Escribiendo Hojas En Un Libro
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“Escribir es como mostrar una huella digital del alma” Mario Bellatín,
 
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 En la Sangre (Laliter)

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sweetmarya
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MensajeTema: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 6:21 pm


Ok chicas soy Marya y nunca, JAMAS, en mi vida escribi algo.... Hasta que fui chantajeada por mi Combo de Excelencia Internacional (Mais, florr y anarojas) Y Escribi un corto. Pues resulta que al hacerlo me gusto escribir. La idea de esta historia es TOTALMENTE creacion de mi Combo de Excelencia Internacional yo solo le di vida (porque todas ellas estan escribiendo algo justo ahora y la nove me reboto a mi xD). Decidi combinar una LOCA idea que tenia con la de mis amigas y salio esta novela que estoy por presentar.... espero les guste porque a mi me esta gustando escribirla.


Aqui esta la presentacion de esta historia llena de tristezas, alegrias, confusiones pero sobretodo: amor.... de todo tipo..... sin mas nada que agregar..... aqui esta "En la sangre" una historia bastante diferente a las demas.






En la Sangre


Cuando amas a alguien con toda el alma, no
importa lo que haga. Siempre estarás con él porque es parte de ti,


Aunque él crea que otra, es parte de él.


Aunque, la mujer con quién sueña no sea la
misma que ve cada día.


Aunque ocupes el lugar de otro amor, sigue
siendo amor.


Aunque, a la final sea tu necesidad y tú, su
confusión.


Aunque, a la final no sepas por quién pelear
y tu mayor rival sea el mismo amor.


Aunque una adicción sea la culpable de tus
lágrimas y a la final tu mejor opción sea renunciar a tu gran amor por otro
amor que te acompaña desde el día en que naciste.





Dicen que se debe pelear por amor pero ¿qué
haces cuando el amor está en ambos lados de la batalla?




*************


- Donde esta?


- Aléjate de él, Lali. Es lo mejor para ti.


- no, lo mejor para mi es estar con él,
ayudarlo.


- Nos lo llevamos Lali. Nosotros nos
encargaremos de esto ahora. Tú haz tu vida……. Sin él







En la Sangre


He aqui la presentacion. Imaginen que este es el comercial de 30 segundos de promocion que sale en la tele a las 2 de la tarde jaja


ok, ok listo. Esta historia la empece a subir en el otro foro. Pero bueno giro con la rueda y la subire aqui tambien... especificamente por alguien jajajaja mas tarde les dejo el prologo y ya luego el primer capi... espero les guste y la disfruten tanto como yo al escribir cada capitulo(que aun estoy en eso xD)

PD: DEDICADO A USTEDES CEI!! TODO ESTO ES PARA USTEDES!! LAS QUIERO!!

PD2: ves Lily que buenita soy? jajaja[/size]
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sweetmarya
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 6:24 pm



Prologo





- cálmate, Peter, no me grites! ¿Qué te pasa?
Fue un accidente. Es un plato nada más. – Lali trataba de calmarlo,
pero Peter no escuchaba. Nuevamente, se comportaba agresivo como lo venía haciendo desde hacía un tiempo; Lali sabía qué le pasaba y no sabía cómo ayudarlo. Cada día intentaba algo nuevo, lo apoyaba, lo alentaba a seguir. Pero, cada vez era más
difícil y dolía más.


Sin embargo, por su mente nunca pasó la
opción de dejarlo solo. Ella lo amaba con toda su alma y sabía por lo que pasaba: lo había vivido con su propia hermana. Y, al igual que lo hizo con ella, estaría para Peter; incluso cuando él quisiera alejarla. Él tenía su adicción y ella la suya:




Él y solo él.








Chicas este es el prologo!!

bueno espero les guste el tema que se trata en la historia, es medio fuerte. tambien es algo lento como va pasando todo pero es LINDA (a mi parecer triste seria que yo la escriba y la considere mala jajaja) Y TIERNA

bueno les mando besos y gracias por comentar!!

y como es tradicion al final de cada posteo de la nove:
ENJOY!

Con amor su querendona: Marya!!
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sweetmarya
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 6:29 pm

Vero,:

Meee gustó!
Espero leer el primer cap prontito Smile

verO,




Floor:

ajjajajajajajajajajajajajaa me causa mucha gracia esto, pero acá estoy yo, como siempre, siguiéndote jajaja.
No es necesario hacerte fama a vos porque es tu primer nove pero ya sos reconocida mundialmente jajajajaa.
Acelera esos deditos Mar, porfasssss
Te quiero muchooo
Flor



Lilyana:

VAMOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS, aca me tenes para vos me la podes postear desde donde iba?.jajajajajajaj acá te haré mis comentarios, no te libraras de ellos. Very Happy

SOS LA MEJORRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR, TE QUIEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, ahí te vi super bien.jajajajajajaj


ES UNA NOVELA EXCELENTE SE LAS RECOMIENDO, SOLO Q LA AUTORA ES TIMIDA Y NO LE DA EL LUGAR Q MERECE LA HISTORIA.




Maquito:

Yo la estaba leyendo en el otro foro .. la vas a seguir solo aca ?? , igual te sigo por aca tb , jaja , me encanta esta novelaaaa




Maquito:
De nadaaa , y es un placer leer tu novelaaaaa




Ann29:

Yo tambien la leia por el otro foro, la seguire en ambos, amo esta novela , es una de mis favoritas, tienes mucho talento Smile



Lilyana:

marya, ann29 es una chica que tieneun potencial como lectora barbaro, tiene una actitud super por adaptarse a este mundo novelistico q te hace delirar y sobre todo conocer personas maravillosas como sos vos y tus amigas cei. asi q te la super recomiendo, tenela entre ojos, q ella me va a montar competencia.jajajajajajajajajj (mentiras) jajajaja

Ann29 por acá estamos, ya sabes q para lo q me necesites contá conmigo.Te recomiendo todas las novelas del cei, es decir acá en este foro por el momento estan solo las de flor y esta, pero estoy seguro q las otras se integraran y las podrás leer, o si no en el otro foro.



Mais020291:

aquiii estoyyyyyyyy al pie del canion jajajajaj
amoo tu historia maryaaa, apurateee y sube el siguiente capi (en ambos foros ajaj) ahora si puedo joderte (perdon, nose q me pasa con los insultos) por dos medios.. jajajajaj en dos foros Razz

te quieroo pollitooooooooooooooooooooooooooo





Y si! me llevo todos mis comentarios conmigo porque esos son los que me motivan a escribir!! jajaja


Última edición por sweetmarya el Vie Ago 19, 2011 6:33 pm, editado 1 vez
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sweetmarya
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 6:33 pm


Capitulo 1

Vivir Sin Él



Mariana despertó en un hospital. No recordaba mucho sobre como llego ahí; pero, mientras estuvo inconsciente, solo una cosa rondó por su mente, en sus sueños.

- Para que me trajiste acá? Digo muy lindo el lago, aunque hay mosquitos. – sonrió apenas nerviosa.
- Quiero pedirte algo.
- ¿Qué?
- Mmm justo, justo ahora no. – y fue su turno de sonreír al ver la cara de confusión de su amiga. – Aquí, quiero decirte algo. Quiero que sepas que eres una de las personas más importantes que tengo y que nunca pensé que conocerte me cambiaria así la vida. – tomo sus manos entre las suyas y las acercó a su cara. – siempre voy a estar contigo de la manera que tú elijas. Por favor, nunca, jamás te alejes de mí. – beso sus manos y Lali acaricio su rostro.
- Te prometo que siempre estaré contigo. Aunque tú no quieras. – sonrió con dulzura.
- Jamás querré que te alejes. – la miro a los ojos y beso su frente. Ella cumpliría su promesa. Jamás se alejaría de él. Lo amaba aunque no fuera capaz de decirlo.

- Peter! – se levanto de golpe y salió al pasillo del hospital donde encontró a su familia y su suegro. Sus padres corrieron a ella. Luego de asegurarles que estaba bien y que después les contaría lo que paso, se acerco a Diego, el padre de su novio; ese novio que más que eso, era el amor de su vida.
- ¿cómo esta Peter? ¿Donde lo tienen?
- Mariana, me alegro que estés bien.
- Gracias. ¿Peter? Quiero verlo.
- Peter está bien. Por suerte no fue más que un buen susto, esta vez. Aunque el auto no puede decir lo mismo. – trato de sonreír para calmar a la chica que lo miraba ansiosa.
- No me has dicho donde esta Peter. – le dijo con una mirada desconfiada.
- No está aquí. Decidimos actuar por nuestra cuenta; tenemos que hacer algo radical Lali. Esta vez salió bien, bueno, casi, pero la próxima vez puede matarse y a ti también. No podemos dejarlo así. Seguirá recayendo y lo sabes.
- ¿Qué…? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué harán? Y ¿Qué significa ese “casi”?
- Peter recibió un golpe fuerte en la cabeza, eso más el daño a los nervios y neuronas que ha sufrido a causa de la droga, le provocaron un tipo de amnesia disociativa. Olvido algunas cosas, personas y cosas de su infancia y adolescencia. Olvido todo lo que le hace daño al parecer. – Diego mantenía los ojos al frente. Su mirada era fría, irónica. – son como lagunas mentales…. Al parecer quiso olvidar y el golpe lo ayudo. Supongo que es normal en casos de consumo. Pierden noción del mundo, asumo que ahora lo hará tanto despierto como “dormido” - Dijo con amargura por la situación tan triste que vivía su hijo hacia casi un año.
- ¿Qué? – Mariana no sabía cómo debía reaccionar. La angustia y la desesperación peleaban por salir al mismo tiempo de su cuerpo, al igual que sus lágrimas.
- Se olvido de mí, de su mama y de algunos amigos. También de lo que paso anoche entre otras cosas mas... – Lali cubría su boca con sus manos, mientras intentaba procesar. Nunca, jamás en su más de año y medio con Peter, había necesitado tanto verlo, estar con él.
- Déjame verlo. Quiero verlo. – dijo mientras apartaba a Diego para correr por el pasillo. Su mamá la abrazo mientras su papá la sujetaba con fuerza por la cintura. – Déjame! Suéltame, quiero verlo! Llévame con él, me necesita!
- No Lali se acabo! - Dijo su papá.
- ¿no ven que tengo que estar con él? ¿No lo entienden? – lloraba sin parar mientras su mamá solo la abrazaba como cuando era niña.
- Lali, no vamos a dejar que esto siga. Te estás haciendo daño y Peter también. Sabemos que lo amas. – su mamá la miraba a los ojos y acariciaba su cara. – Pero tú no puedes ayudarlo. Ya basta hija.
- Miranda y yo decidimos internarlo.
- ¿A dónde? ¿puedo verlo? ¿Cuándo podre verlo?
- No lo harás Lali. Es mejor que no se vean más. Que no sepas nada más de él. – Diego decía cada palabra con toda la amabilidad que podría, en ese momento. Amaba a su hijo y sufría por él y su condición, pero también adoraba a esa mujer por quien su hijo intento tantas veces cambiar. Ella le hacía bien. Se amaban, pero esto no se arreglaba solo con amor.
- No! ¿de qué hablan? – y cuanto miedo sintió a la respuesta que creía que venía… y no se equivoco.
- Peter y tú…. Deben separarse. Esto se acabo Lali. Peter no estará por un buen tiempo y tú debes seguir adelante y olvidar todo esto. Es lo mejor para ti. Para los dos.
- No! – grito con la voz quebrada. – tú no puedes somos grandes papá! No pueden decidir por nosotros! – se ahogaba con su propio llanto. Tenía miedo de perder al hombre que tanto amaba. – yo lo amo y el a mí. No lo puedo dejar solo. Dijo con un hilo de voz, mientras se sentaba en una de las sillas de aquel blanquecino pasillo, aun aferrada a los brazos de su mamá. Se levanto e golpe.
- No me hagas esto! No nos hagas esto! Necesito estar con él. Yo se lo prometí!
- No podes Lali. – Diego hablaba al mismo tiempo.
- Déjanos decidir eso! – trataba de apartarlo de su camino.
- No puede! Peter no puede porque no se acuerda de ti!- la tomo de las muñecas y ella se quedo estática, de pie sin hablar. Ya no hacia esfuerzo por llorar, las lágrimas salían solas.
- Olvido todo, hija. – dijo su papá sosteniendo sus manos, mirándola a los ojos. – olvido su historia. – y ella no pudo decir nada más. También había olvidado cómo hablar y como sentir algo más que morir en vida.
- ¿Dónde está? – dijo en un susurro. Con la mirada perdida.
- Aléjate de él, Lali. Es lo mejor para ti.
- Lo mejor para mi es estar con él, ayudarlo. – la fuerza y la tristeza en su mirada al fijar sus ojos en los de su papá, era paralizante.
- Nos lo llevamos, Lali. Nosotros nos encargaremos de esto ahora. Tú haz tu vida… sin él.
Fue lo último que dijo Diego Lanzani. Antes de caminar hacia la puerta de salida dejándola perdida en los recuerdos que ahora eran solo de élla.





LISTO HE AQUI EL PRIMER CAPITULO!!!
Espero sus comentarios!! es la primera vez que escribo algo en mi vida y espero que les guste!!
y comenten.... es importate para mi.... ya despues entendera mucho mejor la historia..... es algo distinta a las demas no hay malos ni buenos. Solo personas con sus errores y enseñanza.

un beso a todas las que se molestan en leer y comentar!! y GRACIAS A MI CEI (Combo de Excelencia Internacional) por alentarme y CHANTAJEARME para que escribiera... jajaja ESTO ES PARA USTEDES YA SE LOS DIJE!!

ENJOY!!

LAS QUIERE SU QUERENDONA MARYA!!


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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 8:01 pm

Este capi sale de mi amor por las tortas de chocolate!!



Capítulo II

Triple Chocolate

Mariana estaba vacía y así se sentía desde hacía una semana atrás. Necesitaba la compañía de sus amigos, de su familia, pero sobretodo, necesitaba a su hermana.

Visito el centro médico “San Judas” (el santo de las causas perdidas y los desesperados), que se encontraba a las afueras de la ciudad. Recorrió sus pasillos, como lo hacía todas las semanas, hasta llegar a un lugar en especifico, como todos los sábados.

- Lali! ¿Cómo estás? – su hermana sonrió al verla como lo hacía cada tarde del sábado, alegrando su semana, desde hacía más de un año.

- Mar! – la abrazo con fuerza – estoy bien, muy bien – intentaba disimular su tristeza, su dolor y las ganas de llorar que sentía. Nada le gustaría más que saltar a los brazos de su hermana y llorar para que élla la consolara como lo hacía cuando eran adolescentes. Sin embargo se mantuvo callada, no debía ni quería preocupar a Mar. Era bastante lo que había sufrido su hermana gemela, como para hacerla sufrir más con sus problemas. No era bueno preocuparla en su condición.

- ¿Tu como estas? – hablo al fin.
- Mucho mejor, ya son quinientos días “limpia”, “despierta”, lúcida… - hacia las comillas con sus dedos, se encogió de hombros y sonrió con esperanza en sus ojos al pensar en lo que había logrado. Un año y cuatro meses sin consumir.

Lali estaba orgullosa y feliz por élla; por lo que estaba logrando. Nunca entendió como su hermana tan dulce, termino cayendo en el abismo de la drogadicción ¿Cómo paso? ¿Cuándo? ¿Por qué? “no debió irse lejos de nosotros”. Dejo de cuestionárselo a sí misma, cuando su querida y única hermana decidió cambiar. Así fue y así es, desde hace casi año y medio.

- 500 días!! – lo dijo con una sonrisa y una mirada de asombro. – Eso hay que celebrarlo! Que bueno que se me ocurrió traer esta torta de triple chocolate. – enfatizo cada palabra. Sabía que su hermana amaba esa torta.
- Ay como te amo Lali! Por eso eres mi hermana favorita! – tomo la torta de las manos de Mariana y camino con ella en dirección a su cuarto. Lali caminaba a su lado, mientras le peleaba que era su única hermana así que ese halago no valía.
- ¿Sabes? Si tuviera otra adicción, seria por el chocolate y cuando ya no me sea suficiente una simple barra, entraría la torta…. Creo que me moriría de un como diabético en un par de meses. – Mar soltó una risita. Hacía ya varios meses que se permitía bromear con lo que le había pasado. Había aceptado que todas las razones por las que cayó en la drogadicción, eran injustificables, ya que nada justificaba el hacerte daño a ti misma y a las personas que amas. Nada ganas con “volar” a las nubes, si al regresar te estrellas con más fuerza. Sin embargo, sabía que fue un error y que todas las personas que la amaban (sobre todo su hermana) no lo veían como nada más que eso: Un error. Por ese amor y confianza en élla, Mar peleaba cada día para estar mejor, excepto por una cosa: No era capaz de salir de esas 4 paredes y enfrentar al mundo real. Ese mundo, que durante diez meses de su vida, la vio subir y bajar tantas veces.
Mariana abrió la boca haciéndose la indignada y golpeo, suavemente, la cabeza de su hermana y esta solo volvió a reír. Lali se mordió el labio para no hacer lo mismo. La veía cambiada, más alegre, relajada, con…. Fe. Fe en sí misma.

- Deja de decir tonterías, Mar! Mira que si te mueres, no tendré nada que hacer los sábados. – ambas soltaron una carcajada. Otra cosa en la que eran iguales, además de su cara, pelo y tamaño (pequeñas de estatura, pero con un cuerpo lleno de curvas).
- Ay pobrecita! no tiene vida social!

Entraron al cuarto de Mar. Era de color lila y purpura. Hacia tanto que estaba ahí que logro conseguir el permiso para “personalizarlo, como parte de mi proceso de recuperación”. Argumento que los directores no pudieron pasar por alto aceptando su petición, con la condición de que al irse, debía volver a pintarlo en el mismo tono pastel que solía tener.

- Al menos Peter amaría la torta triple, así le dejaría al “amor de su vida” toda, todita para él. – Lali trato de disimular con una sonrisa, el dolor que le causaron las palabras de su hermana. Era la segunda semana que no sabía nada de Peter, pero Mar no debía saberlo, así como tampoco sabía nada de la historia que Peter y élla, tenían en común.

- Peter me ama…. me ama y no querría verme triste. – La linda morocha de ojos oscuros y brillantes, lo dijo mas para élla misma, que para su hermana. Apenas logro sonreír y Mar la miro fijamente, notó algo raro en sus ojos, pero prefirió ignorar su mirada nostálgica. Su hermana hablaría cuando esté lista, siempre era así.

Pasaron la tarde entre risas e historias de los pacientes (ahora amigos de Mar) y las noticas de “afuera” de Lali. Algún día, Marianella permitiría que alguien más que su hermana, la visitara o mejor aún, sería capaz de salir de ese encierro que élla misma propició y en donde parece querer quedarse. Solo permitía la entrada a la única persona de quien nunca ha podido separarse (ni siquiera en el vientre de su madre), su hermana gemela.

- ¿Vas a volver pronto? Me abandonas por otro que ni siquiera conozco! – hablo Mar, fingiendo indignación.

- No lo conoces porque no me dejas, Mar!
- Ya te dije que no voy a conocer el amor de tu vida por una foto o por el teléfono y no da que el primer encuentro sea en este lugar tan…. Sin sal. – hizo una mueca y rió porque amaba ese lugar “sin sal”. Ahí mejoró, ahí cambió.
- Bueno listo. Algún día. – Mariana, quiso cortar la conversación. Tenía miedo de que su hermana por fin se animara a conocer a Peter ¿Qué le diría?

- Si, algún día…. ¿Le llevas esto? – tomó un recipiente que estaba sobre su mesa de luz y se lo entregó a Lali. – Dile que así de mucho me cae de bien, que comparto mi triple chocolate con él. – saco su lengua y le guiño un ojo a Lali. Ella rió porque Mar parecía un icono de Messenger.
- Ehh…. Si, dale yo se lo doy. – lo tomó de sus manos y se despidió de su hermana con un fuerte abrazo.
- Te amo, no lo olvides.
- No podría, Lali. Eres lo mejor que tengo y mi mejor momento de la semana. – sonrió con dulzura.
- Cuídate ¿sí? Tenemos que ir por la torta triple chocolate de los seiscientos días y…… prométeme que esa la comeremos en el parque de la esquina al menos.
- ¿Hay un parque en la esquina?! –Dijo sobreactuando su asombro. Definitivamente, Mar estaba cambiando y a Lali le gustaba que, ése humor que antes tenía, volviera a ella como un boomerang “lo bueno vuelve” pensó. Mar sonrió y le lanzo un beso a Lali, al verla salir de la habitación.

- Si la vida fuera como el triple chocolate... La amaría tanto! – volvió a reír, esta vez sola en su habitación.

Lali hizo su recorrido en el auto con el trozo de torta en el asiento del copiloto. Pensó en las veces que Mar le enviaba cosas a Peter y como le gustaba ese gesto de su hermana. Le hacía sonreír. Recordó como Peter, siempre quería comer un pedazo de esa torta de triple chocolate y ella nunca lo dejaba.

- Es para Mar, Peter. Es su favorita y es solo para élla. – le decía mientras se llevaba la torta a la cocina y Peter la seguía haciéndole puchero.
- No sé porque no me dejas comer, si mi cuñada me ama y me va a mandar un buen pedazo después. ¿Qué diferencia hay que sea ahora y no luego? – la miraba con su sonrisa de lado y élla entrecerraba los ojos.
- Cero ego lo tuyo. Eso lo decide élla. ¿Qué te piensas que nos tienes compradas? – Lali se mordía el labio y se hacia la superada.
- Tú me amas y comparten genética, por lo tanto las dos me aman. Ni siquiera la conozco, porque es una terca, aclaremos eso, y ya me manda regalos. ¿Ves? Es genética. – Peter la abrazo por la cintura y le robaba uno que otro beso, todos llenos de devoción y ternura.
- Igual, la razón de mi vida eres tú así que no te preocupes. – Peter la besaba y élla reía. Trataba de tomar la torta, pero Lali siempre reaccionaba a tiempo llevándose el triple chocolate con élla.

Pero lo que Lali más recordaba y la hacía sonreír era la cara de burla de Peter, cada vez que élla volvía a casa con un pedazo de torta para él, “que lindo el amor, es triplemente dulce, como MI torta de triple chocolate ¿viste?”

Lali, ahora, estaba en su departamento como cada sábado pero la diferencia era, que esta vez, nadie esperaba por ella y ése trozo de torta no acabaría siendo engullido por nadie. Seria tirado al cesto de la basura entre lágrimas por un recuerdo y un amor que, a diferencia de otros, élla no puede ignorar ni olvidar. – Me estoy muriendo mi amor. – dijo apoyando sus manos sobre la mesada y cerrando sus ojos con fuerza en un último intento de no derramar más lágrimas… Falló. Camino hacia la sala y apago la única luz, en todo el departamento, que permanecía encendida. – me estoy muriendo. – Murmuro.





Listo! aqui esta el capitulo Nº 2 tratare de emparejar rapido con los capis del otro foro pero es que el capi 12 se esta poniendo rudo para salir jajaja

espero les guste!!! está es la presentación de Mar en la historia.(como ya sabian las que ya han leido este capi) En el proximo pues se sabe, vuelve Peter. Espero les guste de verdad esta historia.... a mi ya me gusta. los proximos creo que para ustedes son mas lindos!! y bueno, me retiro y espero sus comentarios que me animan a escribir mas y asi subirles mas! (tomenlo como indirecta si quieren jajaja)

PD: MAR Y LALI SON UNA COMBINACION DE MI MISMA (ya lo dije al empezar a subir la nove pero lo repito. Cada una tiene algo de mi personalidad, mi profesion, mis gustos, mi forma de pensar, mi forma de ser y hasta lo que quisiera cambiar (excepto por lo de drogadicta eso no lo quiero jiji)y parte de mi vida diaria y algunas anecdotas asi que me conoceran un poquito por medio de ellas!

PD2: PARA USTEDES MI QUERIDO CEI

AH YA SE DARAN CUENA DE QUE HABLO MUCHO Y AMO! LOS PARENTESIS!! JAJAJA ahora si me voy

GENIAS LAS QUE LEEN MIS COMENTARIOS KILOMETRICOS POR ESO LAS QUIERO TANTO!! JAJAJA

AS ALWAYS: ENJOY!

LAS QUIERE SU QUERENDONA, MARYA! Razz

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Florr
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 8:14 pm

Ya se que soy una genia, pero igual gracias (me leí tu comentario kilométrico)
Aaaaaaaaaaaaaaaaamoooooooooooooooooo esta novel ay lo sabes, y para mi que Lali tiene más de vos que Mar, Lali es vos personificada !
Quiero mas mas mas mas massssssssssssssssssss (en el otro foro jiji)
Te quiero muchisissimoo
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lillyana
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeVie Ago 19, 2011 9:18 pm

quiero mas EN ESTE FORO, me oiste flor?, va para vos.jajajajjaja este si no es mucho pedir me la adelantas hasta donde ibamos porfavorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr. ya lo se si soy atrevida, aparte de q te venis acá para q hacerme feliz te pido mas.jajajajjajaj dal, dale, dale
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sweetmarya
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeSáb Ago 20, 2011 3:41 pm

Capítulo III

Nube Diez





Era un lunes, a las ocho de la mañana, cuando decidió levantarse. Hacía diez días que no hacía más que dormir y visitar médicos en el hospital. Sufría intensos dolores de cabeza y más de una vez (por no decir a diario) reemplazaba las drogas que solía tomar por jarabe para la tos, e incluso morfina y todo tipo de sedantes (que logro conseguir de manos de una enfermera bastante corrupta), todo combinado con un viejo amigo en la lista: Alcohol. Solía beber (todos los han hecho alguna vez) pero ahora, era más seguido y en mayores cantidades. No entendía porque necesitaba tomar de estas sustancias para sentirse “bien”, “completo”… “feliz”. Era como viajar a las nubes. Visitar la más alta. Pero por alguna razón, era distinto, sabía que era distinto a las sensaciones que pudo sentir antes y tenía razón.

La droga que Peter, solía consumir le producía un estado de “inmunidad” de “placer”. No sentía dolor, no sentía penas ni culpas. Estaba más allá de lo imaginable; arriba de todos, estaba en la nube más alta. Sentía la adrenalina correr por sus venas y prácticamente podía palpar la euforia con que su cuerpo y corazón respondían a cada movimiento era como estar en las nubes y caer. Era subir al cielo y bajar en caída libre. Sentir el aire alrededor, la rigidez de tu cuerpo, los latidos de tu corazón desenfrenados y olvidar todo. Eres invencible mientras dure el efecto. Sentía placer, excitación. Definitivamente era subir a la más alta de las nubes, era estar en la nube diez.

Ahora era distinto. Seguía olvidando, pero realmente, quedaban pocos recuerdos en su memoria para olvidar. Aun podía “dormir”, aun podía llegar al cielo. Seguía teniendo un lugar en la “nube diez”, pero ahora, no había placer ni emoción. Solo un estado de sedación. No había caída libre, pero no importaba siempre y cuando llegara a las nubes.

- Peter. – Diego, asomo su cabeza. – ¿Estás listo? Es hora. – y realmente era la hora de que Peter enfrentara al mundo y mirara al cielo sin una gota de adictivos en su sistema. Era hora de mirar las nubes sin llegar a ellas.

- Si estoy listo…. Papá. – trato de sonreír pero solo salió una mueca. Peter, tomó su equipaje y salió de esa casa de campo que lo había albergado las últimas dos semanas. Esa casa de donde no quería salir sin entender porque.

Subió al auto en compañía de su padre y Miranda, la compañera de vida de su papá, desde hacía diez años y quien ejercía el papel de madre desde hacia ya, un año. Él la recordaba pero solo a ella y de nuevo, no sabía porque.

Mientras iba en el auto, miraba por la ventana y veía todo lo que dejaba atrás. Miró al cielo y contó las nubes, al llegar a diez sonrió nervioso. Dejaba atrás a su “nube diez”.

