enfrentarlo. Fui directo a la puerta, pero en un instante él estaba a mi lado.

- Joaquín, debiste contármelo

Hacía mucho frío, por un lado era algo bueno porque me sentía mareado e inerte y necesitaba sentir algo, aunque sea frío. Mi padre continuó hablando, y yo seguía de pie, mientras el viento chocaba contra mi rostro.

- Apenas me enteré, vine para acá

Veía a mi padre casi borroso, cada vez sentía más el mareo. Parecía como si no estuviera presente. Empezaba a hacer más frío.

- Joaquín. Quiero ayudar – dijo en un tono más alto para que reaccione
- No hay nada que hacer. Male está muerta – fue ahí cuando me di cuenta de lo que realmente había sucedido. Male no regresaría jamás a casa
- Lo siento – me dijo casi en un suspiro. Sin saber por qué, repetí lo que hace tiempo había aprendido de una hermosa mujer que me cambió la vida por completo
- “Amar a alguien significa jamás tener que pedir perdón”

Y, luego hice lo que jamás hubiera hecho en su presencia, y menos en sus brazos. Lloré.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeSáb Ago 20, 2011 1:05 am

tengo mucho para leer, por dios no voy a tener tiempo de dormir.jajajajajaja
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lillyana
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lillyana


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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitimeLun Ago 22, 2011 3:44 am

HDP me hiciste llorar, porq les gusta tanto hacerme llorar? boluda tengo la nariz roja he inchada de llorar, acaso no pueden existir historias donde se salvan de las enfermedades? por diosssssssssssssssss este tipo de novelas me dejan para el orto, con una depresion gigante y una angustia como si la historia la hubiera vivido yo.

porq es tan cruel? la mina era demasiado joven y estaba felizmente casada con un pibe q la re amaba, es muy injusto.

me voya seguir llorando.
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MensajeTema: Re: Historia de Amor   Historia de Amor Icon_minitime

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