– ¿Y ahora qué? – dijo para sí mismo.

El auto se detuvo delante de una enorme reja. A su lado había un gran letrero que rezaba: “Centro de rehabilitación, San judas, porque nada está perdido”.

¿Cómo te curas de algo que no recuerdas haber tenido? Pensó Peter.
- ¿Cómo comenzó esto? ¿Cómo llegue a esto?

- Encontraras tus respuestas cuando llegue el momento, hijo.- trataba de darle la palabra justa a Peter pero, en ese momento esas palabras no existían.

- Te amo no lo olvides. – Diego, lo abrazo largo rato. Para él, no era fácil desprenderse de su hijo. Dejarlo en manos de otro porque no cuentas con el tiempo ni las armas para ayudarlo. Nunca tal impotencia se comparará con nada. ¿en qué fallé? o ¿será que fallé en todo? Se preguntaba Diego, cada mañana y cada noche.

- Cuídate mucho ¿sí? Y llámanos si necesitas algo… que te podamos dar. – Miranda no era su mamá, pero lo vio crecer y madurar. No podía creer que era su Pitt el que ahora, estaba por dejar en ese centro. Acaricio su mejilla y besó su frente. Lo abrazó con fuerza y susurró en su oído. – La vas a encontrar y ese vacío se irá. – se separo lentamente y lo miró a los ojos aun acariciando su mejilla y su pelo. – Élla te llevara a la decima nube y nunca bajarás de ahí. – Peter la miro confundido. ¿Qué quería decir? ¿Cómo sabia que sentía que le faltaba algo? Sabía que no valía la pena preguntar. No obtendría respuesta alguna. Sonrió apenas y asintió con la cabeza. Se dirigió a la entrada y dedico una última mirada a su familia. Antes de adentrarse a ése edificio, prácticamente gemelo del que tenía a su lado.

- Hola soy Juan Pedro Lanzani. Vengo a… internarme. – le dijo, con vergüenza, a la enfermera que solo sonrió.

- Un placer soy Estefanía, pero todos me dicen Ana. – Peter, frunció el ceño ¿Qué relación había entre Estefanía y Ana? - Y si, se quién eres y te estábamos esperando la semana pasada. – élla sonrió y le dedico una mirada dulce a Peter, quien la miraba apenado.

- sí, perdón no…. No estaba…. Listo. – la enfermera asintió y lo acompaño a su nueva habitación. En el recorrido le mostraba cada rincón de las instalaciones y de las distintas actividades al aire libre que podría realizar.

- Como ves, la idea no es que te quedes entre estas cuatro paredes. Debes seguir adelante Juan Pedro. – tomó su mano y sonrió. – tendrás citas con el psicólogo todas las tardes. Puedes ir a su consultorio o si no te sientes muy bien puede venir él acá.

- ¿Porque no me sentiría bien, como para caminar unos metros? – estaba confundido. Ese lugar parecía un campamento, aunque sin mucha vida.

- Ya lo entenderás Juan Pedro. – volvió a sonreír. – estamos aquí para ayudarte, no lo olvides. Al final, te sentirás mejor y tu vida también mejorará. Debes hacerlo por ti y por las personas que te aman y amas. El estomago de Peter, se revolvió al escuchar esas últimas palabras.

- Cuando comiences a estar mejor, las citas con los médicos y psicólogos irán disminuyendo, eso te lo puedo prometer. Si necesitas algo o tienes algún problema, el que sea, no dudes en llamarme. – le señalo el botón a un lado de su cama. – bienvenido Juan Pedro, espero que tu estadía, en este lugar, sea lo más corta posible. – volvió a sonreír y lo dejo solo.

Peter, miro por la ventana y luego la cerro para quedarse en la total oscuridad, como en la estaba sumido desde hacía más de una semana. Ya no quería mirar más al cielo. Debía buscar otra “nube 10”. Una que no lo hiciera caer pero…. ¿Dónde estará?

- ¿Juan Pedro Lanzani? – un Medico bastante apuesto y de aspecto relajado (además de que se veía muy joven) entró a la que de ahora en adelante, sería la habitación del morocho.

- Sí, soy yo.

- Un placer, yo seré tu psicólogo de ahora en adelante y me encargare de que tu estadía, en este lugar, sea lo más corta posible. No como otras que no se quieren ir. – revoleó los ojos y sonrió. – discúlpame, no te dije mi nombre. Soy…

- Doctor L. – la simpática y joven enfermera de ojos soñadores apareció. – un paciente lo espera… Dice que anoche alguien le hablo. – susurro nerviosa. Aunque, era común alucinar en casos de abstinencia de algunas drogas, no era algo que podía ignorarse.

- Ok. Ya voy para allá. – la enfermera asintió, le dedicó una sonrisa amable al chico y salió del lugar.

- Eh bueno Juan Pedro ¿Dónde estábamos?

- Doctor L. ya escuche.

- Si todos me dicen así, aunque no sé porque. – el sonrió “todos, en este lugar, sonríen demasiado” pensó Peter. “yo no tengo muchas ganas de seguirlos”

- ¿Has consumido algo más estos días?- el doctor interrumpió sus pensamientos. - ¿además de lo habitual?

- Supongo. – Peter miró el piso apenado.

- Juan Pedro, lo primordial en estos casos, es que aceptes el problema y seas sincero contigo mismo. – lo miro directamente a los ojos. – de lo contrario, nunca podrás estar completamente bien. Dime, ¿has consumido algo más?

- Sedantes… muchos… y alcohol…. Mucho también.

- Es normal. Lo típico. No has sufrido las fases de abstinencia, entonces y eso es lo que vas a experimentar, ahora…. – lo miró a los ojos. – estamos para ayudarte, Juan Pedro y nos dudes en llamarnos. Debes ser fuerte… recuerda… no es tan malo como tu mente, te hará creer.

- Supongo que dejare de ver el cielo… - ironizo.

- El cielo está, solo que de otro modo. – le siguió el juego. Era lo mejor en esos casos. Además él lo entendía.

- Si, lo sé. Encontraré mi “nube diez”. Y será mucho mejor. – sonrió por primera vez en la última semana. El doctor se retiró y Peter volvió a quedarse solo. Inmediatamente comenzó a sentir una enorme ansiedad, su cuerpo se agitó, se sintió furioso y a la vez, sentía una nube negra en su cabeza “soy una basura, esto es una basura”. Pensó. Y así comenzaron las primeras 20 horas. La primera fase de abstinencia comenzaba y su cuerpo pedía a gritos subir a su vieja “nube diez”.
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sweetmarya
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeSáb Ago 20, 2011 3:56 pm

Capítulo IV

Sus Ojos



- Mar! ¿Qué haces?! – la enfermera corrió hacia élla.

- Nada malo Hoppy, lo juro!

- ¿Cómo no? Le estas pegando a Vale! – la levantaba del piso para quitarla de encima de su amiga.

- Ay tampoco la voy a matar! Son unas cachetaditas, nada más. – dijo aguantando la risa. Hoppy la miro con los ojos entrecerrados y aguantando las ganas de reír. Mar cada día, se volvía más ocurrente y todos se alegraban por eso.

- Me dañas la escena Hoppy! – grito Vale, desde el piso.

- ¿Cuál escena? ¿Qué están locas?

- No ahora inhalamos kerosene.. – ambas soltaron una carcajada.

- Algo con más clase, Mar. Al menos pega de zapatos.

- O el maldito ibuprofeno que nunca me hizo nada. – Mar revoleó los ojos.

- Ah! Bueno… ustedes me van a matar. – dijo la rubia, enfermera. – me van a decir ¿Por qué Mar, quería matar a Vale?

- No la quería matar! Peleaba por Pablo! – dijo la única morocha de las tres, mientras levantaba los hombros, restándole importancia a lo que dijo.

- Sip. Y no me llamo Vale, soy Flor.

- O Floo para mí. Peque para el resto. Es una nena ¿viste? – Mar, le pico el ojo a Hoppy y paso su brazo por los hombros de su amiga.

- ¿pueden dejar de cambiarle el nombre a la gente, chicas? La pobre Tefy, está confundida ya. – dijo la enfermera tratando de no reír. No lo consiguió. Ya se presenta como Ana en la recepción y volvió a reír.

- Es que, tiene cara de Ana! Las Estefanías son gritonas. Las Anas, son como mamás y élla es nuestra mamá. Un poquito, fantasiosa pero garpa.

- Exacto. – agrego Vale (Flor o Floo) – pero la que sí, no tiene cara de Florencia, soy yo nena ¿Qué te pasa? Re contra común el nombre.

- ¿En dónde?! – Mar abrió los ojos como platos.

- En mi país! Creo que, cada tres de diez chicas de mi ciudad, se llama Florencia. Hasta mi mejor amiga se llama Flor!

- ¿Qué yo no soy tu mejor amiga? Listo me ofendí. ¿sabes quién va a ser la mala de tu novela? Mary Jane querida! (marihuana, aclaremos) - a todas estas, Hoppy, solo sonreía. No podía creer que ellas fueran las mismas chicas que, meses atrás, vivían encerradas en una habitación llorando, gritando, temblando y pidiendo la muerte como consuelo. Como única salida.

- Ay pero que celosa! Tú también eres mi mejor amiga! Y gracias pero, a Mery Jane, la quiero bien lejos. – abrazó, con fuerza a Mar, quien sonrió por su amiga. Su historia era fuerte, triste…. y solo era una nena.

- Igual te quedas Flor…

- Ok… Flor…. Mar, no se maten ¿sí?

- Pero me quiere quitar a Pablo! La tengo que matar!

- Perdóname querida pero yo no sabía que TU Juan Pablo, era MI Juan Pablo!

- Listo me voy, mátense mejor. – Hoppy rió y les dio la espalda para irse. – pero no manchen la alfombra chicas! Miren que reunión grupal, este fin, será acá.

- Ok.- dijeron juntas.

Era martes, 8am. Mar se levanto temprano. Más bien no durmió casi nada. Le pasaba, a veces. Se sentía inquieta, angustiada. No era nada grave pero tampoco nada bueno. Se vistió y pidió permiso para salir del edificio “Santa Beatrice” (Santa de la pureza del cuerpo y la mente), donde se encontraban todas las pacientes femeninas y poder cruzar el muro de piedra rodeado por plantas que las separaban del edificio (gemelo) “San Felipe” (Santo de las depresiones),hogar de los pacientes masculinos. Necesitaba hablar con alguien sobre “el monstruo” (así lo llamaba élla) y su intento de volver.

- Hola Tefy. – Mar sonrió con burla.

- ¿Ahora me dices Tefy? ¿después de que todos me dicen Ana? Hasta yo me presento como Ana! – dijo en tono de reproche divertido, la enfermera de los ojos soñadores. Mar soltó una carcajada.

- Culpa a Hoppy, que me regaño por cambiar nombres. Pero, para mí, tienes cara de Ana. Nana para mí. – le guiño un ojos y sonrió.
- ¿Qué quieres Mar? – dijo Ana. (o Tefy o Nana) con una sonrisa, solo para su “paciente favorita”

- Vengo a hablar con el Doctor “L”.

- ¿paso algo? – Ana trataba de mostrar indiferencia, pero le preocupaba que Mar lo buscara.

- No, solo…. No pude dormir. Creo que es culpa de Lali, extraño su triple chocolate. – dijo tratando de ponerle humor al momento. Ana (o Tefy o Nana) sonrió.

- Te vas a morir de un coma diabético.

- ¿Ves? Yo le dije eso y no me creyó. – ambas rieron.

- Anda. Está en el pasillo. Creo que estaba con un paciente paro ya va a salir o ya salió. Igual, cuando vea a su paciente estrella, te atiende. – Ana volvió a reír y Mar le saco la lengua.

Marianella caminó por los pasillos, tratando de encontrar al doctor “Lindo, hermoso” como le decían cuando él, no estaba. Pero se detuvo en seco al escuchar unos golpes. Se paró y afino el oído. Escucho alguien llorar al final del pasillo. Camino hacia allá y se detuvo en la habitación de donde provenía el ruido. Se atrevió a tocar la puerta y nadie respondió.

- ¿Hay alguien ahí? ¿hola? ¿estás bien? – Mar se asustó. Sabía de lo que “las personas con su problema”, eran capaces en un momento de desesperación. Así que sin pensarlo, entró al cuarto y encontró a un chico más o menos de su edad, tirando todo lo que estaba sobre su mesa de noche, mientras lloraba en silencio. No gritaba, no hablaba. No podía. Mar corrió hacía él y tomo sus manos.

- Hey! Hey! Para! Para! - El chico mantenía los ojos cerrados.
Coloco sus manos en su cabeza y se dejo caer al suelo. Mar se arrodillo frente a él. – está bien… va a estar todo bien…. Va a estar todo bien, te lo prometo…. Vas a estas mejor. – Mar pasaba sus manos por los brazos, pecho y rostro del chico. Trataba de calmarlo con caricias. Peter miraba fijamente al suelo, tratando de calmar su respiración y sus lágrimas.

- Soy una basura…. – susurró. – me voy a morir… Me quiero morir… Siento que estoy cayendo… – decía en susurros apenas entendibles.

- No! No! Vas a estar bien. – Mar lo miraba con lágrimas en sus ojos. Alguna vez, élla se vio así y fue Lali, quien se arrodillaba frente a élla. Sentir tanta desesperación por ver a un extraño en esa situación, le hacía preguntarse por el tamaño de la angustia que debió sentir su hermana. “que idiota fui. Que idiotas somos”. Pensó.

- La necesito para estar bien. – le dijo. Mar entendía de que hablaba. Maldita droga! Te hace creer que sin élla no puedes seguir.

- No! – dijo con rabia. – no es verdad. No la necesitas. Nunca la necesitaste y no lo harás. Eres fuerte, puedes seguir. No dependemos de élla. Vivimos sin élla antes y podemos volver a hacerlo. No te rindas! Es solo el comienzo. Todo será mejor, te lo prometo. – Mar acaricio las rodillas del morocho, con la palma de sus manos.

- Gracias. – le dijo y levanto su mirada. Los ojos de ambos se encontraron y Peter se quedo inmóvil. Esa mirada. Esos ojos brillantes resonaron en su cabeza.

- Esta… está bien… sé lo que sientes… - Mar agacho la mirada. Los ojos del morocho, atraparon los suyos. – al menos no estás amarrado.

– dijo sin pensar.

- ¿Qué? – Dijo Peter confundido, olvidando por un momento, la sensación de… paz que le provocaron sus ojos.

- Nada cosas mías, olvídalo.

- Juan Pedro, ya es hora de… - El doctor se detuvo al ver la escena: el cuarto desordenado y una Marianella y un Juan Pedro, tirados en el piso. Ambos con los ojos húmedos.

- Vaya… habrá más síntomas de lo que creí. – miraba la ventana con el semblante serio.

- Mar ¿necesitas algo? ¿es urgente? Me dijo ANA que me buscabas… Espero pueda esperar. Juan Pedro, me necesita ahora. – se arrodillo a lado de él. – hey… – susurró. – mírame amigo. – Peter lo miró y luego miró a Mar. El doctor le sonreía y Mar trataba de hacerlo, pero su mirada era triste. Recordó una mirada de este estilo en esos mismos ojos y se le estrujó el corazón.

- Vas a estar bien. Te vamos a ayudar. – el doctor miró a Mar, como si quisiera saber si lo necesitaba para algo importante. Pero, ni Mar ni Peter, despegaban sus miradas. Marianella reacciono y miró a su doctor y amigo. Sonrió.

- ¿sabes qué? Ya estoy bien. El me ayudo. – señalo al chico de ojos avellana. El doctor “L” sonrió y asintió. – Me alegra. Así me quitan trabajo de encima. – palmeo la espalda de Peter.

- Te juro, por mí mismo, que te voy a sacar de este hueco donde estas, Juan Pedro. – lo miro fijamente. Mar sonrió por la firmeza y la convicción de las palabras de su amigo (y psicólogo). Sabía que cumpliría. Siempre lo hace.

Esa noche, Peter y Mar, estaban en sus habitaciones respectivas. Otra noche en la que Marianella, no podía dormir. Pero, la razón era otra. Mar se levanto y miró por la ventana. Luna llena “como los ojos del morocho” pensó.

Peter dormía desde la tarde. “otro síntoma” pensó el doctor, que se asomaba cada dos horas a su habitación. El chico despertaba cada tanto. Aunque seguía con hipersomnia (excesiva somnolencia, necesidad de dormir todo el tiempo) el despertar era constante. Lo raro era, que al dormir, sus sueños y lo primero que veía en su cabeza al despertar, se resumía a lo mismo: “sus ojos” pensó y volvió a dormir para soñar (o recordar) con una chica de ojos oscuros, brillantes, que le decía “si” sin él, saber a qué...

“sus ojos”





Sorry chicas pero se tenian que ver!! ya lo saben y ya las que leian saben por donde va la cosa..... Espero les guste y comenten!! El 5 ES HERMOSO!! (de nuevo ya muchas lo saben) al menos es uno de mis favoritos (y de mis amigas) COMENTEN! Y SUBO EL EL 5 Y 6!!

ya voy a terminar el 12 asi que esta noche o mas tardar mañana esta listo asi que quiero ponerme al dia en este foro para subirlos en los dos... o sea quiero comentarios!! si me pondre exigente!! jajaja


bueno como siempre: ENJOY!

Y COMO SIEMPRE PARA MI CEI LAS QUIERO MUCHISIMO CHICAS!!!




LAS QUIERE SU QUERENDONA MARYA! Razz

PD: PD2: AMO LOS COLORES JAJAJA
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lillyana
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeSáb Ago 20, 2011 5:55 pm

QUIERO EL 1222222222222222222222222222222222222, VOS VAS A HACER Q A MI ME DE UN INFARTO. SENTITE CULPABLE DE ESO.JAJAJA
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 2:05 pm

Capitulo V

De Todas las Maneras




Lali estaba en su casa, la noche del viernes. Veía una película, dramática, en la tele, mientras comía helado. No sentía ganas de salir ni de ver a nadie. Últimamente, simplemente no sentía nada.


Will Smith, estaba a punto de encontrar su tan ansiada felicidad cuando el timbre de puerta sonó. Se levanto con pesadez y abrió.

- ¿Qué haces vestida así?- una rubia alta, la saludo con un reproche.

- ¿Qué hacen ustedes aquí?- Lali respondió con otra pregunta.

- Buscamos a la persona más graciosa, elocuente, tierna y divertida ¿la conoces? Es que se nos perdió.- Lali solo los miro. - ¿podemos pasar? – finalizo Nicolás (o Nico) cuando vio que no obtuvo respuesta alguna a su comentario.

- Obvio chicos, pasen. - se aparto y sonrió con un mínimo esfuerzo. Así ingresaron Nicolás, María, Agustín, Belén, Daniela y Eugenia. Esta última entro despacio, tomando la mano de su mejor amiga. Élla sabía lo que estaba sintiendo porque élla misma sufría por su amigo. Como todos los demás “Pero no es lo mismo. No es el mismo dolor”. Pensó Lali. “Lo sé” respondió Eugenia, con la mirada.

- Lali ¿Qué haces mirando esa peli un viernes en la noche? Tienes que salir! Antes íbamos al cine al menos. Veías la peli pero con 100 desconocidos más. – sonrió Belén. Élla era así: Divertida, despreocupada, franca, fuera de lo común y le encantaba ser así.

- No chicos! Estoy re bien acá. Hasta tengo heladito ¿ven? – dijo Lali dirigiéndose, de nuevo a su sofá y levantaba el cuarto litro de helado de brownie, que sostenía con una mano, al tiempo que metía una cucharada del mismo en su boca.

- Olvídalo enana. Hoy vamos a salir, porque hoy, tenemos algo que celebrar. – dijo Agustín, tocándose el pecho. – hoy este nene que ven acá, con esta pinta, esta cara tallada a mano.- señalaba casa parte de su cara y cuerpo. – hoy! es un hombre.- sonrió, agrandado.

- ¿Qué ya debutaste? Para… ¿Qué ya no habías debutado a los 17? ¿y todas las tipas de los boliches. Me estas cargando?- Nico era un bruto gente.

- Cállate Nico! – María era la mejor para hacerlos reaccionar.

- Listo. era un chiste. – sonrió y Lali comenzó a reír. Todos se miraron y sonrieron.

- A ver Agus… ¿Por qué eres un hombre? – dijo élla con una sonrisa, aguantando las ganas de burlarse de su amigo.

- Porque tengo trabajo nena! Por fin este súper genio de la computadora, va a jugar a ser el hacker de la playboy. – todos comenzaron a reír a carcajadas, incluyendo a Mariana.

- Por eso estas solo querido! – Daniela se burlaba de él.

- Que bueno, Agus. Como le alegro en serio. – Lali sonrió y abrazo a su amigo. Agustín la levanto del piso y la abrazó con todas sus fuerzas, por largo rato, cerrando los ojos. Consolándola sin decir nada. Lali sabía que ese abrazo era por algo más que ése trabajo, pero se dejó consolar… No había dejado que nadie la consolara, hasta ahora “Tan de Mar” pensó, recordando esa misma actitud en su hermana. La diferencia, es que ella no contaba con Marianella para oírla. No podía. Se separaron y fue el turno de Belén y su espíritu libre, de hablar.

- Suficiente de zalamería, chicos. Es hora de fiesta! – y movió las caderas para afirmar sus palabras.

- Buenísimo! Que les vaya bien, chicos. – Mariana volvió a su sillón y metió otra cucharada del helado derretido, en su boca.

- Olvídalo Lali. Bórralo. Borra de tu esquema de pensamiento, que te va a quedar aquí. – Daniela estudiaba psicología y los molestaba siempre con su tecnicismo mental, como le decía María.

- No Daky! ¿y si van ustedes y mañana me cuentan? – y su mejor cara de inocente salió a flote.

- Pollito. – Eugenia habló, por primera vez en todo ese rato y con una sola palabra (ese apodo entre ellas) la descolocó. – tienes que salir, despejarte. Nada va a cambiar, Lali. – la miraba a los ojos – tienes que seguir. – y apretó fuerte su mano. Mariana se quedo con la mirada fija en sus ojos y al sentir el ardor de las lágrimas en ellos, bajo la cabeza. Todos se quedaron en silencio, esperando.

- Está bien. – dijo Lali respirando profundo. – salgo pero nada demasiado exagerado. – apunto con el dedo a sus amigos y entrecerró los ojos. Todos sonrieron.

- ¿De verdad trabajaras para la playboy? – dijo, Nico con emoción y los chicos le golpearon la cabeza. Lali rió y fue a arreglarse.

- ¿Tú crees que si ese fuera mi trabajo, estaría celebrando con ustedes? – dijo Agustín a Nico, en todo confidencial. Ambos rieron.

10 de la noche y un bar karaoke. Excelente combinación para un viernes en la noche. “Drinky Bar” los esperaba con el micrófono abierto y un par de copas. Era relativamente temprano y el lugar no tenía tanta gente. “perfecto” pensó Lali, que seguía sin muchos ánimos de nada. Solo estaba ahí para complacer a sus amigos, aunque en el fondo, sabía que Mais (María Eugenia) tenía razón: debía seguir con su vida pero no podía, no quería. No sin él.
Lali pasó la noche entre risas. Se descubrió a élla misma, hablando y riendo con sus amigos. Hasta se sorprendió de subir al escenario en compañía de sus amigas para cantar “Girls just wanna have fun”

- Ok vamos a cantar esta canción, para todos los hombres – dijo María en el escenario.

- Chicos gracias a ustedes tenemos con que divertirnos-. – dijo una irreverente Belén. Le parecía fascinante, el pensamiento y actitud de su amiga.

- Igual también tiene su lado bueno. Nos demuestran que a la final, tanto, no los necesitamos.- Daniela se sumaba.

- Si. Las chicas, solo queremos divertirnos. – Euge o Mais tenía una sonrisa picara. Y así, Lali dio comienzo a la canción y de hecho, la siguió. bailo y salto en compañía de ese grupo de locas que conformaban una amistad de años para élla, mientras sus amigos, gritaban bajo el escenario, que podían divertirse con ellos. Como si eso fuera cierto….

Una de la mañana. Mariana comenzaba a cansarse. Solo quería ir a casa. Decidió despedirse y volver a su apartamento, cuando un rubio tomó el micrófono.

- Ujum jum. – aclaró su garganta. Tomo la guitarra que le ofrecía un chico desde abajo del escenario y miró al público.

- Ok esto es algo un poco trillado pero… tengo que decirlo de alguna manera. Lali se sentó para oír. Grave error… - Helena. – y la mirada del rubio fue a dar a una castaña que estaba acompañada por un grupo de amigos. Se miraron. Élla se veía sorprendida- Te amo. Esto explica mejor como te amo…. De todas las maneras.- la guitarra comenzó a sonar y todos se quedaron en silencio. Lali miro a la chica. Estaba estática tratando de no llorar. “está feliz” “maldita sea!” pensó Lali y otro recuerdo, ahora, solo de élla, volvió a su mente.

Jueves 12 am. Noche de amigos. El bar “friends” es el elegido. No daba ir a un boliche un jueves.

Las chicas bailan, los chicos beben y la banda toca. De repente la música para. Miran confusos al escenario y los ojos de Lali se encuentran con los de Peter. Esta sonriendo y a Mariana se le acelera el corazón.

- Ok. Hola soy Peter y estoy enamorado. – sonrió. – perdón por detener la fiesta pero los juro que solo será un momento. Emmm…. Ok les explico. Son las 12:02 minutos de la noche y oficialmente ya es 24 de junio. O sea, que estoy cumpliendo cuatro meses de noviazgo. Se preguntaran porque les digo esto. – tomó el micrófono en sus manos y caminó sobre el escenario. – muy sencillo… más o menos. – volvió a sonreír. - hace cuatro meses que estoy de novio con mi mejor amiga. Élla niega que es romántica pero yo sé que si, porque le encantan las novelas de amor y yo lo sé porque soy escritor o intento serlo y siempre me pide que escriba una novela romántica. Aun no lo he hecho, pero si me vuelve a mirar con esos ojos brillantes… escribiré nuestra historia. pero para que sea romántica, nosotros debemos serlo. Mariana o La, como solo yo le digo, ojo. – todos rieron. – es ésa morocha hermosa que esta allí en el medio de la pista. – Lali no sabía dónde esconderse. Se moría de la vergüenza pero no quería perderse ningún detalle de la declaración de su novio.- ojo que es solo mía, repito. – volvieron a reír. – es profesora de idiomas, chicos y es un amor de profe. Yo le digo que está loca para ser profesora y su mejor amiga me apoya, pero ella lo ama. Yo por mi lado estudie literatura y me especialice luego en sociología. Soy genial, aunque élla no lo admita y aunque, no tenga nada que ver profesor con escritor… estamos juntos y nos queremos. – la miró y sonrío. – así que pensé en darlo algo especial en nuestro día, porque se lo merece. – lo miro con profundidad. – se merece el mundo. - Mariana no dejaba de sonreír. – y dije: ¿Qué hago? ¿canto? Naaa. Muy trillado ¿bailo? Olvídenlo chicos. – y miro a sus amigos mientras negaba con la cabeza. – puedo escribirle algo. Soy escritor ¿no? Pero, ahí pensé algo que tienen en común nuestras carreras: la lectura. Así que, tomé el poema favorita de mi La. Ese que adora y es en inglés antiguo.- rodo los ojos. – y lo aprendí para élla y élla sabe que vale más el gesto de aprenderlo en inglés que subirme aquí a hablar como una cotorra y recitarlo en frente de todos. Soy fatal en inglés! – rodo los ojos otra vez y todos rieron con él.- Te amo La y es la primera vez que te lo digo, así que, déjame contar las maneras de cómo te amo.- se miraron a los ojos. Lali mordía su labio inferior y estaba roja como tomate. Escondió su cara entre sus manos y rió emocionada. Peter rió con élla y miro al techo y sin más lo recito para élla.

- How do I love thee? Let me count the ways.
(¿De qué modo te amo? Déjame contar las maneras.)
I love thee to the depth and breadth and height my soul can reach, when feeling out of sight
(Te amo hasta lo más profundo, ancho y alto que mi alma puede alcanzar, cuando me siento fuera de cualquier vista.)
For the ends of Being and ideal Grace.
(Por los fines del ser y de la gracia ideal.
I love thee to the level of everyday's most quiet need, by sun and candle-light.
(Te amo al nivel de ser mi necesidad diaria, con el sol y a la luz de una vela.)
I love thee freely, as men strive for Right;I love thee purely, as they turn from Praise.
(Te amo libremente, como el hombre que lucha por lo correcto. Te amo puramente como te transforma una alabanza.)
I love thee with a passion put to use in my old griefs, and with my childhood's faith.
(Te amo con la misma pasión que antes puse en mi dolor y con la fe de mi infancia.)
I love thee with a love I seemed to lose with my lost saints,
(Te amo con el amor que creí perder con mis santos perdidos...)
I love thee with the breath, smiles, tears, of all my life!
(Te amo con el aliento, lagrimas y sonrisas de toda mi vida!....)
and, if God choose, I shall but love thee better after death.
(y si Dios elige, te amare. Pero te amare mejor después de la muerte.)


Mariana se levanto de su lugar y corrió al baño. Por suerte estaba vacío. Cerró la puerta y recostó la espalda en ella. Se deslizo hasta el piso y lloró. Se arrimó un poco para poder alcanzar algo de papel y limpiar su nariz. Luego de unos segundos, sintió a alguien sentarse a su lado en silencio. La tomó de la mano y nada más. Lali estaba de lado con la cabeza pegada a la pared de azulejos. Hablo por primera vez.

- No puedo polli. No puedo. Juro que intento, pero no puedo.- se ahogaba en su propio llanto. – no puedo olvidar! Y quiero, te juro que quiero! – se enderezo un poco y toco su pecho con su mano libre.– pero no… me estoy ahogando, Mais! – el llanto, volvió. Eugenia la miraba sin decir nada. Élla también limpiaba sus propias lágrimas en silencio. Todos amaban a Lali y no podían verla tan mal. Pro también adoraban a Peter y sufrían por él. – yo sé que no puedo salvarlo. Lo sé. Pero al menos puedo estar con él. Yo lo amo. – apenas se oyó. El llanto no la dejaba. – no puedo estar sin saber si está bien, si está sufriendo. – paró para tragarse el nudo en la garganta. – yo le prometí estar con él siempre. Incluso antes de estar juntos y no me dejan cumplir…. Es mi amor, polli. – volteo para mirar a Eugenia quien tenía el rostro empapado en llanto, también. La miro a los ojos y un puchero se dibujo en su rostro. – es mi amor… - dijo en un susurro el cual fue suficiente para que, Eugenia la abrazara con todas sus fuerzas.

- Perdóname Lali. – le dijo la rubia. Lali no procesó. Solo lloraba. Si hubiera escuchado….

Sábado 9:00 de la mañana. Todos los chicos estaban entrando al edificio “Santa Beatrice” para su reunión de apoyo, semanal (esta semana le tocaba ser de anfitrión a las chicas). Todos menos Peter. Mar lo busco, entre la gente, durante las dos horas de la reunión, pero no lo encontró. Así que en un descuido de las enfermeras (gracias a toda la gente que salía) salió al jardín y escalo el árbol frente al muro para saltar al otro lado y buscar al “chico nuevo”. Entro por los grandes ventanales de la recepción del edificio “San Felipe” y gateó, por el piso, al llegar al área que ocupaba Ana (o Tefy o Nana). Logró llegar al pasillo y corrió a la habitación del morocho. Toco la puerta y nadie respondió por lo que abrió la puerta sin pensar, igual que aquella vez. Encontró al chico tirado en la cama de espaldas, mirando a la pared. Se sentó a su lado y calló. Solo un momento.

- ¿Estás mejor?- le dijo con una mirada preocupada. – me puedes decir. Créeme yo te entiendo. – acaricio su brazo el volteo y la miro. Sus ojos estaban rojos. Hacía días que no podía dormir, no Salía de su cuarto y no le importaba nada. Ni él mismo. Estaba sumido en la peor de las depresiones.

- ¿me puedes dejar en paz? – maldita irritabilidad.

- No. No puedo. No me preguntes porque, pero no puedo. Verte así… me hace mal. Nadie se merece sufrir así.

- Si lo merecemos. Nosotros decidimos meternos esa basura en el cuerpo y debemos sufrir las consecuencias.

- Pero nos justificamos… somos idiotas. Esa es mi razón ¿Cuál es la tuya? – lo miro a los ojos “esos ojos” pensaron los dos.

- No tengo idea. – Peter no recordaba muchas cosas, entre ellas como empezó este infierno. – pero creo que por la misma razón. – Mar asintió.

- No me gusta ver a la gente sufrir por culpa de la droga… - bajo la mirada. De repente miró hacia la ventana y sonrió. – ven conmigo. – Peter frunció el entrecejo. No saldría de ese cuarto. Estaba esperando la muerte ahí dentro. – dale ven conmigo. – salto sobre la cama. – si te quieres morir lo puedes hacer en cualquier lugar. Dale!- lo halo del brazo. – después te dejo en paz lo juro. – sonrió y lo tomo de la mano. Peter la miró. Sus ojos brillaban.

- Está bien. - Mar rió y Peter hizo su mayor esfuerzo por levantarse de la cama, de una vez por todas. Se sentía cansado y no pida apartar la idea de morir de su cabeza. Mar lo llevo al patio (a escondidas, ya que no podían verla ahí) del jardín de “San Felipe" y subieron al árbol gemelo (como todo en ese lugar) que estaba simétrico con el árbol del otro lado del muro. Juan Pedro se tambaleaba por la debilidad que le causaba la anorexia (otro síntoma), pero al llegar a arriba, se maravillo con la vista.

- Wow.

- Es hermoso ¿no? Puedes ver el lago y el “bosque” – rió.

- Es hermoso.

- Si…. ¿te sientes mejor...? – lo miró con curiosidad.

- Juan Pedro. – le dijo para que terminara su pregunta. – si gracias.

- Este es mi lugar…. Pero ahora, puede ser de los dos…. Bueno de los tres. Mi hermana lo conoce. – sonrió.

- ¿Hermana? ¿están aquí las dos?

- No! Jamás! Mi hermana es la mejor. No caería en semejante estupidez. – dijo con tristeza y admiración.

- La quieres mucho… - afirmó

- La amo…. De todas las maneras. – sonrió y Peter también.

- Yo quisiera amar a alguien… de todas las maneras. – y el silencio reinó otra vez.
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 2:18 pm


EN HONOR A CASI ANGELES!!


Capítulo VI

Papeles Sueltos





Mar y Peter, pasaron parte de la mañana y de la tarde charlando. Aprendieron que, compartir un lugar con alguien que, además compartía su dolor, les hacia bien.

- Así que eres hijo único. – dijo Mar, mientras le ofrecía un caramelo a Peter (el cual rechazo) y se llevaba uno a su boca.

- Si. No tengo hermanos…. A al parecer, tampoco mamá. Solo una madrastra y obvio mi papá.- suspiró. – ¿y tú?. – solo hizo una pregunta pero su mirada decía todo lo demás.

- Yo… pues ya te dije. Tengo una hermana. La amo. – Mar sonrió. No podía evitarlo cuando hablaba de Lali. – es mi mejor amiga. Nunca me dejó sola. Ni siquiera cuando yo no estaba aquí. - sonrió, recordando anécdotas pasadas.- cuando éramos niñas, nos mandábamos cartas. – rió. – yo iba al campamento de música y élla se quedaba en casa en la academia de artes: practicaba el piano y el violín pero le gustaba hacerlo en espacios cerradas. Yo estudiaba piano, composición y ballet. Amaba escribir y bailar; élla leer y tocar; las dos adorábamos tocar. – volvió a reír, al recordar aquellos días, se sentía vieja al hablar así. – así que nos tocaba estar lejos y nos llamábamos todos los días…. Cuando alguna se sentía mal y no atendíamos la llamada de la otra…. Nos mandábamos cartas. Era más fácil “hablar” sin mirar a la otra a los ojos.- su mirada estaba perdida. Sonrió. - es nuestra costumbre, aunque sea tonta.

- ¿Y tus papás?

- Ellos están, aunque yo no los dejo. – volvió a sonreír… con tristeza. – me da vergüenza que vean a su “prodigio” ahora. – hizo las comillas. Lo miro a los ojos. Peter estaba confundido.

- No entiendo. – negó con su cabeza. - ¿Por qué estas acá, Mar…. Digo… cuál es tu historia?

- Es muy típica en realidad. La mayoría de las personas, piensa que si eres drogadicto, es porque algo muy groso, traumático. – exagero cada palabra. – te pasó en la vida. Pero en realidad es solo porque quieres escapar de todo… sea lo que sea. – miraba sus piernas. Ya no estaban sobre el árbol. Permanecían sentados en la raíz, recostando sus espaldas en el grueso tronco. – esa es mi historia. Todo por escapar.

- ¿me quieres contar? – dijo Peter con toda la paciencia y amabilidad que podía. Sudaba frio y comenzaba a sentir fatiga. Mar asintió y miró al frente.

- Mi vida era la música. Amaba tocar el piano, y componer melodías. Amaba bailar ballet, dividía mi tiempo entre la música y el baile, todo clásico. – se recordaba así misma bailando frente a un espejo, con las canciones que élla misma componía.

- Mi hermana mi miraba bailar en un rincón, a veces. Me acompañaba con el violín. Ambas entramos en una escuela de música, cuando éramos niñas ¿sabes? – él la miró, sus ojos brillaban. – mamá toca el piano y papá compone… así se conocieron. Lo llevamos en la sangre. Solo que yo agregue otras cosas. – miró sus brazos y rozó con la yema de sus dedos, la parte de adentro de sus codos, acariciando sus venas.

- En fin cuando, Mariana creció. – Peter se tildó por un momento al escuchar ese nombre. Su estomago se revolvió pero, lo ignoro “maldita droga” pensó.- élla siguió tocando por diversión pero, para mí, era mi vida. Casi no tenía amigos, solo mi hermana, mi piano y mis zapatillas de ballet. Estudiaba en una escuela de arte. Participe en un montón de festivales. A los directores de otras escuelas, les parecía fascinante mi dedicación siendo tan joven. Así que ingrese a una academia a los 18 años, hasta que en un recital, donde bailé y presente mis composiciones, un tipo de la directiva de Julliard, me vió. Me ofrecieron ir a estudiar allá y lo hice. Grave error.

- ¿Qué era mentira? ¿no eran de allá? ¿te hicieron daño?

- Es más sencillo que eso y más tonto. Comencé bien pero, después no tanto. El nivel de exigencia era altísimo. Estaba en clases de ballet, piano y composición avanzadas. Me estaba volviendo loca pero, no podía renunciar. Era el prodigio de la familia… creo que nunca, Mariana y yo nos mandamos tantas cartas. – otra vez ese vacío para Peter. Él la miraba fijamente, no podía creer que alguien con tanto talento terminara así. – había una chica, Paula, siempre tenía energía. Se le ocurrían melodías increíbles. Una vez le pedí un consejo ¿Cómo podía inspirarme? ¿Cómo podía mantenerme dinámica, activa como élla? “solo vuela” fue lo único que me dijo con esa sonrisa tan cínica. Un día, nos quedamos hasta tarde practicando un baile para un recital. Estábamos agotadas. Élla tomó su relicario. – Mar sonrió con amargura. – un piano que se abría en la cola. Sacó unas pastillas. Ahí entendí porque siempre “volaba”. Fui una estúpida por aceptar probar una, pero. – volteo para mirar al morocho a los ojos. Los de Mar, estaban cristalinos. - tenía tanta energía de repente, incluso tarareaba melodías nuevas. Pensé “muchas lo hacen de vez en cuando. Si lo controlo como élla, tal vez no me haga mal”. Pero no pude… nadie puede. Esto te consume, te mata en vida. – movía las manos con desesperación. - dejas de ser tú. Dejas de vivir, de existir. Se vuelve tu dueño… tantas veces me quise morir. – limpió una lagrima insolente que salía para recordarle que aun estaba en guerra y que aun podía perder. Peter la escuchaba en silencio. Era como oír su propio yo gritarle todo lo que sentía y pensaba. Titubeó un momento y al final, paso su brazo por los hombros de Mar. La apretó fuerte.

- Te admiro mucho ¿sabes? – dijo sin mirarla. Élla miro su perfil sorprendida. – yo no podría reconocer todo eso. No todavía. Eres fuerte. – entonces la miró. – esto no va a ganar. Pero a mí. Es otra historia.

- ¿Qué historia? ¿Quién eras tú, antes de llegar acá?

- Si lo supiera, te juro te lo diría. – miró al frente otra vez. – hay mucho que no recuerdo de mi vida… entre otras cosas más. Entre esos recuerdos perdidos está como termine aquí. Sé que soy escritor pero que, últimamente, no puedo sostener una pluma en mi mano sin querer cortarme las venas con la punta.

- Eso sería un buen libro.- Mar rió. Peter no. – perdón no quise molestarte. Perdón.

- Está bien. – hizo una mueca que quiso pasar por sonrisa – lo único que recuerdo, de ser escritor, es un libro inconcluso. – enumero con sus dedos. – la idea de una novela romántica, Miguel Otero Silva (escritor venezolano) como fuente de inspiración y un poema en inglés.

- Se quien puede ayudarte con el inglés. – Mar rió.

- Esa es una de las cosas raras. Sé que dice el poema, incluso se pronunciar cada palabra, aunque no sea un poemo en inglés y no es el idioma normal. Es raro. – hizo una mueca y Mar otra.

- ¿sabes qué? Igual no importa. Porque estás aquí para ser alguien nuevo. Ya no serás Juan Pedro, ahora serás JP y nada más. – sonrió tanto como su cara lo permitía.

- ¿y con qué derecho me cambias el nombre a mí? – estaba serio “otra vez el cambio de humor” pensó Marianella.

- Con el que me da ser la más vieja en este lugar. Ojos que es por tiempo viviendo aquí y no por edad.

- ¿por ti es que el gafete de la enfermera dice Estefanía, pero todos le dicen Ana? - Mar soltó una carcajada.

- Tiene cara de Ana! Nana para mí.

- ¿Por qué les cambias los nombres?

- Porque, cuando entramos aquí, lo hacemos para cambiar; para dejar todo atrás, incluso lo que somos. Nos convertimos en alguien más. Con otra cara, otro cuerpo, otra actitud ante la vida. Somos otros y debemos cambiar todo…. Incluso el nombre. – sonrió mientras miraba el paisaje de reojo. Peter acompaño su sonrisa.

- ¿y tú? ¿Cómo te llamas? Tu nombre real. – se apresuro a decir. Élla rió.

- Soy Marianella pero, todos me dicen Mar.

- No, para mí no tienes cara de Mar. – Élla frunció el ceño. Él la inspeccionó, de arriba abajo, con ojos juzgones. – para mí eres Lá.- y otra vez, su estomago se revolvió al decir ese apodo.
- Ok, JP soy Lá, entonces. – Mar extendió su mano y tomó la de él, en un apretón. Ambos rieron.

Luego de esa conversación, Mar regreso al edificio Santa Beatrice. Eran casi las 4 de la tarde y su hermana, acompañada por una torta 3 leches (la favorita de Lali) iban en camino.


- ¿Por qué no me lo dijiste? – Lali estaba desesperada!

- No lo sabía Mariana! – Mar gritaba alterada.

- No entiendes! Yo estaba sufriendo! Estaba sufriendo por él.- Lali trataba de respirar profundo intentando calmarse. - y tú lo sabías! Tú y. – calló.- espera! ¿eres Valeria o Flor? Es que me confunden chicas! – Lali las miro con cara de frustración.

- Ay Lali! – se quejo Valeria (o Flor o Floo) - Me arruinas la escena!- Mar las miraba divertida.

- Ah bueno! – Mariana levanto las manos con los papeles (el guion) en ellas.- perdón señorita directora.- le dijo con su más exagerado respeto, cosa que hizo que flor la fulminara con la mirada y Mar se carcajeara.

- ¿que no eras vos actriz? – Flor seguía reclamando.

- ¿y tú no eras modelo? – le respondió Lali como niña malcriada.

- Basta chicas! Sino llamo a Ana para que las ponga en su sitio. – apunto a las dos con burla.

- Llamala! ¿Qué me puede hacer?- Lali se cruzo de brazos. - Yo no vivo aquí. – sonrió triunfal.

- Yo si! Y si me reta no te la vas a acabar Mariana! Te vuelvo cartonera en mi historia y aliada del malo!

- ¿y? dale! Yo me escribo una y te mato. – y Lali era drástica y dramática. Vale la miró con indignación. Corrección, ambas eran dramáticas.

- Listo vas a vivir debajo de un puente y Mar se queda con tu chico y las dos pasaremos a verte, por el puente, con tus cartones. – Flor, sonrió socarrona.

- No creo que puedas verme si vas a estar muerta en el mismo puente. Ya sé! A lo mejor te puedo hacer el ataúd, con mis cartones! – le grito molesta. Aunque, está claro que nada era en serio.

- Listo. Nana! – grito Mar.

- ¿Otra vez? – apareció Tefy (o Ana o Nana)- chicas ¿siempre que me toque la guardia, se van a pelear? Están haciendo que le tenga fobia al Santa Beatrice, mejor me quedo con San Felipe. – sonrió pícara,

- Mira que le digo a Augusto, eh!

- Ay por favor! No cuenta como engaño si cambias al novio por un santo, un ratito. – las 3 rieron.

- Igual, si eres como Lali, te van a descubrir en seguida porque vas a CONFUNDIR sus nombres.

- ¿otra vez? – preguntó la aludida con desgano.

- Otra y me voy, chicas! – amenazó, la enfermera de los ojos soñadores.

- No! Ya mira! – se abrazaron las dos y sonrieron chocando sus mejillas una con la otra.

- Así me gusta. – guiño un ojo.

- Estefanía. Te necesitamos, urgente! Llama al doctor Simón ya!- grito Ángeles (otra enfermera) mientras se adentraba a los pasillos de las habitaciones.

- ¿Qué pasa? – preguntó Mar preocupada. Tefy las miró y corrió al teléfono luego se dirigió al pasillo. Mar la siguió al igual que Mariana y Flor.

- ¿Qué pasa? ¿Qué está pasando?- estaban frente a la habitación A12 y Mar no paraba de preguntar. Era la habitación de su amiga, Paz. Una chica adicta a la heroína, la misma droga que se adueño de su vida. Hacia 6 meses que, Paz peleaba contra élla pero, parecía ganarle cada día.


- Paz. – en ese momento, el doctor L y el doctor Simón, salían de la habitación con una camilla a su lado donde reposaba Paz Bauer, inconsciente. Iba escoltada por dos paramédicos y Ana (o tefy). – encontró como entrar a nuestro botiquín… hay demasiada morfina en su sangre. – terminó de hablar, Ángeles al tiempo que tranquilizaba a los pocos pacientes que lograron acercarse. La enfermera caminó hacia la “sala de recreación” del centro y Mariana la siguió. - ¿pero, va a estar bien?- a Lali le importaba todo el mundo y todos. “Santa Lali de los sufridos” le decía Peter.
- No tengo idea Lali. Pero, eso espero. - La miró y frunció el ceño. - ¿Dónde están las chicas? – Lali volteó y busco a Mar y a Vale, con la mirada “No, Mar” pensó Mariana y corrió hacia los cuartos. Que bien la conocía. Encontró lo que ya sabía: Valeria estaba en la puerta de la habitación de la morocha. Esperando poder entrar.


- Mar…. Dale ábreme. – decía la morocha con su tono más dulce. – Flor miró a la hermana de su amiga y sus ojos se cristalizaron. Lali sonrió, tratando de que Vale (o Flor) no se asustara. – anda a tu cuarto, yo me encargo. – sonrió y acarició su mejilla. La ex modelo asintió con la cabeza, hizo una mueca que Lali interpreto como sonrisa y se fue.


Lali abrió su cartera, tomo varios papeles en blanco (esos que carga de los miles de trabajos de sus estudiantes y que nunca saca para no olvidarlos), tomo un bolígrafo (también abundan en su cartera. Es fanática de ellos). Escribió en un papel y lo deslizo bajo la puerta “¿tienes miedo?” el papel regresó “si”. Lali volvió a escribir “no eres élla. Eres más fuerte”. Volvió de nuevo “como lo sabes? Nadie lo sabe” Lali repitió la acción “porque eres mi hermana. Te conozco y sé de lo que eres capaz. Tú no caerás…no tengas miedo…. no estás sola en esta lluvia ¿te acuerdas? Si te caes, yo te ayudare a levantarte, Mar pero, no me dejes afuera o me caeré yo también” volvió a deslizarlo y el papel apareció, frente a sus ojos, 10 segundos después. “ya sé porque yo nací defectuosa… es que tú me quitabas los nutrientes por eso es que tu eres tan increíble y yo tan chaveta, así que más te vale que no me dejes sola!”. Lali rió y la puerta se abrió. Espero un momento y entró. Vio a Mar en el suelo, sentada frente al ventanal. Se sentó a su lado y acarició su pelo. Miraba en silencio a todos los “desintoxicados” en el jardín.

- ¿Ves que no estás sola en esta lluvia?- le dijo señalando a las personas afuera. Mar la miró y Lali sonrió.

- A veces siento que no tenemos la misma edad. Que yo soy una nena más chica que Floo y tú me tienes que cuidar. Perdóname Lali. – Mariana la abrazo con fuerza.

- Si fueras una nena, no serias lo que eres ahora; no pensarías, como lo haces ni me enseñarías tanto de la vida solo con estas cuatro paredes de escenario.- la sontó y sonrió. Todo, en Lali en Mar, se basaba en sonrisas.

- Eso somos. – dijo Mar mirando los papeles que minutos antes usaban como cartas. Lali los miró. – papeles sueltos, que el viento mueve a su antojo. A eso le temo. – Mar enfoco sus ojos en los de su hermana. – a la dirección en que el viento me lleve a mí.

- Sea cual sea... yo estaré en la misma corriente de aire. Te lo prometo. – Mariana rió. – déjame que te busque un té ¿sí? Espérame aquí. – Lali se levantó y fue en busca de la infusión.


Marianella fijo la vista en la ventana nuevamente pero, en seguida recordó a su a Flor, quien hacia minutos atrás, la llamaba preocupada. Se levanto y olvidándose de su hermana, fue en busca de su amiga.


Lali abrió la puerta de la habitación de Mar y no la encontró. – otra vez. –dijo con cansancio. – me va a matar, esta chica... Ya sé donde esta.- Mariana el té en la misa de noche y se dirigió al jardín. Al único lugar donde su hermana y solo élla podría estar.


Peter seguía en el mismo lugar, donde había estado con Mar horas atrás. Por fin había logrado dormir. Seguía con su cabeza recostada en el tronco soñando… o recordando.


Lali llamaba a Mar, desde el muro, junto al árbol gemelo. Lo hacía en susurros, para que nadie las oyera.

- Mar! Dale ven. Sabes que no puedes cruzar el muro…. Si no quieres que hablemos… ok no hablemos. Pero vuelve. – puso cara de obstinamiento y al no recibir respuesta, saco mas papeles y otro bolígrafo (el anterior se quedo en el cuarto de su hermana) “ay no deje el azul pastel” pensó con tristeza. Escribió en el papel, lo enrolló en forma de cilindro y ató el bolígrafo a él con una liga para el cabello (su cartera siempre tenia de todo) y lo lanzo al otro lado.


Peter recibió el impacto de algo en su cabeza y despertó de golpe. Miró para todos lados, desconcertado y vio un papel un tubo de papel y un bolígrafo anudado. Lo soltó y leyó “no te quedes en la lluvia, eres fuerte, estoy contigo” Peter miró en todas las direcciones y no vio a nadie así que recostó su cabeza nuevamente y nuevamente, un pedazo de papel cayó en su cabeza “¿no me vas a responder? Te quiero ayudar” y ahora si respondió “¿me estas cargando? Si me dejas un rato en paz, estaré mejor” y esa irritabilidad. Lali leyó el papel y frunció el ceño “no es la letra de Mar” pensó. “A menos que me la quiera cambiar”. Se limitó a escribir otro papel “¿Quién eres?” y otro papel reboto sobre la cabeza de Peter.

- Ah yo la voy a matar. – tomo el papel y escribió “¿Quién puede ser? ¿Qué no y que nadie más conoce este lugar?”

- Si es élla entonces. – confundida, Lali pensó que era mejor dejarla sola, como élla lo pedía. Camino unos cuantos metros, en dirección al edificio Santa Beatrice, pero de repente, volteó, tomo un último papel y escribió una última frase.se acerco al árbol y lo lanzó. Peter lo recibió, esta vez, junto a él y no sobre su cabeza. Lo leyó “prometí que siempre estaría contigo, aun cuando tú no quisieras”. El morocho sintió como algo se revolvía en su estomago con esa frase. Necesitaba verla. Miró hacia el muro y comenzó a trepar el árbol. Lali, al escribir esas palabras, empezó a sentirse ansiosa. Tenía la necesidad de mirar al otro lado de ese muro, así que sin saber porque, comenzó a trepar al árbol casi al mismo tiempo que Peter. Mariana estaba a un lado de la gran pared, tratando de acomodarse sobre la rama que se enredaba con la del árbol (gemelo) de San Felipe, pero una voz tan conocida para élla la desequilibró por completo.


- La… - Mariana se detuvo en seco. No quería mirar, tenía miedo de hacerlo. “no puede ser” pensó. Giró lentamente y lo vio tan cerca. Sonreía y la miraba con cariño, como si la viera por primera vez. Su corazón lo sabía, aunque él no.

- Peter… - susurro. Sus ojos se llenaron de lágrimas. No podía respirar y de repente, todo fue negro.

Después de todo, Mar tenía razón: Somos papeles sueltos que el viento mueve a su antojo.
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 2:26 pm

Capítulo VII

Del Otro Lado del Muro




- Lali, Lali, mariana ¿Qué paso? – Hoppy hablaba preocupada.

- No sé, uno de los chicos la trajo desmayada. – explicaba Ana (o Tefy o Nana. Ya aclaramos eso)

- ¿Quién? - Hoppy tenía curiosidad.

- El chico nuevo, Juan. Apareció con élla en los brazos, dice que se desmayo en el jardín. Está preocupado por élla y eso me preocupa a mí porque le induce un estado de angustia. El doctor L, se lo llevo para tranquilizarlo. Las primeras semanas viven desesperados por todo. Tú lo sabes… pobre.- Ana hablaba con preocupación y pena en sus ojos. Amaba ayudar a sus pacientes. Esas personas eran sus héroes personales, admiraba el coraje que tenían para seguir adelante. Fuera cuan fuere la razón para caer, le parecía mayor la razón para levantarse.

- Si, lo sé. – decía Hoppy sosteniendo un algodón con alcohol frente a la nariz de Mariana.

- Yo me voy yendo Hoppy. Estoy de guardia. Vine corriendo porque el chico pregunto por mí y me llamaron de San Felipe. Pero tengo que volver a Santa Beatrice. Avísame cualquier cosa.

- Si, anda.- respondió Hoppy, sosteniendo a Mariana en su pecho.- dale, Lali despierta. – Ana acaricio la mano de la morocha. La miró por última vez y se fue.


- Lali estaba sumida en el más doloroso de sus sueños. Veía a Peter gritar, feliz, incoherente, serio, triste y de todas las demás maneras en que la droga lo hizo comportarse. Lo podía ori hablarle de un futuro, juntos. Podía oír su risa, sentir su mirada, sentía sus besos en su boca; bajar por su cuello, mientras la temperatura subía. Sus recuerdos se intercambiaban, entre un Peter tierno, pidiéndole que no lo dejara nunca y un Peter fogoso que la hacía estremecer, jadear con cada caricia sobre el colchón, ésa noche en su casa, después del primer “te amo”. Se detuvo en medio de un beso en su cuello, cuando ya el único pedazo de tela sobre ellos era una sábana. La miró a los ojos con una mirada luminosa, ésa que le daba paz. “Te amo” susurró aun con su mirada fija en élla “yo también” y el beso volvió para disfrutar completamente de esa unión. Ahora, veía esos mismos ojos brillantes, mirarla desde el otro lado de un muro. Ésa sonrisa “La” con esa simple palabra despertó.


- Peter! – dijo abriendo los ojos. Estaba agitada miraba desconcertada. Lo buscaba.

- Ey, ey, cálmate. Respira.- Hoppy le acariciaba la cabeza.
- ¿Qué…. Que paso? – estaba confundida.

- Te desmayaste en el jardín. – Lali sintió una presión en el pecho “todo fue un sueño. Me estoy volviendo loca” pensó para sí misma, al borde de las lágrimas.

- ¿sí? Que loco. Yo…. Estoy bien, ya. – quiso levantarse.

- No, no espera ¿A dónde vas? Tienes que descansar.

- No, Hoppy. Estoy bien. Voy a buscar a Mar, mejor.- se levanto.

- Que tercas son estas hermanas!- rodo los ojos. - ¿tú comiste? ¿no quieres nada? ¿algo de comer, un examen de revisión? – dijo como quien no quiere la cosa. Lali sonrió.

- Estoy bien. Se me bajó la presión nada más. – caminó hacia la puerta y tomó la perilla. Abrió. Respiró profundo y se giró.- gracias.- dijo en un susurro, dedicándole una sonrisa a la enfermera y así sin más salió.

- Dale las gracias a otro. – dijo mirando hacia la puerta por donde, hacia solo segundos había salido la hermosa morocha y su tristeza. – ¿Qué te pasa Lali?- se preguntó, Esperanza para sí misma. Si tan solo hubiera sabido…


Mar toco la puerta, A20, habitación de que le correspondía a Vale. Abrió la puerta y entró.

- ¿Floo?- ya aclaramos lo de su nombre también ¿no?

- Mar!- Flor la miró y se levantó del suelo en donde estaba, frente al ventanal. Lo mejor que tenían sus habitaciones eran los grandes ventanales con hierros atravesados , dando formas de cuadros a los vidrios (para evitar “accidentes” en la peor etapa de abstinencia), eran irrompibles y no podían abrirse pero aun así, la vista que les brindaba hacia los jardines, era el mejor regalo en los días en donde llovía en sus mentes y no podían ver el sol.

- ¿Qué miras?- Mar se acercó a Flor y se sentó en el ventanal, frente a élla. La ex modelo hizo lo mismo en la otra punta del ventanal. Ambas estaban de lado a este. Una frente a la otra. Vale, apoyaba la cabeza sobre el vidrio y tenia sus rodillas frente a su pecho. Restregaba su palma contra su dorilla derecha (una clase de manía que tenía desde hacía más de un mes)

- Nada… - tenia la vista fija en el jardín. – miraba el muro, nada más. Pensaba… en cómo estarán del otro lado. – Mar miraba hacia la misma dirección y luego la miró.

- Igual que acá Floo.- rió.

- Si… - Floo hizo una mueca que paso por sonrisa. Miró al piso.- ¿y detrás del otro muro? – volteó su cabeza y miro a Mar. Esta bajó la mirada. Sabía muy bien de que hablaba.

- ¿tú quieres salir? – pregunto la morocha.

- Yo quiero derribar esos muros….

- ¿de qué hablas? - Mar la miró confundida.

- Vivimos con un muro atravesado, Mar. No es solo para salir de acá. Es para todo. Es miedo, ansiedad, confusión… no somos capaces de derribarlos, ni siquiera escalarlos para mirar lo que hay; lo que nos espera. – dirigió su vista la ventana de nuevo. El sol comenzaba a bajar. – algún día tendremos que mirar al otro lado del muro. – dijo con la cabeza apoyada en el ventanal, nuevamente. Mar imitó su posición en silencio.


Peter estaba en la misma posición de las chicas. Miraba por la ventana de su habitación, pensando en lo que había pasado minutos antes. “esas palabras” pensaba sin cesar. “Las conozco. A élla la conozco”

- Obvio la conoces, Juan Pedro. La conociste el primer día que llegaste. Te mostro su lugar y todo. – dijo moviendo las manos - ¿pero… por que lo sentí distinto ahora? – dijo pegando la cabeza al vidrio. - ¿Cómo estará? ¿y si no despertó? – estaba preocupado y ansioso y no tenía idea de porque.


Lali salió del edificio San Felipe y comenzó a caminar hacia la reja que separaban las entradas. Se detuvo en el camino. Tenía ganas de llorar, de gritar. “me estoy volviendo loca… lo extraño tanto” penaba para sí misma. Las lágrimas, nuevamente, amenzaban con salir. Nunca diría a nadie lo que le acaba de pasar. Dio la vuelta y comenzó a caminar por los jardines de San Felipe. Trataba de calmar sus pensamientos, ahogar su dolor.


Peter observo una morocha caminar. No lo había notado pero estaba mejor vestida que las demás personas: usaba tacos, jeans ajustados, una camisa blanca de manga corta con una cinta gruesa azul rey a la cintura. La reconoció y su corazón se acelero. Se levanto de golpe y comenzó a golpear los vidrios.

- Ey! Ey! Mar! Mar! – Peter la llamaba y golpeaba la ventana con las manos. El corazón le saltaba.


Lali seguía caminando. Caminó hasta la orilla del muelle que sobresalía sobre la superficie del lago. Respiro profundo. Dio la vuelta y regreso a los jardines en dirección a la reja de separación de ambos edificios, Santa Beatrice, la esperaba con Mar como acompañante. La brisa soplo con fuerza. Lali se detuvo. Cerró los ojos, volteo su rostro y miró al cielo. Jamás, en su vida sintió tal punzada en el pecho, como cuando abrió sus ojos y miró lo que más deseaba ver. Peter la miraba con una sonrisa y las palmas contra el vidrio del segundo piso de edificio, San Felipe. Él la miró fijamente y saludo con su mano. Élla mantenía los ojos abiertos, llenos de lágrimas abrió la boca para respirar y un sollozo salió de élla. Sin decir nada, corrió hacia las puertas del edificio, subió las escaleras tropezó con Hoppy quien la miró extrañada.


- ¿Qué pasa Lali? Ey! – no se detuvo. Calculó el número de habitación según la ubicación. Tomó la perilla de la puerta y trató, por todos los medios de calmarse. Respiraba profundo y limpiaba las lágrimas de su cara, aquellas que salieron de la emoción en el camino. No quería que la viera mal. Él odiaba verla llorar. Abrió la puerta y lo vio aun en la ventana, de espaldas a élla. Peter volteo y sonrió.


Vale y Mar, continuaban en el mismo lugar.

- Vivimos con muros en nuestro camino, siempre, Mar. No nos dejan en paz. Problemas, llantos, obstáculos que nos hacen caer una y otra vez…. ¿y si no podemos? – Mar la miró.

- Si podemos. – lo dijo con toda calma. - ¿sabes? Mi hermana ha pasado por cosas feas, tristes… muros enormes como tú los llamas y siempre ha podido pasar sobre ellos. Siempre los derribó. Parezco una niña hablando así de élla pero…. Por élla creo que si se puede. Élla será feliz… podrá cruzar el muro y yo también.. nosotras también. – desvió la mirada hacia la gran pared. – y otros también. – pensaba en Peter “¿Cómo estará? ¿Por qué me importa tanto?” suspiró. – llegaremos al otro lado… - sonrió.


- - La… - fue lo único que Peter dijo antes de ver a Lali pestañear para no derramar lágrimas. Corrió a él y lo abrazó.

- Eres tú.. – dijo sobre su cuello- es… Dios eres tú! – se separo a penas para mirarlo a los ojos. Analizando cada facción, cada musculo. Tomó su rostro entre sus manos y sonrió. – eres…. – se tapo la boca con su mano. – te extrañe... – le dijo en un susurro, ladeando su cabeza y derramando otra lagrima. Peter la miró extrañado.

- Nos vimos hace nada, La. – sonrió y luego la miró preocupado. - ¿tú estás bien? Te fundiste La ¿Qué paso? ¿es por tu condición?¿aun estas mal?

- ¿condición? - Lali no entendía nada. - ¿Cuál condición?

- Esa, La…. Esta condición. – acaricio su cintura (desde donde la abrazaba desde un principio) Lali se quedo fría. No podía creer que la volviera a tocar, no podía creer que volviera a escuchar su voz.
– yo se que nos conocemos hace poco pero… somos amigos… ¿no?- la miró entre apenado y confuso.

- ¿amigos? – Lali lo miró y el asintió.

- Yo… puedo apoyarte y tú a mí. Aunque sea a la distancia. – y ahí lo entendió. “no se acuerda de nosotros” los ojos volvieron a ponerse húmedos. Recordaba su “condición” cuando eran amigos y aunque era uno de sus peores recuerdos, le trajo consigo a Peter. Ya que, gracias a todo lo que tuvo que sufrir y dejar, Peter y élla se acercaron más, fortaleciendo su amistad, hasta llegar a más.

- Si…. Si, obvio… amigo… yo te apoyo. – sonrió al tiempo que lo miraba a los ojos.

- Gracias, La. – el corazón le salto al escuchar esa forma que solo el tenia de llamarla.

- ¿por? – trataba de estar tranquila.

- Por aparecer. – si Juan Pedro supiera lo que eso significaba. Lali lo miró profundamente.

- Te dije que siempre estaría contigo ¿lo recuerdas? – le pregunto con la ilusión de que recordara aquella promesa en el lago.

- Si lo recuerdo. – y si, Juan Pedro recordaba esas palabras, solo que, escritas en un papel enrollado en forma de cilindro. Pero, el destino no prendía contar ese secreto por ahora. Lali lo abrazó, fuerte, tratando de soltar el nudo en la garganta que no la dejaba respirar. Ladeó la cabeza, miró por el vidrio de la ventana y divisó el largo y alto muro “tantos muros en mi camino para derribar” pensó.
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sweetmarya
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 2:34 pm

Capítulo VIII

La vida es corta (1ra parte)




Otra semana, otro viernes y Mar estaba ansiosa. Mañana vería a su hermana, a quien le pidió encarecidamente que le trajera algo que si se pudiera comer. Tendría que fumar marihuana para comer lo que le dan en el centro. (La marihuana provoca una necesidad incontrolable de comer cuando el efecto comienza a pasar) “muy bonito el lugar pero sigue teniendo comida de hospital” le dijo a su hermana, por teléfono. Pero, había otra cosa que le preocupaba: Juan Pedro ¿Cómo estará? Decidió averiguarlo. Salió al jardín, trato de entrar a San Felipe pero, Ana estuvo en la sala de la entrada todo el día. Sin más que hacer, fue a su lugar secreto, ahora compartido. Mar trepó el árbol y se sentó en la rama más alta que pudo alcanzar. Se sorprendió al ver que no estaba sola. En la base del enorme tronco (gemelo) estaba Peter, dormido “ah que raro” pensó, Marianella rodando los ojos. Su hipersomnia era muy común en casos de depresión como el de Juan Pedro. Mar sonrió, tomo unos cuantos almendrones del árbol y comenzó a lanzarlos sobre la cabeza de Peter. El chico, comenzó a despertarse al sentir los suaves golpes de las nueces.

- ¿Qué cara…?- miró hacia arriba y vio a Mar soltar una carcajada. - Ah bueno… ¿cada vez que te vea, me vas a tirar cosas? – se levanto y se cruzo de brazos. Mar lo miro confusa.

- ¿de qué hablas? Si yo soy un amor, querido.- sonrió y pestaño repetidas veces.

- Si, si claro. Mientras dejemos los papeles sueltos…. – Marianella lo miró confundida pero prefirió ignorarlo.

- Pensé que estarías encerrado, sintiéndote miserable.- dijo de la manera más graciosa que pudo. Juan Pedro rió sarcástico.- ok. El humor sigue estando igual. Mi caso fue parecido. Pero, a la final fue bastante depresivo.- miro hacia el horizonte. – me quería morir, apenas hablaba, solo quería irme… - volvió a mirarlo. – y casi lo logro. – sonrió lo mejor que pudo. Peter, solo la miraba. No entendía, como alguien que podía aceptar tan bien lo que le había pasado; alguien que parecía fuerte, tuviera una mirada tan llena de miedo, con tanta tristeza, a veces. “es tan frágil” pensaba Peter.

- ¿subes o bajo? – le hablo para sacarlo de sus pensamientos.

- Ninguna de las dos. – Mar entrecerró los ojos.

- Ok. Bajas. – suspiró. – y no estoy bien. – le dijo mientras la veía bajar.

- No, no lo estas. Cada vez que te veo, estas más flaco, con más ojeras y de peor humor. – termino de bajar del árbol y palmo sus muslos para quitarse el sucio de sus manos y pantalón.

- Y tú, cada vez más bipolar. – dijo mirando su ropa y recordando la escena de la semana pasada. Marianella dejo escapar una risita.

- Perdón. Es que hay que probar todas las facetas. – sonrió y Peter hizo lo mismo. – obvio! Si no te aburres y ya de por si este lugar es medio aburrido. – hizo una mueca. – hay que divertirse. ¡La vida es corta! Mira que yo lo aprendí de la peor manera. – lo señalo con el dedo.

- Sí, creo que yo también.- suspiró y se sentó. Mar lo imitó.
- La vida es corta. – repitió en voz baja. Mar miraba al frente. - ¿Qué va a pasar con mi vida, ahora? ¿Qué va a pasar con nuestras vidas, ahora? – la morocha lo miró y luego volvió su vista al frente.
- Si me hubieras hecho esa pregunta, hace dos años y medio, te habría dicho hasta el nombre de la escuela donde estudiarían mis tres hijos. – Peter rió y élla también. – ahora no sé nada. Ni siquiera como despertare mañana. Ambos miraban al frente.

- ¿Tenías todo planeado no?- Peter miraba sus piernas y Marianella jugaba con un almendrón.

- Siempre planeaba todo. Es algo que tenemos en común, mi hermana y yo. Así que vivíamos haciendo planes para el futuro. Creo que no se ha casado porque el plan era que yo fuera su madrina. – rió.

- ¿está comprometida? – Juan Pedro la miró. Tenía curiosidad y no sabía porque. Había tanto que no sabía.

- No…. Al menos no que yo sepa. Pero ganas no le faltan. Ama a su novio como a nadie. Nunca la vi tan feliz. – Mar, tenía la mirada perdida.

- ¿eso te alegra? - Peter la miraba desconfiado. La morocha reaccionó al escuchar su voz ronca.

- Si… Élla merece ser feliz. – sonrió. – pero… también me entristece saber que yo no tengo eso. No tengo quien me ame ni a quien amar. – se mordió el labio, tratando de no llorar. Juan Pedro la miró. Vio su perfil y lo linda que se veía mordiendo su labio y mirando al vacio con el sol bajando de fondo. Era una imagen digna de admirar.

- Pero tienes a tu hermana y a tu familia ¿no?

- Obvio. Pero sería extremadamente raro y necesitaría mucha terapia, si mi hermana y yo nos besáramos en la boca. – rió con ganas. Esa chica era volátil y siempre trataría de sonreírle a la vida. Peter rió de su ocurrencia.

- Encontraras a alguien. Ya verás. Solo hay que salir de acá. O tal vez, el amor este escondido aquí.

- Si, listo. Me hago novia de Floo y no solo me miraran mal los idiotas por ser lesbiana, si no que iré presa por sonsacar a una menor de edad. – ahora Peter soltó una carcajada y a Mar le encanto oírlo reír. – basta. Hablemos de otra cosa que este tema ya se puso medio raro. – hizo una mueca con su cara. -¿Cuáles eran tus planes?

- Ya te dije que no recuerdo mucho. Solo recuerdo la novela romántica, un diario a medio escribir y Miguel Otero Silva. – se encogió de hombros.

- Miguel Otero Silva, es un escritor Venezolano. Escribió “casas muertas”, “oficina número uno” que es la continuación de la primera. Escribió muchos libros famosos, en realidad.

- ¿Cómo sabes eso? – el morocho la miraba sorprendido y Mar sonrió.
- Mi hermana… le encanta Miguel Otero Silva y Gabriel García Márquez. Para mí el segundo está un poco loco, pero los dos son geniales. “casas muertas” es una novela romántica, tal vez lo leías porque tiene historias de amor y lo usabas como referencia para tu novela.

- Puede ser, si… ese era mi futuro: escribir. Escribía una columna en un diario, era popular. También escribía para una revista sobre libros. Hacia reseñas. Me gustaba. Sé que suena aburrido pero, me encantaba leer, creo que aun me gusta… y escribir, creo que eso era mi vida. Aunque siento que me falta algo.

- Tal vez eso te falta: escribir. ¿aun crees que te cortaras las venas con un bolígrafo?- ambos rieron.

- No lo sé. No lo creo.

- Buenísimo. Espérame aquí, entonces.- Mar trepo el árbol y salto al otro lado del muro, luego de unos 10 minutos volvió. – toma. – le tendió unos papeles blancos y un bolígrafo azul pastel (el de su hermana) – dale gracias a Marianita que lo dejo. – rió.

- ¿y para qué es esto? – Peter no entendía que pretendía.

- Pues para escribir, querido. – le respondió con obviedad.

- Nooo – abrió los ojos como platos. - ¿en serio? No sabía. Si no me dices lo uso como mondadientes, te juro. – Mar se rió del sarcasmo de su amigo ¿Por qué no?

- Basta tonto! Es en serio. Escribe! – le señalo las hojas y el bolígrafo que sostenía.

- ¿Qué pretendes que escriba? No es tan fácil. – estaba nervioso.

- Dale, lo que sea! Eres escritor. Es tu pasión así que escribe. Disfrútalo. Mira que es algo que si puedes hacer aquí. – Peter la miró.

- ¿no hay instrumentos musicales aquí?

- No hay piano. – le respondió.

- Pero puedes componer. ¿Mariana no te trae de esos libritos para componer?

- Tengo una colección.- dijo mirándose las manos.- pero no puedo.
- Ah bueno. ¿Tu “no puedes” pero yo si tengo que poder?- se quejo, haciéndose el indignado. Élla rió.

- Somos distintos… yo hace mucho renuncie pero tú estás a tiempo.

- Hagamos algo: Yo intento escribir algo pero, tú tienes que intentar bailar, componer o tocar algo. No sé.

- No, olvídalo JP.

- Dijiste que la vida es corta, no la desaprovechemos, entonces.

- Ah mira vos! Como dice Floo. Ahora si me escuchas lo que te digo, que lindo... Ok acepto. Ahora escribe.

- ¿Qué voy a escribir?- miró los papeles. – no tengo idea. – Mar lo observo y fijó su mirada al frente. Lo dejo pensar en silencio.

- Dale loco! Que horror! No estás escribiendo una sinfonía! – Mar es impaciente por si no lo sabían.

- No presiones, Marianella!

- Dale, JP. Escribe lo que sea. Tampoco es una novela que vas a publicar. – lo miró con cierta burla y Peter la fulmino con la mirada.

- Perdóname pero, yo soy de los que opinan que las cosas, se hacen bien o no se hacen. Además ¿sabes que si recuerdo? Las veces que critique las historias con tonterías, como esas de la tarde, donde siempre tenían enfermedades inventadas, todas terminales, no olvidemos eso, pero siempre incoherentes porque el escritor es incapaz de leer una hojita de Word sobre alguna enfermedad real! – se descargó y Mar se preguntaba en qué momento se pondría morado.

- Ok, ok perdón… lo siento mucho en serio. – Mar lo miró fijamente – JP, estas temblando.

- Estoy bien. – le respondió cortante.

- Creo que esto fue mala idea, mejor lo olvidamos.

- No! No. Quiero intentarlo. – Mar sonrió.

- Bueno pero dale! La vida es corta y se me va esperando! – rió y Peter frunció el seño, aun molesto. Tomo la hoja de papel y escribió algo en ella. Se lo mostro a Mar y élla sonrió.

- La vida es corta, rompe las reglas, ríe a carcajadas, perdona, ama con pasión y nunca te arrepientas de algo que te hizo sonreír… - la morocha lo miró fijamente. Estaba encantada con esas palabras “este chico es… increíble” pensó. – es hermoso JP- Peter curvó sus labios.

- Será mi cábala, de ahora en adelante. Hay que disfrutar la vida. – miraba al cielo cubierto por el árbol que apenas dejaba pasar algunos rayos de sol.

- ¿sabes que le falta a tu cábala?- Marianella volteo su cuerpo para mirarlo de frente. – vivir la vida, también requiero hacer lo que sientes, lo que quieres y una que otra locura. – saco la lengua y rió.

- ¿sabes que no entiendo? Que haces tú aquí. Pero, cuando dices esas cosas lo entiendo un poquito. – rió por su propio comentario.

- ¿Por qué?¿ por mi comentario? Si fue totalmente inocente…

- Sí, claro. Estas pensando en algo y no es nada bueno. No hay que conocerte de toda la vida para saberlo.

- Ay por dios! Dale JP ayúdame!

- ¿ves?

- Hay algo que siempre he querido hacer. Bueno, siempre desde que estoy aquí. Pero no me atrevo ¿me ayudas?

- Pero es que… te tengo miedo. – susurró y Mar lo miro mal.

- ¿Qué crees que te voy a matar o qué?

- No… pero es que… eres medio bipolar.- lo dijo despacio y en voz baja. No quería molestarla, pero es que, para Peter, Mar cambiaba de personalidad como él de humor. La morocha lo miró y le hizo una mueca.

- Párate, mejor y ayúdame. Así piensas en algo más que no sea esnifarte (inhalar) una línea o dos. Mar se levanto y Peter la miró con una ceja levantada.

- No soy idiota, Peter. Ya pase por eso. Por eso tiemblas. Estas nervioso porque el cuerpo te pide droga y tienes miedo de no poder controlarlo de no poder vivir sin élla. Por eso estás tan flaco, porque solo quieres droga, nada más.- Peter bajo la cabeza. – vamos, JP. – Mar le tendió la mano. A duras penas, Peter podía levantarse con su ayuda.


- ¿Qué es eso que quieres hacer? – caminaban los dos despacio. Mar miraba a todos lados, cuidándose de no ser vista. Las visitas podían andar libremente por todo el campo. Las pacientes no. Al menos no si eres paciente femenina y te metes en la zona de los chicos, o sea, el área del edificio, San Felipe.

Mar tomo a Peter de la mano y se extrañó de sentir algo raro que subió y bajó su pecho. ¿era emoción? Peter solo miró las manos unidas y pensó en lo bien que se sentía estar unido a alguien. Caminaron hasta la parte de atrás del edifico, entraron por la enorme ventana panorámica y subieron por las escaleras de emergencia hasta el primer piso. Subieron por unas pequeñas escaleras, ubicadas en un rincón del último pasillo, donde no habían habitaciones. (la mayoría de los cuartos del primer piso eran consultorios y salones para terapias u otros fines médicos)


- La ¿a dónde me llevas? – le dijo Juan Pedro en un susurro. Mar abrió una puerta en el fondo, con una sonrisa picara y Peter se encontró de frente con un tipo de azotea. Había un enorme salón a un lado de ellos, con ventanas abiertas “¡serian las únicas así!” pensó, Peter y justo frente a este (y a ellos) una enorme… ¿jaula? No podía ser! En medio del lugar, al aire libre, había un enorme espacio cercado y techado con una red de alambre. Parecía un invernadero solo que en vez de plantas, tenía aves, decenas y decenas de canarios, paraulatas, golondrinas... Cada especie clasificada y con su propio sector ambientado.


- ¿Qué rayos es esto? – dijo Peter, acercándose para escuchar el canto de las aves.

- Aves. – respondió, Mar, simplemente. – y justo para eso son. – señalo a Peter que escuchaba atento su canto.

- No entiendo. – la miró y negó con la cabeza. Mar se acerco a la reja y a él.

- Existe una terapia que consiste en escuchar el canto de los delfines, como estimulante y calmante. Como veras aquí no hay ninguno.- sonrió- pero existe una alternativa, que es el canto de las aves. Dicen que regula la energía del ambiente y calma los nervios producidos por alteraciones psicológicas. Dependiendo del caso, lo usan en pacientes depresivos o muy agresivos.

- Wow. – Peter admiraba la enorme prisión de los pájaros. - ¿Por qué estamos aquí? ¿crees que necesitamos esa terapia?

- No y en dado caso, no sería con todas las aves. Seria con una o dos, cuando mucho tres pájaros y ya. Dependiendo del canto y eso. Si no sabes lo que haces te puedes estresar mas.

- ¿Cómo sabes todo eso?

- Porque yo escuchaba dos canarios, 15 minutos, cada dos días.- suspiró.

- ¿entonces?

- Entonces. Cada vez que entro a este edificio, pienso que esos pájaros están en la misma posición que nosotros: encerrados, solos entre tantos otros. – Mar, puso su mano sobre las rejas. – yo le temo a la libertad, pero ellos la añoran. Fueron hechos para eso: para ser libres.

- Los quieres liberar. – Peter la miró. Élla se mordió el labio. – ok. Los liberaremos, entonces. – El morocho se acerco al pasador de la reja principal.

- ¿Qué? – Mar no lo podía creer.

- Si. Tienen que ser libres. Al menos algunos de nosotros tienen que serlo. – abrió la reja y entró. - ah ¿es que no me vas a ayudar?- la miró, esperando que reaccionara. Mar rió y corrió adentro. Comenzaron a abrir las rejas pero, los pájaros no se movieron. - Al parecer están acostumbrados a estar aquí.- se miraron a los ojos y sonrieron. Ambos comenzaron a correr, riendo y gritando dentro de las jaulas o habitaciones del casi invernadero.

- Vuelen chicos! – gritaba Mar. Las aves comenzaron a volar y al percatarse de que podían salir, comenzaron a alatear con todas sus fuerzas, fuera de la enorme jaula. Los chicos salieron del enrejado y cientos de aves cantando pasaron sobre sus cabezas, plumas, hojas, semillas caían sobre ellos. Ese fue el mejor momento y la mejor sensación que vivió, Peter los últimos días (excepto por su encuentro con Lali) miraron al cielo y parecía un arcoíris de majestuosos colores.

- Wow. – fue el turno de Mar para hablar.

- Gracias. – y ahora el de Peter. Mar volteo para observar los ojos brillantes de Peter. Pero no le dio tiempo de responder, pues escucharon ruidos de adentro del edificio.

- Ah la madre superiora! – dijo Mar y Peter la miró con una sonrisa burlona.

- ¿a la que?- se mordió el labio.

- Nos van a ver tarado!

- Ah listo me van a correr sin estar curado! – Peter se tapo el rostro con las manos.

- Ven para acá! – Mar lo halo por el cuello de la camisa y lo metió al salón frente a la jaula.

- ¿y ahora que, La? Por acá no podemos salir.- miró la ventana.- a menos que… - Mar volteo.

- Olvídalo. – lo señalo con el dedo.- no JP ya no “volamos” querido.
- Es un piso nada más. Dale! si yo puedo tú puedes.

- “¿qué paso acá?”.- escucharon al Doctor Simón, hablar desde afuera.

- ¿sabes que es lo peor? Que si me rompo algo no podre tomar ni un calmante y el maldito ibuprofeno que no me hace nada! – Peter rió bajito por el comentario de Mar. Fueron hacia la ventana.- Esas aves me tiene que visitar, al menos. – dijo Mar mientras salía por la ventana y posaba sus pies sobre los aerojardines que nunca fueron rellenados con plantas ni tierra y ahora parecían balcones muy estrechos.

- La, cállate un poquito mejor. – Peter reía de la situación. Mar pisaba dos o tres veces, cada lugar antes de pasar. Peter hizo uso de toda su fuerza (que no era mucha) para colgarse de las enredaderas de metal (y madera, también) que sobresalían de las esquinas del edificio. Mar lo siguió.

- JP, las plantitas! Pisa con cuidado. – susurró, Marianella.

- Cállate mejor, y termina de bajar! Que nos van a oír, La! – el morocho trataba de hablar lo más bajo posible. Estaban cerca del suelo, cuando, Mar resbalo. Piso el hombro del morocho y se llevo a Peter con élla. Los dos cayeron al suelo uno junto al otro. No podían parar de reír.

- Cocaína. – dijo Peter de repente.

- ¿Qué? – Mar se incorporo y lo miró.

- Cocaína. Me acorde hace unos días. Eso consumía. Pero al parecer ya lo sabías “una línea o dos” – le recordó lo que élla le había dicho minutos atrás. La morocha asintió.

- Hice la tarea.

- Prometo contarte sobre eso. – escucharon a Estefanía (o Ana) llamar a Peter. – pero será otro día. – Mar se levantó y se sacudió el sucio de los jeans antes de salir corriendo. Peter la vio alejarse con una sonrisa. “esa chica es increíble” fue lo último que pensó, antes de ver a Ana aparecer ante él.
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sweetmarya
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 2:35 pm

tratare de subir los que faltan hoy en la noche JUNTO CON EL 12!!xD un besaso!! las quieroooo Razz
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lillyana
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 5:55 pm

12222222222222222222222222222222. AY POR DIOS NO VEO LA HORA DE Q SEA DE NOCHE.JAJAAJJAJA SERÁ Q EL CIELO SE PUEDE OSCURECER YA? NO ES MUCHO PEDIR.JAJAJA
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 10:12 pm

Capítulo VIII (2da parte)

La vida es Corta





- ¿Cómo sigue, Vale? – Lali quería saber. Detesta esperar y es bastante impaciente y curiosa.

- No presiones, Lali. Es un proceso creativo, esto. – Valeria odia que la apuren.

- Bueno, apura el proceso que yo quiero saber que hará mi personaje! – y Lali siempre insistirá. No sabía que tan buena había sido Valeria como modelo, pero como guionista era muy buena. Lo cual significaba que Lali se muriera de las ganas por saber si el malo de la novela de Floo, lograba hacerle algo a la protagonista, que casualmente, se llamaba Mariana.

- Anda a corregir exámenes o alguna de esas pavadas que tenes que hacer vos.

- No son “pavadas” y de esos exámenes depende su promedio y por ende su futuro, así que dejarme en paz! Mira que al menos yo estudie algo.

- Ay! Perdóname pero yo no necesito eso. – dijo Vale, agrandada. – vos porque sos morocha y bajita nena!

- Pero, con un cuerpo de infarto y una carita de porcelana!- retrucó, Mar por su hermana.

- ¿ves, que linda la hermana que tengo, que me defiende?
- Si igual te defiendo porque somos igualitas ¿viste?- Mar se burló y Lali la fulminó con una simple mirada.

- ¿sabes con quien se va la pizza? – Lali la tomó y se paró.
- No! Mentira! Sos lo más hermoso que hay en el mundo! Te amo!- y Vale puede ser tan teatral. Lali solo rió.

- Mucho mejor. – devolvió la pizza a su lugar. - ¿chicas, no les hará daño esto? Están comiendo como demasiado. Se aprovechan de que no me revisan al entrar para que les traiga cosas. Me siento como una narcomula! – dijo con tono exagerado. Las chicas rieron.

- Ay Lali! La vida es corta! Vivamos a pleno y listo. – Mar se llevo otro pedazo de pizza a la boca para morder y disfrutar. Lali pensaba en esas palabras y como habían sido su lema meses atrás, cuando todo era distinto.



La tarde siguió entre risas y peleas (entre Floo y Lali) y más risas. Mariana, disfrutaba de cada momento en compañía de su querida hermana y élla nunca dejaba de sonreír, cuando Lali estaba cerca. Había algo que las unía más allá de la mismísima sangre. Ese sentimiento de que nunca estarás sola porque siempre se tendrán una a la otra. Aunque se distancien, aunque sean tan diferentes y a la vez tan parecidas, aunque el destino juegue con ellas, siempre serán hermanas y siempre estarán dispuestas a todo por lograr la felicidad de la otra. ¿Qué raro no? Que tu felicidad dependa de la felicidad de alguien más ¿alguna vez has sentido tal conexión con alguien? Yo sí y ellas también. Lo llevamos en el alma, en el corazón nada lo explica, nadie lo entiende pero Mar y Lali, si. “élla tiene que ser feliz” pensaba Lali desde el sillón, viendo como Mar peleaba con Vale, por el último pedazo de pizza (Mar amaba la pizza y apenas y le dio tiempo a Floo para que comiera unas cuantas rebanadas) Mar, al fin, le dejo el último pedazo a Floo, quien le sonrió y le lanzó un beso volador. Marianella la mofo y miró a Mariana. Sonrió “élla será feliz” se dijo con una sonrisa.
Dos horas más tarde, Lali se despedía de la pareja sísmica, como les decía Estefanía, para regresar en una semana.


- Dale Lali! ¿Qué tanto te cuesta? Te doy un autógrafo. – Vale sonrió carismática.

- JA!- Lali se burló. - ¿Quién te piensas que eres? ¿Heidi klum? – volvió a reír.

- Dale mala! Además ¿Qué sabes tú? Existen los fans! Hasta yo puedo tener unos por ahí! Si tiene Paula Recca. ¡hasta tú puedes tener! – soltó una carcajada debido a su propio comentario. – dale, Mariana y te tengo listo el próximo capítulo de la nove. – Lali sonrió feliz.

- Listo, dale. Torta selva negra para ti, el próximo sábado.

- Iuju!

- ¿ y shopping? Yo quiero también!

- Ok. – Lali rodo los ojos. – torta para todas.

- Iuju! – esta vez fue a dúo.

- Les acortas la vida Lali! - grito Estefanía con una sonrisa desde el mostrador (armaba las bandejas con medicinas, no adictivas para los pacientes en la peor etapa)

- Pero se goza! – grito Vale y esta vez, fueron 4 las risas que se oyeron en el gran recibidor. Mariana se despidió, subió al auto y miró el asiento del copiloto y recordó los palabras de uno de sus “piojos” (como élla llamaba a sus estudiantes), que con sus recién cumplidos 13 años, le dijo una de las mejores palabras de su vida.“Hay que vivir, profe y hacer lo que se siente en el fondo del corazón. Pero lo que se siente de verdad no esas cositas tontas que uno hace por impulso. Es sentir y querer de verdad, algo. Así, pase lo que pase, no se arrepentirá porque hizo lo que sentía en el fondo de su corazón. Esa es la mejor manera de vivir la vida y mire que es corta como para desperdiciarla”.

Ese nene tiene leucemia y muy chico había aprendido a vivir cada día con intensidad. “haga lo que siente, así no se arrepentirá nunca de vivir esta vida tan corta, a su manera” Lali sonrió al recordar su cara de descaro, cuando le dijo: “el día esta buenísimo para ir a la plaza con mis amigos en vez de pelear con el verbo to be” y así sin más, salió del salón. En ese momento lo quiso matar, pero ahora admiraba su espíritu libre y le pesaba, que este mundo no reconociera esos caracteres, diferentes al resto, esos personajes que terminaran siendo inadaptados sociales y talentos perdidos. Miró detenidamente el cuaderno tipo agenda que estaba sobre el asiento del copiloto y miró el asiento de atrás donde reposaba otro cuaderno exactamente igual al anterior, pero completamente nuevo. El primero, era el viejo diario de escritura de Peter, estaba usado, desgastado y tenía parte de la historia de sus vidas escrita por él, antes de que todo pasara; el segundo era nuevo, listo para comenzar una nueva historia.


Arranco el auto. Lo manejó hasta la entrada en “Y” donde tomabas el camino a Santa Beatrice o San Felipe. Cruzó a la derecha y pensó en lo que élla sentía, que quería. Eso la hizo reaccionar en lo poco que se consideraba a sí misma y sus deseos. Solo una persona la hacía ponerse (y la ponía) en primer lugar: Peter. ¡Como lo necesitaba!

Bajó del auto, miró el gran edificio, suspiró. Se detuvo en la ventana, su ventana. Estaba de cortinas cerradas. Lali se preocupo. Recordó esos días en donde intento dejar las drogas y se volvía loco, lloraba de desesperación, angustia, rabia, hasta caer en un estado de sedación alarmante, casi inerte. Corrió a las instalaciones y Ana la detuvo.

- Lali! ¿Qué pasa? ¿Por qué estas agitada? ¿le paso algo a Mar? – Ana se asusto.

- No, no Mar esta perfecta… emm quiero hablar con el Doctor L, es algo personal. – hizo una mueca de incomodidad. El centro ofrecía apoyo psicológico y medico a los familiares de los pacientes. Para ellos, todo formaba parte de la recuperación de los mismos.

- Si claro, está arriba. Ya sabes el camino. – Nana sonrió. Lali la imitó y apuro el paso lo más que pudo sin correr. Al llegar al pasillo dobló a la derecha y caminó a las habitaciones. Esperaba que, Estefanía no se encontrara con el simpático doctor. Pero nada importaba, quería verlo, solo eso quería en el fondo de su corazón.


Lali entro a la habitación y vio como un bulto sobresalía debajo de las sabanas y como todo a su alrededor estaba tirado en el suelo y revuelto. Supo en seguida lo que había pasado, al igual que supo que Peter la necesitaba. Pasó entre las cosas tiradas, guiándose, gracias a la poca luz, que se colaba entre las cortinas. Lo miró vuelto un ovillo en la cama y quiso tirarse sobre él y abrazarlo, pero solo pudo morder su labio y acariciar suave y lentamente el brazo de su amor, este ni siquiera volteó su cuerpo para mirarla. Estaba en otro mundo.


- No siento nada. – sabía que era élla. Reconocía ese perfume. – no siento emoción, felicidad, no hay nada, no siento gusto ni por una caricia. – apenas lo oía, hablaba en susurros dándole, aun, la espalda.

Lali se prohibió llorar, se tragó sus lágrimas. Tomo el libro (el nuevo) que traía para él y lo golpeó con fuerza en el brazo y espalda. Peter se quejó. Se volteó boca arriba y apoyo su cuerpo sobre los codos. La miró molesto. Lali estaba seria.

- ¿te dolió? ¿sentiste eso? ¿estás molesto? Entonces si sientes. Así que deja de sufrir y vive! Aunque tenga que ser en estas cuatro paredes, vive! - Sus ojos ya estaban cristalinos. – la vida es muy corta y hay que vivirla a pleno. Tal vez para ti, ahora no sea importante vivir. Pero, para mí, lo es… pero solo importa si estás tú, disfrutando y viviéndola conmigo. - se sentó junto a él y tomo su mano entre las suyas. Las coloco sobre el corazón de Peter. - ¿sientes eso? – Peter solo la miraba a los ojos. – late por ti y para ti. Late igual al mío. Vas a volver a ser feliz, te lo juro. – acarició su mejilla y tomo su cara entre sus manos para mirarlo a los ojos. – yo voy a estar y te voy a ayudar. Te lo juro… No te dejes caer otra vez. – se miraban a los ojos y de una manera casi heroica, Lali contuvo las lágrimas, aun cuando, Peter no logró hacer lo mismo. Mantuvieron las miradas cruzadas, mientras, Mariana hacia uso de toda su fuerza de voluntad para no besarlo y decirle toda la verdad. Peter rompió el silencio.

- Eres… eres increíble… y bipolar. – Lali rió y Peter sonrió apenas.

- Ya me lo has dicho. – dijo como si nada. – mira lo que te traje. Así empiezas a disfrutar de lo que más amas. – dijo tomando el diario y poniéndolo en manos de Juan Pedro.

- ¿Qué es? – Peter miraba confundido. - ¿un cuaderno? – la miró.

- Naaaa.. ¿en serio? Si no me dices ni me fijo, te juro! - Lali se atrevió a burlarlo como hacia siempre ¿a quién les recuerda esos comentarios?

- Ay que graciosa. – Peter era sarcástico y burlón. – me mata. De paso re original. – Lali le saco la lengua.

- Mira, es un diario para que escribas tus historias o lo que sea que te pase por esa cabecita linda que tienes. – le toco la cien con los dedos y busco su mirada con una sonrisa, la cual él, respondió con una mueca.- dale, escribe algo. – su tono era dulce y animado. – me encantaría leer algo tuyo. Puedo esperar todo el tiempo que requiera tu proceso creativo. – rió, recordando a Floo y al mismo Peter, que alguna vez respondió igual. Juan Pedro estaba a punto de negarse a escribir, cuando algo rondo su mente. Miró a Lali a los ojos “esos ojos”. Tomó el bolígrafo que sostenía élla y comenzó a escribir. Mariana se emocionó, hasta que leyó su escrito. “no puede ser. ¿Qué es eso? ¿Por qué nos hacen esto?” pensaba Lali al leer algo que, para Peter, era producto de su imaginación, pero para Lali, era un recuerdo oculto, solitario en su mente, pues su acompañante lo veía como un sueño que mañana no estaría.


Peter estaba parado a un metro de distancia de Lali. Los dos miraban de frente al vacio. Lali sonreía emocionada y Peter… no tanto.

- Amor, en serio no tenemos que hacer esto, hay miles de cosas más. – le decía haciéndose el indiferente, tratando de esconder sus nervios.

- Pero yo quiero esto, querido… además, tú me dijiste que también querías.- lo señalo.

- No, yo dije “me gustaría” pero de ahí a lo voy a hacer… ¿nunca escuchaste eso de “del dicho al hecho, hay mucho trecho?” Bueno pues yo contaba con el trecho. – Lali rió y caminó hasta él para abrazarlo y besarlo.

- Bueno pero yo quiero y quiero que sea aquí y ahora. Dale mi amor! No seas cobarde. Mira que nunca lo has sido. Tenemos que hacer memorable el aniversario de nuestro primer año juntos.- Lali lo sacudió de los hombros. – dale Pitt! – Peter la miraba sin decir una palabra. – dale mi amor! Ey! – Mariana puchereaba y Peter desviaba la mirada. Sabía que si veía ese puchero caería.

- No sé, no sé. Puedo vivir sin esto. – y ahora se hacia el interesante.

- Ya Peter! – Lali sonreía. – te recompenso como quieras. Jugamos al policía y el ladrón… te dejo usar las esposas. – le hablo en susurros al oído. Lali tenía su lado bien perverso y Peter lo amaba. Automáticamente la miró con los ojos brillantes de emoción (y otra cosa).

- Bueno pero yo soy el policía y tienes que hacer todo lo que yo te diga. – la tomaba de la cintura y se acercaba a su boca. La beso y mordió suavemente su labio inferior. Los dos rieron.

- Hecho.- susurro Lali con una ceja levantada. También sabía como seducirlo. Peter abrió los ojos como platos y sonrió a más no poder. soltó a Lali y llamó al señor que los ayudaría.

- Señor, póngame el coso ese, pero ya, que me urge volver a casa! – Lali, soltó una carcajada y caminó de nuevo al lugar que había estado ocupando.

- El encargado, les coloco los arneses de los cuales sobresalía una gruesa y resistente cuerda, sujeta al enorme puente en donde estaban parados a punto de lanzarse en benji.

- ¿listo? – Lali miraba al frente y de reojo miraba a Peter.

- No. – el morocho se encogió de hombros.- pero las esposas me motivan. – Lali volvió a soltar una carcajada.

- Cállate! Te van a oír calentón! – y su amor rió.

- ¿listos? – esta vez fue el encargado.

- Si es con élla, estoy listo para lanzarme al mismísimo vacio y sin cuerda.- La miró a los ojos y élla sonrió a más no poder.

- Te amo. – solo eso pudo responder.

- Yo también, pero más- sonrió.- ¿contamos hasta 3?

- No! Mejor tu que me da miedo. – Lali fijo su vista en el abismo.

- Ah bueno! ¿Y me dices cobarde a mi?- Peter la burló y Lali lo mofo.

Contaron hasta 3 y se lanzaron a la nada. Nunca, jamás sintieron algo igual. La sensación de miedo, libertad, el ser tan vulnerables y al mismo tiempo, invencibles.

- Eso fue increíble, La! – Juan Pedro realmente, estaba eufórico. – lo tenemos que hacer otra vez!

- Tal vez para el año próximo. Ahora me maree de colgar. – saco la lengua. Peter la miró y élla se subió a su espalda, como una nena. – o nos lanzamos en parapente. - Juan Pedro volvió a mirarla, esta vez con una ceja levantada y élla solo sonrió ampliamente, mientras pestañeaba repetidas veces. Él soltó una carcajada.

- Estás loca ¿sabia?- volteo apenas la cara y la beso.
- La vida es corta, chiquito… igual esta buena la idea del parapente ¿o no?

- Si quieres practicamos eh! – y así, sin más, la tomó fuerte de sus piernas y comenzó a correr y Lali a gritar entre risas.


Mariana lo miró y sonrió.

- Que… que lindo… es muy lindo.

- Gracias… se me ocurrió y ya. Es raro… es como vivirlo. – sonrió.

- Jum. – la sonrisa de Lali, era amarga. Sentía rabia por lo que le estaba pasando. Por primera vez, sentía la ira correrle por las venas y la impotencia. Dios! ¿Por qué no podía hacer nada? Respiró profundo y calmó sus pensamientos.

- Juan Pedro Lanzani, quiero que sigas escribiendo y me sigas deleitando ¿sí? – sonrió y Peter asintió con la cabeza.

- La ¿te puedo pedir algo? Solo por hoy. – Lali asintió. Su mirada era interrogante. - ¿te quedas un rato? – La miró con vergüenza. Élla movió su cabeza de arriba abajo. Volvió a acostarse y Lali se sentó a su lado.

- Descansa, Pitt. – él la observo confundido, nunca lo había llamado así, pero le gustó y mucho. Mariana dudo, pero al final tomó su mano y sonrió con miedo. El no se inmutó, solo apretó ligeramente su mano en la de élla y cerró los ojos.

- ¿Cómo haces? – le pregunto, aun con los ojos cerrados.

- ¿Qué cosa? – todo era en susurros.

- Para provocarme tantas cosas. Por momentos me exasperas, otros me animas y otros me das paz… eres la única que me hace sentir algo.

- Tú también eres el único que hace sentir algo.- Peter sonrió y todo quedo en silencio.



María Eugenia o Mais, estaba parada en el jardín de la casa de los Lanzani. Miraba la puerta de entrada con recelo y algo de miedo. Camino hasta ella, toco el timbre y Miranda apareció. Cinco minutos después, Diego Lanzani se les unía en la sala de la e norme casa.

- Bien Eugenia, no me mal interpretes, nos gusta tenerte en casa, pero… ¿Qué haces aquí? ¿a qué viniste? – élla sonrió

- A veces olvido lo astuto que es. Quiero la dirección exacta del centro donde esta Peter. Quiero poder visitarlo.- dijo directa y concisa, cualidad y defecto de Mais por igual. Diego y Miranda la observaron por un momento.

- No. – claro y conciso, carácter de Diego, también. – se para que lo quieres y sabes que no debes. Si te dije donde esta es porque recuerda tu nombre. Te recuerda a ti y puedes serle de ayuda más adelante pero no ahora y no para élla. No lastimes mas a Mariana, no lo merece.

- ¿Qué sabe usted que se merece? Esta mal! Está sufriendo!

- Y tú te sientes culpable por eso.

- Sí, me siento mal por no decirle lo que se, pero de nada me vale un nombre si no podrá entrar a verlo. Diego déjela ir… élla lo necesita y él a élla, también. Usted sabe cómo se aman, como se cuidaban. Aun siendo solo amigos se adoraban. – Eugenia comenzaba a desesperarse y Miranda solo miraba en silencio.

- Por eso mismo, es mejor como están. Lo siento mucho, Eugenia pero no. – Diego se levantó y Miranda y Mais, también. Esta última trataba de controlar las lágrimas de impotencia que querían salir. Amaba a su amiga pero en algo tenía razón (o eso creía) decirle a Lali, el centro donde estaba Peter sin siquiera poder entrar, era como mostrarle una puerta sin la llave. Respiró profundo y caminó hacia la puerta. Miranda la despidió en la entrada y justo al abrazarla, depositó un papel en su mano.

- Es la dirección, tratare de conseguirte un permiso para visitarlo. Habla con él. Explícale todo. – la soltó y Eugenia la miró sorprendida.

- ¿Por qué? Diego te va a matar!

- No lo sabrá, además es mi esposo. Yo sé cómo manejarlo. – guiño un ojo. – Él ama a Peter aunque a veces, no lo demuestre muy bien…. Y quiere a Lali, por eso no quiere que sufra por él. – sonrió.

- ¿Por qué te arriesgas entonces? ¿y si tiene razón y si les hacemos mal?

- Imposible hacerles mas mal del que sufren estando separados. La vida es corta y ellos deben disfrutarla… juntos.
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 10:14 pm

Capitulo IX

Confesiones (parte I)



Valeria tocó repetidas veces en el consultorio del doctor “L”. Abrió la puerta en el momento en que él, le dio la orden.

- Vale! ¿Qué haces aquí? Hoy no, nos toca sesión ¿o sí? – el doctor y esa sonrisa que mata.

- No… yo quería hablar con vos. – estaba nerviosa, cosa bastante inusual en Flor. El doctor sonrió.

- Ok. ¿Qué quieres que hablemos?

- Me quiero confesar. – el doc. Rió

- Vale, pero yo no soy padre ni cura de ningún tipo, eh! – y Vale imitó su risa.

- Yo sé… pero es que quiero contarte todo. – el psicólogo (e internista, o sea hello) cambio su expresión divertida, por una pasiva, comprensiva.

- Muy bien… - el ojiverde, se sentó y la observo, sonrió (como siempre). Soy todo oídos… si quieres te persigno primero, eh! – bromeó con la intención de que Vale riera y lo consiguió.

- Que tarado que sos! – seguía sonriendo.

- Cuéntame FLOR. – la miró con picardía, usando el nombre que le había puesto Mar, para demostrarle que sea cual sea su historia, ya no era esa chica. Una nueva persona, había nacido en élla.


Vale o Flor o como sea, se acomodó en el asiento diagonal a “L”. Dudó por un momento y comenzó su “confesión”. Debía liberarse, debía decirle a alguien de una vez por todas como termino en ese centro, temblando y deseando la muerte.


- Yo… yo vivía con mis papás. Pero no era feliz. Nos la llevábamos pésimo. Fui la última de las hijas. Somos tres mujeres. Mis hermanas son mucho mayores que yo. Siempre fueron muy celosas, me cuidaban mucho, no lo niego. Pero, yo era muy distinta a ellas… a todos en mi familia. Ellos eran muy conservadores… yo no. Yo quería conocer, recorrer el mundo, quería ser libre y ellos querían que yo siguiera sus órdenes, como un animal entrenado. Yo no era mala. Lo juro. – el doctor asintió. – pero, ellos creían que sí; creían que no me importaban, que todo lo que hacía era para molestarlos ¿entendes? Como si fueran tan importantes en mi vida. No, como si yo fuera tan idiota, como para manejar mi vida en base a ellos. O sea. ¿Por qué los papás creen que cuando vos no haces o sos lo que ellos quieren, es solo para hacerles mal a ellos, solo para molestarlos? ¿tan egocéntricos son? Que creen que cuando eres adolescente, te despertas cada mañana pensando: ¿cómo puedo joder a mis papás, hoy? Creen que porque sos su hija, sos suya. Sé que suena loco… pero cuando peleaba por algo como una salida, un vestuario o lo que fuera, no era porque realmente lo quisiera, sino porque lo que realmente quería, era tener la opción de elegir entre lo que quería y lo que no. Lo que podía y lo que no. Quería aprender por mi propia cuenta, con mis experiencias. Nunca lo entendieron y aun no sé, quien actuó peor.

- ¿por eso caíste en esto? ¿por escapar de ellos?

- No… fue para seguir atrapada. – sonrió con amargura y el doctor la miró, dándole pie a que continuara.

- Me gustaba el modelaje. Así que a los 14 años, quise inscribirme en una academia. Mi papá no quería. Así que, comencé a trabajar en verano para pagarla y cuando entre, al poco tiempo me llamaron para una campaña de ropa. Mis papás, no estaban felices con la idea pero, si con el dinero.

- O sea que aceptaron por el dinero.

- Y me lo negaran toda su vida. La cosa es que, con el tiempo todo se salió de control. Comencé a trabajar y mis papás me seguían controlando, ahora más que antes.

- O sea que lograste reconocimiento.

- Más de lo que imagine. – Vale sonrió picara. – me hice famosa y cotizada. La gente me quería porque, tenía el típico cuerpo de modelo pero no era la típica modelito. Era divertida sobre la pasarela, sonreía, jugaba con la ropa, era espontanea y hacia poses divertidas. Era carismática. No modelaba. Era como si actuara un personaje con la ropa que llevaba.

- Pero… - incitó el doctor.

- Pero… ahí no solo me controlaban mis padres, sino un montón de personas más. Nadie se preocupaba por mí, mas allá de lo que afectara mi físico.

- ¿Por eso probaste? ¿por el control? Te sentías atrapada.

- No sé… no estoy segura.

- ¿Qué más pasó? – Valeria, respiró profundo.

- Uruguay, comenzó a quedarme pequeño. Mi país es pequeño, así que me ofrecieron irme a otro lugar. Mis papás, se negaron y ahí yo me molesté. Querían que me quedara para seguir controlándome. Y para no pagar comisión a nadie por mí cuidado… y quedarse con todo lo que ganaba, directamente. Como lo habían hecho hasta ese momento.

- ¿Cómo lo sabes?

- Porque los conozco. Ahí vi mi oportunidad. Tenía 16 años, ya y pedí la emancipación. Normalmente, nadie me la daría a esa edad pero si, si compruebas que tus padres te quieren como banco personal… y si sobornas al juez. – élla sonrió con ironía y amargura, el solo asintió con la cabeza. Cosas peores, había oído.

- Al final lo logre y me fui a Argentina. Ahí trabaje para Dios Las Cria, Promesse, 47 Street y Sweet Victoria. No podía más y estaba amargada, ya no era risueña ni tan divertida como antes… conocí un chico durante una campaña. Comenzamos a salir. Me apoyaba mucho en él. El me convenció de hacer la campaña en Sweet Victoria. Al principio yo no quería, nunca había posado en ropa interior. A la final acepte. Pero, el día de las fotos me había peleado con mis papás por teléfono y no quería salir. Tomás, me ofreció una pastilla para los nervios… fue la mejor sesión de fotos que tuve hasta el momento y la sensación de… tranquilidad, felicidad. Estaba… era libre. Estaba más suelta, relajada. Era como antes, era yo. Pero más libre. Sentía que podía decir y hacer lo que quisiera; ser yo y que todos me querrían. Era como querer a todos y que todos te quieran a ti. Como hacer todo lo que quieras y que todo esté bien… o eso crees. Ahí empezó todo… esta montaña rusa, horrible. Es horrible como subes a las nubes y luego caes al mar. Sientes que te hundes, que no eres nada y dependes de élla para ser “feliz” para ser tú y que la gente te quiera.

- Ese es el trabajo del éxtasi y lo hace muy bien. – dijo el morocho frente a élla.

- Es una porquería. – Vale tenía los ojos cristalinos. El doctor se acerco y tomó sus manos, la miró a los ojos y le sonrió.

- ¿Por qué decidiste venir? – apenas susurró, suave, calmado.

- ¿viste que, Mar una vez contó que se acostó con un tipo por heroína? ¿y que se contagió de hepatitis por compartir jeringa con una desconocida? Pues yo hubiera preferido acostarme con 10 tipos y tener cualquier cosa en la sangre, antes de pasar por el momento tan horrible como el que viví por culpa de esta mierda. – y ya lloraba, descontrolada. El doctor acarició sus manos y limpió sus lágrimas. “L” era más que un médico, un amigo para todos sus pacientes. Flor respiró profundo y continuó.


- Hice nuevos “amigos” iguales que yo. Una noche, Salí con mi novio. – sonrió con rabia y amargura. Miró al techo y cerró los ojos para luego fijar su vista en el doctor, otra vez. – se acabaron las pastillas, fuimos a ver unos chicos que tenían. Salimos con ellos en una camioneta negra, todos estábamos drogados… un grupo de chicos estaban en un auto más pequeño a nuestro lado. Vendrían de una fiesta, no sé. – se encogió de hombros. – no eran como nosotros, no los conocíamos, no estaban con nosotros. Solo eran extraños en la carretera, esperando que el semáforo cambiara y… - hablaba alterada y su amigo la calmó. - los chicos del auto en donde estaba comenzaron a acelerar el auto. Querían retar a los del auto de alado a correr una carrera pero, ellos no siguieron el juego. Así que los de la camioneta se molestaron. Aceleraron a fondo. Se metieron frente al auto, sacaron una pistola y…. y comenzaron a disparar al parabrisas. – el llanto de Floo se había convertido en espasmos. Lloraba a mares, desesperada y aterrada por el recuerdo. El doctor la abrazó para calmarla. Flor, tenía 7 meses ahí y apenas 17 años. Nunca conto su historia y ahora entendía porque. – en ese momento me shockeó pero, no me importo tanto como al día siguiente. Las drogas te hacen olvidar muchas cosas pero otras, son como sueños o pesadillas en tu cabeza y hay un momento en que aprendes a diferenciar entre lo real y lo imaginario y yo sabía que eso fue real… porque no era un recuerdo feliz y el éxtasi “me hacia feliz”. Fui de hospital en hospital…. Buscando chicos ingresados por heridas de bala… algún caso como el que había “soñado”… hasta que encontré uno… era uno de los del auto. La bala le dio en el brazo. Se recuperaría pero sería duro, obvio y no recuperaría la misma movilidad del brazo que tenía antes… me fui de ahí sintiendo un dolor en el pecho horrible, me sentía culpable y es que era mi culpa! Todo por la maldita droga! – lloro aun más. (si era posible)- y lo peor... era que… en ese momento, no podía pensar en nada más que tomar una maldita pastilla para sentirme mejor! – el doctor no dejo de abrazarla en todo ese tiempo. La acuno en su pecho, como la nena que era. – ahí supe que necesitaba ayuda. Busque información sobre centros de rehabilitación en todo el continente y encontré este lugar. Así que tomé lo que tenía y desaparecí. Viaje hasta acá y acá sigo… nunca entenderé porque decidimos caer en este pozo con la excusa de sentirnos bien, si sabemos que cuando pase el efecto, estaremos en el fondo.


- Porque los seres humanos no aguantamos el dolor y buscamos ser felices a toda costa. – fueron las últimas palabras del doctor antes de que Vale se aferrara, más, a su pecho y llorara. Él sabía que en ese momento, era lo que élla más necesitaba. ¿Por algo es psicólogo no?

- Doc… - Mar, tocó la puerta y entro antes de que el simpático doctor, respondiera.- ¿has visto a Floo? – y vio como una chica se aferraba al pecho de “L”. Marianella, se sonrojó (por varias razones). – ah bueno… vuelvo más tarde, mejor. Perdón eh! No quería…

- Espera, Mar! – Valeria levanto su rostro, miró a su amiga y esta acelero el paso para arrodillarse frente a élla y acariciar sus brazo y pelo.

- Floo… ¿Qué te pasa. Que tienes? - estaba preocupada.

- Nada. Estoy bien, ya. Me tenía que confesar. – sonrió y de la misma manera, miró al doctor que sostenía su mano. Mar los miró y se puso algo cortante. Mantenía la sonrisa pero la cabeza se le revolucionaba pensando que había pasado. No le gustaba quedarse en la intriga.

- Si… - dijo mirándolos y asintiendo con una sonrisa. - ¿me pueden decir que paso? – y si, obvio no aguantaría mucho. – digo los veo así, juntitos… no sé... ¿Qué paso? – dijo fingiendo una sonrisa y colocando el dorso de su mano, bajo su mentón. Vale rió.
- Nada raro, amiga. Solo conté mi historia.

- Ah… ¿y a mí me vas a contar?

- Si… pero hoy no. – Sonrió tímida. Mar la imitó. Entendía que a Flor le costara hablar de esas cosas.

- Pero ¿le dijiste por qué no quieres nada con tus papás? – Vale, mucho no quería verlos, así que al igual que Mar, no permitía su entrada. (igual, nunca intentaron ir). Aunque, tenían razones muy distintas. La morocha sentía vergüenza, la rubia sentía rabia. La dejaron sola hacen tanto…Fuera por la razón que fuese, el resultado final era el mismo, solo una visita era permitida por las dos: Lali.

- No olvídalo, Mar. Eso no tiene cura. – negó con la cabeza.

- Ya veremos. – dijo el doctor con una sonrisa.

- Listo te van a psicoanalizar hasta el fondo, amiga. – Mar sonrió. – Floo. ¿Vamos a ensayar, hoy? Digo… para decirle a Lali que traiga la cámara.

- Si, obvio! No les di día franco, nena! – los 3 rieron.

- Bueno ya! Pero te digo que, Mariana, esta semana hacia exámenes finales a los piojos, así que olvida la posibilidad de que se sepa su diálogo. - Vale bufó.

- Debí buscar una protagonista menos ocupada… pero es que es tan linda, Lali! No le digan que dije eso... – los apunto con el dedo índice.

- Floo... – susurró, Mar. – yo soy igual que Lali. – levanto una ceja.

- Si pero, es que Lali, es un combo de personalidad y físico.

- Ah bueno! Gracias por decirme que tengo mala personalidad!

- Deja el drama mejor, Mar! – le saco la lengua. – ay! Me diste una idea para el próximo capítulo! Ya vengo eh! Voy por el cuadernito. – se levantó y corrió fuera del consultorio. La gente en ese centro es volátil. Marianella, al verla irse, se le volvieron los ojos cristalinos. ¿ven que si son volátiles? El doctor la miró y tomo su mejilla.

- Ey! Ey! ¿Qué pasa? – susurró. - ¿me quieren hacer trabajar hoy? Si tú te me caes, querida, me retiro de la psicología. ¿sabes lo que me costó hacerte sonreír? – porque su primera sonrisa, desde que entro al centro, fue gracias a él. Y la que tiene justo ahora, también. - ¿Qué pasa? ¿te hizo recordar? – por algo es psicólogo.

- No sé… Élla siente pasión por algo- escribir, aclaremos. – y yo... – bajo su vista al suelo.

- Te hizo recordar cuando tú la sentías. – repito: por algo es psicólogo. Mar, asintió. - ¿Cuál era tu pasión? – todos lo sabemos pero él quería escucharlo de élla. Era terapia, chicas. Élla sonrió.

- El piano…

- Entonces tócalo.

- No puedo… no soy capaz... la última vez que toqué el piano, estaba desesperada por ser la mejor y estaba dispuesta a drogarme para hacerlo… la última vez que toqué el piano.. lo rompí con la banqueta por equivocarme de tecla. – dijo avergonzada.

- Wow… hoy es el día de las confesiones, al parecer. – la miró y la hizo sentarse a su lado en el sillón (aun estaba de rodillas frente a él). – tú tienes que recuperar tu vida. Extrañas tocar. Te he visto cerrar los ojos e imaginar que tocas el piano sobre mi escritorio, en nuestras sesiones con música. Una vez, hasta me dijiste que el pianista, del CD, se había equivocado de nota.

- Es que si se equivoco. – hablo como una nena, haciéndose la indiferente. – además, tú me haces lo de la muisca, a propósito.

- Todo lo que hago es por una razón… soy tu terapeuta… – sonrió…

- Bueno olvidémoslo, mejor. Voy a buscar a Floo que ya se tardo bastante. – se levantó y camino hasta la puerta.

- Huyendo como siempre. – dijo el doctor. Élla le saco la lengua.

- Doc… - se volteó para mirarlo.

- ¿sí? – le sonrió con su cara interrogante al ver a Mar seria… ¡milagro!

- Somos amigos ¿no? – Él volvió a sonreír.

- Obvio. Si no, no tendría esta confianza especial con ustedes dos. – Élla rió.

- Entonces pronto tendré que hacerte otra confesión. Pero primero debo hacérsela a alguien más. – le guiño el ojo y salió con una sonrisa.

- Dile a Lali que me cuente! – gritó.

- JA JA JA. – gritó, Mar desde afuera. La conocía muy bien y sabía que su hermana, debía saber todo primero que nadie. “L” rió. Adoraba a sus pacientes pero Mar, era especial…
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 10:29 pm

Capitulo IX

Confesiones (parte II)



Lali llegó mucho más temprano al centro. Pasó directo a San Felipe y a habitación de Peter (Hoppy la dejo pasar como si nada), donde se entretuvo con él, durante tres horas, hablando sobre lo que recordaba de su vida e intercambiando ideas sobre los pensamientos de Gabriel García Márquez y Miguel Otero Silva. Cosa que le pareció rara a Peter, pues Mar, le había dicho que solo sabía un poco por su hermana pero, esta vez, le hablo sobre la historia de más de un libro y todo lo que pensaba sobre él. Aunque, debo mencionar que más que solo parecerle raro, le encantó.


Por otro lado, Mar estaba tratando de convencer a Floo de levantar el ánimo y soltar ese cuaderno (que según la rubia, era una tortura y le hacía extrañar y necesitar el Word) y dejara de escribir un rato. En el fondo, la morocha se moría por ir a ver a Peter, pero no podía dejar a su amiga sola. Sabía que hablar de su pasado, la había afectado y por esa razón se estaba escondiendo en la bendita historia que se le ocurrió, gracias a la novela de la tarde. México y Venezuela no se pueden juntar en Miami porque, el resultado es el culebrón del horario estelar y se vuelve internacional!

- Ana, veni para acá! – gritó, Vale.

- Por favor, gracias. – dijo Estefanía al llegar.

- por favor… gracias… -- respondió con una sonrisa.

- Por favor y gracias tienen mucho poder. – cantó, Mar. – gracias Barnie! Ahora vamos a buscar a BJ o como sea, para jugar a saltar la cuerda.- habló como una nena y Tefy movió los brazos pegados al cuerpo mientras reía como el famoso dinosaurio morado. Las tres rieron a carcajadas.

- Listo, pongámonos serias, chicas. Ana ayudame.

- Aja ¿en qué te ashudo?. – sonrió imitando la forma de hablar de Valeria.

- Vos hace de Lali. – y Tefy abrió los ojos emocionada. – es mientras llega, élla.- y ya los cerró molesta.

- Que feo eh! Me usan de reemplazo!

- Y bueno! Si queres, te pongo en la novela y haces de mi mamá, igual ya medio pareces. – y saco la lengua divertida.

- ¿me puedo quedar con Juan Pablo?

- Nop. Ese es de las chicas.

- Ah bueno! Déjame pensarlo mejor…. Uy! Thiago! Yo quiero a Thiago!! Ese es el mio!

- Olvídalo! Ese tiene otra dueña! Mejor, deja de buscarte novios falsos que ya tenes uno de verdad, vos!

- Tal cual! – Mar, metió bocadillo en la conversación

- Mejor empecemos aguafiestas! – y las dos chicas rieron.

- Ah que bien! Me botaron y ni me entere! – Lali apareció (muy feliz, cabe destacar) a la media hora de comenzar el ensayo.

- Por fin, nena! – Vale, levantó las manos.

- ¿qué? Son las 4. Siempre llego a esta hora.

- Igual! Por fin llegaste! Ana no es muy buena como actriz… - y torció la boca.

- Gracias eh! Me levantas el autoestima!

- Así te queremos Nana. – Mar la abrazó – hola. – dijo tierna, mientras caminaba hacia su hermana y la abrazaba con fuerza.

- Que lindo…! Ya quítate que vengo yo. – Flor apartó a Mar y abrazo a Lali. - ¿Me trajiste lo que me prometiste?

- ¿y tú? ¿terminaste lo que me prometiste?

- Listo para que lo ensayes.

- Pues, listo para que te la comas.

- Iuju! – Lali rió y sacó la torta tres leches que le prometió.

- Ok. Ensayemos mejor. – la morocha (paciente del hospital) se mostraba ansiosa.
La tarde, como siempre, se paso riendo y peleando porque, Lali no se sabía sus líneas y Valeria la quería matar. Así que Lali, amenazaba con quitarle la torta y Flor con sacarla de la nove.

- Dile la verdad Floo! No la vas a sacar porque es muy linda! – la burló, Mar.

- Cállate, mejor, Mar! – Floo la miró amenazante.

- Ay! ¿así dijo? Ay que linda mi nena! – Lali la tomó de las mejillas solo para molestarla.

- Bueno basta! – dijo soltándose de Mariana, mientras ésta reía a carcajadas.

- Si ya basta! ¿terminamos? – Mar estaba ansiosa, recordemos.

- Ay si! Discúlpame. La nena tiene “cosas” que hacer. – Valeria se burló y Mar la miró con ganas de matarla.

- ¿Qué cosas? ¿de qué hablan? – Lali no se quería quedar atrás.

- ¿No te dijo? Mar tiene su propio Juan Pablo. – sonrió pícara.

- Cállate, Floo! Te voy a matar! – Mar se sonrojó.

- ¿Qué? – Lali no pudo abrir más la boca y ojos porque no era posible.

- No, pera. No es para tanto, así.

- ¿no?

- No… o sea… Ven y te cuento, mejor. – la tomó de la mano y la arrastro hacia el jardín.

- Claro! Déjenme sola, total! Yo no las llevo en la sangre ni nada de eso! – hizo hombritos haciéndose la indiferente.

- Toma! – Mar tomó la caja con la torta y la puso en sus manos. – consuélate con esto. – y así se dispuso a ir hasta su hermana.

- Gracias! Es toda para mí!

- Ni lo sueñes! – grito, Mar dándose la vuelta de nuevo. – además, yo te contare hoy a la noche!

- Déjala! Cométela toda Vale! Es toda tuya. La traje para ti! – Lali es un amor ¿ven?

- Por eso sos mi protagonista! – rieron las 3!

- ¡¿Se pueden callar, mejor?! – faltaba Ana, señores. - ¿Qué les pasa?- y todas se acercaron a élla.

- Tú, mejor ni hables usurpadora! – Lali la señalo con su dedo índice.

- ¿Qué? Perdóname querida, pero no es mi culpa que tú, no cumplas con tu trabajo.

- Yo que vos, me callo. Mira que no sos la más indicada para hablar de eso. Se te vive escapando gente! – Vale rió.

- ¿Quién se me escapa?

- Déjalo así, James Bond. – Mar, trataba de pasar por alto el tema. Mucho, no le convenía hablar de eso. Era élla la que se escapaba.

- Si. Anda a ver si Vale te da el papel de mamá que te queda perfecto. – y Lali la conoce muy bien, como para saber cuando tiene que cubrirá.

- ¿me estás diciendo vieja? – Estefanía, se toco la cara espantada.- mira que tengo casi la misma edad que tú!

- Entonces si están viejas, todas! – y la rubia se echo a reír de su propio comentario. Peeeero… no se juega con eso frente a Lali.

- Ven a acá y dame mi torta! – se los dije.

- No, no para! – y así, empezó todo. Sin más que decir, Valeria empezó a correr y a comerse la torta en el camino, mientras Lali la perseguía.

- Dime mala actriz, hazme cartonera pero, no me digas vieja! – y ahí la alcanzó y el resto de la torta, terminó sobre el piso, junto a ellas. Las otras 2 morochas no hacían más que reír.

- ¿Qué haces loca?! – Vale tomó un pedazo de la torta y le lleno la cara a lali.

- Listo! Te mate! – gritó, Lali. Así sin más, llenó de torta a la rubia. Al percatarse de la risa de sus espectadoras (que las veían pelear en el suelo). Se levantaron, corrieron hacia ellas y las abrazaron llenándolas de merengue y biscocho dulce a las morochas, también.


Lali y Mar se fueron a cambiar a la habitación de la última.


- ¿me vas a contar? – Lali se ponía una de las blusas de su hermana.

- ¿Qué? – y Mar, jugaba a hacerse la tonta.

- Dale! ¿Quién es “tú Juan Pablo”? – hizo las comillas y sonrió.

- Yo le digo JP. – sonrió. – es un chico que conocí hace unas semanas. Esta en San Felipe. Somos amigos, nada más. Que conste! Necesita ayuda para estar mejor. – la miró.

- Peeeero…. – Lali sonrió con picardía.

- Pero… no sé. Me cae bien… me gusta estar con él…. Creo que… creo que me gusta. – susurró y Lali rió. – me da como algo raro en el pecho, cuando lo veo y pienso en él.
- Ay…! – Lali estaba emocionada y enternecida por su hermana. – te estás enamorando.

- No, ya va! O sea no… tal vez me gusta y ya. No sé… dejémoslo así, mejor.

- Bueno… te irás dando cuenta con el tiempo ¿sí?.

- Si… ¿y si me enamoro? – Mar, la miró con pánico, desde la cama, donde sostenía la almohada con sus manos (en realidad le clavaba las uñas) y mordía su labio. – Nunca me he enamorado, no sé como es.

- Tranquila. – Lali se sentó a su lado. – enamorarse es lo más hermoso que hay. Aunque a veces te haga sufrir. Sigue siendo hermoso.

- Eso sonó re masoquista, hermana.

- También. – rió.

- No me digas eso, que me hace acordar al día que te vi las esposas! – Mar cerró los ojos con cara de asco y Lali soltó una carcajada. Si, el día que Lali, compro sus esposas, fue a visitar a Mar que, como bien chusma que es, vio la bolsita del sex shop, sobre salir de la cartera de su hermana y las encontró. El resto de la tarde Mar exageraba tapándose la cara, cada vez que tenía que ver a su hermana de frente y Vale dedico un capítulo entero de su novela (la que escribía en ese entonces) a una escena con unas esposas, la cual, debido a lo explicita y grafica de la misma, obligo a las hermanas a preguntarse como sabia todas esas cosas su querida “peque” por lo que ésta tuvo que contar las “travesuras” que hizo con su novio, la mitad de las veces drogada, pero que no le quitaba merito al “pollito triste” (como lo llamaba Mar ya que, el extasi es considerada la droga del amor, así que el debió estar falto del mismo para consumirla). Las dos rieron al recordar ese día. Lali abrazó a su hermana con fuerza. Estaba tan feliz por élla. Debió preguntar porque JP ¿Seria por Juan Pablo?


Lali se retiro al momento en que otro auto entraba justo por la carretera de alado. La de San Felipe. Estaba oscureciendo y apenas se podía distinguir entre las luces de los faros, frente a la isla de arboles que separaban ambos caminos. Lali miró hacia atrás por el retrovisor.

- Seguro ya, Mar se le escapó a Tefy para ver a su “amiguito” – rió y luego pensó en la posibilidad de que se encontrara con Peter, sin saber que era él y volvió a sonreír al pensar en su gran amor y la posibilidad de pasar una tarde los 4 juntos, no, los 6 porque Floo y Ana están incluidas. Así todos conocerían al hombre de su vida. Pero, debía esperar… Peter estaba confundido y aunque escribía sobre ellos, aun no lo sabía.


Mar estaba en el comedor de San Felipe con Peter. Convenció a Ana de que la dejara comer ahí, con la excusa de que el postre era mejor y no pudo comer de la torta que trajo Lali por culpa de Floo. Ana, sabía que lo único que quería era ver a ese amigo del que habló, Valeria.


Estefanía se dirigió a recepción y encontró a una rubia de ojos claros (azules), alta y hermosa. Le sonrió y élla la imitó nerviosa.

- Hola. Bienvenida al centro de rehabilitación “San Judas” estas en el edificio San Felipe. ¿buscas a alguien?

- Si… hola, soy María Eugenia… Mais. – sonrió nerviosa, de nuevo. – emm Miranda llamó para avisar que venía.

- Ah sí! Disculpa es que no nos dijeron cuando vendrías.

- Sí, yo tampoco sabía que vendría hoy.

- Buscas a Juan ¿no?

- Lanzani.- asintió.

- Si.. ¿vienes sola? Nadie puede entrar contigo. ¿lo sabes?

- Si, lo sé y si vengo sola ¿lo puedo ver?

- No es hora de visita pero… quien va a saber. – le susurró. – ven están en el comedor – Tefy comenzó a caminar y Mais la siguió. trataba de dar una excusa creíble sobre que hacia ahí a esa hora, cuando Estefanía, abrió la puerta del comedor, señalo a Peter y se quedo helada al ver la imagen que tenía en frente: Mar reía y trataba de hacer reír a Peter que sonreía de oreja a oreja ante sus chistes sobre la comida.

- No puede ser! Es élla! – no lograba cerrar la boca de la impresión.

- ¿Quién? ¿Mar? ¿la conoces? – Tefy la miró y Mais también.

- ¿Mar?

- Si Marianella.

- ¿Qué?

- Élla es paciente de acá. Esta en Santa Beatrice. Los edificios de hombres y mujeres están separados. Así mantenemos orden. Pero hoy, hicimos una excepción con Mar.

- Mar… - Eugenia conocía ese nombre. La hermana de Lali ¡¿Quién mas podía ser si eran idénticas?! - ¿son, son amigos? Digo ¿se reúnen todos con la familia? – Euge estaba alterada.

- No… Juan no tiene visitas. Tú lo sabes ¿no?

- Si, obvio. Solo se ven ellos. – sonrió, disimulando su nerviosismo.

- ¿Eres… la novia o algo así? – desubicada, total Tefy pero le preocupaba que Mar saliera lastimada.

- No! Mo… amiga nada más.

- Ah que bueno.

- ¿Por qué?

- No por nada. Curiosidad nada más.

Mais cerró la puerta del comedor y miró a Tefy.

- Me puedes decir eh! Estamos en confianza. – sonrió pícara.

- Es que… ellos se están haciendo muy amigos.

- Ah. – volvió a mirar por la ventanilla de la puerta. No sabía que hacer ante esas sonrisas. – son cuñados… - susurró. Tefy apenas escucho pero no creía haber escuchado bien. Además… ¿eso qué significaba?

- ¿Qué? – Ana la miró con curiosidad.

- Nada. ¿sabes qué? Me tengo que ir. Otro día vengo. ¿Puedo pedirte un favor? No le digas a pet… No le digas que vine… a nadie… - Tefy la miró desconfiada. – es que le quiero dar la sorpresa. – sonrió

- Si. Está bien. - y Tefy debió ser maestra jardinera. Se cree cada cosa (sin ofender). Mais sonrió por última vez y salió de ahí lo más rápido que pudo. Estefanía la vio marcharse, mientras repetía cada palabra y gesto de la rubia, en su mente. Sentía que se estaba perdiendo algo. ¿Qué fue lo que susurró? ¿O sea que oyó bien? ¿Qué significa? Definitivamente, estaba entrando en algo mejor que las novelas de Valeria y élla tendría un buen papel.


Mais se montó alterada en el taxi que la esperaba afuera. “Mar es la hermana” “esas sonrisas” “estaban en el mismo lugar. Siempre estuvo en el mismo lugar” “dios! ¿Y ahora qué?”. Todos estos pensamientos rondaban la mente de Mais “¿y si la está confundiendo?” “¿Cómo les explico esto?” María Eugenia estaba desesperándose. Definitivamente, había muchas confesiones que hacer.




Chicas mañana subo el resto de los capis que faltan junto con el 12 completo!!

por cierto, Lilyana ya te descubri jajaja las quiero espero comenten!!

ENJOY

las quiere su querendona Marya!
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lillyana
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 10:31 pm

te voy a comentar cuando me subas el 12, me estas oyendo? o leyendo mas bien? jajajaj en q me descubriste?
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lillyana
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 10:41 pm

me prometiste q cuando el cielo estuviera oscuro me subias el cap 12, y ya esta re oscuro y no veo el 12, ya me caes mal.jajajajajajaja (asi o mas caprichosa) jajajajaj
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sweetmarya
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 10:59 pm

Capitulo X

Bajo la Luz de la Luna y un Testigo



Miércoles 5pm, Valeria estaba sentada afuera del edificio Santa Beatrice. Los rosales del jardín le servían como refugio y esperaba que también, como factor inspirador. Quería algo romántico, algo tierno. Pero, solo se le ocurrían cosas realistas y al igual que ella, poco románticas.

- ¿Qué haces? – Estefanía se sentó en el banco junto a élla.

- Trato de volverme romanticona. – sonrió
.
- ¿tú? – y Tefy no puedo evitar reír.- necesitas ver “Un Amor para Recordar”, “Diario de Una Pasión”, un novio y la luz de la luna y taaaal vez seas algo romántica.

- JA JA JA – rió, irónica, Valeria. – necesito un testigo. Eso es lo que necesito.

- ¿testigo? ¿testigo de qué?

- De algo romántico

- Bueno… yo creo haber visto y vivido algunas cosas. Pero, no creo que te sirvan. Peeeeero, estaré atenta, a ver que onda. – Ambas sonrieron. – aunque, si observamos bien, creo que podemos ver muchas cosas románticas por aquí.



*************************************************



Llego el viernes y un día “sport” venia con él. Habían pasado 7 semanas desde que Peter, llego al centro San Judas. Su pulso se había regulado, al igual que su sueño y su humor. Había dejado de sentir la necesidad de consumir, aunque seguía costándole sentir ciertas sensaciones, lo cual lo hacía pensar en recaer de vez en cuando. El doctor Simón y “L” estaban felices por su recuperación, aunque sabían que pronto vendría el “craving” ese estimulo del cerebro que lo hará pedir a gritos la cocaína otra vez, solo para dejar de sentir ese vacío.


Todas las chicas de Santa Beatrice, habían salido al jardín para reunirse con los chicos de San Felipe. Irían a las canchas despejadas pues era día de actividad física y unas cuantas competencias contra personas de otros centros de rehabilitación, era la mejor manera de disfrutar el día deportivo. El ejercicio libera endorfinas, las cuales causan sensación de bienestar y placer. Relajan el cuerpo y te causan cierto grado de felicidad que no va en polvo ni en jeringas o píldoras y que era muy necesario en su condición.

Mar caminaba junto a Valeria, mientras discutían sobre que agarran un chico del cuello y clavarle un beso de la nada, en medio de una disco (boliche), no era nada romántico. Idea de Valeria, obvio y Mar la refutaba.


- Por dios, Floo! Eso es tan romántico como vomitar después del “te amo” o que te pidan “sentirte” por atrás para demostrarte cuanto te aman. – Valeria la miró con los ojos bien abiertos y una sonrisa.

- ¿con quién salías vos, Marianella? – y ya se reía a carcajadas.

- Con cualquiera que tuviera una jeringa y un pedazo de goma en la guantera del auto. – respondió, enojada con élla misma aunque, luego rió. Era mejor reír que llorar por el pasado.

- Bueno ya veremos que hago. – Valeria vio como Mar, miraba al frente con una sonrisa, para luego dirigir la vista al objeto en cuestión. – naaaaaa. – sonrió. – Juan Pablo!

- Shh. Cállate. Te va a oír! – le tapó la boca. - No es Juan Pablo. Es JP. - ¿no puedes aclarar lo del nombre, Mar?

- Bueno, JP. – aclaró Valeria levantando los brazos. Seguía riendo.- llamalo y que venga sino lo llamo yo!

- JP! – no queda de otra. El chico volteó y fue hacia ellas con una sonrisa.

- Que caño por Dios! ¿no será él, el que te pidió “sentirte” por atrás o sí? Porque yo le meto primera, si vos no queres, no importa eh! Me acostumbro y listo. – Marianella la miraba asombrada ¡tenia 17 y era una zarpada!

- Valeria! – y si, la llamo por su nombre real.

- ¿Qué?

- Yo sabía que lo de la historia de las esposas no llegaba hasta ahí. A la final tenía razón, Lali. Tus entrevistas eran bien profundas, por eso te daban tantos trabajos.

- Ay si! Como si élla no entrevistara a “profundidad” a Peter. – ¿les quedo claro a que llaman entrevista? Porque no lo voy a explicar!- seguro ya estreno casa y media entrevistándolo.

- Cállate! Shhh


- La! Hola. – y la abrazo con fuerza.

- Hola. – y le salió tan tierno. – emm esta es mi amiga Floo.

- Soy Valeria, vale pero élla me dice Floo. Vos decime como quieras.

- Ok. Vale, será. Y no me sorprende que te cambie el nombre.

- Si igual tú también se lo cambiaste. Por cierto es parecido al sobrenombre de La….

- Chicas! Les toca volley, dale vengan! – Hoppy gritaba desde la orilla del lago. (les dije que el centro era como un gran campamento)

- Vamos! – gritó Mar. - ¿juegas?

- Si jugamos contra “Lago sonrisas” – les dijo Peter, mientras señalaba su bolso, donde guardaba su equipo de football.

- Ah… - asintió Valeria, apenas escucho la respuesta que le dio a Mar. – ¿eso suena romántico? Porque yo lo creo cursi.

- Es cursi! – hablaron al unisonó los dos morochos.

- ¿nos acompañas JP? – Mira que si vas, nosotras te vamos a ver a vos. – y si, Valeria amaba el football pero, más amaba hacerle el aguante a su amiga.

- Sí, claro. Primero voy a dejar estas cosas en la cancha y vengo ¿sí?

- Bueno te esperamos, entonces. – Mar sonrió y siguió a Valeria en su recorrido.

- Mar! – la llamó y élla volteó.

- ¿Sí? – Peter se acercó y con algo de vergüenza saco un pequeño ramo de rosas de su bolso. Valeria sonrió.

- Son para ti. El otro día me dijiste que te gustaban las rosas rojas y bueno… Estefanía me dejó tomar unas de los rosales. – Mar sonrió (roja como tomate, aclaremos) pero en seguida su semblante cambio a seria. Algo no le cerró.

- ¿Cuándo te dije que me gustaban?

- La semana pasada. ¿te acuerdas?

- Sí, pero, hablamos de cocina. JP, me dijiste que cocinar no te salía muy bien y que había alguien que siempre te cocinaba cosas ricas y te daba pena no recordarla.

- No, hablo de la tarde…. Hablamos del “Amor en los Tiempos del Cólera” y que te encantaba cuando Florentino le regala rosas a Fermina a escondidas y ahí me contaste que te encantan.

- Ah! Ah! Sí, claro. - Mar siguió la corriente al ver la cara de sospecha de Valeria. No quería que nadie más pensara lo que élla estaba pensando. “¿será que lo soñó o lo alucinó?” pensó, Mar. No era raro que una persona que haya sido adicta a alguna droga, alucine con ciertas personas o cosas. Ella misma los sintió que caía, estaba sola aun con gente, incluso sintió agujas sobre élla. Pero, conversaciones… ese tipo de cosas eran graves y venían de la mano de otras complicaciones pero sobretodo, se daba más por la adicción al alcohol, aunque esa no era la adicción de Peter, a menos que no conociera toda la historia. Decidió seguir la corriente. Ya podría averiguar mejor.

- Gracias JP, son muy lindas. – sonrió y beso su mejilla. Y si señores saquemos las flechas que llego febrero (mes de los enamorados) Dio media vuelta para seguir, nuevamente a Valeria que ya había comenzado su recorrido hasta el lago.

- Eso es romántico. – susurró su amiga soltando una risita. Mar solo podía oler las hermosas rosas rojas. – aunque también sonó medio a Lali. – hablo tan bajo que la morocha no alcanzó a oír. Estaba hundida en sus pensamientos y en el revoltillo de emociones que llevaba en su pecho.

Las chicas jugaron contra “caras felices” “¿Quién pone esos nombres tan horribles?” dijo Mar apenas oyó el nombre de sus contrincantes “algún tipo que les quiere cobrar por traumas de la niñez” respondió Valeria. San Judas ganó por unos cuantos puntos. Gritaron hasta más no poder. No celebraron demasiado frente a sus competidoras. “con ese nombre de discovery kids, capaz y se ponen a llorar” Mar rió a carcajadas al escuchar la ocurrencia que su hermana le había dicho cuando la llamo para contarle lo sucedido ese día.



- Doc. No sabes. Unas chicas vinieron de un centro con un nombre tan cursi que parecía la tierra de los ositos cariñositos. – el doctor “L” no hacía más que reír ante semejante comparación. – resulta que… - no termino de hablar, porque el doctor puso una mano sobre su boca. Ella se sorprendió pero no la apartó.

- Cállate un poquito, Mar. – sonrió con toda la calma. – necesito que respires profundo, abras tu mente y pienses en lo que más amas. Estaban en el medio de un pasillo, frente a una puerta que permanecía cerrada. – ahora, mantén los ojos cerrados…. ¿Qué ves?- ella sonrió

- Un piano… y un estudio de baile con muchos espejos. – sonrió de nuevo y el doctor la imitó.

- Buenísimo, entonces no me equivoque. Ya es hora de que empieces a recuperar tu vida, Mar…. Y… a disfrutar tu pasión… - abrió la puerta para que Mar hiciera lo mismo con sus ojos y se encontrara con un hermoso estudio. Era parte del gimnasio del centro. Tenía espejos en el fondo como cualquier otro gimnasio pero no había una sola colchoneta, maquina de ejercicio o pesa. En vez de eso, había un hermoso piano negro, de cola, adornando el medio del salón. La morocha abrió la boca y lo miró sorprendida, sin saber que hacer, si entrar o mirar desde afuera. El doctor hizo una señal con su mano, indicándole que entrara. Ella lo hizo. Caminó lentamente hacia el piano, vaciló en tocarlo pero al final deslizó sus manos sobre la cola, rodeó las orillas y puso sus dedos, índice y medio, sobre las teclas. El sonido retumbó en las paredes del salón. Mar dio un pequeño brinco de la impresión que le causo escuchar y sentir el sonido provenir de sus manos. Miró al doc. Con ojos cristalinos y sonrió. Algunas lágrimas, comenzaron a caer de sus mejillas y “L” tomó su mano y la beso.

- La pasión debe volver “cara feliz” – la burlo, recordando la razón de las risas de Mar, hacia unos momentos. - tú debes volver a vivir y enfrentar tus miedos aquí, ante mí y la luz de la luna. – le dijo señalando al cielo que escondía el sol para darle paso a la luna y las estrellas.

- Co… ¿Cómo lo?- Mar no podía hablar.

- Tengo pacientes artistas! – sonrió.- además lo usare para una nueva terapia. Habrá uno aquí y otro en San Felipe.

- Eres increíble! – lo abrazó con todas sus fuerzas. Ese doctor era su mejor amigo y la persona que más se preocupaba por élla, después de su hermana y a la par de Valeria y Tefy.

- Si igual no te sientas tan especial. Eres mi paciente, por eso lo hago, además de que no es solo para ti eh! Quiero que los demás también lo disfruten y que si puedes, les enseñes a tocar.

- No puedo. – dijo seria.

- Claro que sí. Lali asusta cuando habla de sus demonios, pero aquí no puede ser tan malo enseñar. – y como siempre, sonrió.

- No… no es eso… no sé si pueda tocar. – estaba triste y nerviosa.

- Mírame bien, Marianella. ¿Cuándo tocabas, te sentías feliz?- élla lo miraba a los ojos. Asintió con la cabeza - ¿te sentías fuerte? ¿al bailar te sentías libre. En tu propio mundo? – volvió a asentir con un puchero. – entonces no caerás otra vez.- lo volvió a mirar a los ojos. – caíste porque estabas débil. Porque creías que eso era lo que necesitabas. Ahora sabes que lo que necesitas es esto. – señalo el lugar. – un piano y unas zapatillas de ballet. Con eso podrás ser libre. Marianella, debes ser libre. . volvió a tomar sus manos. – cuando quieras. – Mar, miró el piano. Respiro profundo. Se sentó en la butaca. Acaricio cada tecla y hundió sus dedos en ellas. Inmediatamente cerró los ojos y se dejo llevar. El sonido del instrumento inundó el estudio y no pudo evitar reír sin parar, mientras tocaba. Estaba feliz. Por primera vez en tanto tiempo, era libre.


**************************************************


Mariana salió de su trabajo aturdida. Había tenido que soportar un monologo de dos horas sobre políticas educativas que nunca se pondrían en práctica. Separo a dos chicas (si dos chicas) que peleaban por un chico (si, repito, un chico) además de dar una charla de quince minutos a dos adolescentes (calentones) que les faltaba poco para dar la clase de sexualidad en el patio del colegio. “ni se para que lo hago si cuando salgan lo van a volver a hacer” dijo, una vez estuvo sola, mientras se tocaba la sien con sus dedos. Pero sonrió al recordar cuando tenía esa edad y era élla la que recibía esas charlas y otras más. Se mordió el labio para no reír. Mariana era una profesora “diferente” no se escandalizaba ante las travesuras de sus estudiantes (a menos que fueran muy graves o irrespetuosas). Siempre sabia como llegarles, como hablar y recordaba sus épocas en el colegio (que no había sido hace tanto) para mantener en su mente la idea de que eran jóvenes y estaban para hacer locuras, mandarse cualquiera, cometer errores y vivir sus propias experiencias. Su misión o labor no era detenerlos ni obstaculizar sus ideas o deseos. Era guiarlos para enseñarles, no solo el arte de comunicarse por medio de otro idioma (Inglés) sino también enseñarles que sus acciones tienen consecuencias, que la vida está llena de retos y deben afrontarlos, que en el mundo no hay nada fácil ni gratis y que siempre se debe pelear por lo que se quiere sin herir a los demás. Por eso Lali en poco tiempo se gano la fama de “la profe linda”• por dentro y por fuera y más de un estudiante la usaba como su psicóloga personal.


Pero a pesar de todos los altibajos de ese día, había algo que la hacía sonreír: su aniversario. Hoy cumplía, exactamente, dos años con Peter y lo amaba exactamente igual que al principio, no, mentía, tal vez ahora, lo amaba más. Salió del trabajo y condujo por las calles bañadas en color naranja. Los crepúsculos en el cielo indicaban que el día llegaba a su fin. No había visitas en el centro a esa hora pero, buscaría la manera de poder verlo. Quería al menos, abrazarlo… era su día y el de él, también.

Llegó hasta el enorme portón de San Judas. Manejó a través de los árboles y arbustos pequeños, de la entrada. De verdad ese lugar era enorme y hermoso. Parecía un paraíso vegetal; jardines botánicos por un lado, lagos por el otro “¿y quién va a querer salir de este campamento? Parece de película, Lali” le dijo Mar una de las tantas veces que Mariana le pedía atreverse a salir.


Llegó sin problemas a la entrada del edificio pensó en como entraba, Mar sin ser vista y el ventanal corredizo del fondo fue su mejor opción. Caminó por los pasillos, buscó a Peter en su habitación pero no lo encontró. Así que comenzó a buscarlo con toda la cautela posible. Escucho las voces de Simón y Hoppy en el pasillo y cruzó la primera puerta que encontró y así es el destino… al voltear, Lali se encontró con la imagen de un estudio cubierto por las penumbras y un hermoso piano de cola, que era alumbrado por la luz de la luna que le daba justo de frente, gracias al enorme ventanal delante de él. Se acercó, deslizó sus dedos sobre la cola. Lo rodeó y toco sus teclas. Hundió sus dedos y el sonido la hizo sonreír. Hacia tanto que no tocaba uno de eso… Instintivamente, se sentó en la butaca. Acarició las teclas una vez más y cerró los ojos para comenzar a deslizar sus manos sobre el teclado de tan maravilloso instrumento. “Claro de Luna” salió de la caja acompañada por sus risas. Sus dedos bailaban sobre cada tecla. Cada nota salía en total armonía. Recordaba cuando tocaba el piano para que su hermana bailara y cuando, juntas, armaban piezas completas o solo se sentaba a hacerle compañía. Admiraba el talento de su hermana, pero élla no se quedaba atrás. Aunque, no lo aceptara.


Peter se dirigía a su cuarto, cuando escuchó un sonido al final del pasillo que llamó su atención. “¿un piano?” se preguntó a sí mismo. Nunca escuchó uno en sus dos meses dentro del centro. El sonido lo relajó y sin darse cuenta lo atrajo hacia la puerta de donde provenía tan maravillosa melodía. Abrió despacio, en total silencio. No quería interrumpir. Miró dentro y solo vio la figura de una chica tocando, totalmente concentrada. Llevaba el pelo largo, cortado en capas y ropa casual aunque, con un toque elegante; usaba el flequillo de lado y se le venía a la cara con el movimiento suave de su cabeza. Era élla. La… Se veía hermosa con la luz de la luna sobre élla. Peter cerró los ojos un minuto y sintió como su mente volaba con la música, a otro lugar. Pero, con las mismas personas y la misma melodía de fondo.


Mariana y Peter bailaban en el medio de la sala del departamento del chico. Solo los alumbraba la luz de la luna y algunas velas. Lali reposaba su cabeza sobre el pecho de Peter, mientras el acariciaba su pelo y abrazaba su cintura con el otro brazo. Ambos mantenían los ojos cerrados, disfrutando del otro. Se mecían suavemente, con delicadeza, con amor. Detrás de ellos una mesa cuidadosamente armada con manteles y platos, esperaba por la comida que se mantenía guardada en la cocina. Un ramo de rosas rojas, adornaba la sala y unas velas. La mesa. Era la escena más romántica y trillada del mundo. Según Peter, faltaba la típica escena de amor de novela en su historia.
Lali levantó a penas su rostro y Peter la miró a los ojos. Ella pasó sus brazos alrededor de su cuello y el pasó los suyos por su cintura. Se miraron a los ojos por unos segundos.
- Te amo. – y salió como un susurro.

- Yo también te amo, La. – Peter sonrió y Lali lo imitó.- aquí y ante la luna como testigo, puedo decirte que nunca pensé amar así alguien… amarte como te amo… es increíble. – y élla sonrió otra vez para luego morderse el labio.
- ¿Qué quieres? – lo miró con una sonrisa y el ceño fruncido. Te sacaron boleta Pedrito.

- Ah bueno... me ofendes! No quiero nada… ¿qué tengo que querer algo para decirte que te amo?- acarició su mejilla.
- No. Pero sabes que soy fácil de convencer cuando te haces el tiernito. Así que – élla pasaba sus manos por los botones y cuellos de la camisa de Peter. - ¿Qué es? ¿Qué quieres, vivo?

- Quiero que me ames toda la vida. – Lali lo miró sonriente.
- Hecho. – se acerco lentamente y rozaron sus labios, apenas.
- ¿ves que tú eres la mala? Me haces sufrir por un beso. Yo que te hago una cena romántica con velas, la luz de la luna y tú… - listo, ahora sí, Lali lo besó con ganas, con pasión. Rió sobre sus labios, cuando se quejó porque amago a separarse de él.
- ¿te vas a quedar conmigo?

- Siempre voy a estar contigo… a donde vayas, mi amor.- Lali acarició su mejilla y Peter inclino apenas su cabeza para besar su palma. Élla volvió a sonreír ante ese gesto.
- Listo. Basta de tanta ternura que no es película romántica. – Lali soltó una carcajada.
- Ya decía yo que había durado mucho…- Peter la soltó y caminó hasta la cocina.
- Te va a encantar la comida que…. Bueno que compre. – y élla volvió a reír a carcajadas.

- Por eso no me quedo una semana corrida acá. Me toca cocinar todo a mí! – Peter asomó su cabeza por la puerta de la cocina, con la boca abierta.
- ¿Cómo? ¿me dices inútil? Si eso es lo que hace falta para que te quedes conmigo día y noche, ya mismo me meto en una escuela de cocina! Mañana averiguo eh!- la señalo y Lali rió.

- Trae la comida, mejor. – Mariana se sentó en el sillón de espaldas a la cocina.
- Lali… ya no quiero las esposas. Ahora quiero aprender a cocinar… quiero un gorrito de chef, fresas, crema batida, chocolate fundido. – se asomó con el gorro de chef en la cabeza. – y a ti como bandeja. – levanto las cejas repetidas veces, mientras sonreía de oreja a oreja.

- Lanzado! – gritó, Lali.
- Y si, obvio soy Lanzani. Lanzado, Lanzani ¿ves? son iguales. Además, tu Esposito es por Explosiva, querida. No te me hagas la santita, porque bien que te gusta el invento…
- Peter! Basta! Tengo hambre! – le lanzo un almohadón. Peter volvió a la entrar a la cocina, riendo a carcajadas.

- Comamos el plato fuerte… y después el postre. – sonrió. Peter corrió fuera de la cocina y en un abrir y cerrar de ojos, estaba arrodilladlo frente a Lali con una fresa con chocolate en una mano y crema batida en la otra.
- ¿fresa y chocolate? Es el plato fuerte. El helado es el postre. – la morocha soltó una risita divertida y Peter tomó la lata de crema batida y puso un poquito en la nariz de Lali.

Su recuerdo, aunque para él, era más bien producto de su imaginación, se vio interrumpido al sentir como la música paró.


- ¿Quién está ahí?

- Soy yo. Perdóname no te quise interrumpir. – Lali sonrió al saber de quién se trataba.

- Está bien, está bien. Hola.

- Hola y wow. Pensé que ya no podías tocar.

- No. Lo superé. Entendí que lo que paso no tiene nada que ver con el piano. – y aunque lo que Lali hablaba no tenía nada que ver con lo que Peter creía, tenía razón. Juan Pedro asintió con la cabeza y una sonrisa. Caminó hacia élla y la observo de cerca. Sus ojos brillaban. Era tan linda…

- Que bonita melodía tocabas.

- Es claro de luna de Claude Debussy. Es mi canción favorita. Amo esa sinfonía y no tiene nada que ver con Crepúsculo, que conste! No soy para nada fan de esa zaga. – Peter rió. La famosa película de vampiros y humanos enamorados, si podía recordarla.

- Ok. Quedo claro. – Lali se arrimó en la butaca dándole espacio a Peter para que se sentara a su lado. Quedaron muy juntos y en silencio. Ambos se miraron a los ojos. Lali mordió su labio y miró al suelo.

- Sé que tal vez te pido mucho pero. ¿tocas algo? – Lali lo miró y se enderezó frente al piano. Peter le hacía compañía.

- Como decirte que te quiero y desafiar al mundo entero. Como gritar que hemos soñado si hemos perdido, hemos ganado. Como decirte que te quiero. Como decirte que me muero de amor, si estoy tratando de mentirle al corazón.- Peter la observo maravillado y vio como, poco a poco, en su boca iba formándose un puchero. Trató de animarla. No quería que llorara. Sabía que el tema del piano era difícil para élla.


- Ey… pará, no llores. – tomó sus manos. – no llores. – Lali no podía mirarlo a la cara. – ¿y si yo toco algo? – élla lo miró de reojo. – no estoy seguro pero creo conocer una canción en el piano. – Mariana sabía que si. Ella le había enseñado a tocar algunas canciones con el piano hacia tiempo atrás y una vez, él le regalo la mejor sorpresa de cumpleaños, tocando una canción para élla. Lali no emitía palabra alguna. Solo lo miraba hacer cada gesto. Peter miró el piano y puso sus manos sobre las teclas, torpemente. Al principio sonó mal y Lali rió bajo, ante las muecas del morocho. Luego, comenzó a mejorar hasta que la melodía dulce y suave, inundo la habitación. La morocha en seguida, reconoció la canción y su corazón comenzó a latir acelerado.

For you......
there'll be no more crying.
for you......
the sun will be shining.
and i feel that when i'm with you,
it's alright...
i know it's right.

Por ti...
No habrá más llantos
Por ti...
El sol brillará
y siento que cuando
estoy contigo
todo esta bien
se que esta bien


Peter acompaño la canción con su voz y Lali cerró los ojos. Esa canción le traía tantos recuerdos hermosos. Sin querer las lágrimas recorrieron sus mejillas, mientras le daba ligeramente, la espalda a Peter para mirar la luna.

to you…
i'll give the world.
for you.......
i'll never be cold.
cause i feel that when i'm with you,
it's alright...
i know it's right.

te daré el mundo
A ti...
nunca voy a tener frio
por que siento que
cuando estoy contigo
todo esta bien
se que esta bien

.
.and the songbirds are singing, like they know the score.
..and i love you, i love you, i love you..
like never before.
like never before.

y los pájaros cantan
como si supieran
la partitura
Y te amo, te amo
te amo
como nunca antes... como nunca antes



- Eso es todo lo que recuerdo. – élla bajó la mirada y Peter la observo extrañado. Seguía dándole, apenas, la espalda. – ey, ey… - la hizo voltear y vio sus ojos cristalinos. - no llores ¿así de malo soy? – sonrió pero élla no lo acompañó. – perdóname… no quise… no llores, La… - la tomó del mentón con una mano y con la otra, tomó la mano de Lali.

- ¿Por qué me haces esto? – hablo en susurros.

- ¿Qué? – él, claramente, no entendía nada.

- ¿recuerdas la canción? ¿no recuerdas de donde la sacaste? ¿para que la aprendiste?

- No… basta… La… - tomó su rostro entre sus manos. – mírame. – se miraron a los ojos un momento. – eres muy hermosa para llorar. – Él, limpiaba sus lágrimas. Élla, acarició las manos de Peter sobre su cara.

- Tú… ¿crees en el amor? – Peter la miró confundido.

- Obvio… Me quedaría con él toda la vida. – le regalo una sonrisa y élla, apretó sus labios.

- Peter… yo…. Te quiero decir algo. Te va a sonar a una locura pero, te juro que es verdad.

- De ti creo lo que sea. – Lali lo miró a los ojos y se acerco a su rostro.

- Ante la luz de la luna, como testigo quiero que sepas que me quedare contigo de la manera que quieras y el tiempo que quieras. – sus ojos, volvían a estar cristalinos. Retuvo un sollozo. Tomo aire y lo miró a los ojos otra vez. – y yo también creo en el amor y me quedaría con él, el resto de mi vida. – susurró tan cerca de su boca. Ambos cerraron los ojos. Sentían su aliento rozar el del otro. Sus corazones latían con tanta fuerza. Que podrían salir de su pecho.

- chicos! – ambos se separaron de golpe y miraron al piso. Estefanía los miraba desde la puerta. – es tarde, Lanzani. Debes volver a tu cuarto. – Tefy tenía una mirada pensativa.

- Si… emmm ¿estás bien? – sus palabras fueron para Lali, quien asintió. – nos vemos mañana, entonces. – Peter se paró y pasó junto a Tefy, quien le sonrió.

- Lali...

- Perdóname, yo… solamente…

- No importa. No me expliques a mí. No ahora. – La enfermera de ojos soñadores, sonrió comprensiva y tomó su mano. – perdóname a mí, por molestarte. Pero, creo que hay amores que llevamos en el corazón y otros en la sangre y creo que es mejor que se aclaren algunas cosas, antes de que esto siga.- Mariana la miró confundida.

- ¿Qué?

- Olvídalo, Lali. Así como yo olvidare esto. – sonrió y se fue, dejando sola a Mariana con sus pensamientos. Parece que la luna no fue la única testigo esa noche.
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 11:07 pm




Capitulo XI

Tormenta


Mariana se despertó ese sábado a las 7am. Una semana había pasado. Se puso de mal humor al ver la hora “¿es que no puedo dormir hasta tarde ningún día?” se dijo así misma con la cara clavada en la almohada. La levantó apenas para mirar a sus lados. La perra de la vecina, seguía durmiendo con élla. “si no te vas hoy, te llevo yo misma a tu casa” le dijo señalándola con severidad. No entendía, como siempre lograba escaparse de su dueña ni tampoco, porque la muy viva de su ama ya no la buscaba. “claro como aquí la cuidan gratis” pensó para élla y rió por aquello. Así era Lali: rara vez se molestaba por las cosas, prefería reír de las actitudes de la gente antes de enojarse. La gente seguirá siendo igual y élla se amargara la vida más rápido. Se levantó para comenzar su día: limpiar la casa, darse un baño, ir al súper, lavar la ropa, cocinar el almuerzo y una rica lasaña paras su hermana, Valeria y Estefanía. Todo listo para, ahora sí, darse otro baño e ir hasta San Judas. Cuando se disponía a vestirse, su celular sonó indicando que tenía un mensaje en su bandeja de entrada.


Polli:

Pollito, tengo toda la semana tratando de hablar contigo! Es sábado así que no puedes decirme que estas ocupada.


- ¿Qué le pasara a Eugenia? – se preguntó en voz alta. Un fuerte rayo de luz la sacó de sus pensamientos. Asomó la cabeza por la ventana. Estaba tan oscuro que parecían las 7 de la noche. Recordó el reporte del clima “una tormenta se avecina” soltó una risa baja, al pensar en las chicas. A ninguna le gustan las tormentas. Recordó a Eugenia y respondió.

Pollito:

Ok, ok. Hoy a la noche voy a tu casa. Espérame con chocolate caliente que habrá tormenta.

Polli:

Y no te imaginas de que tamaño.

Fue la respuesta de Mais, ante el mensaje.



Dos de la tarde y ya Lali estaba en camino. Llego una hora antes de lo habitual. Mar quería hablar con élla, le contó sobre las flores y sobre el piano y hoy tocarían juntas, cosa que no hacían desde hacía años. Fue un momento mágico para las dos, el deslizar sus manos sobre cada tecla en total armonía. Escuchar la melodía que salía de sus dedos, tan sincronizadas con la otra, era mágico. Eran una, sobre el banco, frente a ese piano… eran una. Al terminar la canción, Lali abrazo a Mar con fuerza. Ambas tenían lágrimas en sus ojos. Estaban emocionadas, felices. Chopin, nunca sonó mejor en sus manos que en ese momento.


- En este momento “claro de luna” acaba de ser sustituida como mi canción favorita por “preludio” de Chopin. Eso fue hermoso, hermana de mi vida! – Lali abrazó la cabeza de Mar.

- Bueno ya, no te agrandes! – respondió ésta, dándole una palmadita en el brazo.

- ¿perdon? Yo no me estoy agrandando, te estoy halagando.

- Si pero, la mitad la tocaste tú.

- Bueno… entonces, las dos somos lo máximo! - volvió a abrazarla y Mar rió a carcajadas porque si, las dos eran lo máximo.

- Por cierto. ¿Cuándo voy a ver al fulano JP? Muchas flores, mucha plática. ¡Quiero ver quién te anda haciendo soñar despierta!.

- Y no sé… no… ¿no sería raro para él?... o sea apenas somos amigos y nada más. Yo no quiero que piense nada raro. Los hombres son algo cobardes y paranoicos ¿viste?

- Si lo sabré yo. Peter fue a la casa de mis papas, como si nada durante todo el año que fuimos amigos. Cuando nos hicimos novios no quiso volver hasta que tuvimos como cuatro meses juntos. Y! – señalo con el dedo. – armo un discurso todo raro sobre que yo era su lazo de plata. Después me entere que eso se lo había enseñado Agustín porque Belén le dijo que mi papa amaba “diario de un seductor” (el libro) – Lali rodó los ojos y Marianella se echo a reír a carcajadas.

- Algún día conoceré a esa chica.

- Es una mala pero es increíble. – Lali sonrió al pensar en el espíritu libre de su amiga.

- Chicas… tengo hambre. – Valeria se asomó, haciendo una mueca. Realmente quería comerse la lasaña.

- Ok. Vamos a buscar la comida, entonces.

- No hace falta.- dijo, Vale asomándose por la puerta otra vez – acá la tienen ¿no soy eficiente, yo? – las tres rieron.

- Esperen ¿piensan que comamos aquí? – dijo Lali con una mirada preocupada.

- Obvio. Esta, todo más armónico y lindo con el piano haciendo juego. – Mar asintió ante las palabras de su amiga.

- Ah, claro. – Lali las miró pensativa. - ¿no será que quieren quedarse aquí porque se siente menos la tormenta? – afuera se caía el cielo. El día se había vuelto noche y solo alumbraban los relámpagos. Dentro todas las luces permanecían encendidas para dar un poco de claridad y calma.

- Nos ofendes Lali! ¿Qué nos estás diciendo cobardes? Que feo hermana… – y si todas son teatrales!

- ¿ya vamos a comer? – y la enfermera de los ojos soñadores, se unía al “ambiente armónico”. Pero eso sí, nadie se acercaría al piano con comida en las manos. Ese instrumento era de oro.

Y como siempre la tarde pasó entre risas, lasaña y una que otra provocación por parte de Lali y Valeria hacia las otras dos morochas. Eran terribles cuando peleaban entre ellas pero eran peores cuando se unían en contra de los demás.

- No para! Tú fuiste la que dijo lo de la banana!

- Bueno ya dejemos eso hasta ahí, mejor! – dijo Tefy. Ya estaba roja. Una confusión con las palabras hizo que Lali y Vale centraran toda su atención y bromas sobre élla.

Entre risas y estómagos llenos, el estruendo de un relámpago retumbo en toda la habitación y así, sin más, todo quedo en oscuridad. Valeria se guindo de la cintura de Lali y Mar y Tefy se abrazaron entre sí.

- Ay! Jesús, María y José! – grito Tefy.

- ¿Que no sería: Judas, Beatrice y Felipe?- dijo Lali riendo, recordando el nombre de los lugares del centro. – mal chiste, perdón.

- Salgamos de acá , mejor! No veo nada! – Valeria comenzó a levantarse del piso, aun colgada de Lali.

- Si chicas vamos! – Mar se hizo notar.


Un relámpago volvió a sonar y todo se ilumino por un segundo en el que Lali pudo ver a Tefy y Mar abrazadas una frente a la otra con las mejillas pegadas, un puchero enorme y los ojos cerrados. Comenzó a reírse a carcajadas hasta que Vale le dio un ligero golpe en el brazo para que parara, porque parecía la bruja del cuento, riendo así con los relámpagos de fondo. Salieron del estudio, todas sujetadas de la espalda de Lali, que cada tanto, paraba con un brinco para asustarlas.


- Basta chicas! Es solo lluvia.

- ¿Qué te haces la valiente Lali? Si tu odias la oscuridad! ¿O quieres que cuente de las cinco muñecas que ponías a tus lados, en la cama para que te cuidaran en las noches? – Mar habló bajo pero lo suficientemente alto para que las demás escucharan y rieran a pata suelta.

- No creo que importe, ya! Gracias Eh! – le respondió – bueno como yo soy una cobarde no me necesitan, así que me voy. – se soltó del agarre de todas y camino rápido. Un relámpago cayó de nuevo.

- nooooo. – gritaron todas y corrieron hacia élla. No frenaron a tiempo así que, el impulso las hizo que cayeran sobre Lali y élla sobre el piso.

- ¿Por qué el maltrato físico? – apenas dijo esto, alguien más cayó sobre ellas. (o algunos mas)

- ¿Qué demonios? – y si, los doctores “L” y Simón tocaban las caras de las chicas para saber quiénes eran las que los habían hecho caer.

- Eh Doc. Esa no es mi cara. – dijo Vale al sentir las manos de Simón sobre su pecho.

- Uy! Perdón. – los doctores se levantaron y ayudaron a las demás.

- ¿Qué les pasa? ¿están locas? – “L” se reía mientras levantaba a Lali del suelo.

- Naa ni ahí! Solo íbamos a buscar las muñecas de Lali para que nos cuiden. – Valeria ya la burlaba.

- Listo! Mar de chica, vio Chuky y encadeno a todas sus muñecos, les puso candados y los tuvo bajo llave un año entero en el garaje de la casa. – y se tenía que vengar…

- Tarada! Mala! – Mar le golpeo la cabeza pero no a Lali sino a Tefy.

- Ay! ¿Por qué me pegas a mí?

- Perdón! Pensé que eras Lali – y Valeria se reía de la anécdota del muñeco asesino.

- Ah bueno, perdóname a mí también.

- ¿Por qué te voy a...? – y si Tefy también se vengó, pero Mar le devolvió el golpe se apartó y Tefy golpeo a Lali al regresarselo.

- Ay Tefy!

- Ah bueno. - Lali también se lo regreso pero Tefy hizo lo mismo que Mar y el golpe fue a parar a Vale y se podrán imaginar la ronda de zapes y lepes que se formó entre las cuatro. Terminaron gritando en el piso mientras seguían con su guerra de palmadas y tirones de pelos. Los doctores se metieron para separarlas y terminaron con un mordisco en la mano cada uno.

- Caníbales! – gritó “L” – Simón búsquenos a Chuky, mejor.

- Ah! Deja de morderme!

- Para, para el pelo no, el pelo no!

- ¿Qué pasa aquí? – Hoppy apareció con una linterna.

- Nada. Nos falta barro y armamos el estelar de la media noche. - el doctor Simón señalo el suelo. Hoppy alumbro y las vio a las cuatro gritándose y halándose los cabellos y doblándose las piernas. Parecían niñas porque ninguna se lastimaba de verdad.

- Hey! Hey! – Hoppy puso la linterna cerca de sus rostros y la encendía y apagaba una y otra vez. La molestia de la luz las hizo separarse.

- Eh… perdón. – Lali se levanto y acomodó su ropa y cabello. – soy una profesora sensata y respetable. – las demás la imitaron.

- Si yo soy una buena enfermera.

- Yo modelo.

- Yo pianista y bailarina.

- Ya sabemos que son! – dijo Hoppy alumbrándolas. – ahora pónganlo en práctica.

- Si tienen razón. Tomemos ejemplo. ¿Lali que profesión tienen tus muñecas? – Valeria amaba meterse con Lali.

- ¿me sostienes esto por favor? – y Lali responderle. Se saco el anillo de oro con la piedra verde esmeralda que representaba el rango de su profesión (profesora) y que alrededor tenía inscrito la especialidad exacta. (Idiomas modernos). Este tipo de anillos era tradición en su país y cada profesión tiene una piedra y un color especifico.

- ¿para qué me das esto? – le dijo Tefy recibiendo el anillo.

- Para quitarme el titulo de encima y hacerme una peluca rubia.- y si repito, Lali amaba responderle a Vale. La rubia corrió por el pasillo gritando y la morocha la persiguió.

- Chicas basta!

Valeria choco de frente con alguien y cayó al suelo. Lali escucho el golpe y se agachó para buscarla.

- ¿estás bien?

- Sí, sí. Creo que mejor la próxima me dejo agarrar por vos. Esto de correr no me sale bien. Siempre termino en el piso. – las dos rieron y en ese momento volvió la luz. La persona que había chocado con Valeria estaba frente a ellas.

- Perdón. ¿estás bien? – el chico le tendió la mano y Valeria la tomó. – perdón, vine con mi hermana. La enfermera de afuera me hizo pasar pero la perdí en los pasillos.

- Está bien, estamos bien.- Lali sonrió.

- Me llamo Sebastián.

- Mucho gusto Sebastián, soy Mariana y élla es Valeria.- Lali sonreía al igual que Vale.

- Si… ¿queres que te entreviste?- y bueno recuerden que es entrevista para ellas.

- Vale! – es que el chico era bastante lindo. Era un morocho fornido de ojos color avellana y una sonrisa para comérsela.

- No entendí ¿de qué hablas?

- Olvídalo, mejor. – Lali mantenía la sonrisa.

- Hola, yo soy Simón, ellas dos son Esperanza y Estefanía, son enfermeras del centro y nosotros Doctores. – el doctor de ojos claros abrazo por los hombros a su compañero. - ¿necesitas algo?

- Si traje a mi hermana para… internarla. – Sebastián los miro con pena, estaba triste.

- Ok. ¿Dónde está? – “L” se acercó a él y tocó su hombro en un gesto de consuelo.

- En recepción. Con una enfermera. – todos juntos se dirigieron al lugar. Las chicas querían darle la bienvenida a la recién llegada. Sabían lo difícil que era dar ese paso.

- Hola, un placer. Soy Mar y élla es Valeria, somos internas. Esta es mi hermana, Mariana, es visitante.- sonrió y la chica llena de ojeras, piel pálida y mal humor la miró.

- Me alegro por ti que podrás salir. – miró a Lali y luego hizo una mueca con la boca que pasó por sonrisa. – soy Laura y amo el LSD (tipo de droga) pero él me odia a mí. – volvió la mueca. Pero, esta vez era irónica. Las chicas se miraron entre sí. Conocían esa actitud acida. Era común entre los adictos y aunque la entendían, no era lo mismo ser quien actúa de esa forma a ser quien lo aguanta.

- Bien, Laura, ya tenemos tu registro listo. Pensamos que vendrías hace tres días. – Hoppy la miró con una sonrisa.

- Si…. Hubo problemas con eso. – respondió su lindo hermano.

- Tranquilo, pasa siempre. – y las sonrisas de los trabajadores de San Judas nunca se van. En cambio, la tormenta se había ido casi por completo.

- Chicas, ya me tengo que ir. – Lali se despedía.

- ¿ya? Pero tenía más bromas para hacerte. – Vale se quejó y Lali rió.

- Me las harás la semana que viene.

- Adiós hermana, querida. Cuídate mucho, que el tiempo está muy feo ¿sí?

- Si, Lali. Llama al centro cuando llegues a casa. Así nos quedamos más tranquis.- Valeria la quería como si fuera su hermana, también. Aunque, les encantara pelear, lo hacían solo por diversión. Las enfermeras y los doctores, se encontraban mostrándole todo a la nueva paciente por lo que no pudo despedirse de Tefy ni del resto pero, ya las chicas lo harían por élla.

Lali subió a su auto y su celular sonó “Eugenia” pensó.

- ¿Hola?

- ¿Dónde estás?

- Saliendo del centro. Estaba visitando a mi hermana. – Eugenia se quedo en silencio.- ¿polli?


- Emm… aquí estoy… voy a tu casa. Te espero ahí.

- Okeeeeey. – Lali estaba extrañada de la desesperación de Eugenia por hablar con élla. - ¿pasa algo malo, Mais? Me estas asustando.

- Aquí sabrás… Lali te quiero mucho.

- Yo también. Llego en una hora. ¿montas el chocolate caliente?

- Si. – susurró.


Cuando Lali llego a su casa, vio las luces de la entrada encendidas. Llamo al centro para avisar que estaba en casa y entró a la misma. Mais estaba esperándola. Su amiga tenía llaves de su casa, así como élla tenia de la casa de la rubia. Eran muy unidas y compartían todo y estaban a punto de compartir sus más recientes secretos.
Mariana entró a la cocina y encontró a Eugenia vertiendo el chocolate caliente en dos tazas. Mais la había escuchado llegar así que procedió a alistar la merienda casi-cena (y es que era tarde)


- Polli. – Lali se acercó a abrazarla fuerte y élla hizo lo mismo.

- Pollito. – respondió, mientras besaba su hombro.

- No sabes todo lo que te tengo que contar!

- ¿sí? – Mais estaba nerviosa

- Si. ¿pero por qué no empiezas tú? Querías hablarme de algo ¿no?

- No, está bien. Cuéntame tú primero.- Lali sabía que lo que Eugenia quería era tiempo para poder hablar.

- Ok. Tengo que contarte algo sobre mi hermana. – Lali sonrió y Mais intentó hacer lo mismo. Estaba nerviosa. Lali le conto detalle a detalle todo lo que sabía sobre Mar y su nuevo amigo. Las flores, las conversaciones. Todo. Estaba encantada con lo que le estaba pasando a su hermana pero a Eugenia parecía incomodarle. Cada vez se ponía más pálida como si cada palabra la hundiera más.

- Está enamorada Euge!

- Capaz y no Lali. Élla misma dice que no sabe.

- Eugenia lo está! A mí me pasó lo mismo con Peter.

- He oído que las historias se repiten pero esto ridículo.- susurró Mais.

- ¿Qué? – Mariana la escucho.

- Lali. ¿te ha pasado algo más? Digo a ti.- Eugenia la miró expectante y Lali se sintió culpable. No le había contado nada sobre Peter. Tenía miedo de su reacción.

- Si… pero por favor no te molestes y nadie se debe enterar!

- Ok. Dime.- y ahora sí que las dos estaban nerviosas!

- Encontré a Peter. – Lali habló casi en susurros. – lo encontré. – repitió con lágrimas en los ojos. Tomó las manos de su amiga y élla la abrazó. “¿y ahora que?" pensó Eugenia. Lali le contó absolutamente todo lo que había pasado entre élla y Peter desde el momento en que se volvieron a ver. Le conto del árbol y los papeles, le explico como recordaba a través de la escritura, como casi se besaron en el piano. Absolutamente todo y con cada palabra y cada brillo de alegría y tristeza en la mirada de su amiga, el corazón de Mais, se encogía y las fuerzas se le iban. Pero, tenía que hablar tenía que decirle lo que sabía por su bien. Cada día que pasara, sería peor.

- Emm pollito. ¿alguien más lo ha visto?

- No solo te lo he dicho a ti.

- ¿Ni tu hermana? ¿nadie?

- No. – Lali la miró con sospecha. – Mais ¿no quieres saber donde esta?

- No, no lo necesito. – habló rápido. Respiro profundo. – pollito¿no te suena raro eso de JP? O sea ¿cuál es su nombre? – Lali la miró sorprendida.

- Euge, ¿te acabo de decir que encontré a Peter, te conté la historia más loca sobre nuestra relación de ahora y tú quieres saber el nombre del enamorado de mi hermana que no conoces? ¿Qué pasa?

- Respóndeme, mejor, que se me va el coraje.

- No sé. Creo que es por Juan Pablo. A menos que Vale que refiriera al personaje de su novela. Viste que te dije que la amiga de Mar escribe…

- O sea que no sabes nada de él así como, Mar no sabe nada de Peter, excepto lo que se cuentan. – la interrumpió.

- Si, supongo… Esta muy mal eso, ahora que lo dices…

- Mariana. – la interrumpió otra vez. – ¿JP no son las siglas de Juan Pedro?- Lali la miró atónita, confundida.

- ¿Qué dices? No… no es el mismo. El sabría…

- No, no sabría porque no sabe quién eres tú. Apenas te recuerda.

- ¿De qué hablas Eugenia? No entiendo. – la rubia cerró los ojos, respiró profundo, tomó las manos de su amiga y la miró a los ojos.

- Lali… - habló en el tono más dulce que pudo. Se armo de valor y continuó.- JP y Peter son el mismo. Así como él piensa que Mar y tú, son la misma persona. Lo sé porque los vi. Yo sé donde esta Peter y lo vi con tu hermana. La semana pasada volví y hable con una enfermera. Te ha visto con él. Son el mismo.... La persona de la que se está enamorando tu hermana es Peter.- Mariana la miraba fijamente a los ojos, sin reacción alguna. Mais la miraba angustiada pero no le soltaba las manos. Afuera comenzó a llover nuevamente. La tormenta volvía pero nada como la tormenta que se estaba desatando dentro de Mariana. Una capaz de hacerla caer para no volverse a levantar.
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 11:13 pm

Capítulo XII (1ra parte)
Entregas, renuncias y amores




Lali, son el mismo. Peter y JP son la misma persona.


Las palabras de María Eugenia retumbaban en su cabeza. La aturdían como si miles de platillos golpearan en élla. No reaccionaba, no pensaba, solo caía solo se rompía en pedazos y algo en el fondo de su ser le gritaba: ¡lo sabía¡ ¡lo sabías! Y si, en el fondo, su mente sabía que existía la posibilidad. Pero, nos volvemos totalmente ciegos cuando no queremos ver.

- ¿pollito? – Eugenia estaba asustada. – Lali, respóndeme! – acarició sus manos frías. – Lali... – sonaba a suplica. Mariana la miró.

- ¿Qué quieres que te diga? – su voz, sonó pastosa, apagada, destrozada, igual que su mirada.

- No sé, Lali, habla… dime algo.

- Estás loca. – y lo perturbarte no fueron las palabras, sino el tono de las mismas: frio. Vacio. Lali rió con amargura. - ¿de dónde sacas eso? Estás loca Polli, Peter MI Peter, no es JP.

- Si La…

- No! – gritó mirando, fijamente a los ojos de Eugenia. Se levantó de golpe. – eso es una locura! No… no puede ser. – hablaba entrecortado. Caminó unos pasos saliendo de la cocina. Mais la siguió.

- Lali yo sé que es difícil de aceptar…

- ¿difícil? – la interrumpió. - ¿me estás diciendo que MI novio, el amor de mi vida es también, la primera persona de la cual, mi hermana se está enamorando y tú me dices que es difícil? ¿sabes que es lo que me estás diciendo? ¿Tú lo sabes, me dices? Explícame como lo sabes, como. – puso el dorso de su mano sobre su boca. No dejaría que ningún sollozo se escapara. No había razón para llorar.

- Lali. – Eugenia, comenzó a caminar hacia el sillón frente al cual, Mariana estaba parada.

- No! Déjame no te me… - respiro hondo.- déjame. – pero Mais fue hacia élla, igual. Lali la vio acercarse. – no Euge, no. – sus ojos estaban cristalinos. – no me hagas esto, déjame soñar, déjame salir de esta novela. No quiero. – Mais estaba frente a élla. – no quiero llorar más. – y ya la rodeaba con sus brazos. Las lágrimas de la rubia estaban por salir. Pero, no pudo controlarlas, cuando Lali se escurrió en sus brazos hasta caer en el sillón. Eugenia, se arrodilló sobre los cojines y la acunó, mientras la morocha se desmoronaba. Sentía los espasmos de su amiga, en todo su cuerpo y como luchaba con su propio pecho y garganta para controlar su llanto y no gritar.

- Yo… - trago saliva. – yo entregue todo. Lo di todo, todo de mí. – un sollozo se escapo de su garganta. - no puedo renunciar; no puedo renunciar a mí misma.- Mariana tenía su cara escondida en el cuello de Eugenia mientras, ésta acariciaba su pelo.

- Shhh… tranquila, tranquila, La.

- No me digas La. – se separo bruscamente del abrazo de Mais. Se levantó del sillón y caminó alrededor del mismo. Puso su puño cerrado sobre su boca y miró a Eugenia. Mariana, tenía los ojos hinchados y la piel pálida. - ¿Cómo sabes?

- Basta Lali. Mejor, vamos a que te recuestes un rato ¿sí? – Mais estiró su mano para tomar la de su amiga. Pero, Lali, la apartó.

- ¿Cómo sabes? Explícame ya, como sabes! – estaba temblando.

- Ya te dije! – la rubia también se alteró. – lo visité hace dos semanas, lo vi con tu hermana. Primero pensé que eras tú. Pero, luego la enfermera me dijo que no, que era Marianella. Ahí me di cuenta que era tu gemela. Ella me dijo que los veía muy juntos. Me insinuó que había algo. Ayer volví, pregunté por Peter otra vez y me dijeron que estaba en una terapia. Hable con una enfermera, Esperanza, me dijo que tenía un cuaderno, que escondía con historias. Dijo que creía que se lo había dado una visitante que siempre quería ayudar a los pacientes. Que casualmente, la había visto por los pasillos pero ella solo tenía una hermana en Santa Beatrice. Después busque a la morocha, a la enfermera. - a Mais le costaba armar las ideas en su mente y a Lali se le dificultaba procesar cada palabra de Ella.

- Tefy… - dijo Lali, mirando un punto fijo.

- Le pregunté por Peter. Si solo hablaba con Mar. Ahí tu me llamaste para contarme algo… ¿te acuerdas que te tenía como Lali de Lanzani? – Lali asintió con un puchero en sus labios. – ya lo cambie. Pero, creo que élla lo vio, porque me dijo que tu ibas a San Felipe a veces… todo cuadro como piezas de un rompecabezas. Como una telaraña, cada hilo bien tejido… era casi a propósito. Como una historia.

- Una telenovela. – dijo, Lali en un susurro. Sonrió con amargura. – estoy en el estelar de la tarde. – caminó, rabiosa, hacia la pequeña biblioteca que dividía la sala el comedor y en la cual, reposaban unos cuantos portarretratos con fotos de su hermana, padres… y Peter. Tomó una foto de ambos. – ¿se supone que tenemos el protagónico? - se la mostró a Eugenia. Sostenía el pequeño cuadro con todas sus fuerzas. – ¿se supone que ahora yo tengo que echarme a llorar día y noche y esperar a que llegue el felices por siempre? ¿eh? – Mariana estaba rabiando, hablaba entre los dientes y sus ojos llameaban. - ¿me estas jodiendo, Eugenia? ¿sabes qué? Es un maldito! - lanzó el portarretratos contra la pared. Mais saltó sobre el sillón. – lo odio! Lo odio! Mira lo que me hace… mira…- se quedó sin aliente. - ¿Por qué tenía que caer en eso? Yo también he sufrido, yo he también he perdido algo. Pero, no fui tan débil! No fui tan…- respiro hondo y tocó su frente. – el me hacia fuerte. El me bastaba ¿Por qué yo no fui suficiente para él? – miró a Eugenia con un nudo en la garganta.

- Lali… - Mais se levantó del sillón.

- No me toques. – se alejó. – tú sabías Eugenia! Tú sabías en donde estaba y no me dijiste nada! Me engañaron! Me dejaron llorar, sufrir! Mírame ahora! – Lali movía sus manos con desespero. – por dios! – tapo su cara con sus manos. – no puedo perder más! Perdí a mi amor. – se tocó el vientre, justo en el lugar, donde hacía tres años, un hermoso bebe se formaba para salir al mundo. La condición que pensó, hablaba Peter en aquel primer encuentro. – y ahora debo renunciar al amor de mi vida. – otro puchero se formó en su boca y las palabras salieron como susurros.

- No, Lali, tranquila.

- Déjame sola Eugenia.

- No! No, Lali, déjame que te...

- Déjame sola! Vete! Vete y llévate esto! – tomo todas las fotos, donde la sonrisa de Peter, adornaba los marcos y los lanzó contra la puerta. Eugenia, levantó las manos a la altura de su cabeza. Se quedo inmóvil, viendo como de reojo como los vidrios caían desparramados por el suelo. Mariana no los lanzó ni remotamente cerca de élla. Sabía que su amiga no le haría daño pero ella si lo había hecho, al no decirle la verdad.

- Vete. – repitió, Lali mas calmada. La rubia la miró, limpió las lágrimas que habían salido, ante el dolor que le causaba la mirada de Lali hacia élla y sin decir nada más, salió de la casa. Mariana miró a su alrededor. Habían vidrios desparramados por todo el piso. – Esta, si es una escena de novela. – dijo en voz alta. Se acercó a una de las fotos (la primera que voló por los aires). Levantó el marco destrozado. Miró en el papel esos ojos verdes que tanto amaba y otra lágrima se deslizó por su mejilla.

- Te amo con todo lo que soy. – respiró profundo para calmar un sollozo. – pero preferiría ser yo la que no te recuerde. – y su voz apenas salió.


Una semana, había pasado desde que la verdad, había salido a la luz para Lali. Una semana en la que había decidido alejarse de Peter y todo lo que le recordara a él. Estaba harta de sufrir, de llorar, de ser siempre lo que lucha para seguir de pie, cuando todo se empeñaba en hacerla caer. Quería paz, calma y sobre todo alegría.


- ¿Qué le dijiste que? – Belén la miró sobre la mesa. La noticia la había hecho levantarse de golpe y apoyar ambas manos sobre el vidrio templado.- ¿estás loca? ¿tú también le metes a la droga y no me dijiste? Mais, si es así, te recomiendo que no te la fumes verde. Espera que se seque la hojita, al menos.

- No, Belén! Te hablo en serio! Yo misma los vi! Averigüe todo, todito, todo.

- Ah… si, tú te la fumas verde. ¡Yo sabía! Ves demasiadas novelas en internet, amiga. – la morocha se volvió a sentar frente a su rubia acompañante.

- ¿no me vas a creer?

- Te creo que le fuiste de boca.

- No me fui de boca! Le dije la verdad.

- Ay Lali debe estar requetecontra caliente. La armonía con el mundo se le debe haber ido a donde no le pega el sol. – se quedo pensativa. – aunque, capaz y los mocosos pagan un poquito por eso. – rió y Eugenia la acompaño. Ninguna de las dos entendían como su amiga, disfruta tanto de los adolescentes, porque ellas los detestaban. La sonrisa de Mais duró cinco segundos y enseguida volvió a poner sus manos en la cara. Como lo había hecho al contarle todo a su amiga.- dios! ¿Qué voy a hacer?

- ¿Qué VAMOS a hacer? Porque Lali debe estar que nos prende fuego a todos. O sea, hicimos enojar a Lali ¿sabes lo que cuesta eso?

- Obvio y ¿sabes que cuesta más? Desenojarla! Ay! – gritó frustrada. – no la podemos dejar sola en esto Belu. . la morocha la miró a los ojos.

- Euge… Lo que me contaste… ¿es en serio?

- Si… es la hermana… la gemela pianista, la del ballet. – Belén, abrió los ojos como bolitas de navidad.

- Ay Lali… - la mirada de Belén era triste, al pensar en su amiga.

- Belu ¿será esto karma?

- ¿karma de qué? Si lo más malo que ha hecho Lali es pegarle a la perra de la vecina por orinarle la cama.

- Hay que hablar con élla.

- Si pero primero hay que contarle a los chicos que élla sabe donde esta Peter. Pero la novelita la guardamos para nosotras, mejor.

- Si… y ¿Cómo les decimos?

- No sé… déjame pensar en una buena excusa y después te llamo. Me voy.

- Ok. Adiós. – Euge besó la mejilla de su amiga para luego verla salir del lugar y dejarla pensando en Mariana. ¿y ahora qué…. Cómo estará? Pensó.






He aqui la primera parte!! lo iba a subir completo pero no pude porque no me dio tiempo de pasarlo completo! es que si esperaba a terminarlo no subia hoy jajaja recuerden que lo hago en cuaderno chicas! (por cierto ya tuve que comprarme otro porque el primero solo me alcanzo para cinco capis y el segundo para seis. Asi que ya voy por el tercero jaja)

ahi esta Lily para que dejes de armar berrinche jajaja

MAÑANA SIN FALTA LA SEGUNDA PARTE!!

como siempre: ENJOY!

Los quiere su querendona: Marya!

ah! Exijo muuuuuchos comentarios para que me suban el ego y siga escribiendo soy sincera!! jajaja

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lillyana
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitimeDom Ago 21, 2011 11:36 pm

jajajajaj pero viste q funciono mi berrinche? jajajajaj ya te AMO.jajaja soy bipolar y q?.jajajajaj

pobre lali debe tener esa cabeza y corazon vuelto chicuca, pasó por varias etapas, primero la negacion, es obvio, osea algo peor le podia pasar?, q hizo en la vida para merecer tanto dolor y tantos golpes tan duros? es de no creer viste? y a ella le parecio igual.

los amigos ya lo habia dicho yo son unos TRAIDORES, y era de esperarce q reaccionara odiandolos se lo merecen por turros,jajajajaj

ahora la desicion de agarrarsela contra peter, pobre lo ama tanto y esta tan dolida q ya le quiere sacar los trapitos al sol al pibe este.

ahora q se va alejar de peter solo espero q el empiece a diferenciar q siente por una y por otra asi el crea q son la misma persona. abrí los ojos de una buena vez tarado, o solo falta q cuando recupere la memoria y vea en la cagada q esta y lo q ha hecho sufrir a lali se quiera matar y vuelva a caer. o q se unan mas peter y mar y se terminen enamorando del TODO.
y yo siendo lali no seria capaz de ver a mar, puede ser mi hermana y no tener la culpa, pero al verla el dolor y la rabia y el desengaño me va aumentar.

si se va alejar de uno q se aleje de los 2. q se vaya al kongo, o a cafarnau bien lejos d elos 2.jajajajajaj

Viste como me inspira tu nove? es un exito.jajajajajja
y si la novela es un exito es porq la q la escribe es una genia. Very Happy
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MensajeTema: Re: En la Sangre (Laliter)   En la Sangre (Laliter) Icon_minitime

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